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El resurgimiento de la Alemania Nazi (cuarta parte)
Continuación de El resurgimiento de la Alemania Nazi (tercera parte)
Flagrantes recuerdos fascistas
A comienzos de los años 90, los partidos de derecha como el Rupublikaner y Volksunion Alemán comenzaron a disfrutar de grandes éxitos en las votaciones. Recientes encuestas de opinión explicaron por qué. En 1990, sólo meses después de la caída del muro, un estudio reveló que más de un tercio de los alemanes, tanto de oriente como de occidente, sentían que “no necesitaban avergonzarse del legado fascista alemán”.
En 1991, la revista de noticias alemana Der Spiegel encuestó a los lectores y encontró que el 62 por ciento sentía que era mejor no “hablar mucho sobre la persecución de los judíos”. El año siguiente, el 36 por ciento de los alemanes encuestados estaban de acuerdo en que “los judíos tienen demasiada influencia en el mundo”. Otro estudio encontró que uno de cada cuatro niños alemanes en edad escolar siente que las historias del Holocausto judío están “grandemente exageradas”.
No fue sorprendente ver que los derechistas estaban pudiendo atraer a mayores audiencias más fácilmente. Sin duda, estas encuestas han tenido un efecto sobre el partido Demócrata Social. En junio de 1991, el Bundestag votó para trasladar su Reichstag [Capitolio], de Bonn de regreso al Berlín imperial, cual haya sido la sede del Segundo y Tercer Reich. El Reichstag fue la sede de odio de Adolfo Hitler, pero fue completamente renovado en anticipación al traslado.
Dos meses después (el 17 de agosto), los restos de Federico el Grande fueron sepultados en el Palacio Sans Souci en lo que era Alemania Oriental. Federico gobernó el Imperio de Prusia, desde 1740 a 1786. Protegidos en Alemania Occidental hasta la caída del Muro, los huesos de Federico fueron sepultados en su lugar de descanso original fuera de Potsdam. El Canciller Kohl, junto a otros 200 dignatarios y unas 80.000 personas, vinieron a rendir sus respetos. El evento fue transmitido en vivo por la televisión alemana. “Algunos sintieron que este acto de necrolatría [culto a los muertos] sancionado oficialmente, enviaría el mensaje incorrecto a los neonazis y a otros extremistas de derecha. Dentro de estos círculos, el Emperador Federico es venerado como una figura del culto debido a sus logros marciales. Él a menudo invadía tierras extranjeras y se jactaba de haberse engullido a la Silesia polaca ‘como a una alcachofa’” (Lee, op. cit.).
¡En 1933 Hitler estuvo de pie ante la tumba de Federico, para proclamar el comienzo del Tercer Reich!
En un tiempo cuando Alemania estaba experimentando su peor brote de violencia nazi desde la Segunda Guerra Mundial, ¡la administración de Kohl parecía más que dispuesto a avivar las llamas del extremismo de derecha!
En diciembre de ese mismo año, Alemania decidió reconocer la ruptura de las repúblicas yugoslavas de Eslovenia y Croacia a pesar de la dura oposición de la UE, de EE UU y de las Naciones Unidas; y a pesar del hecho de que el movimiento nuevamente resucitaba recuerdos desagradables del pasado fascista de Alemania.
Finalmente la UE reconoció los dos estados un mes más tarde. La ONU también echó pie atrás de una confrontación directa con Kohl. Y Estados Unidos, que al principio culpó a los alemanes de provocar la crisis balcánica, por haber reconocido la ruptura de los dos Estados, ¡finalmente claudicó apoyando la decisión de Alemania! (Para más información escriba solicitando nuestro folleto The Rising Beast [La Bestia emergente, disponible en inglés].
Parecía que nadie estaba interesado en oponerse a los alemanes frente a frente. Esto le da una idea de cuan rápidamente después de la caída del Muro (sólo dos años), esa Alemania ascendió al dominio del mundo; marchando al paso de su propio tambor, sin importarle la opinión del mundo. ▪
Continúa en El resurgimiento de la Alemania Nazi (quinta parte)