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Edición especial: ¡Él tenía razón! (vigésima parte)
Continuación de Edición especial: ¡Él tenía razón! (decimonovena parte)
Europa
Aun más vergonzoso que estos pequeños incidentes es la espantosa política exterior de ee uu hacia Europa. Esto ha sido bien documentado tanto en La Pura Verdad como en Trompeta. Sólo 4 años después que terminara la Segunda Guerra Mundial, el Sr. Armstrong escribió: “Pero mientras el confiado y crédulo ‘Tío Sam’, siempre incapaz de ver más de un enemigo a la vez, ha estado atento con la preocupación de Rusia, ¡la verdadera amenaza ha estado haciendo avances rápidos y diabólicos, encubiertos, en Europa!” (La Pura Verdad, noviembre de 1949). En La Pura Verdad de junio de 1952, el Sr. Armstrong comparó la torpe política exterior de ee uu en Europa con la creación de un monstruo de Frankenstein, que finalmente se volvería contra su propio inventor.
Gerald Flurry usó esa misma analogía en Trompeta de septiembre/octubre de 1995. Él escribió acerca de cuán fuertemente se opuso ee uu al reconocimiento de Eslovenia y Croacia desmembrándose de la república yugoslava en 1991. Sin embargo, después de presión por Alemania, Estados Unidos cedió y dio su tácita aprobación. Reconocer a estos dos como Estados, más que cualquier otra cosa, fue lo que provocó una sucesión de guerras dentro de la región de los Balcanes durante los años de 1990.
Croacia, como señaló Trompeta, se alió con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El líder croata que Alemania insistió apoyar en 1991, Franjo Tudjman, era un simpatizante nazi. Cuando la guerra estalló, Croacia empezó a limpiar su territorio de serbios. Carl Bildt, ex mediador de la Comunidad Europea en los Balcanes, la llamó “la limpieza étnica más eficaz que hayamos visto en los Balcanes”.
Efectivamente ee uu había dado su total apoyo al lado equivocado, y muy pocos comentaristas, excepto Trompeta, han dicho algo acerca de eso.
Trompeta ha estado repitiendo esta advertencia desde hace muchos años. Durante la guerra en Kosovo, expusimos otro fracaso en la fuerza de voluntad de ee uu: “Dada la aparente falta de voluntad de desplegar efectivamente su poderío militar para obtener realmente una victoria en sus numerosas aventuras militares de los últimos años, ¿para qué molestarse ni siquiera en desplegar fuerzas … ?” (Trompeta, mayo de 1999). Así, la campaña de bombardeo en los Balcanes encabezada por ee uu, fue otra guerra estadounidense de bajo riesgo, que dio poco o ningún resultado. A la larga, más que a Serbia, terminará lastimando muchísimo a Estados Unidos. Su inepto liderazgo dejó que los líderes europeos movilizaran las propias fuerzas de ee uu para intervenir en futuros conflictos. Por supuesto, Trompeta está bien consciente hacia dónde ésto está llevando.
Así que, al juzgar: “ee uu ha ganado su última batalla” con los hechos, ¿qué es lo que encontramos? Que el Sr. Armstrong tenía razón. Desde Corea hasta Cuba, desde Vietnam hasta Irán, desde el Líbano hasta Somalia y Kosovo — todos estos episodios constituyen para ee uu claras derrotas políticas y militares.
Bendiciones y maldiciones
Hay una razón por la cual el Sr. Armstrong predijo correctamente después de la Segunda Guerra Mundial que ee uu perdería la voluntad de usar su poderío y nunca más ganaría una guerra. Él sabía que cuando Dios dijo que Él “quebrantaría el orgullo de su poder” en Levítico 26:19, se estaba refiriendo principalmente a ee uu en este tiempo del fin.
La ironía es que el mismo Dios que prometió quebrantarles su orgullo, es el mismo que les dio ese tremendo “poder” en primer lugar. Dios bendijo a ee uu con una riqueza material sin precedente, porque así Él se lo había prometido incondicionalmente a Abraham. Dios lo hizo debido a la obediencia de Abraham a las leyes de Dios. Esa es la razón por la que, hasta la Segunda Guerra Mundial, esos pueblos fueron ricamente bendecidos. (Todo esto está explicado detalladamente en el libro del Sr. Armstrong, Estados Unidos y Gran Bretaña en Profecía. Asegúrese de solicitar su copia gratuita para una explicación más extensa.)
Hoy, sin embargo, Dios está transformando esas bendiciones en maldiciones debido al pecado flagrante y desobediencia de Su ley. Dios les dio todo bien imaginable; ¿pero qué es lo que han hecho con esas bendiciones? Permitamos que el Sr. Armstrong nos explique: “Al igual que Roma, nos hemos vuelto gordos, prósperos y perezosos. Nosotros los norteamericanos estamos nadando en dinero. Tenemos más dinero que cualquier otro pueblo haya tenido alguna vez. ¡El dinero ha venido tan fácilmente! … Somos los más ricos, comparados con cualquier otra nación, y nos estamos volviendo rápidamente perezosos y blandos, buscando el lujo, el placer, y la emoción, la ociosidad y la comodidad, y aparatos que nos ahorren trabajo y tiempo” (La Pura Verdad, febrero de 1956). ¡Eso se aplica más a la sociedad actual que a la de 1956!
En toda esa prosperidad material, se han olvidado de Dios, como lo hace notar William Pfaff en su editorial: “En contraste al siglo 19, ya no hay un respeto general hacia el Dios cristiano, o un reconocimiento serio de que tal deidad pudiera existir. Este es un cambio fundamental, porque significa que Occidente hoy ya no reconoce la existencia de un proveedor externo de la ley o una autoridad moral. Se considera a la humanidad como algo totalmente autónomo, existiendo dentro de un marco moral enteramente de su propia creación, responsables sólo de sí mismos … El nuevo milenio será uno en el cual, juzgando por la evidencia actual, la creencia en Dios de la mayoría de la gente y de la élite será prácticamente destituida en Occidente” (International Herald Tribune, 30 de diciembre de 1999).
Esta es la razón por la cual Dios está maldiciendo a los pueblos de Gran Bretaña y Estados Unidos. ¡La serie de derrotas políticas y militares de ee uu desde la Segunda Guerra Mundial es prueba de esas maldiciones! Verdaderamente, Estados Unidos ha ganado su última guerra. Fue verdad en 1950, y lo es mucho más ahora.
“¡Dios nos advierte hoy mediante muchas profecías … que a menos que nosotros en esta generación nos arrepintamos de nuestros pecados, y nos volvamos a Él con ayunos y con lágrimas y oración sincera, Él destruirá nuestras ciudades, y todas nuestras fortalezas, por medio de la espada extranjera; Él nos castigará a manos de alguien muy cruel, y seremos invadidos, vencidos y reducidos a esclavos! ¡Dios ayude a nuestras naciones a escuchar esa advertencia!” (La Pura Verdad, octubre de 1954).
Toda esta riqueza, y sin embargo la voluntad quebrantada. Eso hace una peligrosa combinación. Como escribió el Sr. Armstrong en La Pura Verdad de junio de 1954, las naciones agresoras envidian esta riqueza. Siendo esa la naturaleza del hombre, es hora de que usted escuche las profecías de Dios y tome nota: Las naciones agresoras tomarán esa riqueza tan pronto sean suficientemente fuertes para hacerlo.
Eso ocurrirá — y mucho antes de lo que usted piensa. Eso es lo que Herbert W. Armstrong pronosticó.
El Sr. Armstrong concluyó en un artículo de La Pura Verdad de 1954, “Cómo podría cualquier estadounidense (un anglo-parlante heredero de las selectas bendiciones materiales de Dios) ante tan estupendo y abrumador cumplimiento de la profecía, y semejante e inspiradora demostración del poder, la fuerza y la fidelidad del Dios Todopoderoso, aceptar y participar de estas bendiciones, y luego ignorar descuidadamente la advertencia Divina de que nuestros pecados hoy están en aumento, o dejar de ponerse de rodillas ante el Gran Todopoderoso, y arrepentirse, e interceder con una oración de corazón desgarrado, por todas las naciones israelitas, y ayudar en toda forma posible a advertir ahora a nuestro pueblo de su inminente peligro, parece imposible de concebirlo”.
“Dios nos advierte a través de la profecía que nuestros pecados están aumentando rápidamente. ¡Y ahora, el día de ajustar cuentas está aquí! La espada extranjera ya nos ha atacado. En esta espantosa y asombrosa era atómica, la Tercera Guerra Mundial comenzará con bombas atómicas lanzadas sobre Londres, Birmingham, Manchester, Liverpool, Nueva York, Washington, Filadelfia, Detroit, Chicago, Pittsburg, ¡sin previo aviso!”
“¡Que Dios ayude a nuestras naciones a despertar antes que sea demasiado tarde!” ▪
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