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Visite otro mundo
Cada vez más tengo la sensación de estar viviendo en dos mundos muy diferentes.
Está el mundo que veo en las noticias, en Twitter y en las calles de nuestras ciudades. Este es el mundo del virus de Fauci-China y la tiranía de las vacunas, el mundo del gobierno totalitario y el marxismo militante, el mundo del engaño implacable, las mentiras y la corrupción. Es un mundo de inflación en rápido aumento, de colapso de la cadena de suministro, de escasez de alimentos y de guerra civil inminente. Es un mundo en el que China y Rusia, beligerantes e imperialistas, rodean a unos Estados Unidos patéticos y acobardados.
Este mundo es miserable. Si dedica demasiado tiempo a considerarlo y no lo pone en el contexto adecuado, pronto empezará a sentirse deprimido y sin esperanza.
Luego está este otro mundo. La mayoría de la humanidad no lo conoce y nunca lo ha visitado. En este mundo, el gobierno es perfecto. Es un mundo de ley y orden que produce paz, estabilidad y prosperidad; está totalmente libre de corrupción y engaño. No hay confusión sobre el género, el sexo o la familia. No hay problemas de drogas, ni violencia, ni perversión, ni disfunción. Este mundo es perfecto en todos los sentidos.
Los efectos en la mente cuando visita este mundo son palpables. Está más alegre, más positivo, optimista y esperanzado. Pasar tiempo en este mundo fortalece su salud espiritual, emocional e incluso física.
Cuanto más pienso en esto, más me doy cuenta de que la única manera de sobrevivir al primer mundo es pasar el mayor tiempo posible en el segundo.
El apóstol Pablo nos amonestó a dedicar tiempo a ese mundo en Filipenses 4: “Por último, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello, todo lo amable; si hay excelencia alguna, si hay algo digno de alabanza, piensen en esas cosas” (versículo 8; versión Revised Standard, [traducción nuestra al español]).
Pablo se refiere al estudio de la Biblia. ¡Nada sobre la faz de la Tierra es más “verdadero”, “honorable”, “justo”, “puro”, “bello”, “amable”, “excelente” y “digno de alabanza” que la Palabra de Dios!
El difunto Herbert W. Armstrong enseñó que la Biblia es la mente de Dios impresa. La Biblia retrata un cuadro de un mundo completamente nuevo y diferente del que vivimos. Lo más importante es que este mundo maravilloso es real; ¡pronto se establecerá aquí mismo en la Tierra!
Experimentar el mundo de la Biblia requiere imaginación. Tenemos que apartar nuestra mente del presente, del momento y de nuestro entorno físico.
Esto puede parecer imposible. Pero no lo es. De hecho, lo hacemos todo el tiempo. Cada día, millones de personas pasan horas viendo televisión y películas, en videojuegos o navegando en YouTube. Cuando nos dedicamos a estas actividades, ¿no estamos básicamente entrando en otro mundo? Pero estos mundos creados por el hombre a menudo no son tan diferentes de este mundo actual. El escenario puede ser diferente; quizás nos proyectan en un estilo de vida, un papel o una línea argumental que nunca experimentaremos personalmente. Pero el comportamiento de los personajes, su naturaleza y motivaciones, sus estados de ánimo, actitudes y emociones, son exactamente los mismos que los que nos rodean en este mundo.
No es muy inteligente que intentemos escapar del mundo presente sumergiendo nuestras mentes en pantallas que están llenas de la misma vulgaridad, perversiones, corrupción, mentiras, sangre y violencia que hacen que este mundo sea tan miserable. En nuestro intento de escapar del presente, acabamos volviendo al presente.
Pero el mundo en el que entramos cuando estudiamos la Santa Biblia es diferente. El Salmo 119:130 dice: “El despliegue de tus palabras da luz” (versión Revised Standard). Estudiar la Palabra de Dios, Sus pensamientos y doctrinas, Su plan para el hombre, trae luz a nuestras vidas. La palabra “luz” aquí significa brillar o amanecer. Cuando estudiamos la Palabra de Dios, es como si amaneciera un nuevo día en nuestras vidas.
Esta palabra también puede referirse a prender fuego a algo. ¡Estudiar la mente de Dios encenderá nuestra mente con esperanza y entusiasmo por Dios y Su plan! Y este fuego de entusiasmo y esperanza es insaciable; si lo alimentamos diariamente, sigue ardiendo, haciéndonos perpetua y fundamentalmente positivos y llenos de esperanza, incluso en momentos de desilusión o prueba. Jeremías escribió: “La palabra [de Dios] estaba en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos” (Jeremías 20:9, versión King James).
El Salmo 119:25 dice: “Estoy tirado en el polvo; revíveme con tu palabra” (Nueva Traducción Viviente). Otra traducción dice: “Estoy derrotado en el polvo”. ¿No se siente usted algo así al mirar el estado de este mundo y piensa en su futuro? Derrotado. Desanimado. Deprimido. Cuando nos sentimos así, y a todos nos sucede (o nos sucederá), recuerde esta solución: ¡Sólo podemos ser revividos, devueltos a la vida, infundidos con esperanza eterna, por la Palabra de Dios!
¿Por dónde empiezo?, se preguntará usted. Por qué no comenzar leyendo El misterio de los siglos, de Herbert W. Armstrong. Este libro explica este mundo como ningún otro libro lo hace, excepto la Biblia. También puede buscar en nuestro archivo [en inglés] en theTrumpet.com [o en español en laTrompeta.es]; tenemos muchos artículos sobre este tema. Y si realmente quiere entrar en el mundo de la Biblia, inscríbase en nuestro curso bíblico por correspondencia gratuito de 36 lecciones. ▪
Este artículo fue traducido del artículo “Visit Another World” de theTrumpet.com.