(MICHAEL M. SANTIAGO/GETTY IMAGES)
Video expone investigación financiada con impuestos para injertar el cuero cabelludo de un bebé abortado en ratas vivas
El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del Dr. Anthony Fauci está financiando algunos proyectos peligrosos e inquietantes. Un enorme archivo de 4.000 páginas de correos electrónicos que el Dr. Fauci envió y recibió sobre el coronavirus de Wuhan muestra que su institución canalizó 600.000 dólares al Instituto de Virología de Wuhan durante cinco años para estudiar si los coronavirus de murciélagos podían transmitirse a humanos. Aunque el Dr. Fauci niega tener conocimiento de que los científicos chinos intentaban hacer estos virus más potentes, Nature Public Health Emergency Collection informa que el Instituto de Virología de Wuhan ha creado deliberadamente versiones híbridas de coronavirus empalmando la proteína de espiga de un coronavirus de murciélago en el genoma del sars-CoV adaptado a ratones.
Existe evidencia concreta de que las agencias gubernamentales de Estados Unidos ayudaron al Instituto de Virología de Wuhan a desarrollar una nueva cepa de coronavirus que se escapó e infectó al mundo. Y por muy inquietantes que sean estas revelaciones, no están fuera del carácter del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (niaid, por sus siglas en inglés) del Dr. Fauci. Un video publicado recientemente por el periodista pro-vida David Daleiden y el Centro para el Progreso Médico alega que el niaid aportó dinero del fondo de impuestos a la Universidad de Pittsburgh para una investigación macabra que implicaba injertar el cuero cabelludo de bebés abortados en los cuerpos de ratones y ratas vivas.
En un artículo para Newsweek titulado “La Universidad de Pittsburgh no explica sus vínculos con Planned Parenthood”, Daleiden escribió: “En un estudio publicado el año pasado, los científicos de la Universidad de Pittsburgh describieron cómo cortaron el cuero cabelludo de bebés abortados de 5 meses para luego coserlos en la espalda de ratas de laboratorio. Escribieron cómo cortaron el cuero cabelludo de las cabezas y las espaldas de bebés, raspando el ‘exceso de grasa’ antes de coserlo a las ratas. Incluso presentaron fotos del pelo de los bebés saliendo del cuero cabelludo. (...) ¿Cómo se financió esto? Con una subvención de 430.000 dólares de la oficina del niaid del Dr. Anthony Fauci en el nih [sigla en inglés para el Instituto Nacional de Salud]”.
Los investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Microbiología de la Universidad de Pittsburgh no niegan haber utilizado tejido fetal en un estudio sobre cómo la piel humana puede proteger de la transmisión de patógenos, ni tampoco negaron haber aceptado financiación de los Institutos Nacionales de Salud. Sin embargo, niegan que el centro local de Planned Parenthood les suministrara los bebés abortados, como alega Daleiden, y en cambio dicen que los obtuvieron del Hospital Magee-Womens del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
Algunos de los bebes no nacidos que se utilizaron en estos experimentos tenían 22 semanas cuando fueron abortados. Y como la ciencia demuestra que un feto desarrolla terminaciones nerviosas libres a las siete semanas, todo apunta a que experimentaron un dolor terrible cuando fueron asesinados. Sin embargo, ni la Universidad de Pittsburgh ni el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del Dr. Fauci se preocupan por el sufrimiento de estos bebés no nacidos más de lo que se preocupan por los riesgos de la investigación sobre “ganancia de función” [aumentar la patogenicidad, transmisibilidad o rango de organismos infectables] del coronavirus.
Cualquiera que se tome el tiempo de analizar esto debería ser capaz de ver que el aborto es arrebatar la vida humana y no es muy diferente de los sacrificios humanos que practicaban las sociedades paganas (aunque los científicos que realizan esos abortos a menudo lo hagan en nombre de procedimientos que suenan sofisticados como la investigación de células madre).
“En muchas de las matanzas ritualistas registradas en la historia del mundo, el propósito no era puramente malicioso. Los aztecas, los mayas, los incas, los cananeos, los polinesios, los antiguos chinos, varias tribus africanas y, probablemente, los celtas, estaban dispuestos a hacer un trueque: matar a personas inocentes a cambio del beneficio percibido por la comunidad”, escribió Joe Allen en The Federalist. “La lógica del aborto, en su esencia, es más o menos la misma. Las mujeres tienen varias razones para querer interrumpir un embarazo, al igual que los hombres, pero en última instancia se apaga una vida inocente para que las vidas de otras personas puedan continuar sin obstáculos”.
El libro del Éxodo muestra el valor que Dios le da a la vida de un bebé que no ha nacido.
“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida” (Éxodo 21:22-23).
Dios considera la vida de un niño no nacido igual a la de un adulto. Si una persona causa la muerte de un niño no nacido, Dios la juzga de la misma manera que juzgaría a alguien que asesinara a un adulto. Esto no quiere decir que la gente deba tomarse la justicia en sus manos o convertirse en justicieros, pero sí significa que el aborto es un asesinato.
Antiguamente, el pueblo de Judá sacrificaba a sus hijos al dios cananeo Moloc. Como castigo, Dios los entregó “en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a pestilencia” (Jeremías 32:35-36). Hoy Dios advierte por medio de numerosas profecías en Jeremías, Ezequiel, Isaías, Miqueas y muchas otras, que Él traerá de nuevo el cautiverio de esta generación. Un enemigo extranjero los llevará cautivos, a menos que individualmente acudan a Dios y se arrepientan con ayuno, llanto y oración sincera de pecados graves como el aborto.
El asesinato de 60 millones de niños no nacidos no es un pecado insignificante, y el coronavirus bien puede ser un castigo por los tipos de experimentos genéticos impíos que Estados Unidos está financiando a través del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. ¡Pero la Biblia revela que la sentencia será mucho peor a menos que Estados Unidos cambie drásticamente su trayectoria!
Para entender plenamente cómo Dios castigará a Estados Unidos por esos pecados, solicite su ejemplar gratuito de Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, de Herbert W. Armstrong. ▪
ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA
La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?