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Verdades y mentiras sobre el antisemitismo

(CELAL GUNES/ANADOLU VÍA GETTY IMAGES)

Verdades y mentiras sobre el antisemitismo

Después de que Israel fuera víctima de un espeluznante atentado terrorista, ¿cómo llegó el mundo tan rápidamente a considerarlo como el villano?

Desde el 7 de octubre de 2023, ser judío es más peligroso que nunca. Cuando Hamás asesinó a 1.200 civiles israelíes y secuestró a 240 civiles, cabría esperar una efusión de simpatía mundial por los judíos. En cambio, las organizaciones diseñadas para proteger a las víctimas inocentes permanecieron en silencio. Y entonces comenzaron las protestas, no en apoyo de las víctimas, sino del grupo terrorista.

Apoyo al genocidio

Entre el 7 y el 27 de octubre, el Proyecto de Datos sobre Localizaciones y Sucesos de Conflictos Armados contabilizó más de 3.700 protestas de apoyo a los palestinos, frente a más de 520 a favor de las víctimas.

Las banderas palestinas decoraron monumentos desde la Torre Inclinada de Pisa en Italia hasta el Monumento a la República en París. El 11 de noviembre, Londres vivió la que fue, según algunos recuentos, su mayor protesta desde el movimiento contra la guerra de Iraq de hace 20 años. El 4 de noviembre, Washington fue testigo de la mayor protesta pro-palestina de la historia de Estados Unidos. El Consorcio Counting Crowds estima que medio millón de personas acudieron en todo EE UU para apoyar a Palestina.

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En Toronto, los manifestantes celebraron la “heroica resistencia en Gaza”. En Ottawa gritaron: “¡Viva la intifada!”. En Suecia, la amenaza fue: “Judíos, recuerden Khaybar, ¡el ejército de Mahoma está regresando!”. En Manhattan y Polonia, una pancarta mostraba una estrella de David tirada a la basura, con la leyenda: “Mantenga limpio el mundo”. Multitudes en Syndey cantaron: “¡Gas a los judíos!”. En Birmingham sonó: “¡Allahu Akbar!”. Londres gritó: “¡Globalicen la intifada!”.

Las imágenes de asesinos de Hamás volando en alas delta hacia Israel se han convertido en un símbolo mundial. Pero sobre todo, el canto “¡Del río al mar, Palestina será libre!” se ha convertido en el grito de guerra. Por mucho que los principales medios de comunicación intenten sanearlo, se trata de un llamado al genocidio, a eliminar a todos los judíos de la tierra de Israel para dársela a los árabes palestinos. “Pro-Hamas” en lugar de “pro-palestinos” sería una descripción más precisa de las manifestaciones.

Y no se trata sólo de consignas violentas. El 20 de octubre, la policía londinense declaró que los delitos de odio antisemita habían aumentado un 1.350%. El Community Security Trust afirma que este tipo de ataques en todo el Reino Unido han alcanzado un máximo histórico. En EE UU han aumentado un 400%; en Alemania, un 240%. En Thousand Oaks, cerca de Los Ángeles, Paul Kessler, un judío, fue asesinado por un partidario palestino. En Nueva York, un hombre en un andén del metro le dio un puñetazo en la cara a una mujer porque, él dijo, “eres judía”.

Las escuelas judías de Londres y los Países Bajos cerraron para proteger a sus alumnos. En Lyon, una mujer judía fue apuñalada hasta la muerte; su casa fue pintada con una esvástica.

Judíos en París y Berlín han encontrado sus casas marcadas con estrellas de David. Francia registró 1.250 actos antisemitas en el mes posterior al atentado. Un centro judío de Berlín sufrió un atentado con una bomba incendiaria. Nueve sinagogas y escuelas judías de París recibieron amenazas de bomba. En Daguestán (Rusia), una turba burló la seguridad del aeropuerto porque habían oído que venía un avión desde Tel Aviv. Esto fue un intento de pogromo en pleno siglo xxi.

Las empresas que tienen algún vínculo con Israel están siendo objeto de boicots. Una franquicia de McDonald’s con sede en Israel ofreció comida gratis a soldados israelíes; Starbucks está intentando impedir que su sindicato publique en las redes sociales mensajes celebrando la masacre de Hamás del 7 de octubre; Disney hizo donaciones a organizaciones médicas benéficas en Israel. Por estas acciones, estas empresas se enfrentan ahora a boicots en todo el mundo.

En Filadelfia, 30 restaurantes de propiedad judía fueron incluidos en una lista de boicot por la Coalición Palestina de Filadelfia. “Me recuerda la Kristallnacht [la Noche de los cristales rotos] y cómo los nazis prohibían a la gente comprar a comerciantes judíos”, dijo el propietario de una tienda de Filadelfia. “Da miedo”. En Montreal, los comercios propiedad de judíos fueron pintados con grafitis de esvásticas.

Tal vez los ataques más impactantes provengan de los jóvenes. Una encuesta de Harvard caps/Harris reveló que el 48% de los votantes estadounidenses registrados de entre 18 y 24 años dijeron estar más del lado de Hamás que de Israel. En Reino Unido, las cifras para ese grupo de edad son similares: el 46% simpatiza con los palestinos y el 9% con los israelíes.

La vida se está volviendo difícil para los estudiantes judíos. En EE UU, Estudiantes por la Justicia en Palestina celebraron el 7 de octubre como una “victoria histórica” para la “resistencia palestina”. El Colegio de Abogados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York envió una carta prometiendo “solidaridad inquebrantable y absoluta con los palestinos en su resistencia”. En la Universidad de Manchester, estudiantes judíos han sido atacados con fuegos artificiales encendidos y sujetos a grafitis que decían: “Muerte a los judíos”. El sindicato de estudiantes del University College de Londres votó a favor de “un levantamiento masivo” en Cisjordania y Gaza. En el King’s College de Londres gritaron: “¡Honraremos a nuestros mártires!”.

En la Universidad George Washington del Distrito de Columbia, los estudiantes no se limitaron a corear su lema. Proyectaron mensajes como “Gloria a nuestros mártires” durante dos horas al lado del edificio de la biblioteca. En el Cooper Union College de Nueva York, estudiantes judíos fueron encerrados en la biblioteca para protegerlos de una turba enfurecida que se encontraba afuera. En el Instituto Hillcrest en Queens, una profesora judía tuvo que refugiarse en su despacho cerrado con llave durante horas mientras las turbas de estudiantes alborotaban afuera. ¿Su delito? Sostener un cartel de “Estoy con Israel” en una protesta.

Estos alumnos son alentados por sus profesores. “Los israelíes son unos cerdos. Salvajes. Gente muy, muy mala (…) Que se pudran todos en el infierno”, decía una nota de un profesor de arte de Chicago. El 7 de octubre fue “impresionante” y una “victoria asombrosa”, dijo un profesor de Columbia. Otro de Yale tuiteó: “¡Ha sido un día extraordinario!”. Una carta abierta de 100 profesores de Columbia calificaba la masacre del 7 de octubre de “resistencia militar de un pueblo que ha soportado la aplastante e implacable violencia estatal de una potencia ocupante”.

No es de extrañar que los judíos de todo el mundo teman por sus vidas. “La comunidad judía en este momento está llena de pavor, llena de miedo, como nunca antes lo había visto”, dijo el editor de Jewish News, Justin Cohen. Los rabinos de Washington le han dicho a la gente que lleve gorras de béisbol en lugar de kipás.

“En guerras o conflictos pasados, veíamos más ataques verbales y grafitis”, dijo el rabino Andrew Baker, del Comité Judío de EE UU. “Ahora hay una virulencia que lo distingue”.

La ONU contra Israel

Este antisemitismo está siendo permitido y fomentado por las principales organizaciones de todo el mundo. Durante años, las Naciones Unidas han sido antisemitas, exigiendo al único Estado judío del mundo un estándar moral que nunca ha exigido a ningún otro país que se defiende.

En los días posteriores al ataque, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU guardó un minuto de silencio, no por los judíos muertos, sino por “la pérdida de vidas inocentes en los territorios palestinos ocupados y en otros lugares”.

ONU Mujeres se apresuró a criticar el uso de la violencia sexual contra las mujeres por parte de Rusia en Ucrania. Han publicado un informe detallado sobre la difícil situación de las mujeres en Gaza. Pero poco dijeron para criticar a Hamás o para ayudar a las mujeres israelíes violadas por los terroristas. “Creer a todas las mujeres” no se aplica a las mujeres judías.

Los funcionarios de la ONU se han apresurado a justificar a Hamás. El secretario general António Guterres dijo que los ataques “no se produjeron en el vacío”. La relatora especial del Consejo de Derechos Humanos sobre Palestina, Francesca Albanese, escribió: “La violencia de hoy debe ponerse en contexto” y culpó a “casi seis décadas de gobierno militar hostil sobre toda una población civil”.

Respecto al contraataque de Israel contra Gaza, Guterres dijo: “Estamos siendo testigos de una matanza de civiles que no tiene paralelo ni precedentes en ningún conflicto desde que soy secretario general”. Eso es una mentira. Hamás afirma que 13.000 personas han muerto en Gaza. Aunque eso fuera cierto, esa cifra queda empequeñecida por otras catástrofes ocurridas durante el mandato de Guterres. Medio millón de personas murieron en la guerra civil de Siria. Casi 400.000 han muerto en Yemen. Algunos de estos conflictos comenzaron antes de que Guterres asumiera el cargo, y no todas las muertes son civiles, pero es evidente que su afirmación es tremendamente errónea.

Medios de comunicación antisraelíes

Cuando Hamás afirmó que Israel había bombardeado un hospital y muerto a 500 personas, los medios de comunicación lo tomaron al pie de la letra. El New York Times publicó en su portada la foto de un edificio bombardeado con un titular que daba a entender que se trataba del hospital destruido. La verdad: un misil lanzado por la Yihad Islámica Palestina impactó en el estacionamiento de un hospital.

Sin embargo, cuando Israel dijo que Hamás tenía un centro de mando en el Hospital al-Shifa (un hecho del que los medios occidentales habían informado durante años), los medios se mostraron extremadamente escépticos. Incluso cuando las Fuerzas de Defensa de Israel mostraron ametralladoras y granadas de mano encontradas en el hospital, la bbc inventó excusas: ¿Quizás pertenecían al “departamento de seguridad” del hospital? Los medios acusaron a Israel de inventar la existencia de túneles de Hamás bajo el hospital, pero entonces Israel publicó pruebas en video. cnn se vio obligado a reconocer las “convincentes” pruebas, pero, escribieron ellos, sólo les habían mostrado “algo subterráneo” y “no estaba claro qué era o hasta dónde llegaba”.

Cuando Israel dijo que estaba llevando equipos médicos y personas de habla árabe al hospital, la bbc afirmó perversamente que Israel estaba “atacando a personas, incluidos equipos médicos y personas de habla árabe”. Al menos por esto se disculpó más tarde.

Israel publicó imágenes de seguridad del hospital que mostraban a rehenes siendo arrastrados por los pasillos por hombres armados. Un columnista de Guardian tuiteó que esto sólo demostraba que “los rehenes heridos fueron llevados allí para recibir tratamiento médico”. ¿Cabe suponer que el cuchillo de carnicero que traía uno de los terroristas de Hamás fue llevado por si los médicos necesitaban ayuda para operar?

Por el contrario, cuando el Hospital Barzilai de Israel en Ascalón [Ashkelon] fue golpeado en repetidas ocasiones por Hamás, la prensa no hizo mención de ello.

Israel hizo pública una grabación telefónica de un terrorista de Hamás llamando a sus padres para jactarse de cómo había matado a 10 judíos. Sus padres celebraron con él. Pero cuando npr (Radio pública de EE UU) emitió la grabación, la editó para que pareciera que los padres intentaban persuadir a su hijo de que volviera a casa.

El antisemitismo volvió a ponerse de manifiesto cuando Israel accedió a liberar prisioneros a cambio de 50 rehenes. Los medios occidentales retrataron a estos palestinos como “mujeres y niños”, como si Israel los retuviera como rehenes. cnn produjo un emotivo segmento sobre una madre palestina cuya hija se encontraba entre los programados para ser liberados. “Es una niña, y es tan inocente”, dijo. La verdad: las “niñas” son jóvenes de 17 a 18 años. Todas las mujeres prisioneras han intentado disparar o apuñalar a alguien. cnn emitió todo el segmento sin mencionar que esta “inocente” niña intentó apuñalar a un policía israelí de 19 años. Un importante periodista de Reino Unido tuvo el descaro de preguntar a un portavoz israelí si Israel liberó a 150 prisioneros a cambio de 50 rehenes porque Israel consideraba que las vidas palestinas eran menos valiosas que las judías.

Muchos de los fotoperiodistas utilizados por estos medios se alinean abiertamente con Hamás. Hassan Eslaiah, periodista freelance utilizado por AP y cnn, ha sido fotografiado siendo besado por el líder de Hamás Yahya Sinwar. Soliman Hijjy, a quien el New York Times utilizó como videógrafo freelance, publica regularmente sobre su amor por Adolfo Hitler. Cuando Refaat Alareer, otro escritor del Times, se enteró de que Hamás había quemado vivo a un bebé en un horno, se lanzó a Twitter para preguntar: “¿Con o sin levadura?”.

HonestReporting publicó pruebas de que fotoperiodistas que trabajaban para AP, cnn y el New York Times conocían de antemano la masacre del 7 de octubre y viajaron con los terroristas para documentarla.

Cuando los judíos se reunieron para protestar por el trato recibido, un periodista de izquierda se quejó: “Esta es la manifestación política más blanca que he visto alguna vez. En las reuniones de Trump hay más melanina entre la multitud”.

Incluso medios como el British Medical Journal sienten la necesidad de lanzarse a despotricar contra Israel. “La violencia en Palestina exige una resolución inmediata de sus causas coloniales fundamentales”, escribió, arreglándoselas de alguna manera para culpar a Israel de la guerra de Gaza pero sin mencionar a “Hamás” ni una sola vez.

Repitiendo la historia

Obviamente el mundo ha visto el antisemitismo antes. Al menos en Occidente, la mayoría conoce la historia del Holocausto, aunque menos bien conocido es cómo empezó.

“El martirio de los judíos en la década de 1940 despojaría al antisemitismo [en Gran Bretaña] de su respetabilidad”, escribió William Manchester en El último león, “pero en la década de 1930 era algo bastante corriente ver cómo se prohibía la entrada a restaurantes, hoteles, clubes, playas y barrios residenciales a personas con lo que se denominaba delicadamente ‘requisitos dietéticos’. (…) El desprecio hacia [los judíos] no se consideraba de mala educación”.

El ex rey de Inglaterra Eduardo viii visitó a Hitler en Alemania, dijo que admiraba al führer y no movió un solo dedo para frenar los flagrantes actos de antisemitismo que surgían en el gobierno y en todo el país.

Este ataque “social” contra los judíos llegó primero; luego siguieron las restricciones legales y después la persecución gubernamental que culminó en el Holocausto.

En Alemania, la persecución de los judíos se adoptó como política gubernamental casi una década antes de que comenzara la guerra. Las Leyes de Núremberg de 1935 y otras leyes institucionalizaron el antisemitismo y proveyeron al régimen de Hitler cobertura legal para comenzar a acosar y oprimir a los judíos alemanes. Estas leyes condujeron a la Kristallnacht, un aterrador pogromo contra los judíos llevado a cabo en noviembre de 1938 por las fuerzas paramilitares de Hitler y ciudadanos alemanes.

Tampoco se limitaba a Alemania. El antisemitismo era común en Polonia. Hungría aprobó leyes antisemitas. En Francia, a finales de la década de 1930, multitudes alborotadas, alarmadas por la perspectiva de una guerra con Alemania y convencidas de que los belicistas judíos eran la raíz del problema, protestaban en ciudades y suburbios al grito de “¡Muerte a los judíos! ¡Ataquen a los judíos!”.

El odio a los judíos también era común en EE UU. “El peor periodo del antisemitismo estadounidense”, escribió el profesor de historia Leonard Dinnerstein, “se produjo entre fines de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial” (El antisemitismo en tiempos de crisis). Escribió que a mediados de la década de 1940, la animosidad había crecido hasta el punto de que muchos judíos estadounidenses temían que los pogromos que se producían en la Alemania nazi se extendieran a EE UU.

Esta historia demuestra por qué no sólo los judíos deben temer la dirección en la que nos dirigimos.

A lo largo de la historia, el aumento del antisemitismo ha sido un síntoma de una sociedad en crisis. Jonathan Freedland, de Guardian, escribió: “Los judíos han funcionado a menudo como un canario en la mina de carbón: Cuando una sociedad se vuelve contra sus judíos, suele ser una señal de mala salud en general” (30 de marzo de 2018). No es coincidencia que el peor ataque del mundo contra los judíos, en términos numéricos, haya tenido lugar al mismo tiempo que la guerra más destructiva del mundo.

A medida que la sociedad rusa se desmoronaba a finales del siglo xix, oleadas de pogromos se propagaron por el imperio. En la década de 1880, los judíos fueron atacados en Kiev, Varsovia y Odesa. Entre 1903 y 1906, miles de judíos murieron en una serie de ataques que corrieron paralelos a la agitación que rodeó a la Revolución Rusa de 1905. Estos pogromos eran un síntoma de una sociedad enferma terminal, una que finalmente se autodestruyó en 1917.

Por aquel entonces, algunos en Francia culparon a los judíos de su derrota en la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871). Esto provocó un aumento del antisemitismo que desembocó en el tristemente famoso Caso Dreyfus y en un trasfondo constante de odio a los judíos franceses.

Durante 2.000 años de historia europea, los judíos han sido perseguidos en los buenos tiempos y en los malos. Pero ha surgido un patrón: En periodos de gran tensión y agitación social, los judíos se convierten en el chivo expiatorio. Cuando la Peste Negra mató a decenas de millones de personas en el siglo xiii, la gente culpó a los judíos. Cientos de comunidades judías fueron atacadas; unos 1.000 judíos fueron quemados vivos en Estrasburgo.

Cada vez que Europa se involucraba en Oriente Medio, también se disparaban los ataques contra judíos. Durante la Primera Cruzada en 1096, las comunidades judías de Europa central fueron aniquiladas en una cruzada alemana independiente. Se calcula que unos 12.000 fueron asesinados en ciudades alrededor de Renania. Cuando el rey Ricardo i de Inglaterra partió para luchar en Oriente Medio, estallaron disturbios antijudíos por todo el país. Cuando el papa Inocencio iii amplió enormemente las Cruzadas, también persiguió a los judíos de Europa, y los obligó a llevar un distintivo especial.

¿Por qué aflora repetidamente este odio irracional? ¿Por qué es tan común actualmente?

Para entender realmente por qué el antisemitismo es tan buen barómetro de más malas noticias globales, debemos ver la dimensión espiritual.

Un odio irracional

La Biblia deja claro que Dios el Padre tiene un plan para la humanidad y que los judíos tienen un papel único en este plan. La mayor parte del Antiguo Testamento es una historia de los judíos y de las demás tribus de Israel.

La Biblia también revela que existe un diablo que odia a Dios y busca implacablemente destruir Su plan (Juan 8:44; 2 Corintios 4:4; Apocalipsis 12). No está de moda hablar de él, pero no se puede creer en la Biblia y no reconocer la existencia del diablo. Efesios 2:2 da a entender que influye en el estado de ánimo, los sentimientos y las emociones de las personas. Es el autor de los celos, la ira y el odio.

“Satanás puede agitar odio feroz”, escribe el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en su libro La llave de David. “A él le encanta usar las emociones fuera de control. Una religión llevada al extremo, como el Islam radical, le da a él un gran campo en el cual trabajar. La Alemania nazi mostró un odio fanático por los judíos. Los nazis también usaron la emoción para agitar un odio repugnante. El próximo poder de la bestia [un imperio político-religioso profetizado que surgirá en este tiempo del fin] también exhibirá el mismo odio por los judíos”.

“La mayoría de la gente que odia a los judíos ni siquiera sabe por qué lo hace. ¿Podemos ver a Satanás detrás de tales mentiras y de tal odio?”.

El auge mundial de antisemitismo es una señal de un mundo espiritual muy real. Es una señal de que los espíritus malignos son reales y afectan su vida. Su auge va de la mano de la guerra contra la verdad. Tiene el mismo origen: un demonio al que el propio Jesucristo llamó padre de la mentira (Juan 8:44).

Dios ha utilizado poderosamente a los judíos en Su plan. Su Hijo nació de una mujer judía. Dios ama a todas las personas, Su plan incluye a todas las personas y ofrecerá la salvación a todas las personas. Pero “Dios involucró a los judíos en Su plan directamente”, escribe el Sr. Flurry. “De estos hechos debemos asumir que Dios el Padre y Jesucristo tienen una conexión cercana con la raza judía, pero sólo para impulsar Su plan espiritual” (ibíd).

Satanás odia a cualquiera que tenga una “conexión cercana” con Dios el Padre.

De hecho, el ataque de Satanás contra los judíos es simplemente otro frente en su guerra contra la verdad. El apóstol Pablo escribió que a los judíos “les ha sido confiada la Palabra de Dios”, o las “divinas declaraciones” de Dios (Romanos 3:2). Dios ha preservado el Sábado—el séptimo día, Su calendario y muchos escritos y revelaciones a través de los judíos. Esto no hace a los judíos más justos; de hecho, ellos están bajo el mismo engaño espiritual que todos los demás en “el mundo entero” (Apocalipsis 12:9).

Satanás odia estas “declaraciones divinas” y a las personas que las conservaron.

Muchos de los que odian a los judíos no entienden por qué. Están atrapados en una reacción violenta contra el plan de Dios para la humanidad.

El hecho de que Dios trabajara tan estrechamente con un pueblo físico nos señala algunas de las verdades más profundas y maravillosas de la Biblia. Dios quiere invitar a toda la humanidad a formar parte de Su Familia, y los judíos tienen un papel especial en esa invitación. Para entender más sobre esto, lea nuestro artículo “La minoría que a la sociedad le encanta odiar”.