Una lección espiritual en la crisis del fentanilo
El amor de Estados Unidos por las drogas tiene desagradables consecuencias no deseadas.
A los médicos les encanta recetar drogas: cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, suministran o prescriben mil millones de fármacos. Más del 70% de las visitas a la consulta médica implican terapia farmacológica. En el último mes, la mitad de los estadounidenses ha usado un medicamento con receta; una cuarta parte ha consumido tres o más y 1 de cada 8 ha consumido al menos cinco.
Millones de estos pacientes usan indebidamente estas drogas, o consumen algunas ilegales. El Centro Nacional de Estadísticas sobre el Abuso de Drogas afirma que más de 1 de cada 5 estadounidenses de 12 años en adelante hizo mal uso de las drogas en el último año. Eso supone casi 60 millones de personas.
China ve todo esto. Y como está buscando suplantar a EE UU como potencia dominante del mundo, reconoce esta plaga como una oportunidad.
El Partido Comunista Chino apoya a empresas y agentes que fabrican sustancias químicas específicas a gran escala, las envían a un puerto en México, las transportan por ferrocarril hasta la propia frontera estadounidense y las convierten en cantidades masivas de fentanilo barato y mortal. Trabajan con los carteles de la droga para entrelazarlo con otras drogas, tanto ilegales como falsificadas aprobadas por la fda, encuentran formas de eludir las salvaguardas fronterizas e inundan EE UU con este veneno (“Asesinato con un cuchillo prestado”). Sólo esta droga está matando a un promedio de 200 estadounidenses al día.
Obviamente, esto es mucho más fácil y menos arriesgado para China que intentar atacar directamente a la mayor potencia militar de la historia mundial. ¿Por qué lanzar un ataque frontal cuando se puede utilizar la debilidad de los estadounidenses en su contra?
Esta estrategia no existiría si los estadounidenses no fueran tan dependientes de las drogas. Somos nosotros los que ponemos estas sustancias en nuestro cuerpo.
El abuso de drogas es un vicio autodestructivo; es un doloroso ejemplo de cómo las consecuencias pueden tener repercusiones mucho más allá de quien las consume. En este caso, un gobierno extranjero está usando activamente este vicio como un arma y multiplicando su potencial destructivo. La variedad de efectos —incluyendo la muerte anual de miles de estadounidenses en edad militar, pérdidas económicas y de productividad, devastación personal y familiar— es incalculable.
No se trata de una fuerza abstracta e impersonal que está causando esta ruina. Los individuos están tomando decisiones que no sólo les están debilitando personalmente, sino que también están creando una brecha que una nación enemiga está explotando para debilitar a la nación con tanta seguridad como lo haría una derrota militar. Cada año mueren más estadounidenses a causa de la drogadicción que en los 20 años que duró la guerra de Vietnam.
En pocas palabras, el vicio crea vulnerabilidades. La debilidad se agrava para hacernos aún más débiles de formas imprevistas y de gran alcance. Los ejemplos de este principio están por todas partes en nuestras vidas, individual y nacionalmente.
Se trata, de hecho, de un principio bíblico, expuesto en toda la Escritura. En realidad, Dios advierte de una ley ineludible en acción que está acelerando el colapso de EE UU.
Orgullo quebrantado
EE UU tiene, por mucho, el ejército más costoso del mundo. De las 10 naciones con el gasto más alto, EE UU ha invertido casi tanto como las otras nueve combinadas. Tiene una superioridad aérea y un dominio naval imponentes. Tiene tecnología de punta y fuerzas especiales excepcionalmente calificadas. Puede proyectar una tremenda potencia a cualquier parte del globo a una velocidad sin precedentes.
Dadas tales ventajas, los estadounidenses tienden a sentirse inmunes a los peligros, invencibles. ¿Cómo podría ser derrotado el ejército más poderoso?
Una respuesta crucial se encuentra en una profecía en Levítico 26.
Aquí Dios promete bendiciones a la nación que cumpla Sus leyes, incluyendo un clima favorable, cosechas abundantes, prosperidad material, paz y seguridad, victorias militares, protección y favor divinos. A continuación, advierte de las maldiciones que caerán sobre la nación que Le desobedezca. Entre ellas, ésta es una de las más graves: “Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo (…) Vuestra fuerza se consumirá en vano…” (versículos 18-20).
Sí, EE UU tiene un poder y una fuerza tremendos. En un tiempo estuvo muy orgulloso de ese poder. La dramática historia de las razones aparece en el libro de Herbert W. Armstrong Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía. Dios concedió a EE UU un poder incomparable como parte de las bendiciones de la primogenitura que había prometido al patriarca Abraham, el “poder nacional más grande que ningún país o imperio alguno haya tenido jamás. Y hemos tenido gran orgullo en nuestro poder nacional; en nuestro prestigio nacional”, escribió el Sr. Armstrong.
Pero como maldición por la desobediencia de los estadounidense hacia Él, Dios ha quebrantado ese orgullo. Cuando el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, habla de esta profecía, utiliza la expresión “voluntad quebrantada”. “Esta es una profecía del tiempo del fin, y Dios dice que Él ha quebrantado nuestra voluntad”, dijo en un episodio de 2015 de La Llave de David. “Tenemos el poder y Dios nos lo dio, y ahora Él ha quebrantado nuestra voluntad, donde tenemos miedo de usarlo”.
Abundan las pruebas de que el pecado ha debilitado fatalmente a esta nación. Es una maldición catastrófica que socava nuestro poder nacional y hace que gastemos nuestras fuerzas en vano. Ni siquiera es necesario creer en la profecía para reconocer esta verdad ineludible. La voluntad nacional de EE UU ha sido quebrantada.
Dejemos de lado por un momento más el ámbito del abuso de drogas y evaluemos el estado de las fuerzas armadas más costosas del mundo.
La nueva misión del ejército
Uno de los primeros actos de Joe Biden tras asumir la presidencia fue ordenar al ejército que comenzara a permitir que los transexuales sirvieran abiertamente. Cuando la política se puso en práctica en junio de 2021, los líderes insistieron en que fortificaría la fuerza de combate.
“Las personas son la fuerza de nuestro Ejército”, explicó ese mes el general de división Douglas F. Stitt, director de gestión del personal militar. “Nuestra capacidad para evaluar y retener al personal calificado proporciona un Ejército más diverso y fuerte, mientras que la inclusividad crea una fuerza más eficaz y mejora la preparación general”. Algunos insistieron en que esto impulsaría el reclutamiento militar. “Esto proporciona al Ejército una mayor reserva de solicitantes a tener en cuenta”, dijo Stitt.
Desde entonces, el ejército y la comunidad de inteligencia han trabajado diligentemente para promover las actividades de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, “raros” e “intersexuales”, así como las iniciativas de “diversidad, equidad e inclusión”. Los reclutas de la Agencia de Seguridad y Contrainteligencia de Defensa, que forma parte del Departamento de Defensa, deben recibir una formación que incluye el “unicornio de género” y el “índice terminológico transgénero”. En marzo, un boletín interno enviado al personal del Buró Federal de Investigaciones, la Agencia Central de Inteligencia y los servicios de inteligencia incluía un artículo titulado “Mi identidad y expresión de género me hacen mejor agente de inteligencia”. Se han gastado literalmente millones de dólares de los impuestos estadounidenses en cirugías de “reasignación de sexo” y “confirmación de género” para soldados.
La directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines, dice: “La diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad son la piedra angular de nuestra misión”. A medida que se multiplican las amenazas graves en todo el mundo, el ejército de EE UU afirma que sus principales preocupaciones son “hacer frente a la crisis climática” y “mejorar la diversidad, equidad e inclusión en toda la fuerza”, haciendo hincapié en descubrir “posibles disparidades raciales”. La Armada tiene un “drag queen” como reclutador. Las bases militares han conducido espectáculos de drags. Después de uno de esos espectáculos, un portavoz militar dijo a Yahoo! News: “Garantizar que nuestras filas reflejen e incluyan al pueblo estadounidense es esencial para la moral, la cohesión y la preparación del ejército”.
No hay evidencia de que estos esfuerzos hayan logrado otra cosa más que acabar con la moral, la cohesión y la preparación. Hordas de personal capacitado han abandonado el servicio al volverse inhóspito para la moral tradicional. La imagen de la nación en el extranjero se ha visto manchada por la promoción de líderes militares hombres que se hacen pasar por mujeres. Y es difícil ver cómo los soldados están mejor preparados para vencer enemigos si se les entrena para considerar la diversidad como la piedra angular de su misión y para enfocarse en el uso de pronombres inclusivos.
A pesar de todas las garantías en sentido contrario, los reclutadores militares tienen dificultades para cumplir las cuotas. En el último proyecto de ley de Autorización de Defensa, el número de miembros en servicio activo fue el más bajo desde la Segunda Guerra Mundial. Dado que el ejército ha sido tradicionalmente un imán para hombres fuertes y masculinos —que tienden a ser más conservadores política y moralmente— no es ninguna sorpresa.
Esto comienza a ilustrar cómo la prodigiosa fuerza del ejército más costoso del mundo puede gastarse “en vano”.
Muestra por qué EE UU se ha visto relegado a observar cómo Rusia, con apenas una décima parte de su presupuesto militar, ha invadido Ucrania durante los dos últimos años (mientras su economía ha crecido). Muestra por qué China, con un tercio del gasto militar de EE UU, habla abiertamente de ignorar las garantías de seguridad estadounidenses y apoderarse de Taiwán. Demuestra por qué Irán, que gasta un 3% de lo que gasta EE UU, sigue fomentando la piratería y el sabotaje en el mar Rojo a pesar de los esfuerzos de EE UU por acabar con ello.
Aquí hay un ejemplo claro y simple del efecto corrosivo y debilitante del pecado. Los estadounidenses, sumidos en el pecado, han elegido a líderes corruptos. Estos líderes civiles, moralmente depravados y metidos hasta el cuello en el pecado, han instalado a líderes militares enfermos de los mismos problemas. Juntos han perseguido sus perversas ambiciones con fervor religioso, dando prioridad a sus artículos de fe por encima de la seguridad nacional, ignorando los desastrosos efectos de sus decisiones.
Es asombroso lo poco que la gente tiene en cuenta la dimensión moral de los asuntos nacionales e internacionales. Debemos reconocer la conexión entre nuestras elecciones individuales y la seguridad nacional. La gente quiere fingir que la moralidad está totalmente separada de los asuntos públicos, que no hay conexión entre el carácter y el liderazgo. Pero las pruebas nos rodean: la conexión es inquebrantable.
Cómo destruyó Balaam a Israel
Un ejemplo del antiguo Israel nos lo cuenta. Balac, rey de Moab, temía a los israelitas y quería maldecirlos. Para ello, contrató a un falso profeta llamado Balaam. Dios no permitiría que el profeta maldijera directamente a Israel. Pero Balaam encontró un medio indirecto para cumplir la petición de Balac. Esencialmente, fue la misma estrategia que los chinos están utilizando para debilitar a EE UU con drogas mortales.
El relato de Números 22-25 muestra a los hombres israelitas interesándose inmoralmente por las mujeres paganas moabitas. Números 31:16 y Apocalipsis 2:14 muestran que Balaam estaba detrás de esto: había convencido al rey moabita “a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación”. Consiguió volver la debilidad moral de los israelitas en su contra. No sólo quebrantaron el Séptimo y el Décimo Mandamiento, sino que esas mujeres los llevaron a quebrantar el Sábado y a adorar a dioses paganos. Un pecado llevó a otro, y eso hizo caer la ira de Dios sobre toda la nación.
Israel fue vencido no por una conquista militar sino por sabotaje moral indirecto.
Utilizar medios indirectos para atacar a un enemigo es una estrategia de guerra probada a lo largo del tiempo. En el siglo v a. C., el estratega militar chino Sun Tzu describió elocuentemente esta práctica. “No hay arte más elevado que destruir a tu enemigo sin luchar, subvirtiendo cualquier cosa de valor en el país de tu enemigo”, escribió. Entre los medios específicos que propugnaba: “Cubre de ridículo todas las tradiciones válidas del país de tu adversario”. “Implica a sus líderes en asuntos criminales y somételos al escarnio de su población”. “No rehúyas de la ayuda de los individuos más bajos y despreciables del país de tu enemigo”. “Propaga la desunión y la disputa entre los ciudadanos”. “Vuelve a los jóvenes contra los viejos”. Los chinos que están inundando EE UU de fentanilo están ejecutando esta estrategia de forma experta.
Sin embargo, el verdadero maestro de la subversión es un estratega militar mucho más antiguo. En las Escrituras se le llama “el tentador”, “el acusador”, mentiroso y asesino (Mateo 4:3; Apocalipsis 12:10; Juan 8:44). También se le llama “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”, y “el dios de este siglo” (Efesios 2:2; 2 Corintios 4:4). Siempre está tratando de atraparnos en el pecado que debilita nuestras fuerzas. Ha llenado su mundo de trampas destinadas a debilitarnos y a subvertir y socavar nuestra voluntad.
La advertencia de Pedro
El apóstol Pedro advierte contra la naturaleza corrosiva y destructiva del pecado. Describe cómo Dios castigó a los ángeles que pecaron, destruyó el mundo en tiempos de Noé y redujo a cenizas a las promiscuas Sodoma y Gomorra, y dice que estos ejemplos antiguos son para nosotros. Vivimos en la Sodoma moderna. En algunos aspectos podría decirse que es peor.
Luego, Pedro describe varios pecados que provocarán el juicio de Dios. Entre ellos: “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar…” (2 Pedro 2:14). Verdaderamente vivimos en un mundo tan habituado al pecado, especialmente al pecado sexual, ¡que la gente no puede dejar de cometerlo!
“Están tan habituados al pecado como un adicto a la heroína, o como los homosexuales en Génesis 19”, escribe el Sr. Flurry. “Su fuerza de voluntad está destruida. Eso es lo que el pecado le hace a una persona, socava su voluntad de vivir correctamente” (Las epístolas de Pedro: Una esperanza viviente). Considere esto: el pecado no sólo trae las consecuencias inmediatas asociadas con ese pecado específico; también debilita su voluntad. Destruye su fuerza de voluntad. Por lo tanto, tiende a tener un efecto multiplicador. Ceder ante un pecado lleva a otro.
El versículo 15 advierte contra la gente que está “siguiendo el camino de Balaam”. Este falso profeta se dejó seducir por las riquezas de Balac para desafiar directamente a Dios.
Pedro continúa, acusando a las personas que “les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque cualquier cosa que venza al hombre, a eso queda esclavo” (versículo 19; versión Revised Standard). ¡Cuán vívidamente describe esto a nuestro mundo! En todas partes la gente promete libertad mediante la inmoralidad y la anarquía. Pero ellos mismos están esclavizados al pecado y con la voluntad debilitada; por lo tanto, Satanás es capaz de atraerlos a pecados cada vez más depravados.
Observe la ineludible ley de Dios en acción. El pecado trae maldiciones. El pecado quebranta la voluntad, y la debilidad resultante conduce a un pecado peor y a maldiciones más graves.
Reconocer esta verdad a escala nacional le ayudará a aplicarla en su vida individual. Piense en ello y probablemente encontrará áreas en las que se está saboteando a sí mismo, dándole a Satanás ventaja sobre usted debido a su debilidad. Cuando usted carece de voluntad, no puede hacer lo que Dios le pide. Cuando falla, toma una mala decisión o peca, entonces su determinación, su confianza, su voluntad, se debilitan. Tomar esa decisión equivocada la próxima vez se hace más fácil.
Afortunadamente, lo contrario también es cierto. Una buena decisión refuerza su determinación para tomar la siguiente. La virtud construye confianza espiritual, que suministra fuerza para forjar más virtud. “El justo está confiado como un león” (Proverbios 28:1).
EE UU está en el lado equivocado de esta fórmula. Su voluntad quebrantada está acelerando su caída. Los enemigos de la nación ya están comenzando a pasar de los actos de sabotaje a ataques mucho más directos. Podemos esperar que esta tendencia se intensifique.
Profundice en esta lección y aplíquela personalmente. Obedezca a Dios y disfrute de las bendiciones que Le promete: “Y dormiréis, y no habrá quien os espante” (Levítico 26:6).