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Una chispa letal en el Monte del Templo
Jerusalén – Los ataques terroristas ocurren con frecuencia en Israel, tanto así que ya rara vez llegan a los titulares internacionales. Sin embargo, el ataque terrorista del 14 de julio de este año fue diferente; muy diferente. El tipo de víctimas no fue inusual. El personal de seguridad a menudo es el blanco de los terroristas palestinos. El armamento no fue nada fuera de lo normal: metralletas artesanales, pistolas y cuchillos normalmente son las herramientas del oficio. Incluso el número de asesinados (dos) no hizo que este ataque fuera notable. Lo que hizo este ataque diferente fue, el lugar.
Los terroristas intencionalmente escogieron el tercer lugar más santo del Islam, y el más santo para el judaísmo: el Monte del Templo. Esta fue una movida sorprendentemente audaz por los palestinos, y una que tomó a la seguridad israelí totalmente desprevenida.
Tan mal preparada estaba la policía de Israel que tuvieron que redoblar esfuerzos para que no se repitiera. Los dos días después del ataque el gobierno israelí cerró el Conjunto de 35 acres, para buscar más armamento en sus mezquitas, santuarios, túneles y cavernas. En la redada, la policía descubrió docenas de cuchillos, hondas, garrotes, pinchos, materiales para disturbios, municiones no usadas y granadas de aturdimiento. Luego, en una movida que parecía lógica e inofensiva, Israel instaló unos detectores de metal y cámaras a la entrada del Monte del Templo, de modo que los terroristas ya no pudieran introducir tal armamento dentro del Conjunto.
Las nuevas medidas de seguridad les parecieron muy extremas a los palestinos. Ambos la autoridad musulmana sobre el Conjunto y la Autoridad Palestina, hicieron un llamado a “días de ira” contra Israel, y un boicot al Monte del Templo, hasta que las medidas de seguridad fueran removidas.
En las dos semanas que siguieron, en la mayoría de los días se vieron disturbios después de la sesión de oración, llevada a cabo fuera del Conjunto. Luego, el 28 de julio hubo disturbios a gran escala por todo Jerusalén Oriental y por Cisjordania, terminando con tres manifestantes muertos. Los palestinos no querían ningún arreglo ni trato. Los disturbios continuarían hasta que todos los detectores de metal y cámaras fueran removidos.
Dos días más tarde, el gobierno Israelí capituló y comenzó a remover todo lo que éste había instalado para prevenir que ocurriera otro ataque.
Esta reacción violenta a prácticas que son comunes y bastante no invasivas, y que buscan preservar la vida humana en un lugar santo, merece nuestra reflexión. Este suceso nos ofrece un atisbo singular, a cómo un evento importante en la profecía bíblica tomará lugar. ¡Un evento que le cambiará su vida!
El primer dominó de los eventos del tiempo del fin
La Trompeta de Filadelfia anima constantemente a sus lectores a observar a Jerusalén, porque los incidentes en esta importante ciudad revelan específicamente, dónde nos encontramos en la línea de tiempo de los eventos del tiempo del fin, profetizados en la Biblia.
Muchas profecías indican que estamos en el tiempo del fin. Una profecía específica en el libro de Zacarías hace que los sucesos de julio en el Monte del Templo, ¡sean extremadamente importantes! Esa profecía dice que la mitad de Jerusalén caerá en manos árabes, y que este evento será el primer dominó en caer, en una secuencia que lleva hasta la venida del Mesías.
Basado en esta profecía, Gerald Flurry el jefe editor de la Trompeta, también ha pronosticado que antes que la mitad de Jerusalén sea tomada, se formará un impase entre los árabes y los judíos sobre la soberanía del Monte del Templo. Los palestinos tomarán las armas para apoderarse del Templo del Monte por la fuerza, e Israel responderá igualmente. Además, el Sr. Flurry espera que esta toma de control del Monte del Templo por los árabes, probablemente sea motivada por Irán. (Para un estudio más profundo sobre este tema, por favor solicite nuestro folleto gratuito Jerusalén en Profecía).
Con esto en mente, considere cómo estos factores se juntaron con sorprendente detalle en Jerusalén.
El impase del Monte del Templo
Militarmente, Israel controla a Jerusalén en su totalidad, incluyendo el Monte del Templo. Pero debido a la naturaleza sensible de esta ciudad, y de esta ubicación en particular, Israel limita estrictamente la visita de judíos al Conjunto, y permite que éste sea administrado por el Waqf (Habiz), una organización islámica en Jordania. El ataque de julio probó que se necesitaban más medidas de seguridad.
Mientras que Israel vio los detectores de metal como una simple decisión de seguridad para proteger de la violencia a los ciudadanos, el árabe de las calles y el mundo musulmán reaccionó con ira, manifestando que Israel estaba tratando de restringirles el acceso al sitio, para finalmente tomar control del Monte del Templo.
Esta mentira, promulgada por casi un siglo, dice que Israel está tramando constantemente tomar el control del Monte del Templo, destruir la Mezquita al-Aqsa para luego construir el tercer templo en esa área para que pueda retornar el Mesías de los judíos. Todo eso es evidentemente falso, la única restricción al acceso religioso que Israel hace al Monte del Templo es prohibir que los judíos oren ahí; sin embargo, esa mentira sigue siendo el único grito de guerra que une a los palestinos divididos, y al mundo musulmán en general.
Los palestinos y los líderes regionales entienden el poder unificador de esta mentira, y la usan a menudo para controlar al árabe en las calles. Esto es lo que vimos durante las manifestaciones violentas en julio.
El líder palestino Mahmoud Abbas dijo a simpatizantes de su movimiento Fatah que, “La campaña de Jerusalén ha comenzado y no se detendrá sino hasta la victoria palestina, y la liberación del lugar santo de la ocupación israelí”. Él luego manifestó que los detectores de metales habían sido “falsamente presentados como una medida de seguridad”, ocultando las intenciones de Israel para “tomar el control de la Mezquita al-Aqsa”.
Otra declaración de Fatah elogió a los manifestantes palestinos por sus “rebeliones contra el enemigo”, por sus “acciones por la protección de al-Aqsa, sacrificando almas y sangre, y por su lucha contra los planes israelíes”.
Ismael Haniyeh, el líder de Hamás (la facción rival de Fatah), castigó al resto del mundo musulmán por quedarse callado mientras Israel supuestamente profanaba el Monte del Templo (que los musulmanes llaman Al-Haram al-Sharif): “¿Dónde estás, nación de mil millones mientras se prohíbe la adoración en al-Aqsa? ¿Dónde están los árabes encumbrados mientras la mezquita está siendo manchada por extraños? (…) Al enemigo Sionista le digo que al-Aqsa y al-Quds [Jerusalén] son líneas rojas”.
En cada uno de esos casos la narrativa es consistente, directa y engañosa. Según eso, las medidas de seguridad de Israel son un intento de tomar el control del Monte del Templo, y negarles el acceso a los musulmanes. Por ende, los musulmanes creen que ellos deben defender y luchar contra los judíos en toda forma posible, para proteger sus lugares santos.
Y por lo tanto, algunos así lo hacen.
Una de esas personas fue Omar al-Abed de 19 años de edad de la comunidad árabe de Kobar. En la víspera del sábado durante las protestas, él entró a una colonia judía cercana en Cisjordania y tocó la puerta del frente de una residencia. La familia adentro estaba a la mitad de su cena del Sabbat, pero le abrieron la puerta al extraño. Omar entró y sacó un cuchillo.
Minutos más tarde, había asesinado al abuelo y a dos de sus hijos adultos y herido gravemente a la abuela. La carnicería acabó solo cuando un vecino (un soldado fuera de servicio) de al lado escuchó los gritos, tomó su arma y disparó hiriendo al terrorista.
Este ataque ocurrió lejos de Jerusalén, lejos del Monte del Templo, lejos de al-Aqsa. No obstante, según Omar esta familia que comía, y la cual le abrió su puerta, era un blanco legítimo en esta guerra santa.
“Estoy escribiendo mi último testamento, y estas son mis últimas palabras”, escribió Omar en Facebook solo dos horas antes de su ataque. Claramente él tenía intenciones de seguir apuñalando, hasta que alguien lo matara a él. Eso era un sacrificio que Omar estaba dispuesto a hacer por al-Aqsa.
El Jerusalen Post tradujo lo que Omar escribió: “Soy joven, no tengo ni 20 años. Tenía muchos sueños y aspiraciones. ¿Pero qué vida es esta en la que nuestras mujeres y jóvenes son asesinados sin ninguna justificación? Están profanando la Mezquita [al-Aqsa] y nosotros nos quedamos dormidos. Es una vergüenza que estemos sin hacer nada”.
Luego Omar habló contra otros palestinos, por no declarar la guerra por Alá, diciendo: “Ustedes, aquellos que tienen un arma y que están cansados, ustedes que solo llevan su arma a las bodas y celebraciones, ¿no les da vergüenza? ¿Por qué no están declarando la guerra por Dios? He aquí que ellos están cerrando al-Aqsa, y su arma está en silencio. Todo lo que tengo es un cuchillo afilado, y estoy respondiendo al llamado de al-Aqsa. Qué vergüenza, de ustedes que predican el odio. Dios se vengará de ustedes y hará que valga la pena. Todos nosotros somos hijos de Palestina e hijos de al-Aqsa. Ustedes son hijos de monos y cerdos si no abren las puertas de al-Aqsa. Estoy seguro que otros hombres me seguirán, y los golpearán con puño de hierro, les estoy advirtiendo”.
El cuchillo afilado de Omar respondió al llamado para salvar a al-Aqsa, y tres personas inocentes están muertas.
Ahora Omar es aclamado como un mártir en los círculos musulmanes alrededor del mundo. Y mientras se sienta en la prisión en cadena perpetua, él y su familia recibirán una generosa recompensa de parte del gobierno Palestino; una compensación financiera de por vida.
Lo de Omar es un ejemplo potente de cómo los palestinos (especialmente los jóvenes), son motivados por la mentira de que “al-Aqsa está en peligro”. Por supuesto, esto ya se sabía, dada la respuesta palestina a la visita del Primer Ministro israelí, Ariel Sharon al Monte del Templo en el año 2000. Ellos usaron la visita como pretexto para lanzar una segunda intifada. Aquella explosión de violencia mortífera (llamada a menudo como la “Intifada de al-Aqsa”), fue alimentada por la misma letanía: que Israel estaba tratando de tomar el control del Monte del Templo. Ese cuento motivó a los palestinos a ser bomba suicidas en autobuses y cafeterías por todo Israel. Al final, ellos asesinaron a 1.000 israelíes. Y miles de palestinos murieron a medida que Israel se defendía. Murieron creyendo en un cuento que era tan falso en aquel entonces, como lo es ahora.
En julio 2017, las medidas de seguridad de Israel desencadenaron protestas masivas. Esto demuestra que la causa de “defender” al-Aqsa de una amenaza inexistente sigue siendo una motivación poderosa para los palestinos.
Los poderes musulmanes oportunistas están listos para aprovecharse de esto.
La conexión iraní
Mientras las protestas y disturbios de julio fueron predominantemente reportadas como un levantamiento espontáneo popular del pueblo palestino, hay evidencia creciente que sugiere que Irán instigó los ataques del Monte del Templo, y que incitó los disturbios posteriores que llevaron a la muerte de seis manifestantes palestinos, y tres civiles israelitas.
El primer indicio de la participación iraní vino de una pieza especulativa en la revista Tablet del 27 de julio. El autor, Liel Leibovitz dedujo que ni Fatah ni Hamás instigó el ataque. El liderazgo de Fatah fue tomado por sorpresa, y se incorporó a la revuelta sólo después que se dio cuenta que los árabes en las calles estaban en total acuerdo con los disturbios posteriores. Así, quisieron reclamar el liderazgo de una causa palestina que ya estaba en marcha. Hamás ni se diga, porque éste tiene la fama de reclamar la responsabilidad por sus ataques. Hamás halagó el ataque del Monte del Templo, sin tomar crédito por ello.
Luego Leibovitz escribió que, “Después de descontar a varios otros candidatos de la zona (tales como Jordania), que son gobiernos débiles que dependen de la cooperación de los servicios de seguridad de Israel para su sobrevivencia, solo queda una conclusión muy lógica y difícil de negar, aunque no apoyada por ninguna evidencia patente: que el arquitecto de esta reciente ola de violencia es Irán”.
La pieza clave de la evidencia circunstancial, es la ubicación de la ciudad de los terroristas. Los tres hombres, Mohammed Hamad Abdel Latif Jabarin (de 19 años), Mohammed Ahmed Mafdal Jabarin (de 19) y Mohammed Ahmed Mohammed Jabarin (de 29) vinieron de la ciudad grande árabe de Umm al-Fahm en el norte de Israel. Esta ciudad es conocida por ser un campo fértil de los partidarios del Movimiento Islámico del Frente Norte, una organización prohibida en Israel en 2015, por sus conexiones a Hamás y la Hermandad Musulmana, así como la predicación constante de odio contra el Estado de Israel.
Sheikh Raed Salah (su líder) recientemente pasó un periodo de nueve meses en prisión, por un sermón que dio en al-Aqsa en 2007, en el que él expresó la esperanza de que “las calles de Jerusalén sean purificadas con la sangre del inocente, quienes la derraman para separar de sus almas la ocupación de los soldados de Israel; y también en la bendita Mezquita al-Aqsa”. Luego él dijo que “nuestro mejor momento será cuando nos reunamos con Alá como mártires del al-Aqsa”.
El hecho que los tres terroristas se refugiaron en el conjunto de al-Aqsa, en vez de huir a otro lugar, indica que querían responder al llamado de Salah, de ayudar a “purificar el área” con su “sangre inocente”.
Con su sentencia de prisión en 2007, no fue la única vez que Salah ha sido encarcelado. Del 2003 al 2005, estuvo en prisión por el cargo de financiar a Hamás (que era financiado y dirigido por Irán en aquel tiempo) y por estar en contacto con un agente de inteligencia iraní.
Livbovitz reconoció que él no tenía pruebas de una conexión iraní con el ataque de julio. Sin embargo, pruebas salieron a flote solo dos días después (el 29 de julio) de que Irán hizo esfuerzos para alimentar el fuego de los disturbios.
La prensa palestina comenzó a reportar que Irán, les había proveído ayuda a los palestinos que protestaban contra las medidas de seguridad de Israel. “La ayuda presuntamente incluía cajas de comida y bebida”, escribió el periódico Times of Israel, “que traían un volante adjunto mostrando la Cúpula de la Roca, y una cita atribuida al líder supremo de Irán, Ali Jamenei que decía ‘Con la ayuda de Dios, Palestina será liberada. Jerusalén es nuestra’” (1º de Agosto).
La Autoridad Palestina (AP), liderada por Mahmoud Abbas, aparentemente estaba enterada de la infiltración iraní dentro de Cisjordania, para convenir un paquete de ayuda de alrededor de un millón de dólares. Sin embargo, Abbas no advirtió al gobierno israelí acerca de la penetración iraní porque él había cortado el contacto días antes con la agencia de la seguridad israelí.
“Está claro para nosotros que el régimen en Teherán, con sus manos largas, está detrás de esta operación ambiciosa” dijo un oficial palestino a Israel Hayom.
“La participación iraní también molestó a [oficiales de] la AP”, continuó el Times of Israel, “… un oficial anónimo que se dice cercano a Abbas, le dijo al diario que fue un error haber permitido que Irán alcanzara con sus ‘tentáculos’ a Cisjordania” (op cit).
“El oficial dijo que, ‘es plenamente obvio que el gobierno de Teherán, por medio de sus largos tentáculos, estuvo detrás de estos esfuerzos. (…) Esto involucra a millones shékels, y tal parece que los iraníes han encontrado un forma de pagar esto, y dejarle claro a los palestinos que Irán está cuidando de ellos’”, escribió Israel Hayom (1º de Agosto).
¿Estamos cerca de la caída de Jerusalén?
Mientras la crisis del Monte del Templo parece estar hirviendo a fuego lento, es importante considerar lo que acaba de suceder.
A saber: Hubo un violento impase árabe-israelí sobre la soberanía del Monte del Templo, que fue motivado en parte por el régimen iraní.
Estas son las condiciones precisas que la Trompeta predijo hace dos décadas que llevaría a caer a la mitad de Jerusalén.
Pero la profecía no termina ahí. Ese evento iniciará una reacción en cadena que conducirá al retorno de Jesucristo.
Aunque actualmente hay una calma relativa en Jerusalén, la batalla sobre la soberanía del Monte del Templo, y el deseo de Irán de reclamar el liderazgo de la lucha de Palestina contra Israel, aún permanecen. El escenario está listo para el cumplimiento dramático de la profecía Bíblica en Jerusalén. ¡Las profecías que culminan en la Segunda Venida del Mesías! ▪