© Jared Preston
Un sencillo pero sólido principio de nutrición
¿Se siente confundido por todos los consejos contradictorios en cuanto a la alimentación y la nutrición? Deje de estarlo. Tener una alimentación saludable es simple. Aquí tiene un principio sólido como roca que debe recordar:
Coma, en cuanto le sea posible, alimentos que Dios creó para que usted los pudiera comer; naturales tal y como Él los creó.
Dios nos creó con la necesidad de alimento, y Él creó alimento para suplir esa necesidad. Hizo nuestros cuerpos de manera que pudieran tomar el máximo beneficio del alimento en la forma que Él lo creó. El hombre no puede mejorar nada de lo que Dios hizo, en ninguna forma.
Por ejemplo, Dios creó manzanas. Una manzana es un alimento maravilloso. Y la lista de ingredientes es: Manzana.
Si usted quisiera hacer las manzanas con un toque más gustoso, solo rebane las manzanas, cocínelas por alrededor de ocho horas; si es de su gusto, pudiera sazonarlas con canela o nuez moscada, hágalas puré... ¡y a disfrutar!
No obstante, los creadores de alimentos procesados, están más interesados en las ganancias que en su salud. Ellos usarán cualquier cosa que puedan para hacer que sus alimentos luzcan mejor, tengan mejor sabor, sean más duraderos, y que a usted se le antojen más. El “Puré de Manzana con Sabor a Fresa” marca Mott's contiene estos ingredientes: manzanas, jarabe de maíz con alta fructosa, agua, puré de fresa, saborizante natural, ácido ascórbico, colorante Rojo 40. Ese es un “alimento” no muy maravilloso, diseñado para beneficiar a los accionistas de Mott's más que al cuerpo de usted.
Evite cuanto más pueda los alimentos procesados y refinados como el azúcar refinada, la harina blanca, los aceites vegetales refinados, los alimentos enlatados (a menos que usted realice su propio enlatado), leche condensada, leche pasteurizada, leche descremada y baja en grasas, grasas hidrogenadas, aditivos y endulzantes artificiales. La mayoría de estos están cargados con químicos, preservantes, potenciadores de sabor y colorantes que Dios no creó para nuestro consumo. Las personas los han creado para que se vendan sus alimentos y ganar dinero.
Cuando usted se encuentre en una tienda de comestibles recuerde esto: si el alimento está en una lata o caja proveniente de una fábrica, muy probablemente viene con problemas.
Lea las etiquetas de nutrición. Muchas de ellas contienen una larga lista de ingredientes con nombres raros que vienen directamente de laboratorios químicos, y no de la cocina de la abuela (aunque la etiqueta al frente diga “De la Cocina de la Abuela”). Por ejemplo: emulsionantes, polisorbato 20, propionato de potasio, enzimas azodicarbonamida, alginato de propilenglicol, y muchos otros.
Si usted compra algo enlatado o empacado, elija el producto que contenga menos ingredientes, que sean preferiblemente seis o menos ingredientes reconocidos y fáciles de pronunciar.
La producción moderna de alimentos ha creado una gran cantidad de alergias. La sensibilidad y alergias a alimentos pueden causar estragos en su sistema. Usted bien podría estar sufriendo los efectos de ser alérgico a alimentos sin siquiera darse cuenta de ello, de modo que usted está lastimándose a sí mismo cada vez que come un alérgeno sin saberlo.
Esto se extiende inclusive hasta los alimentos básicos creados por Dios pero que han sido procesados por fábricas empacadoras de alimentos, especialmente estos productos: leche, huevos, trigo, soya, maní, nueces (almendras, semilla de marañón, etc.) y pescado (perca, bacalao, platija). Si usted se siente mal de salud muy a menudo, intente no comer todos esos alimentos y vea cómo se siente. Luego vuelva a incluirlos en su alimentación, uno a la vez para ver cuál de ellos empeora su salud.
“Coma solo aquellos alimentos que se echan a perder, y cómalos antes de que se arruinen” escribió el educador Herbert W. Armstrong. Si mantiene esta regla en mente usted comerá mucha menos comida refinada, procesada y cargada de preservantes. Usted comerá muchas más frutas y vegetales frescos, carnes frescas y granos integrales.
Eduque sus papilas gustativas para disfrutar alimentos en la forma natural en que Dios los creó. Entrénese así mismo para disfrutar postres de alimentos integrales (como fruta y nueces por ejemplo); y postres más saludables, como pasteles y galletas con harinas y endulzantes integrales. Mientras más los coma en vez de la comida chatarra procesada, más los disfrutará.
Cuando usted come comidas enteras integrales, su cuerpo asimilará los nutrientes en una mejor forma. Por ejemplo, cuando usted come granos integrales de trigo, usted está comiendo el salvado (la corteza) y el germen que contienen casi todas las vitaminas, minerales y enzimas que le ayudan a digerir la parte almidonada (el endospermo). Cuando usted come trigo refinado, su cuerpo aún necesita esas vitaminas, minerales y enzimas para digerir la parte almidonada, pero estos han sido eliminados, dejando únicamente la parte almidonada. Esto significa que su cuerpo tiene que extraer esas vitaminas, minerales y enzimas directamente de sus huesos, tejidos y órganos para hacer la digestión. Cuando usted come un producto refinado, no solo está privándose de los maravillosos nutrientes que Dios creó en ese producto, sino que ¡usted le está robando esos nutrientes a su cuerpo!
Los alimentos integrales de Dios le dan nutrientes. Las falsificaciones hechas por el hombre le roban los nutrientes a usted. Coma trigo integral en vez de harina refinada, pastas de grano integral, arroz integral en vez de arroz blanco, frutas integrales y vegetales con cáscara.
No permita que la disonancia de consejos contradictorios de nutrición lo confunda. Comience con lo sencillo: coma alimentos integrales. ▪