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Un reavivamiento religioso, ¿en Europa?
La iglesiaCapernaum en el centro de Hamburgo, Alemania (ahora bajo una nueva administración), está mucho más concurrida de lo que solía estar. El auditorio principal tiene capacidad para 500 fieles. Bajo la Iglesia Evangélica (los antiguos propietarios del edificio), solo unas 20 personas acudían cada semana. Pero para sus nuevos dueños, el auditorio les queda pequeño.
¿Por qué ese cambio tan dramático? Porque ahora es el Centro Islámico Al-Nur.
El cambio es un símbolo de la tendencia que recorre Europa. Desde 2001, 500 iglesias en Londres han sido convertidas en casas particulares y se han abierto más de 400 mezquitas. En 2016, siete iglesias francesas fueron demolidas, 26 fueron puestas en venta, y muchas más se convirtieron en oficinas, apartamentos, gimnasios, etc. Mientras tanto, desde 2003 se han construido casi 1.000 mezquitas francesas.
Por eso parece extraño hablar de un reavivamiento cristiano en Europa. Las iglesias están muriendo. La religión está teniendo un papel más pequeño que nunca en la vida cotidiana de las personas.
Pero en la política, la religión está haciendo un gran retorno.
Los políticos están hablando más que nunca del patrimonio religioso de su nación. Lo están usando para diferenciarse de los musulmanes. Hablan de la importancia que tiene para su cultura. Aunque los europeos no van a la iglesia ni dejan que la religión les diga cómo vivir sus vidas, están buscando la religión para decirles quiénes son.
Europa oriental
Ya en 2014, la revista católica First Things notó que esta tendencia estaba surgiendo en Europa central y oriental: “En Hungría, Croacia y otros lugares de Europa oriental, se está produciendo una revolución a favor de la familia y la vida, y un redescubrimiento de las raíces cristianas.
“Inadvertido a la sombra de un occidente secularizado, el papel público de la religión ha estado creciendo en el oriente desde el colapso del comunismo” (17 de enero de 2014).
Este proceso se ha acelerado dramáticamente a medida que empeora la crisis migratoria en Europa. Desde 2013 alrededor de 2,5 millones de migrantes, han solicitado asilo en la Unión Europea. La UE no hace seguimiento a la religión de los solicitantes de asilo, pero la gran mayoría proviene de países dominados por musulmanes. Según Pew Forum en 2010, alrededor de 19 millones de musulmanes vivían en la UE. Así que en la UE la población musulmana ha aumentado cerca de un 10 por ciento debido solo a la crisis de los refugiados.
Puesto que miles de musulmanes han llegado cada año, trayendo su religión con ellos y estableciendo numerosas mezquitas, los líderes europeos han alejado su retórica del estricto secularismo y han comenzado a enfatizar cuán cristianas son sus naciones.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, fue uno de los primeros en tomar esta ruta. En mayo de 2015, dijo rotundamente: “Creo que tenemos derecho a decidir que no queremos un gran número de musulmanes en nuestro país”.
“Sin embargo, no olvidemos que los que están llegando han sido educados en otra religión y representan una cultura radicalmente diferente”, escribió él en Frankfurter Allgemeine Zeitung. “La mayoría de ellos no son cristianos, sino musulmanes. Este es un asunto importante, porque Europa y la identidad europea tiene sus raíces en el cristianismo” (3 de septiembre de 2015).
Muchos otros se han unido a Orbán desde entonces. En mayo de 2016, el primer ministro eslovaco Robert Fico, dijo: “No quiero ver una comunidad musulmana en Eslovaquia. (…) No queremos cambiar las tradiciones de este país, que están construidas sobre la tradición cristiana”. El presidente de la República Checa advirtió en enero de 2016 que integrar a los musulmanes a Europa es “prácticamente imposible”. A principios de este año, el ministro del interior polaco Maurisz Blaszczak, dijo que la presencia de la población de refugiados mayoritariamente musulmana es una “bomba de tiempo”.
Esta retórica es popular. Las encuestas en Polonia y Bulgaria muestran que tres cuartas partes de los encuestados quieren que sus países dejen de aceptar migrantes musulmanes.
Los líderes católicos también respaldan esta posición. Aunque el papa Francisco ha sido uno de los líderes más prominentes que alienta a Europa a acoger a más inmigrantes, los obispos mayores en el oriente tienen otra opinión. El arzobispo Jan Graubner, exlíder de la conferencia episcopal de la República Checa, ha dicho que su país debería aceptar solamente “refugiados cristianos”. En una reunión de líderes católicos de la República Checa y Eslovaquia ocurrida en febrero, el cardenal Dominik Duka, actual presidente checo de la conferencia episcopal, dijo: “Toda la historia de la humanidad muestra cómo la migración incontrolada causa violencia y conflicto, así como colapso económico y cultural”.
“Mientras más grande sea la comunidad musulmana, mayor es la probabilidad de violencia; en tal situación, es legítimo preguntar por la religión que profesan estas personas, y qué tanto beneficio trae a nuestra sociedad”, dijo el arzobispo Stanislav Zvolensky, líder de la conferencia episcopal de Eslovaquia. “No deberíamos olvidar que el cristianismo y el islam están, a pesar de todos los esfuerzos de diálogo, en conflicto permanente. Siempre hay conflicto cuando uno de ellos gana la ventaja” (énfasis añadido en todas partes).
El occidente
En el occidente, los obispos que hablen con tanta franqueza son escasos, pero algunos hay. El más destacado es el cardenal Christoph Schönborn, quien es considerado un posible sucesor del Papa actual.
“¿Habrá ahora un tercer intento de conquista islámica de Europa?”, preguntó Schönborn en septiembre de 2016. “Muchos musulmanes piensan que sí y lo anhelan, y dicen: Europa ha llegado a su fin”.
Luc Ravel fue nombrado arzobispo de Estrasburgo, Francia, por el papa Francisco en febrero [2017]. En julio, Ravel le dijo a un periódico francés: “Los creyentes musulmanes saben muy bien que su tasa de natalidad es tal que hoy la llaman (…) el Gran Reemplazo. De una manera muy calmada y muy positiva nos dicen, ‘un día todo esto será nuestro”.
Esta tendencia se extiende incluso a los líderes políticos en Europa occidental.
Europa occidental es tradicionalmente el lugar más secular de la Tierra. A finales de 2015, una encuesta de Gallup International encontró que Europa occidental y Oceanía eran las únicas regiones del mundo donde cerca de la mitad de la población era atea o no religiosa. Pero incluso ahí, la religión política está regresando.
En Francia, el muy religioso François Fillon fue nominado para dirigir a Les Républicains, el principal partido conservador de Francia. “¡Ayuda, Jesús ha regresado!”, fue el titular en el periódico Libération (24 de noviembre de 2016).
Robert Zaretsky, de Foreign Policy, escribió: “Incluso legiones de franceses que no se apegan a su fe, se volcarán a votar en masa por un político que sí se apega. (…) En un país donde apenas cinco de cada 100 ciudadanos asisten a la iglesia, el peso del catolicismo sigue siendo evidente” (1 de diciembre de 2016). Él llamó a estos votantes, “zombis católicos de Francia”.
Fillon al final terminó estrellado y quemado en un escándalo financiero. Entonces Marine Le Pen y su partido Frente Nacional de extrema derecha intentaron levantar el estandarte de la cristiandad.
La religión de Le Pen es “un cristianismo secularizado como cultura”, dijo Rogers Brubaker, sociólogo de la Universidad de California en Los Ángeles, a la revista Atlantic. “Se trata más de pertenecer, que de creer”, expresó, y lo describió como un cristianismo que dice, “Nosotros somos cristianos, precisamente porque ellos son musulmanes. Por lo demás, no somos cristianos en ningún modo sustancial” (6 de mayo).
Ese es un excelente resumen de la tendencia que presenta toda Europa. El cristianismo no está motivando a las personas a asistir a servicios religiosos u obedecer normas religiosas, sino que está siendo utilizado para impulsar a la gente a votar por líderes que suenan religiosos.
Las elecciones de Alemania del 24 de septiembre vieron el mismo avivamiento cristiano. La Unión Demócrata Cristiana (cdu, todas las siglas en alemán), un partido político tradicional que ha ayudado a formar la base de la política alemana desde la Segunda Guerra Mundial, fue fundado por aquellos que buscaban consolidar el carácter cristiano de Alemania. Sin embargo, a pesar de tener “Cristiana” en su nombre, se ha vuelto progresivamente más secular. Parece que muchos votantes en las elecciones de septiembre castigaron a la cdu migrando al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que logró un gran éxito.
Foreign Policy escribió sobre el “objetivo del partido de convertirse en el verdadero guardián de la identidad cristiana de Alemania, y de Europa” (11 de septiembre). Un grupo de teólogos católicos y protestantes formaron la organización “Christen in der AfD” para solicitar apoyo para el partido. Si Alemania pierde su identidad cristiana, advirtieron ellos, se “pondrá en peligro nada menos que los cimientos de nuestro sistema de estado y de nuestra civilización”.
La AfD, sin embargo, es un ejemplo perfecto de este cristianismo tipo, “más de pertenecer que de creer”. Sus lemas electorales, tales como “¿Burkas? No. Queremos bikinis”, difícilmente son modelos de castidad y virtud. Dos de sus líderes principales son lesbianas. Pero es la identidad lo que importa. Las líderes lesbianas ni siquiera han hecho mucha presión por el “matrimonio” homosexual o cualquier otro tipo de derechos homosexuales. En las guerras culturales, están del lado de la derecha cristiana, y la derecha cristiana está feliz de aceptarlas.
El asombroso éxito electoral de la AfD, que de la nada se convirtió en el tercer partido más grande en el parlamento alemán, muestra el apetito en Alemania por este tipo de religión en la política.
Pero la AfD no es el único grupo que abraza esta herencia cristiana. El partido hermano de Angela Merkel, la Unión Social Cristiana (csu), se ha mantenido mucho más cerca de su herencia cristiana. El partido tiene buenas relaciones con Viktor Orbán. Incluso lo invitó a Baviera, a pesar de la gran oposición del gobierno federal alemán.
El orador estrella de la csu en las recientes elecciones, Karl-Theodor zu Guttenberg, trajo un mensaje “cristiano”. En el festival de Gillamoos, le dijo a una multitud: “Cuando no estamos listos para amar nuestra cultura, entonces otros comenzarán a definir nuestra cultura”, y agregó que Alemania debe proteger su “sociedad occidental cristiana/judía” (traducción de la Trompeta en todas partes).
“Yo no veo mucha libertad cuando al pasar por una calle de Múnich en agosto, con temperaturas de 35 a 38 grados Celsius, uno ve a un caballero de Abu Dabi (…) y a una distancia considerable lo siguen una o dos mujeres con un nicab [un velo que cubre el rostro]”, dijo él. “¡La supresión de la mujer no tiene cabida en nuestra cultura!”.
Sus declaraciones son más suaves que el mensaje de la AfD o de muchos en Europa oriental. Pero son más fuertes de lo que muchos políticos tradicionales de occidente están dispuestos a dar, y éstas fueron recibidas con un aplauso entusiasta.
Una tendencia creciente
El redescubrimiento europeo de su identidad cristiana se produce principalmente como una reacción al islam. La migración musulmana está cambiando la naturaleza de las ciudades de Europa, y el islam radical las está atacando abiertamente.
El tiempo ha demostrado que la migración y los ataques no van a desaparecer. En respuesta, la Europa secular solo se está volviendo más cristiana.
En su obra clásica El choque de civilizaciones, Samuel Huntington escribió: “Sabemos quiénes somos solo cuando sabemos quiénes no somos y, a menudo, solo cuando sabemos en contra de quién estamos. (…) Para las personas que están buscando identidad y etnicidad, los enemigos son esenciales”. Muchos de los enemigos de Europa han sido musulmanes; por eso el Continente está adoptando el lenguaje, símbolos e identidad del cristianismo, porque eso es lo que más claramente lo distingue de estos enemigos.
“La inestabilidad y la violencia en Oriente Medio ha causado la migración musulmana a Europa”, escribió Jacob Shapiro, analista de Geopolitical Futures. “A su vez, la migración musulmana ha avivado el nacionalismo, a veces con efectos electorales, e incluso ha llevado a cierta participación europea en las guerras musulmanas” (23 de agosto). El señaló que el terrorismo ha estado aumentando en Europa desde 2005. El nacionalismo comenzó a aumentar casi al mismo tiempo. El terrorismo ya está transformando a Europa. “El viejo conflicto entre Europa y Oriente Medio, la cristiandad y el islam, está hirviendo a fuego lento otra vez” (ibíd.).
Una vez más, ¡la religión está jugando un papel importante en el destino de Europa!
La Trompeta y, antes de nosotros, la Pura Verdad (Plain Truth) han estado vigilando este acontecimiento desde los años de 1930. Durante décadas, Herbert W. Armstrong pronosticó que Europa se uniría formando una superpotencia de 10 naciones. Pero la mayor parte de la historia del Continente ha sido, de una nación europea luchando contra otra. ¿Qué fuerza es lo suficientemente fuerte como para unir a Europa?
Los ataques a Europa desde afuera son una poderosa fuerza motivadora. Los europeos ciertamente tienen un enemigo común: el islam radical y extremista. Pero hay otro factor importante que comparten todas las naciones europeas: su herencia cristiana.
En agosto de 1978, el Sr. Armstrong escribió en la revista de vida cristiana Good News: “¡Los europeos quieren su propio poder militar unido! (…) Ellos han hecho un verdadero esfuerzo para unirse en el Mercado Común. (…) Pero saben bien que solo hay una posibilidad de unión en Europa, y esa es a través del Vaticano”.
El Sr. Armstrong pronosticó que habría una moneda común en Europa. En la Pura Verdad de noviembre-diciembre de 1954, escribió: “Alemania inevitablemente [va a] surgir como el líder de una Europa unida”; lo cual es un sentimiento con el que muchos en el sur de Europa, estarían de acuerdo hoy. La Pura Verdad de septiembre de 1967, declaró: “Algo con lo que usted puede contar. En realidad, es tan seguro que puede darlo por hecho: el clamor de una unión política en Europa se hará más fuerte”. En abril de 1952, en la revista Good News del Sr. Armstrong, decía: “Rusia podría devolver Alemania oriental a los alemanes y será forzada a renunciar a su control sobre Hungría, Checoslovaquia y partes de Austria”, con el fin de completar esta unión.
Mucho de esto ya ha sucedido. Las predicciones del Sr. Armstrong, basadas en la profecía bíblica, han demostrado ser precisas. Pero la unión completa aún no se ha logrado. ¿Por qué? El Sr. Armstrong escribió: “este Sacro Imperio Romano resucitado solamente puede hacerse realidad de una sola manera: por los ‘buenos oficios’ del Vaticano, uniendo la iglesia y el estado una vez más, con el Vaticano a horcajadas y gobernando…” (La Pura Verdad, enero de 1979).
La Iglesia católica ha sido el único ingrediente que falta en la unidad europea. Y ahora ese ingrediente se está agregando nuevamente a la mezcla.
Las mismas profecías que pronostican la unidad europea también predicen que una iglesia tendrá un papel principal liderando esta nueva superpotencia. Apocalipsis 17 describe a una mujer que se sienta “sobre muchas aguas”. Su poder se extiende sobre una vasta porción de la Tierra. En la Biblia, normalmente una mujer representa una iglesia. Con esta mujer “han fornicado los reyes de la tierra”, lo que significa que ella es un gran poder político.
El renacimiento religioso en Europa está allanando el camino para el regreso de esta mujer.
La Biblia tiene mucho que decir sobre cómo se verá este poder religioso europeo, y lo mismo pasa con la historia. En Europa repetidamente se han levantado imperios religiosos en estrecha alianza con el Vaticano.
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