
Un fabricante de armas se hace con una fábrica alemana de trenes
“En lugar de vagones de tren, a partir del año que viene se fabricarán aquí piezas para la industria de defensa”, declaró ayer el canciller alemán Olaf Scholz en Görlitz, Sajonia.
Ese día, el fabricante de armas franco-alemán knds adquirió la fábrica de trenes Alstom de Görlitz. En el futuro, las instalaciones producirán componentes para el tanque de combate principal Leopard 2 y otros sistemas militares.
Preservar los puestos de trabajo: es “una muy buena noticia que se preserven los empleos industriales aunque Alstom abandone Görlitz”, dijo Scholz. Según Bild, alrededor de 350 de los 700 empleados actuales de Alstom se trasladarán a knds. Sus trabajos pasarán de producir transporte a producir armamento.
Una dirección peligrosa: en un momento de estancamiento económico y de escalada de los conflictos mundiales, la producción de armas letales se ha vuelto más rentable que la fabricación civil.
Lo que Scholz celebra como una medida de ahorro de empleo se hace eco de un inquietante paralelo histórico: en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, la industria alemana giró rápidamente hacia la producción militar. Hoy en día, gran parte del mundo permanece ajeno —o indiferente— a la silenciosa transformación de Alemania.
Tendencia profetizada: la Biblia predice que el poder industrial de Alemania, acumulado durante décadas, será el motor de una superpotencia europea militarizada. Este último acontecimiento es un signo de una tendencia mucho más amplia y significativa.
Para más información, lea “El asombroso ascenso militar de Alemania”.