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¿Se está volviendo EE UU conservador?
¿Qué quieren los estadounidenses? Aparentemente, la mayoría no quieren fronteras abiertas ni confiscación de armas. No quieren cirugías de transición de género financiadas por los contribuyentes para los inmigrantes detenidos y los presos federales. No quieren prohibiciones del fracking [fracturación hidráulica] ni de las pajitas de plástico, ni mandatos de vehículos eléctricos, ni reparaciones por la esclavitud.
Todas estas son posiciones que Kamala Harris apoyó recientemente. Pero ahora que intenta atraer a los votantes en una elección presidencial, las ha abandonado todas y ha cambiado su imagen.
La nueva Harris no es una izquierdista radical, sino una estadounidense promedio: posee armas que dispararía a cualquier intruso en su casa, es dura en materia de seguridad fronteriza, es protectora de los derechos de fracturación hidráulica y de la independencia energética de Estados Unidos, es defensora del libre mercado. Ha eludido la pregunta sobre las reparaciones. Y se ríe de lo absurdo que es que los contribuyentes financien cirugías transgénero para inmigrantes ilegales.
La transformación de la vicepresidenta Harris es algo más que una muestra de falta de sinceridad por parte de una política oportunista. Es una medida de lo impopulares que son realmente las políticas de izquierda radical que su clase política ha estado imponiendo a los estadounidenses.
Los líderes de izquierda que han trabajado para, en palabras de Barack Obama, “transformar fundamentalmente a EE UU”, han intentado generalizar una serie de posturas verdaderamente aborrecibles: aborto ilimitado, inmigración sin restricciones, apoyo a la “justicia racial” incluso violenta, hombres extraños que acceden a los baños de mujeres, drag queens en espacios públicos, material pornográfico perverso para niños de escuela, extralimitación cada vez mayor del gobierno en nuestras vidas privadas, regulaciones que aplastan la economía, medidas drásticas contra la libertad de expresión… y la lista continúa. De alguna manera, esto se ha convertido cada vez más en la línea del Partido Demócrata. Y cada vez más estadounidenses se dan cuenta de lo extrema y ridícula que es. Incluso demócratas de toda la vida están abandonando el partido.
¿Es la reacción contra el extremismo de izquierda una señal del regreso al conservadurismo en EE UU?
Mucha gente espera que sí, incluso lo cree. Pero seamos sinceros: no hace falta ser de derecha para reconocer que las élites de izquierda se han pasado de la raya.
¿Qué tan conservador se está volviendo EE UU realmente?
Progresistas: los nuevos conservadores
En un esfuerzo por llegar a los izquierdistas marginados, la Convención Nacional Republicana (rnc, por sus siglas en inglés) concedió un espacio en horario estelar a una rapera proabortista. “Me llamo Amber Rose”, dijo a los delegados republicanos el 16 de julio, con los nombres de sus dos hijos, Bash y Slash, tatuados en la frente.
“Soy modelo y empresaria…”, dijo. “Estoy aquí esta noche para decirles, sin importar su procedencia política, que la mejor oportunidad que tenemos de dar a nuestros bebés una vida mejor es elegir a Donald Trump, presidente de EE UU. (…) He visto todos los mítines y he empezado a reunirme con muchos de ustedes, sus seguidores con gorra roja. Me di cuenta que a Donald Trump y a sus seguidores no les importa si eres negro, blanco, gay o heterosexual. Todo es amor. Y entonces me di cuenta. Esta es mi gente. Aquí es donde pertenezco”.
Rose ha dicho que puede apoyar a Trump porque, después de todo, no es “muy conservador”, ya que está “a favor del derecho a decidir abortar”. Muchos republicanos se alegraron de que una celebridad de izquierda como Rose apoyara a Trump y no a Harris. Pero el hecho de concederle un espacio para hablar en el horario estelar de la convención republicana ilustra bien lo mucho que ha cambiado este partido.
Hay un dicho en EE UU que afirma que bastan 20 años para que un liberal se vuelva conservador sin cambiar una sola idea. La Convención Nacional Republicana demostró ampliamente esta verdad.
Hace veinte años, los republicanos promulgaban leyes que prohibían el aborto e impulsaban una enmienda constitucional para definir el matrimonio como “la unión de un hombre y una mujer”. En la actualidad, el Partido Republicano ha abandonado oficialmente su oposición al “matrimonio” homosexual y su campaña de décadas a favor de la prohibición federal del aborto. Su nueva plataforma política es una de las mayores derrotas que han sufrido los conservadores a manos de los republicanos. Estas cuestiones alienan a gente como Rose, por lo que Donald Trump y los líderes del partido las abandonaron en un intento de ganar más votos y ampliar el apoyo a cuestiones más apremiantes como el cierre de la frontera y la reconstrucción de la economía.
La plataforma republicana de 2024 se opone a los abortos tardíos y promete mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos, prohíbe que los contribuyentes financien cirugías de cambio de sexo y evita que las escuelas financiadas por los contribuyentes promuevan las transiciones de género. Éstas son las luchas morales que los republicanos están dispuestos a librar hoy. Eso significa que ya han cedido todo el territorio moral hasta estas posiciones bizarras y extremistas.
Para luchar contra estos males, muchos republicanos han hecho causa común con transexuales como Bruce “Kaitlyn” Jenner, que también se opone a que los hombres compitan en deportes femeninos y a las operaciones de cambio de sexo para niños. Quieren demostrar que los demócratas son tan radicales que incluso los transexuales “moderados” se oponen a ellos. Pero dar a Jenner un espacio en Fox News normaliza que los hombres se vistan y actúen como mujeres, una postura en la que, hace 20 años, sólo creían los demócratas más marginales y radicales. Hoy, incluso los republicanos del movimiento “Make America Great Again” [Hacer a Estados Unidos grande otra vez] aceptan a los transexuales en su partido siempre que no abusen de los niños.
Los medios de comunicación retratan constantemente a los republicanos que apoyan a Trump como extremistas de extrema derecha. Esto es delirante. En realidad, el actual Partido Republicano no es muy diferente del Partido Demócrata de hace 20 años. Toda de la sociedad estadounidense está aceptando opiniones de izquierda; los republicanos sólo avanzan un poco más despacio que los demócratas.
La guerra cultural
Si bien las batallas políticas entre demócratas y republicanos son más feroces y amargas que nunca, en muchos frentes la guerra cultural en EE UU ya está decidida.
El exitoso escritor Mark Steyn ha advertido que un gobierno conservador no puede existir en una cultura de izquierda. “Los liberales [es decir, los izquierdistas] hacen un esfuerzo enorme por cambiar la cultura. Los conservadores hacen un esfuerzo enorme para cambiar a los funcionarios electos cada dos noviembres, y luego se sorprenden de que eso no haga mucha diferencia”, escribió Steyn para el New York Post en 2014, antes de que Donald Trump entrara en política. “La cultura triunfa sobre la política; por eso, una vez que la cuestión se ha resuelto culturalmente, a los conservadores no les queda más que ponerse al día, retorciéndose como pretzels para explicar por qué el matrimonio gay es realmente conservador después de todo, o por qué 30 millones de inmigrantes no cualificados con una mayoría de nacimientos fuera del matrimonio son ‘aliados naturales’ del Partido Republicano”.
Según una reciente encuesta de Gallup sobre cuestiones morales, los adultos estadounidenses son más propensos que nunca a considerar moralmente aceptables el aborto, el suicidio y la poligamia. Las últimas encuestas indican que el 7% de los estadounidenses se identifican ahora como lesbianas, homosexuales, transexuales o queer [raro]. Esta cifra ha aumentado dramáticamente en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes, un éxito asombroso para los pervertidos sexuales que llevan años atacando a los niños. Las encuestas muestran también que una cuarta parte de estos estadounidenses son republicanos. Así que Donald Trump puede aumentar potencialmente su porcentaje de voto popular en las elecciones presidenciales de 2024 en un 2% si elimina la oposición al “matrimonio” entre personas del mismo sexo de la plataforma del Partido Republicano.
A diferencia de los izquierdistas, Trump no apoya el “matrimonio” entre personas del mismo sexo porque quiera transformar fundamentalmente la sociedad. Ha aceptado que la sociedad ya ha sido fundamentalmente transformada, así que está haciendo lo que tiene que hacer para seguir siendo lo suficientemente popular como para ganar la reelección. En una democracia, la política refleja a la población.
Donald Trump es popular porque ha prometido proteger la frontera de EE UU, asegurar las elecciones estadounidenses y revitalizar la economía de EE UU. También hablará lo suficiente de Dios para atraer a los votantes religiosos. Pero el Partido Republicano no va a empezar a pregonar un mensaje sobre virtudes morales bíblicas. La gente simplemente no quiere oírlo.
En EE UU ya no existe una batalla cultural entre conservadores y liberales. El campo ha cambiado. La lucha de hoy es entre la izquierda de centro moral y la izquierda radical demente.
Acuerdo peligroso
Si se silencia toda la retórica política y la maldad personal, se puede empezar a ver que, en algunos aspectos fundamentales, las plataformas de los partidos republicano y demócrata tienen extrañas similitudes. “En cuanto a las líneas generales de la política pública, hay una convergencia inquietante”, escribió George Will después de la rnc de este verano. “Programáticamente, los partidos están más alineados de lo que lo han estado desde la década de 1950, cuando el presidente Dwight D. Eisenhower hizo que los republicanos aceptaran la permanencia del legado del New Deal [nuevo trato]: un Estado que transfiere pagos (Seguro Social, y pronto Medicare y mucho más) y la supervisión federal de la economía. (…) Ambos partidos están a favor de una expansión significativa del control gubernamental de la actividad económica y de la distribución de la riqueza. Ambos prometen dejar sin cambios los programas de transferencia de pagos (Seguro Social, Medicare) que se precipitan hacia la insolvencia y conducen a un endeudamiento nacional insostenible” (Washington Post, 18 de julio).
Ningún político tendría éxito hoy en EE UU si redujera sus promesas de prestaciones sociales y promoviera el conservadurismo fiscal. Ni siquiera se habla de la astronómica deuda nacional, que ya asciende a 35 billones de dólares, que aumenta un billón más cada 100 días y que va camino de superar los 57 billones en una década.
EE UU ya paga cada día más de 2.000 millones de dólares en intereses por esta suma. El año que viene podría pagar más de un billón de dólares sólo en intereses. Compárelo con la solicitud presupuestaria del Departamento de Defensa para el año fiscal 2025, que asciende a 849.800 millones de dólares. Los historiadores advierten que intereses de la deuda superiores al gasto militar son una sentencia de muerte para los imperios.
Sin embargo, “la trayectoria fiscal del país sólo merece menciones esporádicas por parte de los candidatos presidenciales de los principales partidos, por no hablar de un plan serio para abordarla”, señalaba el Wall Street Journal. “En lugar de eso, los candidatos se ponen zancadillas unos a otros para hacer costosas promesas a los votantes” (17 de septiembre). La mayoría de los estadounidenses admiten que la deuda federal es demasiado alta, pero nadie está dispuesto a hacer sacrificios personales para rectificar este problema que destruye la nación. Y siempre agradecen más beneficios.
Consideremos ahora la relación entre estos problemas culturales y económicos.
Una de las principales razones por las que el gobierno está tan endeudado es que programas como el Seguro Social, Medicare y una miríada de políticas de bienestar social pretenden cumplir funciones sociales que solían ser obligación de la familia: cuidar de los enfermos, los ancianos y los niños huérfanos. La responsabilidad familiar se ha nacionalizado. Esto es económicamente insostenible y ha traído consigo muchas maldiciones.
El mega millonario Elon Musk es una de las pocas personas destacadas que advierten que la deuda de EE UU es una amenaza existencial. Ha apoyado sin reservas a Donald Trump, y Trump ha prometido poner a Musk al frente de un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Sin duda, cualquier esfuerzo por reducir el despilfarro gubernamental sería bienvenido. Sin embargo, Musk evita por completo las cuestiones culturales que han hecho de la deuda un problema en primer lugar.
Musk es un excelente ejemplo de liberal de centro-izquierda abandonado por la radicalización del Partido Demócrata. Reconoce claramente los males de la transexualidad coercitiva y de las restricciones izquierdistas a la libertad de expresión, pero no es un conservador cultural.
Este nuevo héroe de la derecha está tan preocupado por la disminución de la población mundial que anima a la gente a tener tantos hijos como sea posible, incluso si eso significa crear niños sin padre a través de la fecundación in vitro. Ha tenido 12 hijos con tres mujeres diferentes. Puede permitirse el lujo de cuidar económicamente de estos niños, pero aparentemente olvida que la mitad de todo el gasto federal se destina a estos programas de ayuda social que podrían y deberían ser gestionados por familias fuertes y estables. Hasta que no se arregle la estructura familiar rota de EE UU, la nación continuará hacia la bancarrota. Pero parece que los estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, han perdido esa batalla definitivamente.
La visión de Dios sobre EE UU
Gerald Flurry, redactor jefe de la Trompeta, ha demostrado que el EE UU de hoy guarda un paralelo con el antiguo Israel durante el siglo viii a. C. bajo el reinado de Jeroboam ii. De hecho, esa historia, registrada en la sección de la Biblia llamada los profetas anteriores, es una profecía directa de nuestros días, y Donald Trump está cumpliendo el papel de un Jeroboam moderno. (Todo esto se explica en el libro gratuito del Sr. Flurry Estados Unidos bajo ataque. Solicite un ejemplar gratuito).
Antes del gobierno de Jeroboam ii, Israel se encontraba en una situación terrible, de amarga aflicción. Pero Dios se apiadó y revirtió la situación, y lo hizo a través de este rey. Bajo Jeroboam, Israel disfrutó de un período de prosperidad sin precedentes. Las fronteras del reino se extendieron, los enemigos se retiraron, el comercio floreció y la población creció. Jeroboam “restauró los límites de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la palabra de [el Eterno] Dios de Israel…” (2 Reyes 14:25). Las pruebas arqueológicas han confirmado la exactitud de este relato bíblico.
La riqueza financiera y física que Jeroboam ii supervisó es asombrosa. Sin embargo, la condición espiritual del reino era espantosa. Dios no bendijo a Israel por la rectitud del pueblo o del rey; de hecho, Jeroboam “hizo lo malo ante los ojos de [el Eterno]” (versículo 24). La riqueza material contrastaba completamente con el estado espiritual del reino.
El profeta Amós, que escribió en esa época, reveló que el éxito de la nación hizo que la gente se volviera orgullosa y demasiado confiada. Abundaban los cultos y las prácticas idólatras (p. ej., Amós 5:21-27). Los ricos explotaban a los pobres y se saciaban de lujos (Amós 6:1-6). Los profetas Oseas y Joel también condenaron el materialismo y la autocomplacencia de aquella época.
No, no fue por ningún arrepentimiento o despertar religioso por lo que Dios mostró tanta misericordia hacia la nación, ¡sino porque estaba muy cerca de su fin! Dios no quería que el nombre de Israel fuera borrado (2 Reyes 14:26).
Qué profecía tan cierta para EE UU hoy en día. Desde el punto de vista de Dios, somos una nación pecadora. El materialismo, el egoísmo y la avaricia, la despreocupación por la mentira y el engaño, la aceptación de la corrupción, la enfermedad en nuestras familias, la entrega a la promiscuidad, la homosexualidad y la transexualidad, el espíritu indiferente de “lo que sea que te convenga, deja en paz a mis hijos”, el encaprichamiento con la oscuridad y la perversión; son pecados por los que Dios está profundamente triste y enfadado. Estos pecados atraen maldiciones.
Otras profecías predicen un tiempo de terribles maldiciones sobre EE UU, y ya estamos viviendo las primeras etapas de esas maldiciones (recuadro, página 6). La profecía de 2 Reyes muestra que, en medio de estas maldiciones, Dios dará a EE UU un resurgimiento temporal. Pero está claro que esto no se debe a la rectitud de Jeroboam o a la rectitud de la nación, sino a pesar de su maldad.
¿Qué debe hacer usted?
Lo que antes se consideraba conservador ahora es extremista, y lo que era progresista ahora se considera de centro derecha. Si analizamos estos hechos objetivamente, hay algo que queda claro: no se puede utilizar el estándar de la sociedad como instrumento de medida. Esos estándares cambian constante y rápidamente. Y si quiere sentirse bien consigo mismo, hay muchos degenerados con los que compararse.
C.S. Lewis escribió: “Así es como el diablo nos ataca. Siempre envía cosas erradas al mundo en pares, pares de opuestos. Y siempre nos anima a pasar mucho tiempo pensando cuál es la peor. Ve el porqué, ¿o no? Él confía en que su desagrado sea mayor hacia una de esas cosas erradas para atraerle gradualmente hacia la otra opuesta. Pero no nos dejemos engañar. Tenemos que mantener la vista en la meta y pasar directamente entre ambos errores”.
La maravillosa solución que Dios ofrece está en Su Palabra duradera, que detalla Su estándar inmutable. Mantenga sus ojos fijos en eso. Compárese con ella. Esfuércese por vivir de acuerdo a ella, y espere tener que trabajar duro para resistir la corriente que arrastra al resto del mundo pasándolo a usted.
Las maldiciones que está presenciando en EE UU y en el mundo son más que los efectos de la rebelión contra Dios, son las consecuencias profetizadas que conducen al fin de esta era, y las señales profetizadas de una nueva era divina que comenzará cuando Jesucristo regrese a la Tierra para gobernarla directamente. Dios ha explicado en profecías lo que podemos esperar en estos días. Mientras observa Sus predicciones cumplirse ante sus ojos, reconozca Su mano y use esto como una motivación. Dios ha llegado a extremos extraordinarios para profetizar y luego llevar a cabo estas profecías, todo con el propósito de llevarnos a Él. No podemos simplemente seguir adelante. Dios quiere que tomemos acción.
¿Qué acción, exactamente? Muchos estadounidenses, frustrados y enfadados por el daño que la izquierda radical ha hecho al país, están volteándose hacia este Jeroboam ii moderno esperando que él pueda revertir el declive y salvar al país. En realidad, Dios dice que será Él quien salvará al país, temporalmente, a través de este hombre. El hecho que Donald Trump siga en pie, después de que todos los ataques verbales, administrativos, personales, legales y físicos contra él hayan fracasado, es una prueba impresionante de que Dios va a cumplir Su promesa.
Pero usted debe ver claramente lo que está sucediendo. EE UU no está al borde de un despertar religioso. El Partido Republicano no va a cambiar el rumbo. Dios va a salvar a EE UU, temporalmente, a través de Jeroboam.
La razón por la que Dios está haciendo esto es para darnos una última oportunidad de aprender una lección crucial. Él no quiere que invierta su esperanza en un hombre o en un partido político, sino en Él. No quiere que busque la salvación a través del proceso político, sino a través del arrepentimiento y la renovación espirituales.
Mirando Su estándar perfecto, comparándose con la bondad de Dios y de Jesucristo, usted empezará a ver la maldad en su propio corazón. Enfóquese en el estándar de Dios, y la benignidad de Dios le llevará al arrepentimiento (Romanos 2:4).
Y luego, mire de dónde está escuchando la voz de Dios. ¿De dónde viene la verdad de estas profecías? ¿Quién le está enseñando la verdad por la que debe medirse? El mundo está lleno de tentaciones. En realidad, confiar en Dios requiere probar los espíritus y evitar el engaño. Satanás vuelve turbias las aguas. De todas estas alternativas, ¿cuál es la que Dios Mismo respalda?
Atienda la advertencia de Dios y escuche a Su voz. Reconozca en estos acontecimientos la dura y pura verdad: No hay esperanza en el hombre. Ponga su esperanza y su confianza en Dios.