(JUSTIN SULLIVAN/GETTY IMAGES)
Sacrificio moderno de niños
Los niños de Estados Unidos están siendo atacados. Profesores, funcionarios del gobierno, policías e incluso padres se han sumado a un peligroso asalto de contenido sexual contra los más influenciables y vulnerables de entre nosotros.
Comienza en la más tierna infancia. Los grandes almacenes, desde Target a Kohl’s, comercializan productos de “orgullo”… para bebés. Target ha estado vendiendo camisetas en las que aparecen adultos desnudos y productos pro-homosexuales diseñados por un satanista literal. Videos en las redes sociales muestran ropa diseñada para que las personas se parezcan más al sexo opuesto, incluyendo fajas para el busto y otros artículos que pueden tener efectos secundarios de por vida, a la venta en secciones infantiles.
Programas infantiles populares como Plaza Sésamo, Las Pistas de Blue y Peppa Pig fomentan la propaganda homosexual. Disney presume de su “nada secreta agenda gay”. En Disneyland, un hombre con un vestido ayuda a las niñas a elegir trajes de princesa.
Para celebrar el mes del orgullo en junio, Joe Biden invitó a miles de activistas homosexuales a la Casa Blanca. Hombres y mujeres transexuales se desnudaron para posar en topless delante de niños, mientras la bandera arcoíris desplazaba a la de Estados Unidos en el centro del pórtico.
Estos activistas reivindicaron en su momento el derecho a la libertad de expresión para celebrar desfiles del orgullo. Ahora exigen el derecho a invitar a niños a ver a adultos desnudos realizando actos sexuales entre ellos. Algunos desfiles incluyen un “kiddie korner” donde los niños pueden jugar con juguetes sexuales. Incluso se invita a niños pequeños a “Drag Queen Story Hour”, eventos patrocinados por escuelas públicas con dinero de los contribuyentes. En los eventos drag, se incita a los niños a meter billetes de dólar en la ropa interior de hombres vestidos de mujer y a bailar como strippers mientras los adultos aplauden.
Las bibliotecas escolares incluyen libros explícitos sobre homosexualidad para niños. Una escuela secundaria de Michigan llevó a los niños a bailar en la barra durante una excursión. Una secundaria de Nueva Jersey permitió en secreto que algunos de sus alumnos realizaran un espectáculo drag para un grupo selecto del personal. Las tareas en casa requieren que los alumnos lean o escriban sobre la masturbación, o que describan lo cómodos que se sienten con los actos sexuales homosexuales.
Los padres preocupados o enfadados por estos ataques a sus hijos están siendo silenciados y atacados. El Senado del Estado de California está considerando un proyecto de ley que haría que el código de familia del Estado considere a cualquiera que se niegue a afirmar el género preferido de un niño culpable de abuso infantil y sujeto a que les quiten a sus hijos. Escuelas, grupos juveniles, iglesias y cualquier otra organización que trate con niños se enfrentarían a cargos de abuso infantil. El año pasado en Indiana, un tribunal separó a un niño de su hogar porque sus padres se negaron a aceptar que su hijo había cambiado de sexo. El Estado de Washington aprobó en mayo una ley que le permite llevarse a un niño si sus padres no dan su consentimiento para “cuidados de afirmación de género”. En lenguaje sencillo, si los padres se niegan a que su hijo o hija sea castrado químicamente y quede permanentemente estéril, o a que le corten partes del cuerpo, el Estado se lo llevará y lo hará de todos modos.
Esta tendencia es tan evidente y monstruosamente malvada como ninguna otra cosa que se pueda imaginar. ¿Cómo ha llegado la sociedad moderna al punto en que semejante perversidad se ha convertido en algo común, aceptable e incluso en motivo de orgullo?
Los niños no están bien
Quienes impulsan estas políticas insisten en que lo hacen por el bien de los niños. Pero hay muchísimas pruebas de que esta presión homosexual-transgénero está perjudicando e incluso matando a niños.
En muchos casos, quienes promueven estos eventos son literalmente delincuentes sexuales. Un consejero escolar de Tucson, Arizona, que organizó un acto de drag queen, ha sido arrestado por mantener relaciones sexuales con una alumna. Un “drag queen” al que se le permitió leer a los niños en la Biblioteca Pública de Houston, Texas, es un delincuente sexual registrado. Los intérpretes de algunos de estos actos han sido detenidos por posesión de pornografía infantil. Sin embargo, estas verdades obvias a menudo se pasan por alto.
Algunas de las historias individuales son inimaginablemente horribles. William y Zack Zulock son una pareja homosexual “casada” que, a ojos del Estado, comparten un apellido. Adoptaron a dos niños, de 9 y 11 años, y los convirtieron literalmente en imagen del movimiento lésbico-gay-bisexual-transexual. Los dos hombres posaron para campañas contra el odio; la revista Out utilizaba a menudo fotos de la “familia” en su sitio web. Presentaban una fachada brillante y feliz. La verdad, sin embargo, ¡era que estos dos hombres adultos violaban a “sus” niños! Peor aún, permitían que otros pedófilos cercanos también los violaran. En sus dispositivos, junto a las fotos de Instagram que los retrataban como padres sanos y cariñosos, había videos grabados por ellos mismos en los que atacaban sexualmente a esos miserables niños.
Lo que hace que esta historia sea aún más vergonzosa es que uno de estos hombres ya había sido acusado de violación de menores, ¡antes de que a él y a su pareja se les permitiera adoptar! Los dos hombres se sorprendieron de lo fácil que fue el proceso de adopción; incluso supusieron que una acusación penal haría imposible la adopción, y así debería haber sido. Pero este es el tipo de tragedia que ocurre cuando las autoridades están tan ansiosas por parecer pro-homosexuales.
Inglaterra vivió una tragedia similar con la pequeña Star Hobson. Varios ciudadanos denunciaron que su madre y su pareja lesbiana abusaban de ella. El bisabuelo de Star dijo que las autoridades los trataron de “alborotadores que hicieron la denuncia porque no [les] gustaban los gitanos ni las relaciones homosexuales”. ¿Cerraron los ojos estos funcionarios para no parecer homófobos? Fuera cual fuera el motivo, por no haber intervenido, la vida de Star se apagó con sólo 16 meses.
Estos son los ejemplos más extremos y horribles. Son una prueba clara de que cuando se trata de elegir entre proteger a un niño o abrazar el movimiento homosexual, las autoridades tanto en Gran Bretaña como en EE UU abrazarán a los adultos y al movimiento woke [término en inglés que implica haber despertado y estar conscientes de las injusticias sociales], aunque mueran niños.
Mentir a nuestros hijos
Uno de los niños más destacados del movimiento, Jazz Jennings, fue uno de los primeros niños transgénero que saltó a la palestra. I Am Jazz [Soy Jazz] fue uno de los primeros libros de un género ahora muy extendido: libros sobre transexualidad dirigidos a niños en edad preescolar. Jazz fue invitado a programas de entrevistas, se convirtió en embajador de una marca y tiene su propio programa de telerrealidad. Cuando era adolescente, mientras el mundo miraba, le cortaron los órganos sexuales en una operación fallida. Ahora tiene 22 años y se siente miserable. Su programa todavía continúa. Se perdió el primer semestre de la universidad porque estaba deprimido. Sufre dolores constantes por las operaciones. Sabe que nunca podrá tener una relación romántica normal. Se derrumbó en vivo, sollozando: “Sólo quiero sentirme yo mismo. Todo lo que quiero es ser feliz y sentirme como yo, ¡y nunca me siento como yo!”.
Esto no es culpa de Jazz. Este trauma se hizo inevitable desde el momento en que, cuando era pequeño, adultos que deberían haberlo sabido mejor le dijeron que ser niña haría su vida mucho mejor. Sus padres, sus médicos, los políticos y los medios de comunicación lo alimentaron con mentiras y lo adularon; luego, una vez hecho el daño, los presentadores de noticias pasaron a la siguiente historia.
Un estudio de 1991 analizó a los padres de niños con “trastornos de identidad de género” que creían ser niñas. Más de la mitad tenían madres diagnosticadas con depresión o trastorno bipolar, frente al 6% del grupo de control. Esto sugiere claramente que las madres con enfermedades mentales están destrozando la vida de sus hijos mientras la sociedad aplaude. Se trata de un estudio pequeño e inadecuado; sólo analizó a unas 30 personas. Pero, sorprendentemente, es lo mejor que tenemos porque la industria médica no tiene interés en seguir investigando.
Se trata realmente de un asunto de suma importancia, para nuestros hijos y nuestro futuro. El hecho de que las autoridades se empeñen en mantener la ficción sobre los beneficios de la “atención de afirmación de género” es criminal. Y los jóvenes están sufriendo por ello a una escala espeluznante.
Nuestros jóvenes nunca han estado tan deprimidos. Un tercio de las chicas de secundaria en EE UU han pensado seriamente en el suicidio. Una cuarta parte ha hecho un plan para suicidarse. El 57% dijo sentirse constantemente triste o desesperanzada.
El movimiento homosexual no es el único culpable aquí. Pero si la miseria y las elevadas tasas de suicidio se deben a la intolerancia, ¿por qué la sociedad más abierta y tolerante de la historia registra niveles récord de miseria y suicidio?
Las estadísticas de suicidio aumentan considerablemente entre los sacrificados a este movimiento. La mitad de las chicas que hacen la transición para “convertirse” en chicos intentan suicidarse. Alterar el cuerpo de los adolescentes no resuelve sus problemas de salud mental, sino que los intensifica.
El movimiento trans utiliza el chantaje emocional contra los padres: Mejor una hija viva que un hijo muerto, como dice un eslogan. Usted debe dejar que a su hijo le corten partes del cuerpo o será responsable de su muerte. En mayo, un centro alemán especializado en “atención para la afirmación de género” descubrió que los jóvenes transexuales que se habían operado estaban más deprimidos y se sentían más solos que los que no lo habían hecho. Un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine descubrió que niños que habían recibido estos “cuidados” necesitaban más medicamentos antidepresivos que antes.
No deberían hacer falta años de largos estudios para saber que cortar partes del cuerpo a los niños no les hace felices. Un estudio financiado con 500.000 dólares de los contribuyentes administró hormonas del sexo opuesto a 24 jóvenes, de 12 a 20 años, para ayudarles en la “transición”. Dos de ellos se suicidaron.
Los males del movimiento transgénero se han hecho tan evidentes que algunos países están cambiando de rumbo. Suecia y el Reino Unido han renunciado a la castración química de los niños. Ya no se recetan “bloqueadores de la pubertad”. En Gran Bretaña la clínica Tavistock, el centro del Servicio Nacional de Salud para niños transexuales, ha sido cerrada.
Trágicamente, en tantos otros ámbitos de la sociedad, el movimiento sigue adelante.
El peligro del ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo
El abuso masivo de menores por parte del movimiento transgénero ha suscitado, con razón, cierta indignación en algunos círculos. Pero incluso entonces se ignora la conexión entre homosexualidad y abuso infantil.
En junio una encuesta de Gallup reveló que el 71% de los estadounidenses aprueba ahora el “matrimonio” homosexual. Lo que mucha gente pasa por alto es que estos acuerdos de convivencia ponen a los niños en peligro.
En 2012, el Estudio sobre Nuevas Estructuras Familiares entrevistó a 15.000 estadounidenses de entre 18 y 39 años. En el caso de los niños que crecieron en el seno de su familia natural intacta, el 2% afirmó haber sufrido tocamientos sexuales por parte de uno de sus progenitores o de un cuidador; el 8% dijo haber sido obligado a mantener relaciones sexuales contra su voluntad en algún momento; el 5% llegó a tener tendencias suicidas. Son estadísticas trágicas, pero entre los homosexuales son mucho más elevadas. Entre aquellos con madre lesbiana, el 23% afirma haber sufrido tocamientos sexuales por parte de uno de sus progenitores o de un cuidador, y el 12% tiene tendencias suicidas. Entre aquellos con padre homosexual, el 31% afirma que les obligaron a mantener relaciones sexuales contra su voluntad, y el 24% tuvo tendencias suicidas.
Muchas personas se han esforzado por desacreditar ese estudio. Una vez más, el tamaño de la muestra es pequeño: no son muchos los que fueron criados por un progenitor homosexual y eran adultos en 2012. Pero las críticas no logran refutar sus hallazgos. Provienen claramente de eruditos que quieren suprimir conclusiones que no les gustan.
Y ese estudio no es el único dato que expone la desagradable verdad. Diversos estudios han revelado que los hombres homosexuales representan alrededor del 3% de la población, pero cometen entre el 30 y el 40% de todos los delitos sexuales contra menores.
Incluso los académicos que intentan argumentar que la homosexualidad no tiene relación con las violaciones y abusos sexuales a menores admiten lo contrario. Un investigador escribió: “Sólo el 21% de los pederastas que estudiamos que agreden a niños pequeños eran exclusivamente homosexuales”. Los hombres “exclusivamente homosexuales” son un segmento minúsculo de la sociedad, por lo que es notable que representen 1 de cada 5 abusadores de niños.
Muchos de los principales medios repiten como loros la mentira de que no hay pruebas de que exista una correlación entre la homosexualidad y los abusos sexuales a menores. Sólo pueden “demostrarlo” redefiniendo la homosexualidad. Por supuesto, si se define a los homosexuales como “personas que se sienten atraídas por personas de su mismo sexo pero que no son pedófilas”, veremos que muy pocos homosexuales son pedófilos.
En realidad, la pedofilia ha estado en el centro del movimiento homosexual durante años.
¿LGBTP?
La Alianza de Activistas Gay de Nueva York fue una organización homosexual clave en los inicios del movimiento para promover la tolerancia, aceptación y popularidad de la homosexualidad. Se la ha calificado como “la organización activista por la liberación gay en EE UU más influyente de principios de la década de 1970”, y su sede se ha convertido en un hito de la ciudad de Nueva York.
A principios de la década de 1970, David Thorstad, presidente de la Alianza de Activistas Gays, se convirtió en miembro fundador de una organización con un nombre chocante: la Asociación Norteamericana de Amor entre Hombres y Niños (nambla, por sus siglas en inglés). Este grupo pedófilo fue admitido posteriormente en varias organizaciones paraguas de homosexuales, bisexuales y transexuales. Thorstad declaró abiertamente: “Los boy-lovers [los miembros de nambla ] participaron en el movimiento gay desde el principio, y su presencia fue tolerada”. Ya en 2002, a la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays le fue denegado el reconocimiento de las Naciones Unidas como organización no gubernamental porque “no documentaba que hubiera depurado grupos pedófilos” como nambla.
En el Reino Unido, la Campaña por la Igualdad Homosexual tuvo una relación similar con el Intercambio de Información Pedófila. La campaña aprobó mociones a favor de los pedófilos en al menos dos ocasiones. En Alemania, el Partido Verde impulsó la legalización de la pedofilia en las décadas de 1980 y 1990.
Por aquella época, Allen Ginsberg utilizó la poesía para apoyar el movimiento homosexual. Ganó el Premio Nacional del Libro de Poesía en 1974 y la medalla de oro del Club Nacional de las Artes en 1979. Era miembro de la nambla y escribía regularmente para ella.
Gayle Rubin es profesora de la Universidad de Michigan. Su libro Thinking Sex [Pensar el sexo] es considerado un texto fundacional del movimiento homosexual-bisexual-transgénero. En él, Rubin escribe que el sexo de adultos con niños debería legalizarse y normalizarse y que los pedófilos han sido víctimas de una injusta “caza de brujas”. “Como los comunistas y los homosexuales en la década de 1950”, escribe, “están tan estigmatizados que es difícil encontrar defensores de sus libertades civiles, y mucho menos de su orientación erótica. En consecuencia, la policía se ha dado un festín con ellos. La policía local, el fbi y los inspectores de correos se han unido para construir un enorme aparato cuyo único objetivo es acabar con la comunidad de hombres que aman a los jóvenes menores de edad”.
Muchas personas del movimiento homosexual piensan así. Más pruebas se encuentran en los libros de ficción escritos para homosexuales: muchos están llenos de pedofilia. El Weekly Standard escribió: “La ficción gay es rica en relatos idílicos de ‘relaciones intergeneracionales’, como respetuosamente se denominan estos asuntos hoy en día”. Varios de ellos acaban en antologías como El canon gay: Grandes libros que todo gay debería leer.
El Journal of Homosexuality fue una de las publicaciones más importantes del movimiento homosexual. En 1990, publicó una serie de ensayos titulada “Intimidad intergeneracional masculina: Perspectivas históricas, sociopsicológicas y jurídicas”. Editado por un pedófilo, elogiaba el sexo entre adultos y niños como un derecho natural. En 1999, la revista afirmaba: “Las relaciones hombre-niño y mujer-niña son sin duda relaciones entre personas del mismo sexo y constituyen un aspecto de la vida gay y lesbiana”.
Los horribles intentos de imponer la perversión a los niños no es algo nuevo: es una parte fundamental del movimiento lgbt y lo ha sido desde el principio. Simplemente se ocultó durante décadas mientras trabajaban para que la sociedad aceptara el movimiento. La próxima letra que se añada podría ser la “P”.
A medida que el movimiento lésbico-gay-bisexual y luego el transgénero se fue generalizando, sus líderes se volvieron más cuidadosos con lo que decían, por miedo a perder apoyo entre los votantes comunes. Ahora el apoyo es tan fuerte que el movimiento promueve estos temas con orgullo y descaro. Saben que, si los que están en la cima de la sociedad se ven obligados a elegir entre apoyar el movimiento homosexual y parecer tolerantes o proteger a los niños, sacrificarán a los niños.
Sacrificando a los niños
La sociedad, los políticos, los educadores, las iglesias y otros sectores han seguido este movimiento, a pesar del insondable daño que está causando a toda una generación. Como sociedad, hemos llegado a aceptarlo como moralmente aceptable.
Pero ¿qué piensa Dios? No tenemos que debatir esta cuestión, pues la Biblia nos lo dice directamente.
“A ninguna viuda ni huérfano afligiréis”, ordena Dios en Éxodo 22:22-24. “Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos”.
¿Podría haber una condena más fuerte? ¡Dios promete vengar a los indefensos! Cuando un niño pequeño es torturado hasta la muerte, o a un niño pequeño le lavan el cerebro con inmundicias perversas, Dios se enfurece. Y Él responderá.
El movimiento homosexual predica el amor y la tolerancia. Los cristianos se han tragado esta propaganda, han adoptado este amor almibarado y falso, y han rechazado las claras enseñanzas de la Biblia. Dios llama abominación a la homosexualidad, al transgenerismo y a cada parte del “movimiento lgbt” . Cuando se ven sus asquerosos frutos, queda claro por qué: por el espantoso daño que causa a quienes participan en él, a sus víctimas y a toda la sociedad.
En las profecías del tiempo del fin, Dios compara esa conducta con el sacrificio de niños. Condena a “ustedes que arden en lujuria entre las encinas, debajo de todo árbol frondoso, que matas a tus hijos en los valles, debajo de las hendiduras de las peñas” (Isaías 57:5; versión Revised Standard, traducción nuestra).
En Ezequiel, Dios dice: “para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía?” (Ezequiel 16:21). Este capítulo está dirigido a “Jerusalén”, aunque Ezequiel escribió demasiado tarde para hacer algún tipo de advertencia a la antigua Jerusalén. Es una advertencia principalmente para la Jerusalén espiritual —la Iglesia de Dios— pero también para los descendientes modernos de Israel en Gran Bretaña y EE UU (lea nuestro libro gratuito Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía).
Nuestros pueblos tienen una historia con Dios. El derecho consuetudinario británico y la Constitución de EE UU tienen sus raíces en la Biblia. Nosotros, de todos los pueblos, deberíamos saberlo mejor. En lugar de eso, estamos llevando al mundo a perversiones satánicas atroces.
El antiguo Israel y Judá hacían lo mismo. La Biblia habla de Moloc, un antiguo dios cananeo poco conocido por la historia, que la gente adoraba con sacrificios de niños. Jeremías 32:35 dice que Israel y Judá comenzaron a “sacrificar sus hijos e hijas a Moloc, aunque nunca lo ordené, ni se me pasó por la mente que hicieran algo tan detestable…” (versión New International; traducción nuestra).
Cleitarco, escribiendo alrededor del año 300 a. C., describe un sacrificio a Moloc que vio en la colonia fenicia de Cartago: “En medio de ellos hay una estatua de bronce de Kronos, con las manos extendidas sobre un brasero de bronce, cuyas llamas envuelven al niño. Cuando las llamas caen sobre el cuerpo, los miembros se contraen y la boca abierta parece casi reír hasta que el cuerpo contraído se desliza silenciosamente en el brasero. De ahí que la ‘mueca’ se conozca como ‘risa sardónica’, ya que mueren riendo”.
Es espantoso, horrible y difícil de leer. Sin embargo, lo que estamos haciendo hoy es peor.
En primer lugar, considere cuánto más extendido está el mal hoy en día. Cuántos más adolescentes confundidos se han visto abocados al suicidio por esta ideología satánica. Desde la Casa Blanca hasta las escuelas, los adultos promueven la perversión, y los niños que la siguen tienen un 50% de probabilidades de intentar suicidarse.
La Biblia revela que el matrimonio y la familia fueron creados por Dios. Él quiere que los niños crezcan con una visión práctica de su futuro eterno en la Familia de Dios. El matrimonio y la familia pueden ser una de las mayores fuentes de alegría y esperanza para niños y adultos por igual (artículo, página 1).
El movimiento homosexual ataca directamente el plan de Dios para Sus hijos. Los priva de esperanza, envenena sus mentes e intenta aislarlos permanentemente de su Padre celestial.
El objetivo de este movimiento no es simplemente destruir la vida física. Es un intento de borrar el plan de Dios para estos niños.
Diodoro Sículo, que escribió hacia el año 50 a. C., también describió el sacrificio de niños en Cartago. Escribió sobre una crisis en la que la ciudad “seleccionó a 200 de los niños más nobles y los sacrificó públicamente”. ¿Qué pensaban los padres al ver a sus bebés retorciéndose en las llamas, creando esa horrible mueca para su dios sediento de sangre? Sintieron tristeza, sin duda. Pero también pensaron que eran iluminados y desinteresados, que sacrificaban lo más preciado para ellos por un bien mayor. ¿Somos mejores hoy, cuando entregamos a nuestros hijos a una ideología que destruye mentes y vidas mientras nos damos palmaditas en la espalda y celebramos nuestro “orgullo”?
Dios dice que castigará con Su furor, y con Su enojo e indignación grande (Jeremías 32:37). Sin duda, cuando vemos la forma en que la sociedad está acomodando y celebrando esta perversa y destructiva perversidad, podemos entender por qué.
Cómo hemos llegado hasta aquí
¿Cómo hemos llegado a un punto en el que la sociedad ha abrazado una causa tan perversa? Es fundamental entender; de lo contrario, nosotros mismos podríamos abrazar por descuido esa causa.
Todo comienza con una pequeña transigencia con el pecado, quebrantando la ley de Dios (1 Juan 3:4). El pecado nos separa de Dios (Isaías 59:1-2). Como dice nuestro folleto La redefinición de la familia, el pecado “distorsiona el pensamiento, enclavándose profundamente en la mente (Jeremías 17:1) y chamuscando la conciencia (1 Timoteo 4:2; Efesios 4:19). Los pecados sexuales, en particular, pervierten los sentimientos y pensamientos sanos. Estos pecados socavan el respeto y el honor por el sexo opuesto y el aprecio por la familia como Dios la creó”.
Los pecados sexuales se alimentan de sí mismos. Un poco de pornografía genera el deseo de algo más perverso. La pornografía extrema lleva a quien la ve aún más al pozo negro. Como escribió la escritora ganadora del Pulitzer Andrea Long Chu: “El porno de mariquitas me hizo trans”.
Romanos 1 explica exactamente cómo la sociedad llegó a este punto de depravación.
El versículo 18 advierte: “Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad” (nvi). Hay cosas que la humanidad puede y debe saber acerca de Dios. Pero han sido suprimidas. El hombre puede saber que Dios es su Creador, pero hemos rechazado esa verdad (versículos 19-20). “A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón” (versículo 21; nvi).
En su lugar, hemos abrazado una educación puramente materialista basada en la evolución. Hemos rechazado completamente lo que Dios dice sobre el matrimonio y la familia. Hemos adoptado leyes relativas a la moral sexual que animan a hacer lo que a uno le da la gana; cada vez más, ¡incluso si eso significa aprovecharse de los niños!
Los versículos siguientes describen esta caída. El hombre es conquistado por su lujuria. El resultado: “… En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer” (versículos 26-28; nvi).
La perversión que nos rodea es el resultado natural de rechazar la ley de Dios: negar la moral bíblica y normalizar la fornicación, el adulterio, las familias al revés, el divorcio y ser padres solteros.
¿Y los que no participan en ese mal, pero tampoco se oponen?
En Levítico 20, Dios impone la pena de muerte a quien sacrifique un niño a Moloc. Pero no se detiene ahí: “Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc” (Levítico 20:4-5). Si la gente no se levantaba y detenía el mal, Dios dijo que Él lo haría, y que también castigaría a los que no hicieran nada.
Y si piensa que el Antiguo Testamento es nulo y sin valor, Pablo escribe lo mismo en Romanos 1:32. Dios advierte que Su juicio viene sobre aquellos “que, conociendo el justo juicio de Dios, que los que practican tales cosas merecen la muerte, (…) aprueban a los que las practican” (versión New King James; traducción nuestra).
La Biblia tiene poderosas advertencias para el movimiento homosexual. También da una poderosa advertencia a aquellos que no son parte de él, pero que no hacen nada para combatirlo.
Está claro que quienes sacrifican a niños merecen un castigo. Pero ¿y los que se quedan de brazos cruzados? A ellos también hay que corregirles el pensamiento.
Si lo dejamos pasar, transigimos con el pecado. Nos ponemos en la misma pendiente resbaladiza. Pronto nos encontramos tolerando cosas que antes nos indignaban.
¿Cómo ha llegado EE UU a las profundidades de maldad que tiene hoy? Sí, unos pocos perversos arrastraron prácticas descaradamente malvadas a la corriente dominante. Pero más allá de eso, la mayoría se quedó sin hacer nada. Dios dice que está furioso con ambos grupos.
¿Alguno de nosotros reacciona ante este pecado con la misma firmeza que Dios?
Debe elegir un bando
¿Cómo debemos responder? Las mismas Escrituras que revelan la reacción de Dios nos dan la respuesta.
Dios ordena en Isaías 58:1: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Dios dijo a otro profeta: “Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones” (Ezequiel 16:2).
Esta es la única manera de mantenernos libres del pecado de la sociedad: respaldando la obra de Dios que advierte sobre este pecado.
No se puede permanecer al margen o neutral en esta lucha. Si no luchamos por nuestros hijos, estamos luchando contra ellos, y contra Dios.
Sólo hay una respuesta amorosa al movimiento homosexual: advertir de las consecuencias de lo que se están haciendo a sí mismos y a nuestros hijos.
La mayoría no hará caso de la advertencia. Pero Dios, en Su amor, no permitirá que la sociedad siga hundiéndose en nuevas profundidades de perversión. Intervendrá con tanta fuerza y dolor como sea necesario para cambiar este mundo. Aquellos que presten atención a la advertencia con antelación se ahorrarán un sufrimiento indecible. Así pues, Dios tiene una obra que proclama un mensaje de advertencia y un mensaje de esperanza. Un mensaje que muestra al mundo sus pecados y le ofrece la maravillosa visión que hay detrás del matrimonio y la familia: una visión con una promesa eterna.
Dios quiere que toda la humanidad tenga la oportunidad de unirse a Su Familia. Él hará todo lo que pueda para cambiar incluso a aquellos que actualmente están atrapados en este movimiento malvado: Él no quiere que ninguno perezca (2 Pedro 3:9). Él está lleno de amor. Pero el amor no significa tolerar el sacrificio de niños. Significa salvar a los niños, corregir el pecado, enderezar las mentes y educar al mundo en una nueva forma de vida, una que cause alegría, paz y felicidad para siempre.