EMA MOORE/La Trompeta
Reciclando espadas en rejas de arado
“¿Qué no podría hacer el F-4 Phantom?”, fue el titular de la Revista Aire & Espacio en un homenaje al avión de combate que apareció fuertemente en la lucha de EE UU contra las fuerzas comunistas durante la Guerra de Vietnam. Los F-4 en ese momento, se dice, “eran los mejores cazas de la Tierra”.
Una característica que se sumó a esto no tenía tanto efecto como sus motores J79 o su radar Westinghouse, pero permitió al F-4 volar misiones más largas. Era un tanque de combustible extra: un tanque de aluminio de 600 galones al centro, con el frente llegando a un punto aerodinámico. Y como era “extra”, después de vaciarse, o si un piloto repentinamente necesitaba de una mejor maniobrabilidad, el tanque con forma de misil sería desechado y el avión continuaría volando.
Desde la primera incursión del F-4 en 1964 hasta el final de la guerra en 1975, el Aviationist dice que: “varios miles de tanques extras fueron desechados”. En otro país, estos tanques podrían haberse corroído en las selvas donde hubieran aterrizado. Pero los pescadores vietnamitas vieron en ellos una oportunidad.
Algunos tanques estaban demasiado estropeados por la caída para ser usados, pero los que quedaban intactos, los pescadores los llevaban a sus aldeas. Los cortaban a lo largo, doblaban la sección restante e insertaban contrafuertes de madera para mantener la forma. Luego agregaban un pequeño motor en la parte posterior y listo: una canoa de pesca completamente funcional, notablemente ligera y duradera.
Hoy día en algunos sistemas fluviales vietnamitas, hay cientos y cientos de estas canoas de pesca aún en uso. Por las mañanas, los pescadores entran en lo que fue diseñado como parte de un arma para aniquilar personas y regresan por la tarde con pescado para alimentar a sus familias y venderlos en los mercados locales. Ellos convirtieron “espadas” del cielo en “rejas de arado” del río.
Tanques para la ayuda
Tras el colapso de la Unión Soviética a principios de la década de 1990, los agricultores de Ternopillya, Ucrania, quedaron repentinamente libres del yugo comunista y ansiosos por aumentar la productividad agrícola de sus granjas. Pero tenían fondos limitados disponibles para nueva maquinaria.
Mientras tanto, una vez que la Guerra Fría había terminado repentinamente, el gobierno se encontró con un exceso de tanques en sus manos. Y estaba dispuesto a venderlos a precio de ganga. Los ucranianos no tardaron mucho en darse cuenta de que cada uno de estos problemas podía resolver el otro.
La bbc informó que el primer tanque soviético fue vendido a los agricultores “por un tercio del precio de un tractor”. Luego se pusieron a trabajar convirtiéndolo de un arma de guerra a una herramienta del campo. Quitaron el cañón del tanque y en su lugar soldaron una masiva pala excavadora. Luego unieron un arado grande a la parte posterior. El resultado fue un tractor versátil y potente. Novyy Kanal, de Ucrania, habló sobre la utilidad del vehículo durante todo el año y escribió: “En la primavera, el tanque cultiva el suelo, en el otoño lo labra, y en el invierno limpia la nieve”.
Tras el éxito de ese primer tanque convertido en tractor, otros granjeros de Ternopillyan hicieron lo mismo. La bbc escribe que “unos 50 tanques” —diseñados para matar personas—fueron convertidos para el “uso agrícola”, herramientas utilizadas para alimentar a las personas.
De artillería a cubiertos
Durante la Segunda Crisis del Estrecho de Taiwán de 1958, la China comunista disparó unos 450.000 proyectiles contra Taiwán. Después de un conflicto de un mes, los chinos se dieron cuenta de que era poco probable que conquistaran a los taiwaneses solamente con la fuerza militar. Así que intentaron una nueva táctica. Comenzaron a quitar el explosivo de cada proyectil y a reemplazarlo con un panfleto de propaganda. Cuando estos proyectiles aterrizaban en Taiwán, en lugar de explotar en pequeños fragmentos, permanecieron casi intactos. Los chinos esperaban que los taiwaneses encontraran y leyeran los mensajes dentro y luego se convencieran de la superioridad del sistema comunista y estuvieran dispuestos a someterse a China.
Al final, el bombardeo de propaganda no le dio a los taiwaneses confianza en el sistema comunista. Pero les dio algo más. “El bombardeo de la isla”, escribió el Taipei Times, “proporcionó acero de calidad que literalmente cayó del cielo”.
Una compañía llamada Maestro Wu construyó un negocio de clase mundial en torno a la recolección de estos grandes proyectiles, colocándolos a fundir hasta el rojo vivo, y luego transformándolos en herramientas útiles. Originalmente, la compañía utilizaba el acero para construir arados y otros equipos agrícolas, pero recientemente se ha centrado en la fabricación de cubiertos de alta gama.
De un solo proyectil de artillería china, Maestro Wu puede hacer unos 60 utensilios para cocinar y comer. Sus cubiertos han llegado a los mejores hoteles y restaurantes en Taiwán y en todo el mundo, donde son usados diariamente para preparar, servir y comer deliciosos alimentos.
Una gota de agua en un incendio forestal
Estas iniciativas son intrigantes, pero son pequeñas, aisladas y no han hecho mella perceptible en las inmensas reservas de armas del planeta. Hoy en todo el mundo, se estima que hay 875 millones de armas de fuego, 90.000 tanques y 14.485 de las armas más devastadoras que el hombre haya construido: las ojivas nucleares.
Un informe publicado en abril por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo muestra que el año pasado el gasto militar global aumentó a 1,8 billones de dólares. Ese es el nivel más alto en términos reales desde que en 1988 comenzó el mantenimiento de registros confiables. En un análisis de este informe, The Economist escribió: “El mundo se está armando hasta los dientes”.
Un concepto retorcido
Habiendo nacido en un mundo armado “hasta los dientes”, podríamos sentirnos impasibles por la presencia de armas en casi todas partes. Pero estos dispositivos están construidos para desgarrar la carne humana con el fin de mutilar o matar. Si usted considera esa realidad desde una perspectiva superior, emerge como un concepto profundamente perverso.
La Biblia muestra que nuestro Creador desea que las personas se ayuden y se amen tanto unas a otras como nos amamos a nosotros mismos. Esto se vuelve claro en Lucas 10:25-37, 1 Juan 4 y 1 Corintios 13. En Mateo 7:12, Jesucristo dice que enseñar a las personas a amarse unas a otras es uno de los propósitos más fundamentales de la Biblia.
En cambio, la humanidad dedica grandes cantidades de dinero, tiempo y recursos para construir armas destinadas a hacer lo contrario. Y las Escrituras muestran que, en un futuro cercano, estas vastas reservas serán utilizadas, incluyendo nuestras armas nucleares. Mateo 24:21-22 cita a Cristo diciendo que pronto la humanidad sufrirá un tiempo donde habrá “más angustia que en cualquier otro momento desde el principio del mundo”, y tan grande que a menos que sea acortado, “ni una sola persona sobrevivirá” (Nueva Traducción Viviente).
Esto solamente podría estar describiendo una guerra nuclear mundial con suficientes detonaciones para crear un invierno nuclear que amenazará con exterminar toda la vida humana.
Una inquietante profecía en Joel 3:9-10 muestra que incluso la asombrosa cantidad de armas en el mundo de hoy no será suficiente para las personas sobre las que cae esta mortífera Tercera Guerra Mundial. A medida que la violencia se extiende, tocando directamente la vida de cada persona, los sobrevivientes convertirán apresuradamente sus herramientas agrícolas en armamento. Este será el momento más oscuro de la historia de la guerra total.
Pero las profecías no terminarán con la guerra exterminando toda vida humana. Continuando con el pasaje en Mateo 24, justo después de que Cristo dijo que la guerra sería tan devastadora que podría terminar con toda la vida humana, Él agregó un detalle importante: “pero se acortará” (ntv).
¡La Tercera Guerra Mundial nuclear será acortada! Antes de que las naciones usen sus armas para arrasar con la humanidad, Jesucristo regresará e interrumpirá la violencia. Y Él no se detendrá con sólo terminar la carnicería. Él seguirá adelante y construirá un mundo de verdadera paz. El fallecido educador Herbert W. Armstrong llamó a esta era futura el “Mundo de Mañana”.
Una iniciativa mundial
En su folleto The Wonderful World of Tomorrow—What It Will Be Like [El maravilloso Mundo de Mañana: cómo será, disponible en inglés], el Sr. Armstrong demostró que, durante esta era futura, Cristo usará el Espíritu Santo y la ley y el gobierno de Dios para convertir a los pueblos del mundo de belicistas a amantes de la paz. Y también organizará un proyecto mundial paralelo para convertir las armas en herramientas pacíficas.
Observe este impresionante pasaje en Isaías 2:2-4: “Todas las naciones (…) volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces...”.
Bajo el gobierno justo de Dios, los pueblos del mundo no sólo destruirán todos los dispositivos de muerte o los enterrarán en algún lugar. Por el contrario, ¡serán reciclados! Volver una espada en una reja de arado significa tomar un arma diseñada para rasgar a las personas y convertirla en una herramienta para rasgar la tierra—para que la tierra pueda ser plantada y cosechada, y producir alimentos que mejoren el bienestar de las personas.
La retorcida transformación de herramientas en armas descrita en Joel 3 será revertida. Y otras armas también serán transformadas en herramientas que darán a las personas vidas más abundantes. Ya no sucederá solamente en algunos casos pequeños y aislados como los de Vietnam, Ucrania y Taiwán. En cambio, este proyecto de intercambio de espadas a rejas de arados será una empresa mundial. Isaías 2:4 continúa: “No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”.
El Sr. Armstrong concluyó su folleto sobre esta próxima era de armonía con estas palabras empapadas de esperanza: “Las personas comenzarán a vivir el camino de Dios—el camino de la preocupación genuina por los demás—el camino de los valores verdaderos—el camino de la paz, la felicidad, el bienestar, la alegría. (…) ¡Qué fabuloso cuadro!” ▪