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Rechace los pecados que abren entradas
Cuando trabajaba como gerente en una de las mayores empresas minoristas del mundo, entré en contacto con cientos de personas interesantes y únicas. A pesar de sus diferentes antecedentes y personalidades, la mayoría se dedicaba a tres cosas después del trabajo: drogas, videojuegos y pornografía.
El estilo de vida de algunas personas giraba en torno a la satisfacción de estos deseos. Algunos programaban sus días de vacaciones en torno a los lanzamientos de videojuegos. Uno trabajaba un turno de 10 horas, se quedaba despierto toda la noche jugando World of Warcraft y al día siguiente iba a trabajar sin dormir. Algunos se drogaban tan pronto llegaban a casa después del trabajo y a otros les descubrieron viendo pornografía en horas laborales.
Cuanto más metido estaba un compañero en las drogas, los videojuegos o la pornografía, más inestable era emocionalmente. Esto era claramente evidente. Se podía ver cómo la vida de algunas personas empezaba a caer en espiral y no entendían por qué.
Ante las preocupaciones económicas, las terribles relaciones familiares, los retorcidos intereses románticos y la falta de objetivos, muchas personas recurren a las drogas, los videojuegos y la pornografía en busca de escape y placer. Intentan hacer frente a la vida, pero están construyendo entradas de acceso espirituales.
¡Dedicarse a estas actividades abre su mente al mundo spiritual maligno!
Es evidente que el bien y el mal existen. Ambos son asuntos del espíritu, y la mente humana es donde se une lo físico y lo espiritual. Tenemos cerebros físicos impulsados por el espíritu humano (Job 32:8). Este espíritu humano es lo que nos diferencia de los animales, que tienen cerebro, pero no espíritu. Cada decisión que tomamos tiene consecuencias espirituales.
El universo físico se rige por leyes físicas como la gravedad y la conservación de la masa. Del mismo modo, el pensamiento y la conducta humana se rigen por leyes espirituales. Ambas provienen del mismo Creador. Esta ley es muy simple. Se resume en una palabra: dar. Jesucristo la resumió como amar a su Creador más que a usted mismo y amar a su prójimo tanto como a usted mismo (Mateo 22:37-40). Este principio se expande más en los Diez Mandamientos, que a su vez se expande más a lo largo de la Biblia. No son normas arbitrarias, sino que explican el funcionamiento de la realidad física y espiritual.
Sin embargo, la mayoría de la gente se rebela contra la realidad espiritual (y física) y están sufriendo las consecuencias. Están eligiendo el camino del obtener. Este camino de vanidad, gratificación y de ponerse uno mismo por encima de todos y de todo también tiene una fuente: Satanás el diablo (Juan 8:44). Esta exaltación de la voluntad propia, en contra de la realidad física y espiritual, resulta en sufrimiento, maldiciones y finalmente la muerte (Romanos 6:23).
A los primeros seres humanos se les presentó una elección clara entre estas dos formas de vida. Adán y Eva escucharon a Satanás y eligieron el camino del obtener. En consecuencia ¡todos sus descendientes han seguido ese camino!
Es una cuestión de causa y efecto.
Como muestra este número de la Trompeta, el mundo entero está y ha estado gobernado no por Dios, sino por “el dios de este mundo”, Satanás el diablo (Apocalipsis 12:9; 2 Corintios 4:4). Nuestras mentes están sintonizadas automáticamente con sus ondas transmisoras de actitudes y emociones basadas en el obtener, en la vanidad, en el egoísmo (Efesios 2:2).
Las drogas, la pornografía y la excesiva indulgencia con los videojuegos son tres peligrosos pecados que abren entradas. Estos quebrantan la ley de Dios y abren aún más la mente humana a las intensas emisiones de Satanás. Estos pecados también han sido diseñados, elaborados y comercializados para que sean altamente adictivos. ¡Usted puede fácilmente quedar enganchado permanentemente! No es coincidencia que el demonismo haya aumentado a medida que estos tres pecados que abren entradas se han incrementado.
Aunque a menudo no podían verlo, había una razón clara por la que mis compañeros de trabajo se volvían más inestables, enfadados e incluso trastornados. Hay una razón por la que sus vidas empezaron a desmoronarse. Esta es la realidad espiritual. Esto es causa y efecto.
Cuanto más abra su mente al pecado, más fuerte será la influencia de éste. Cuanto más se entregue usted a los placeres temporales, cada vez estará más adicto y la puerta de entrada estará más fuerte. Es una espiral de muerte, y muchas personas están atrapadas en una trayectoria de ruina espiritual.
La ley de causa y efecto se mantiene. Esto significa que la opción opuesta sigue estando a su disposición. Usted puede rechazar estos tentadores pecados que abren entradas y elegir la vida de las bendiciones. Incluso si ha caído en estos vicios, ¡usted puede arrepentirse! Con la ayuda de Dios, puede elegir seguir el consejo de Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Cada vez son más evidentes los resultados de nuestras decisiones de entregarnos a pecados que abren entradas. ¡El Creador de su mente tiene algo mucho más grande para usted! ¡Hay Esperanza! Él nos dio el increíble cerebro humano, combinado con el espíritu humano, ¡con el propósito de conectar su mente con la Él! (Filipenses 2:5). Hablar con Dios en oración y obedecer Su ley, con Su ayuda, abre la puerta a su Padre en los cielos, que desea nada menos que nutrir y desarrollar su mente hasta el punto en que pueda nacer en Su Familia (Romanos 8:14). La elección entre ambas no es fácil, pero es suya.