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¿Quién drenará el pantano de Europa?

KASSANDRA VERBOUT/TROMPETA/GETTY IMAGES

¿Quién drenará el pantano de Europa?

La gente está deseando (y votando por) un cambio del statu quo.

El presidente Donald Trump hizo famosa su campaña de “drenar el pantano” de corrupción y crimen en Washington, D. C. Al otro lado del charco, Europa parece muy pantanosa.

El gobierno de burócratas no elegidos y políticos idénticos que piensan lo mismo, sin importar de qué partido o incluso de qué país proceden, ha convertido la política europea en un caos estancado y putrefacto, y nadie está contento.

Los europeos están preparados para un gran cambio político, y están a punto de conseguirlo.

La lenta agonía de Europa

Incluso el ex director del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que alguna vez fue el más poderoso de todos los burócratas europeos no electos, admite que la situación es terrible.

El tan esperado informe de Draghi sobre la economía europea se publicó el 9 de septiembre. En éste, él dijo que tiene “pesadillas” sobre el futuro de Europa y que la “lenta agonía” de su declive sólo puede revertirse con un “cambio radical”. “Por primera vez desde la Guerra Fría”, escribió, “debemos temer genuinamente por nuestra autoconservación”.




Mientras tanto, la economía europea está atascada en el barro. Consideremos: desde el año 2000, el ingreso en Estados Unidos ha crecido dos veces más rápido que en la Unión Europea. Seis empresas estadounidenses valen ahora más de un billón de dólares, todas ellas fundadas en los últimos 50 años. En el mismo periodo de tiempo, ninguna empresa europea ha alcanzado siquiera los 100.000 millones de dólares.

“Este es un desafío existencial”, dijo Draghi. “Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la equidad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno natural sostenible. (…) Si Europa ya no puede proporcionárselos a sus ciudadanos, o peor aún, si tiene que negociar unos por otros, habrá perdido su razón de ser”.

Alemania, en particular, está viendo colapsar su forma básica de hacer negocios. Por primera vez en sus 90 años de historia, Volkswagen está considerando cerrar fábricas dentro de Alemania. Audi está a punto de cerrar su fábrica de coches eléctricos de Bélgica. Las fábricas de bmw, Mercedes y Stellantis están produciendo una cantidad de vehículos muy inferior a la que pueden; algunas sólo a la mitad de su capacidad.

La industria automotriz alemana es un importante motor de la economía nacional y del orgullo nacional. Pero los gobiernos de todo el mundo están presionando a los consumidores para que compren eléctricos; y aquí, Alemania se queda atrás.

En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Alemania se convirtió en una potencia exportadora de productos industriales de alta calidad a precios razonables. Ahora, la guerra de Ucrania ha disparado el costo de las materias primas y la energía. Otros factores a largo plazo indican que seguirán así. Desde el punto de vista económico, Alemania ya no puede competir.

Europa también sufre catástrofes sociales, sobre todo en materia de inmigración.

Un migrante sirio que ya debería haber sido deportado asesinó a tres personas el 23 de agosto, en un festival de la diversidad. En junio, un inmigrante afgano asesinó a un agente de policía en Mannheim. El 5 de septiembre, un islamista armado intentó perpetrar un atentado terrorista frente al consulado israelí antes de morir abatido.

Estos son los ejemplos más destacados. Mientras tanto, las agresiones con arma blanca en Alemania van en aumento, con más de 430 denuncias en el primer semestre de 2024, frente a 777 en todo 2023.

¿Cuál será el efecto de estas crisis en la política alemana? La comprensible indignación de los ciudadanos alemanes ha llevado al gobierno a cerrar definitivamente sus fronteras, afectando incluso a la zona Schengen. Dentro de esta zona, turistas y europeos de 26 naciones diferentes pueden circular libremente. En vigor desde hace tres décadas, es uno de los ejemplos más visibles del éxito de la unificación europea.

Ahora, los funcionarios alemanes realizan controles aleatorios a los vehículos que cruzan las fronteras. La Unión Cristianodemócrata (cdu), de centroderecha, quiere ir aún más lejos y recuperar los tiempos anteriores a Schengen, en los que se detenía todo el tráfico en la frontera y se exigía a los conductores que mostraran sus documentos.

Esto ayudará a reducir el flujo de inmigrantes al país, pero los vecinos de Alemania tampoco quieren quedarse atrapados con ellos, por lo que también están considerando cerrar sus fronteras. La reacción en cadena podría destruir la zona Schengen.

Mientras tanto, la delincuencia en general aumenta constantemente. La policía registró casi 6 millones de infracciones penales en 2023, frente a los 5,4 millones del año anterior. Los delitos violentos han alcanzado su nivel más alto en 15 años, a pesar de que la población está envejeciendo, lo que generalmente equivale a una cantidad menor de delincuencia.

Eso fue lo que vio el mundo en la Eurocopa de fútbol 2024. Alemania fue la sede de la Copa del Mundo en 2006, un momento importante en su historia de posguerra. Demostró ser una de las mejores naciones anfitrionas que ha tenido este gran evento: el mundo vio una Alemania moderna, cosmopolita y unida.

Esta vez, las naciones tuvieron que advertir a sus ciudadanos que corrieran de la estación a su hotel lo más rápido posible, porque las grandes ciudades alemanas, especialmente Fráncfort, ya no son seguras.

¿La solución?

La Alemania que vemos hoy no es sólo el resultado de su engorrosa coalición gobernante. También es culpa de los democratacristianos, que gobernaron de 2005 a 2021. Ellos y los demás partidos dominantes se parecen cada vez más. Ninguno tiene grandes ideas para cambiar el país.

No es de extrañar que en las elecciones municipales de septiembre los alemanes votaran por un cambio, un cambio radical.

Alemania tiene tres partidos extremistas que han pasado de recibir porcentajes ínfimos de voto o ni siquiera existir hace apenas una década a convertirse en la fuerza dominante de la política alemana.

Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) comenzó en 2013 oponiéndose a que el dinero de los contribuyentes alemanes se utilizara para rescatar a los países gravemente endeudados de la UE. Era un partido de economistas y abogados que se oponían a los rescates que estaban costando caros a los ciudadanos alemanes por el “beneficio” de crear un superestado europeo, del que no querían formar parte.

Pero durante la crisis migratoria alemana de 2015, el partido alcanzó un nuevo máximo de popularidad. Señaló los problemas muy claros y reales causados por la migración masiva, mientras que todos los partidos dominantes evidentemente los ignoraban. La popularidad de la AfD aumentó.

Ahora, varios altos líderes del partido van mucho más allá de oponerse a la inmigración. También están impulsando una nueva visión radical de la historia, según la cual los nazis no eran tan malos, la Segunda Guerra Mundial no debería haber terminado como terminó y Alemania fue injustamente castigada por los Aliados después.

Maximilian Krah lideró el partido en las elecciones europeas la primavera pasada. Ha defendido no sólo a los alemanes que sirvieron en el ejército en la Segunda Guerra Mundial, sino incluso a los que lucharon en las Waffen-SS, la unidad paramilitar más leal a Adolfo Hitler y más responsable del Holocausto y de secuestros, violaciones, torturas, asesinatos y otros crímenes de guerra. Sus declaraciones ofendieron incluso a otros partidos europeos marginales, hasta el punto de que rompieron sus vínculos con la AfD. Y Krah no es el único líder de la AfD que da voz a opiniones tan radicales.

Otro líder importante de la AfD claramente radical, Björn Höcke, dijo en 2017: “La historia alemana se trata como algo podrido y se hace parecer ridícula”. Dijo que los intentos alemanes de conmemorar y disculparse por la Segunda Guerra Mundial son una “estúpida política de superación”, y caracterizó el monumento al Holocausto de Alemania como “un monumento de vergüenza en el corazón de su capital”. Dijo que la nación necesita un “giro de 180 grados en la política del recuerdo”. Cuando dijo: “La AfD es el último revolucionario, la última oportunidad pacífica para nuestra patria”, la multitud coreó: “¡Alemania! ¡Alemania!”.

Ese mismo año, el líder de la AfD, Alexander Gauland, dijo: “Si los franceses están legítimamente orgullosos de su emperador y los británicos de Nelson y Churchill, nosotros tenemos derecho a estar orgullosos de los logros de los soldados alemanes en dos guerras mundiales”.

El año pasado, el líder de la AfD, Tino Chrupalla, declaró: “Me parece fundamentalmente problemático vincular siempre la conmemoración con el tema de la culpa. (…) La culpa histórica no debería seguir determinando nuestra forma de actuar”.

Compact, una revista por y para simpatizantes de la AfD, presenta una visión de la Segunda Guerra Mundial en la que Alemania es la víctima. Afirma que “los soldados alemanes lucharon en su mayoría caballerosa y honorablemente en la Segunda Guerra Mundial”. Calificó las atrocidades como cometidas sólo por un pequeño número de criminales, y “los delitos solieron ser castigados severamente por el sistema de justicia militar”.

¡Recuerde de qué están hablando! Se están refiriendo a Adolfo Hitler que lanzó la peor guerra de la historia de la humanidad, mató a 60 millones de personas en todo el mundo y llevó a cabo un Holocausto satánico de exterminio del pueblo judío. Hasta el día de hoy, Alemania y otras naciones europeas tienen leyes que prohíben la negación del Holocausto. Pero ciertas personas y ciertos movimientos están hartos de esas leyes, de los partidos gobernantes y de todo el pantano.

Pero esto ofrece una variedad de puntos de vista, desde legítimos hasta letales, sobre los cuales apoyarse.

En una medida probablemente contraproducente, las autoridades alemanas cerraron Compact durante el verano debido a sus opiniones de extrema derecha. Esto indica que, si los alemanes piensan, sienten y hablan así, no hay buenas opciones. O se faculta al gobierno para negar la libertad de expresión o se permite que un movimiento estridente básicamente resucite el nazismo, y tal vez terminemos con ambas cosas.

A pesar de ello, la AfD ganó las elecciones en el Estado de Turingia, en Alemania Oriental, con el 32,8% de los votos. El partido controla ahora más de un tercio de los escaños del Parlamento estatal, lo que significa que ostenta una minoría de bloqueo. Su cooperación es ahora necesaria para nombrar nuevos jueces o disolver anticipadamente el Parlamento estatal.

En Sajonia, la AfD obtuvo el 30,6% de los votos, sólo un poco menos que la otrora gran fuerza política cdu, que obtuvo el 31,9%.

El auge de lo marginal

Die Linke (La Izquierda) es otro partido extremista en Alemania. Es el sucesor moderno del partido comunista de Alemania Oriental. Sus líderes son tan de izquierdas que literalmente hacen campaña junto a bustos de Karl Marx. Después de una entrevista con un líder de Die Linke, un columnista llamado “Carlomagno” en el periódico de izquierda Economist escribió: “Me encontré orando para que esta gente nunca se acerque al poder” (20 de septiembre de 2013).

Y ahora Alemania tiene un nuevo grupo marginal: la Alianza Sahra Wagenknecht. Wagenknecht se separó de Die Linke para crear una nueva plataforma política radical. Mantiene las falsas promesas del comunismo, pero abandona el ambientalismo y la migración masiva. Al igual que la AfD, se opone al apoyo a Ucrania y, en cambio, quiere que Alemania se acerque a Rusia. En Turingia, el grupo de Wagenknecht obtuvo el 15,8% de los votos, y Die Linke, el 13,1%. En conjunto, más del 60% de los votantes eligieron uno de estos tres partidos extremos. En la actualidad, partidos que son tan extremistas que la cdu se niega rotundamente a negociar con ellos, controlan más de dos tercios del Parlamento de Turingia.

Si la cdu mantiene esta actitud, es difícil que la política de Turingia pueda llegar a producir un gobierno que funcione.

La política de Turingia siempre ha sido un poco extremista. Pero los tres partidos, antes marginales, esperan tener un gran éxito en las elecciones nacionales alemanas del próximo año. Es sólo cuestión de tiempo que consigan un importante poder de gobierno local y nacional.

Ya lo hemos visto en Francia. Durante unas cinco décadas, los partidos han mantenido el cordón sanitario: si el principal partido marginal francés, el Frente Nacional (ahora con el nombre de Agrupación Nacional), se acercaba alguna vez a la victoria en las elecciones nacionales, los partidos de izquierda y derecha se unirían para mantenerlos fuera.

Este verano, parecía que los votantes franceses elegirían a la Agrupación Nacional para el poder. Pero gracias al voto táctico de otros partidos, el partido quedó en tercer lugar en escaños parlamentarios.

Sin embargo, ante la imposibilidad de una coalición fácil, el presidente Emmanuel Macron parece haber hecho lo que puede ser una ruptura fatal del cordón sanitario, y ha cooperado con la Agrupación Nacional para ayudar a formar un gobierno. Michel Barnier es ahora el primer ministro de Francia, pero sólo con el beneplácito de la Agrupación Nacional. Es el primer gobierno de la historia de Francia en la posguerra que cuenta con el apoyo de la extrema derecha.

Alemania parece seguir un camino similar.

¿Qué tan malos pueden ser?

Pero ¿no necesita Europa un cambio? ¿Podría la AfD o incluso La Izquierda ser mucho peor que los actuales dirigentes? Y si la AfD no puede drenar el pantano político europeo, ¿quién lo hará?

La política europea está rota. Y la profecía bíblica dice que los europeos pronto intentarán algo muy diferente. Pero no hará del mundo un lugar mejor. De hecho, este nuevo liderazgo llevará a Europa en una dirección extremadamente nueva, poderosa y agresiva; y conducirá a Europa a una destrucción casi completa.

La Biblia revela la única esperanza segura para Alemania y Europa, y la única esperanza es un nuevo liderazgo aún más radical.

Apocalipsis 17 es una profecía bíblica clave sobre el futuro de Europa. Describe un imperio que se levanta y cae siete veces. Complementando esto con las profecías del libro de Daniel, se puede ver que está describiendo las resurrecciones sucesivas del Imperio Romano.

Se avecina una Europa muy diferente. No estará dirigida por burócratas anónimos, comités cobardes o parlamentos divididos, sino por “reyes”. Su ejército no será una broma, sino el temor del mundo (Apocalipsis 13:4). En lugar de seguir siendo secular, vagamente cristiana o cada vez más islámica, esta versión de Europa estará dirigida, como lo han sido versiones pasadas, por la Iglesia católica. Europa estará dominada por un rey que gobernará una superpotencia religiosa, algo que esta generación nunca ha visto. Y muchos en todo el mundo celebrarán su llegada.

Este Imperio europeo resucitado utilizará su gran poder. Utilizará ese ejército no sólo para disuadir a sus enemigos, sino para atacarlos, conquistarlos, diezmarlos, los “inundará y pasará”.

Sin embargo, esta versión de Europa resultará ser un fracaso colosal. Esta nueva potencia se lanzará a una conquista tras otra y obtendrá una victoria tras otra, hasta que sea dividida y absolutamente destruida.

Las versiones anteriores del Sacro Imperio Romano fueron una maldición para sus víctimas, y para Alemania y Europa. Sin embargo, la profecía bíblica dice que los alemanes, una vez más, abrazarán este imperio.

Dios usará este Sacro Imperio Romano para corregir y castigar a las naciones modernas decadentes de Israel, principalmente Gran Bretaña y Estados Unidos. (Solicite su ejemplar gratuito de Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía).

Dios corrige al Israel moderno porque lo ama. Pero Él no corrige sólo a estas naciones. Dios dice que Él levantará a los reyes del oriente para corregir a Alemania y al Sacro Imperio Romano. Y luego Él corregirá personalmente a estos reyes del oriente. Él quiere que todas las naciones Lo conozcan.

Ninguno de estos países tiene por qué sufrir así. Dios está enviando la corrección para provocar el arrepentimiento. No importa de qué país seamos, lo que está causando nuestros problemas es la forma en que vivimos. La solución no es un cambio en el liderazgo político o una revolución en los sistemas políticos, sino un cambio en nuestra manera de vivir. Dios permite las maldiciones para que nos arrepintamos y cambiemos esa manera de vivir. Una vez que nos sometamos a Él, podremos vivir un estilo de vida que causará el bien en cada área de la vida.

Dios responde al arrepentimiento de cualquier nación. Y Él responde al arrepentimiento de cualquier individuo. La solución al pantano no es un nuevo partido político radical. Es el arrepentimiento.

Dios dice que si busca la esperanza en un hombre entonces está bajo maldición (Jeremías 17:5). Ponga su esperanza en Dios, y aunque el mundo a su alrededor se esté desmoronando, usted prosperará (versículos 7-8).

Pronto se drenará el pantano de Europa, y una prosperidad épica fluirá por todo el Continente. Usted puede aplicar el mismo método para prosperar en su vida hoy.

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