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¿Qué pasa cuando el gobierno controla la salud de la gente?

EMMA MOORE/LA TROMPETA

¿Qué pasa cuando el gobierno controla la salud de la gente?

Un caso de estudio histórico fascinante y escalofriante

La pandemia de coronavirus ha elevado la cooperación y la colusión entre los gobiernos y los proveedores de servicios de salud a niveles que otorgan a ambos un poder sin precedentes. La historia ofrece ejemplos de adónde puede llevar esa fusión de intereses. Podemos comprender mejor la pandemia actual y el papel de la política gubernamental en materia de salud si nos centramos en un ejemplo relevante: una nación que ha sido y sigue siendo líder mundial no sólo en atención médica, sino también en ciencia, tecnología, economía y cultura.

Esta nación fue pionera de un sistema de asistencia médica donde todos los ciudadanos pagaban impuestos para un seguro obligatorio de salud y accidentes que cubría las facturas médicas y de farmacia de quienes sufrieran lesiones o enfermedades. Este sistema revolucionario cambió el paradigma donde cada ciudadano asume la responsabilidad y paga las facturas de su propia salud, por uno donde el gobierno asume la responsabilidad y paga las facturas de la salud colectiva de la nación.

Conceder al gobierno nacional un mayor control sobre la atención médica dio lugar a un mayor énfasis y financiación de la industria médica nacional. La nación desarrolló un historial de producción de productos farmacéuticos avanzados para tratar enfermedades de todo tipo. También ha financiado la investigación sobre la dieta y la higiene y ha realizado descubrimientos revolucionarios, como los importantes vínculos entre el tabaco y el cáncer. A medida que las enfermedades se extendían y la población se volvía temerosa, la respuesta a las enfermedades se convirtió en un área política importante, y el gobierno coordinó y gestionó cada vez más aspectos de la medicina, las enfermedades infecciosas e incluso las hereditarias, el sexo y el embarazo. También tuvo éxito en la erradicación de muchas plagas portadoras de enfermedades.

El gobierno fomentó la importancia de las oficinas de salud, los designados políticos para la atención de la salud y otros trabajadores del gobierno en esta área. Asumió la dirección de organizaciones nacionales y médicas anteriormente independientes. Se coordinó con las empresas farmacéuticas para alinear las prácticas empresariales con la política del gobierno, otorgándoles regulaciones beneficiosas y financiación de los contribuyentes. Desplegó nuevos fármacos y nuevas tecnologías, incluidas unidades médicas móviles tripuladas por agentes gubernamentales armados para detectar enfermedades infecciosas. Recopiló cantidades sin precedentes de datos médicos para formular y aplicar la política sanitaria. Estableció programas para influir en los jóvenes directamente, y no sólo a través de sus padres. Sus institutos de salud promovieron la política a través de publicaciones y videos y en coordinación con periodistas y celebridades.

Entre la población, la Biblia, la confianza en las iglesias, la tradición y la importancia del individuo fueron sustituidas por El origen de las especies, El origen del hombre y la importancia del colectivo. La nación pasó a confiar en un nuevo salvador: la medicina científica. La medicina científica fue coordinada por el gobierno, y el gobierno fue facultado por los poderes y derechos que había adquirido del pueblo.

Las aplicaciones potenciales de este enfoque eran y son ilimitadas.

El gobierno y la nación aplicaron el poder del Estado y la lógica de la evolución para luchar contra bacterias, virus, insectos y roedores. Utilizó estos mismos principios fundamentales para luchar por la liberación de la clase obrera; para someter la riqueza, las libertades y los derechos al imperativo del Estado; y para erradicar las plagas de la sociedad.

El gobierno nacional asumió poderes temporales de emergencia. Asumió la autoridad que antes tenían los gobiernos locales y los particulares. Los altos cargos políticos fueron autorizados a reinterpretar y contravenir la Constitución. Las leyes y directivas dividieron a la población en ciudadanos con derechos y ciudadanos sin derechos. La licencia, la empresa, el medio de subsistencia y los derechos fundamentales de una persona podían ser revocados o denegados, a veces basándose en una elección que hubiera hecho, a veces basándose en cosas sobre las que no tenía elección.

La ciencia políticamente correcta, en connivencia con el gobierno, realizó nuevos estudios sobre genética y sobre el nuevo y prometedor campo de la eugenesia: la cría selectiva de poblaciones humanas para su mejora genética. Los políticos y la gente común de todas las creencias políticas utilizaban habitualmente los términos “superior” e “inferior” en referencia a los seres humanos y sus características.

Ejerciendo su control sobre quién participaba en la sociedad y la forma en que lo hacía, el gobierno citaba a científicos y médicos como razones para prohibir a ciertas personas ciertos matrimonios, relaciones sexuales y tener hijos. Los médicos, designados políticos y funcionarios del partido tomaban decisiones sobre el tratamiento, la experimentación y la ejecución basándose en gran medida en el ahorro de recursos nacionales, la canalización del poder de la selección natural, la prioridad de lo colectivo sobre lo individual y la política.

El gobierno autorizó que se probaran medicamentos experimentales en la población en general. Autorizó la realización de experimentos, a veces mortales, con los enfermos para comprender mejor las enfermedades. Se esterilizó a un pequeño número de personas con ciertas condiciones extremas. A algunos se les practicó la eutanasia. Los médicos y otras personas que llevaban a cabo la “higiene racial” y otras políticas gubernamentales se vieron enfrentados a dilemas morales. Pero la autoridad máxima para la moral y la ética era la teoría evolutiva y el gobierno, no alguna religión o realidad espiritual más allá de ella. La política científica del gobierno sustituyó al individuo, sustituyó a las estadísticas, sustituyó a la propia ciencia. El sufrimiento y las muertes se consideraron desafortunados, pero la ciencia era clara: era por un bien mayor.

Los políticos y los médicos identificaron a ciertos grupos de personas como responsables de la propagación de enfermedades y de funcionar como plagas de la sociedad. Los políticos y los médicos que se oponían eran ignorados, burlados, intimidados, acusados de desinformación peligrosa y sometidos a la “cancelación” por parte de compañeros, médicos, científicos, periodistas, artistas, políticos y agentes gubernamentales.

Este era el estado de la política médica gubernamental, llevada a cabo legalmente y en una sociedad educada, en una de las naciones más industrializadas, más sofisticadas, más educadas, más cultas, más avanzadas y más admiradas del mundo moderno: Alemania.

En la década de 1930.

La ciencia de Hitler

Otto von Bismarck unificó a Alemania en el siglo xix. Cuando introdujo su modelo de seguro, empezó a atar a la clase trabajadora y a la industria médica a un Estado autoritario. Los medicamentos que desarrolló Alemania eran experimentales, como los desarrollados en cualquier otra nación líder. Pero en Alemania, el gobierno dio a las compañías farmacéuticas la autoridad para probar estos medicamentos experimentales en toda la población. Una de estas empresas, Bayer, es famosa por haber inventado la aspirina en 1899. También promovió, hasta 1912, el tratamiento de los resfriados y la tos de los niños con heroína.

Después de pasar a producir armas químicas y biológicas para la Primera Guerra Mundial, Bayer y otros fabricantes volvieron a fabricar medicamentos, y la dinámica fundamental de la asistencia médica controlada por el gobierno siguió vigente en Alemania. Allí, los avances científicos, la teoría de la evolución y la teoría del socialismo basada en la evolución se extendían rápidamente entre los educados y los sofisticados.

Los nacionalsocialistas de la década de 1930 no tomaron un sistema de salud gubernamental perfectamente bueno y lo modificaron radicalmente. Se basaron en él. No tergiversaron la teoría evolutiva, sino que trataron de aplicarla.

Es cierto que el partido que dirigió la política alemana de 1932 a 1945 fue único en muchos aspectos, pero no tanto como podríamos pensar. Ciertamente, una de las herramientas con las que ejerció el poder (la asistencia sanitaria socializada nacional) nos resulta aterradoramente más familiar de lo que nos gustaría creer.

En Alemania, un paso llevó a otro. Era previsible, lógico y casi inevitable que si el gobierno podía obtener el poder sobre la política sanitaria, utilizaría ese poder, y lo utilizaría para sus fines políticos.

En la búsqueda de lo que podríamos llamar el “cero no ario”, los nacionalsocialistas pudieron tomar el control definitivo de la salud y de casi todos los aspectos fundamentales de la vida personal. La evolución, el ateísmo y el socialismo afirman explícitamente que no hay más poder, fuerza, moral o ética que la mente humana, especialmente cuando está organizada en el Estado. Por lo tanto, es lógico —incluso válido y bueno— que el Estado, especialmente en tiempos de guerra, someta a los médicos a sus políticas, permita que las empresas farmacéuticas experimenten con la gente, esclavice a miles de no arios para que trabajen en las fábricas farmacéuticas y victimice a cientos de no arios sometiéndolos a experimentos tortuosos.

Millones de alemanes siguieron una progresión “lógica” que condujo desde la revocación de los derechos de las personas hasta la concentración de una determinada etnia en campos de esclavos; una progresión “lógica” que llevó desde el uso del mismo pesticida que fumigaba las fábricas y limpiaba los entornos de los trabajadores, hasta el gaseado de un número insondable de personas inocentes a quienes el gobierno había identificado como los equivalentes evolutivos y eugenésicos de las plagas que debían eliminarse del entorno de la civilización humana.

Esta evolución de la tiranía sanitaria alemana, junto con la documentación histórica, es descrita, entre otros, por el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos; el doctor Marc S. Micozzi, médico y antropólogo que dirige el Museo Nacional de Salud y Medicina en Washington, D.C.; y el doctor Miguel Faria, redactor jefe del Medical Sentinel.

Por qué se prohibió la ciencia de Hitler

El 20 de agosto de 1947, el Tribunal Médico Internacional de Núremberg (Alemania) juzgó a 23 médicos y burócratas por su participación en experimentos médicos con presos de campos de concentración. En un artículo publicado en enero de 2016 en Journal of Clinical and Experimental Pharmacology (Diario de farmacología clínica y experimental), Francisco López-Muñoz escribió lo siguiente en el 70º aniversario de los juicios de Núremberg: “A pesar de los programas de esterilización y eutanasia, también hubo proyectos de investigación farmacológica en discapacitados físicos y mentales en hospitales y universidades que no contaban con un consentimiento informado. (…) Esas pruebas estaban generalmente relacionadas con el tratamiento de enfermedades infecciosas, como el tifus, la erisipela, la escarlatina o la diarrea paratifoidea, y las tasas de mortalidad de los sujetos experimentales eran extremadamente altas”.

Pero la investigación de enfermedades era sólo una pequeña parte de los estudios médicos nacionalsocialistas. En “La medicina nazi y la investigación sobre el ser humano”, el profesor Volker Roelecke señaló en diciembre de 2004 “La rassenhygiene (un equivalente alemán para la eugenesia) se percibía como una ciencia aplicada fundada en las leyes de la genética y como esencial para mejorar la salud del volk, o raza”. También se dice que las drogas desempeñaron un papel importante para mantener en marcha a los soldados alemanes.

“Los nazis consideraban Auschwitz como el lugar ideal para la experimentación, para la creación de superhombres, y Josef Mengele era el símbolo de la crueldad y el misticismo nazis”, dijo el jurista israelí Gideon Hausner, fiscal jefe en el juicio de 1961 en Jerusalén del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann y jefe del tribunal de Mengele.

El SS-Hauptsturmführer Josef Mengele, M.D., Ph.D., conocido como el ángel de la muerte, no fue el único ejemplo de la tiranía médica nacionalsocialista, pero probablemente fue el peor. Llevó a cabo retorcidos y tortuosos experimentos con los prisioneros de los campos de concentración, especialmente con gemelos, en Auschwitz. Después de la guerra, escapó a Latinoamérica. Un repentino e inexplicable aumento de los nacimientos de gemelos, la mayoría de ellos rubios y de ojos azules, en una pequeña ciudad brasileña quizás sea una prueba de su trabajo. También en este caso, el resultado se remonta a los crueles experimentos realizados por una de las peores tiranías. History.com señaló que, bajo la supervisión de Mengele, unos 3.000 niños de Auschwitz-Birkenau “fueron expuestos a enfermedades, desfiguraciones y torturas bajo el pretexto de la ‘investigación’ médica sobre enfermedades, resistencia humana y otras cosas”.

El Estado les ordenaba a los científicos que encontraran formas de equipar mejor a los soldados alemanes en situaciones de combate militar o para recuperarse de las heridas. Otros experimentos tenían como objetivo ayudar al desarrollo de armas nuevas.

En juicios posteriores, los médicos nazis justificaron las bajas comparándolas con la muerte de civiles en ataques militares, como los bombardeos aliados sobre ciudades alemanas. La audacia de estos científicos puede mostrar lo peor de la naturaleza humana y, al mismo tiempo, lo fácil que es para los humanos desviarse del camino sin la guía de Dios.

Durante la guerra, las atrocidades de Hitler no se conocían del todo, pero Winston Churchill advirtió al Parlamento británico y al mundo entero: “Si fracasamos, el mundo entero, incluido Estados Unidos, incluido todo lo que hemos conocido y cuidado, se hundirá en el abismo de una nueva Era Oscura más siniestra, y quizá más prolongada, por las luces de la ciencia pervertida.”

“Lo que Churchill dijo entonces es aún más relevante hoy”, señaló el redactor jefe de Trumpet, Gerald Flurry. “La nueva Era Oscura’ de la que advirtió está sobre nosotros. La ciencia ha creado armas aún más terribles y más destructivas. Los peligros que amenazan a nuestro mundo están proliferando”. ¿Cómo podría ser peor? Debemos despertar y ver la realidad. ¡Necesitamos la ayuda de Dios! ¡Todos tenemos que reconocerlo de verdad! (Visión Real, mayo de 2020).

Paralelos con la actualidad

El rápido desarrollo de las vacunas contra el coronavirus en 2020 se ha anunciado como un logro científico sin precedentes, y su eficacia real se está determinando simplemente administrando las vacunas, a costa del contribuyente, a millones de personas. Se están produciendo avances en genética y los científicos hablan de descifrar el sistema inmunitario humano. La ciencia y los científicos, especialmente los científicos facultados por el gobierno, se promueven como nuestra gran esperanza de salvación.

Durante la pandemia de coronavirus, los gobiernos realizaron estudios sobre el papel de la genética en relación con la gravedad de los casos de covid-19. A finales de 2020, los científicos escoceses habían encontrado cinco variantes genéticas que favorecen la gravedad de la enfermedad. Tales estudios pueden ser o no de interés para el público, pero muestran cómo nuestro mundo actual no es muy diferente del mundo de hace cien años.

“¿Son las pruebas genéticas modernas y el Proyecto Genoma Humano el primer paso hacia una nueva eugenesia?”, se preguntaba Micozzi décadas antes de que el público hubiera oído la palabra “coronavirus”. Oxford Languages describe la eugenesia como “el estudio de cómo organizar la reproducción dentro de una población humana para aumentar la ocurrencia de características heredables consideradas deseables”. Los nazis lo llamaban rassenhygiene: higiene racial.

Todos los estudios sobre la genética revelan hoy en día características hereditarias favorables y desfavorables. Para algunos, el siguiente paso lógico sería la eugenesia. Por supuesto, la gente no cree que tengamos científicos nazis entre nosotros. Pero es imperativo preguntarse: ¿Podría volver a ocurrir?

Otro estudio que obsesionó a los nazis fue la búsqueda de curas para el cáncer. El cáncer sigue siendo mortífero hasta el día de hoy, y la política y la ciencia vuelven a fusionarse para encontrar curas. Se invierten miles de millones en proyectos que pretenden salvar millones de vidas. ¿Hasta dónde llegará la humanidad para encontrar un avance? ¿Cuántos experimentos y víctimas potenciales son moralmente aceptables dado el elevado objetivo? Éstas son las preguntas con las que seguimos luchando. ¿Somos inmunes al razonamiento de que debemos aceptar víctimas para hacer avanzar la ciencia por el bien de la humanidad?

A medida que la ciencia avanza y los objetivos políticos se fusionan con los intereses monetarios, la tentación de explotar la ciencia es la misma hoy que hace un siglo. Las nuevas investigaciones y tecnologías en el campo de la genómica de hoy podrían hacer realidad las fantasías del pasado. El coronavirus ha hecho avanzar los campos de los estudios médicos a un ritmo sin precedentes. Éste es sólo uno de los muchos ejemplos que demuestran que la ciencia actual trabaja con los mismos elementos que los científicos nazis utilizaron para construir su tiranía médica.

El escenario está preparado para lo que podría convertirse en una tiranía médica aún peor. ¿Los avances científicos actuales que se anuncian como la esperanza de la humanidad se convertirán en su perdición? ¿Veremos de nuevo reaparecer lo peor de las prácticas médicas?

La Biblia indica que sí.

El resurgimiento del sistema nazi profetizado

El sistema médico era sólo una parte de la tiranía general nazi que sufrió el mundo en la Segunda Guerra Mundial. Está profetizado que todo este sistema tiránico se levantará de nuevo en nuestro tiempo. Puede leer esto en Apocalipsis 13 y 17.

Estas profecías se enmarcan en el contexto del regreso de Jesucristo. Aunque apuntan a acontecimientos ya cumplidos, también apuntan al futuro. Apocalipsis 17:8 advierte: “La bestia que has visto, era, y no es; y está por subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra (…) se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será”.

“La palabra traducida “abismo” [o “pozo sin fondo” en el inglés] en el versículo 8 realmente significa bajo tierra. Ahí es donde han estado los nazis desde antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.”, explica el Sr. Flurry en Alemania y el Sacro Imperio Romano.

Durante la época de Hitler, Dios envió a Herbert W. Armstrong para advertir al mundo sobre la Alemania nazi y la pronta resurrección de ese imperio. Jesucristo mismo advirtió que las condiciones se volverían tan malas que ningún hombre quedaría vivo a menos que Dios interviniera (Mateo 24:22).

Pero junto con esta advertencia, Dios profetizó que las buenas noticias de Su Reino venidero serían proclamadas (versículo 14). Durante décadas, el Sr. Armstrong proclamó que nuestro mundo entraría en otra resurrección de gobierno tiránico antes de que Cristo regresara para establecer el Reino de Su Padre. La Trompeta, bajo el liderazgo de Gerald Flurry, continúa pregonando este mismo mensaje de advertencia hoy en día (Apocalipsis 10:11).

“Y son siete reyes. Cinco de ellos han caíd; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Apocalipsis 17:10). En su folleto Profetiza otra vez, el Sr. Flurry escribe: “¡Observe bien! Esta profecía tiene fecha. Hay siete reyes aquí, pero cinco han caído y uno es, y el otro aún no ha venido. Aquí casi parece como que si Dios congelara el tiempo durante el turno del sexto rey (de los siete)”.

“Esta profecía implica que Dios va a iniciar en el escenario a Su hombre durante el tiempo de la sexta de las siete cabezas del Sacro Imperio Romano. También da a entender que la séptima cabeza no surgiría mientras que Elías del tiempo del fin estuviera en el escenario. El Sr. Armstrong estuvo aquí cuando ‘uno es, y el otro aún no ha venido’. Esta profecía hace referencia a un período de tiempo específico cuando Dios envía a Su prototipo de Elías del tiempo del fin para explicar lo que está sucediendo”.

Para entender la comisión de la Iglesia de Dios hoy en día de hacer sonar la alarma, solicite Profetiza otra vez, por Gerald Flurry. Este folleto gratuito no sólo le ayudará a entender las profecías bíblicas que predicen el ascenso de Alemania, sino que también le mostrará la gran esperanza que hay en la obra de advertencia de Dios.


¡ÉL TENIA RAZÓN!

Estados Unidos ha sido la única superpotencia del mundo durante años. Su ejército es más grande, más avanzado y con más experiencia que los siguientes ejércitos combinados. Dispone de un arsenal nuclear sin igual, que se puede lanzar por tierra, mar, aire y de forma sigilosa, así como municiones inteligentes, armas cibernéticas y apoyo logístico que mueve montañas de hombres y material por todo el mundo.

Sin embargo, Herbert W. Armstrong predijo en 1961 que Estados Unidos había ganado su última guerra. Ahora la Trompeta pronostica que la superpotencia estadounidense ha librado su última guerra. Estos pronósticos se basan no sólo en evaluaciones de inteligencia o lecciones de la historia. Se basan en las profecías de la Biblia. Léalas usted mismo en Él tenía razón.