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¡Que Hungría sea grande otra vez!

(BRANDON BELL/GETTY IMAGES)

¡Que Hungría sea grande otra vez!

¿Por qué un primer ministro en Budapest es un héroe para los conservadores estadounidenses, y debería serlo?

Hoy en día, el conservadurismo en Estados Unidos se define por eslóganes como America First [Estados Unidos primero] y Make America Great Again [o maga , y que traduce, Que Estados Unidos sea grande otra vez]. Pero el club maga no es exclusivo de Estados Unidos. Un hombre está tomándose el mundo de maga por asalto. Esta improbable superestrella de America First no está postulándose para un cargo en EE UU. Ni siquiera es estadounidense.

Entonces, ¿por qué este hombre de Budapest es un icono en el corazón de Estados Unidos? ¿Es Make Hungary Great Again [Que Hungría sea grande otra vez] un aliado natural de Make America Great Again? ¿Qué principios defiende y qué está construyendo?

Lo bueno

Viktor Orbán nació en un pequeño pueblo en 1963, cuando Hungría era un Estado satélite de la Unión Soviética. Su padre era miembro del Partido Comunista, pero tras realizar el servicio militar, el joven Viktor se distanció del régimen. A mediados de la década de 1980, estudió en una facultad de derecho recién inaugurada en el Bibó István Special College, donde ayudó a fundar una liga juvenil anticomunista, la Alianza de Jóvenes Demócratas (más conocida por sus siglas en húngaro, Fidesz). El Fidesz se convirtió en uno de los grupos de oposición de vanguardia cuando el imperio soviético se desmoronó a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990. Orbán llegó a la presidencia del grupo en 1993 y lo convirtió en el que posiblemente sea el partido político húngaro de mayor éxito de la historia.




Orbán se convirtió en primer ministro a los 35 años, al ganar las elecciones húngaras de 1998. Perdió el poder en 2002 pero regresó en 2010 y ha sido el líder de Hungría desde entonces. En sus años de mandato, Orbán ha llevado a los húngaros por un camino marcadamente diferente al de gran parte de Europa.

Cuando Europa se vio inundada de migrantes de Oriente Medio en 2015, muchos países europeos siguieron el ejemplo de la canciller alemana Angela Merkel, que declaró célebremente: “Podemos hacerlo”, y aceptó a millones de refugiados sirios en su país. Hungría se negó, construyó una valla fronteriza y mantuvo fuera a los migrantes. Hoy, los italianos, los franceses y otros países luchan con problemas de migrantes que los húngaros han evitado en gran medida.

La retórica de Orbán es famosa por ser políticamente incorrecta. Sus discursos hacen referencia regularmente a Dios, el cristianismo y la familia, y critica duramente la homosexualidad. Fomenta las familias numerosas mediante incentivos fiscales y otras medidas. En un continente en el que los líderes suelen abrazar la “inclusión de género” y abogar por el multiculturalismo, él es abiertamente, sin disculpas, conservador y disruptivamente patriótico.

Los líderes europeos y los medios liberales estadounidenses de ideas afines han tildado a Orbán de fascista, racista, homófobo y todos los demás epítetos habituales. A pesar de la mala publicidad, el experimento húngaro de conservadurismo sigue avanzando con su mano en el timón.

Muchos estadounidenses están exasperados con la agenda anti familia, anticristiana y antitradicional de sus élites. La Hungría de Orbán, en ese sentido, es todo lo que quieren que sea Estados Unidos. Se esfuerza por ser lo que toda nación del Primer Mundo presumía ser no hace mucho: un Estado conservador con fronteras seguras, influencia cristiana y respeto por la familia.

Gracias a una prensa favorable, personas que de otro modo probablemente ni siquiera conocerían a Orbán son ahora grandes admiradores. Tucker Carlson ha publicado tres entrevistas con Orbán, aclamándole como uno de los últimos defensores contra la toma del poder por los globalistas. Otros importantes líderes conservadores estadounidenses también lo elogian. Donald Trump lo ha respaldado en mensajes de video. El secretario de prensa del candidato presidencial Ron DeSantis dijo a los periodistas que la administración del gobierno de su Estado de Florida considera a la Hungría de Orbán un modelo. La candidata al Senado de Estados Unidos, Kari Lake, dijo: “Creo que, si todos los estadounidenses tuvieran la oportunidad de venir a Hungría y caminar por las calles de aquí y ver lo que está pasando, querrían el mismo tipo de políticas en su ciudad”.

Orbán fue uno de los oradores de la jornada inaugural de la convención del Comité de Acción Política Conservadora [cpac, por sus siglas en inglés] de 2022 en Dallas, y recibió una gran ovación. El mes de mayo anterior, fue el anfitrión de la primera conferencia europea del cpac. El cpac Budapest 2022 contó con la presencia de Carlson, Candace Owens, Dennis Prager, Rick Santorum y otros iconos conservadores estadounidenses, y con un video de apoyo del presidente Trump. En mayo, Orbán organizó el cpac Hungría 2023, que contó con discursos de “No Woke Zone”, otro video de Trump, discursos de participantes como Kari Lake, Ken Paxton, Steve Bannon y líderes conservadores europeos. En su discurso de apertura afirmó: “El antídoto contra el virus woke está en Hungría”.

Pero algunos de los oradores del cpac de Hungría de Orbán promueven un conservadurismo marcadamente diferente al que muchos en el mundo anglosajón están acostumbrados.

Lo malo

Hans-Georg Maassen, que habló en mayo, pertenece al mayor partido político conservador de Alemania y dirigió su agencia de inteligencia interior hasta 2018, cuando se vio obligado a dimitir por ayudar a encubrir una revuelta neonazi.

Herbert Kickl intervino en ambas convenciones. Lidera el Partido de la Libertad de Austria, fundado en 1956 por un antiguo oficial nazi de las SS austriacas. El Partido de la Libertad sigue promocionando su pasado fascista, en parte con un anuncio del año pasado en el que aparecían jóvenes austriacos mirando hacia el famoso balcón del palacio de Hofburg, desde donde habló Adolfo Hitler, con el narrador diciendo: “Queremos un futuro”.

Entre los invitados de Orbán en mayo de 2023 se encontraban Santiago Abascal, Jordan Bardella, Janez Janša, Andrej Babiš y otros iconos de la extrema derecha europea y hombres fuertes de la política.

Orbán también ha ido mucho más allá de asociarse con personas controversiales.

A lo largo de sus 14 años de mandato, ha presidido el cierre forzoso de un medio de comunicación tras otro por considerarlos demasiado críticos con su gobierno, retirándoles las subvenciones estatales, incluyéndolos en listas negras de anunciantes y lanzando campañas de difamación contra ellos. En 2016, cerró Liberty of the People, el mayor periódico de izquierda del país, y en 2018, clausuró Hungarian Nation, el mayor periódico conservador. Klubrádió, la última gran emisora de radio independiente de la influencia gubernamental perdió su licencia de emisión en 2021, después de que el gobierno ya la hubiera despojado de la mayoría de sus frecuencias. Los analistas estiman que Fidesz controla ahora aproximadamente el 80% de los medios de comunicación húngaros, ya sea directamente o a través de los oligarcas de Orbán.

La publicidad política en televisión está prohibida en Hungría, a menos que se trate de un anuncio de servicio público patrocinado por el gobierno, que sólo puede emitir el partido gobernante. En las elecciones de 2022, el principal candidato de la oposición, Péter Márki-Zay, sólo tuvo una oportunidad de hablar en la mayor estación de televisión pública de Hungría, menos de tres semanas antes de la votación. Mientras tanto, Balázs Bende, redactor de la emisora estatal mtva, fue sorprendido diciendo a los periodistas que la emisora no apoya a los candidatos de la oposición: a los que se opusieron les dijo que dimitieran inmediatamente.

No es sólo la publicidad política la que está bajo el pulgar de Orbán, sino también las elecciones. Orbán lleva tanto tiempo en el poder en gran medida porque puede inclinar descaradamente el sistema electoral húngaro a su favor. Ha legalizado el turismo electoral, permitiendo que una persona vote en un distrito fuera de su residencia. Su gobierno ha reescrito las normas electorales de forma que ahora, a pesar de haber obtenido menos de la mitad de los votos en las elecciones de 2014 y 2016, el Fidesz sigue logrando una súper mayoría de dos tercios de los escaños parlamentarios, suficiente para cambiar la Constitución.

Esta aceptación de la dictadura también es evidente en la política exterior de Orbán. Podría decirse que es el mejor amigo de China en Europa. Hungría se convirtió en 2015 en el primer país europeo en unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta china. La Universidad Fudan de China está abriendo un campus satélite en Budapest, la primera universidad china en la Unión Europea. Hungría también alberga el mayor centro de suministro del gigante de las telecomunicaciones Huawei fuera de China. No es extraño que un país haga negocios con la segunda mayor economía del mundo. Pero la trayectoria de Orbán sugiere que se está desviviendo por conectar con un país al que muchos consideran el enemigo más crítico de Occidente. Y para un hombre que afirma luchar por los valores cristianos, China (uno de los mayores perseguidores de cristianos del mundo) es una curiosa elección como socio.

Orbán promueve la religión en su retórica más que otros líderes europeos, pero ¿cómo es la vida religiosa en Hungría? La Hermandad Evangélica Húngara es una organización metodista que ayudó a derribar el comunismo y su régimen títere soviético en 1989, formando a partir de entonces un sistema masivo de escuelas, refugios para personas sin hogar, residencias de ancianos y otras instalaciones para personas necesitadas. Estas instituciones suelen recibir subvenciones del gobierno. Pero en 2011, después de que los líderes del grupo se opusieran a las políticas de Orbán, el gobierno les impidió recibir más subvenciones, y su labor caritativa está al borde de la quiebra. Tal castigo es literalmente una persecución religiosa.

La variante Orbán del conservadurismo se resume mejor en lo que dijo en un discurso de 2014: “El nuevo Estado que estamos construyendo en Hungría es un Estado antiliberal, un Estado no liberal. No rechaza los principios fundamentales del liberalismo, como la libertad, y podría enumerar algunos más, pero no hace de esta ideología el elemento central de la organización estatal, sino que incluye un enfoque diferente, especial, nacional”.

La retórica de Orbán sobre “recuperar nuestra civilización” resulta refrescante para muchos, pero eso no significa que defienda los derechos individuales, la libertad religiosa o el Estado de derecho. Es un autócrata interesado, experto en manipular a los medios de comunicación para transformarse en un ángel de luz.

Lo feo

Aumentar los radicales, bloquear la libertad de expresión, utilizar los medios del régimen de propaganda, alterar las elecciones, el dominio de un solo partido, perseguir a los grupos religiosos, profundizar las conexiones con China; éstas son exactamente las acciones a las que los conservadores estadounidenses se oponen en su propio “Estado profundo” radical-izquierdista, y con razón. Pero cuando un hombre fuerte lleva a cabo estas mismas acciones en Europa, los conservadores miran hacia otro lado durante el tiempo que sea necesario y continúan pintándolo como un ejemplo a seguir en las guerras culturales de Estados Unidos. Cuando el primer ministro canadiense Justin Trudeau se puso accidentalmente junto a un nazi, la prensa conservadora se ensañó con él. Cuando Viktor Orbán hace lo mismo, “todo es propaganda de la izquierda”.

Las maniobras dictatoriales de Orbán están bien documentadas y son fáciles de encontrar. Sin embargo, la mayoría de los reporteros y comentaristas conservadores evitan notoriamente estos temas. En sus entrevistas a Orbán, Carlson pasó por alto las acusaciones de amordazar a la prensa y manipular las elecciones, aceptando sin cuestionar la negación de las acusaciones por parte de Orbán. Carlson dijo a sus telespectadores que Orbán “ganó en unas elecciones justas” sin preguntarle nunca por el turismo electoral, las listas negras de la oposición o cualquier otra controversia electoral.

Este encubrimiento puede reflejar cierta ingenuidad. Los conservadores de ambos lados del Atlántico hablan de luchar juntos por los “valores judeocristianos”. Pero se den cuenta o no, estos valores tienen definiciones diferentes en Europa que en Norteamérica. Para muchos estadounidenses, significan los ideales de la Revolución estadounidense: los derechos individuales, la libertad religiosa y el lugar de la Biblia en la sociedad. Pero gran parte de la “tradición judeocristiana” de Europa son inquisiciones, cruzadas, pogromos y genocidios.

Hungría estuvo antiguamente gobernada por la dinastía de los Habsburgo y estrechamente vinculada al Sacro Imperio Romano. Este imperio representa ideales contrarios a la Revolución estadounidense: monarquía absoluta, límites a la libertad individual, ejecución de herejes y conquista del mundo. El legado de los Habsburgo inspiró a tiranos posteriores como Napoleón Bonaparte y Adolfo Hitler. Hungría fue gobernada durante la Segunda Guerra Mundial por el dictador Miklós Horthy, que reivindicó la continuidad con los Habsburgo mientras se aliaba con Hitler y perseguía a los judíos.

Al resucitar el legado húngaro, Orbán también está resucitando este legado. Ha construido monumentos que glorifican el régimen de Horthy. Su embajador en el Vaticano es Eduard Habsburg-Lothringen, descendiente del emperador Franz Joseph, de la línea de los Habsburgo. Orbán ha hecho de las relaciones entre Hungría y el Vaticano una de sus principales prioridades en política exterior, sugiriendo incluso que invitaría al papa Francisco como huésped de honor para el cpac Hungría 2024.

Orbán, en este sentido, se ve a sí mismo como heredero de los emperadores y autócratas húngaros. Es fácil pensar en países como Hungría como poco más que un destino turístico de cruceros por el Danubio y vinos de lujo. Sin el trasfondo histórico de Hungría a la vista, uno puede ver su política como un reflejo de maga. Una comprensión tan superficial de la herencia, y del futuro, de Europa es peligrosa.

“Lo único que los estadounidenses parecen pensar cuando se trata de Europa es en alguien cantando tirolesa en los Alpes”, escribe el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en Daniel Unlocks Revelation [Daniel revela Apocalipsis]. “No tienen ni idea de lo que es el Sacro Imperio Romano, ni de lo que se trata esa corona. ¡No saben nada de esta bestia mortal! Se puede viajar por toda Europa central y ver todavía algo de la opulencia de los Habsburgo. Los Habsburgo fueron la espada de la Iglesia católica durante toda la Edad Media. Hacían sus matanzas mientras apoyaban a artistas como Mozart, Bach y Schubert; eran muy sofisticados mientras masacraban gente”.

Las limpias calles de Budapest y su famosa mezcla de arquitectura barroca, neoclásica y art nouveau reflejan sofisticación. La retórica de Orbán sobre Dios y la familia suena como una muy necesaria voz de cordura. Pero se trata de una fachada. Si se raspa la superficie, Hungría se revela como un régimen regresivo que revive un sangriento legado histórico.

La Biblia tiene mucho que decir sobre el Sacro Imperio Romano. Apocalipsis 17 es una profecía de una “bestia” (versículo 3), símbolo bíblico de un imperio (véase Daniel 7). Este imperio es representado como ebrio de sangre (Apocalipsis 17:6). Es una gran potencia guerrera que se deleita persiguiendo a inocentes. Es lo bastante descarado como para desafiar a Dios Mismo (versículo 14). La conexión de Apocalipsis 17 con otras profecías muestra que este imperio es el Imperio Romano. Pero a diferencia de la Roma de la antigüedad, esta bestia va montada por una “mujer”, que simboliza una iglesia (véase 2 Corintios 11:1-3; Efesios 5:22-32). Se trata de su reencarnación medieval, el Sacro Imperio Romano.

La bestia es representada con siete cabezas, reveladas como siete resurrecciones específicas de este imperio (Apocalipsis 17:9-10), todas ellas dirigidas por una iglesia. La historia registra seis de estas resurrecciones, dirigidas por conquistadores como Carlomagno, Napoleón y Hitler, que han venido y se han ido. La séptima, una resurrección aún en desarrollo, estará formada por 10 “reyes” u hombres fuertes europeos que unirán sus recursos en un superestado (versículos 12-13). Esta séptima “está para subir del abismo”, surgiendo de un estado indiscernible para manifestarse al descubierto.

Cuando líderes europeos como Viktor Orbán empiezan a hablar de revitalizar su cultura y su lugar en el mundo, están hablando de resucitar el Sacro Imperio Romano. Y ya han recorrido un largo camino para hacerlo.

Las pruebas son ahora más visibles que nunca. Pero los comentaristas conservadores no entienden esta historia ni la profecía bíblica y por ello están sirviendo inadvertidamente de cortina de humo para el ascenso de una nueva superpotencia que conmocionará al mundo, incluidos los estadounidenses. Al pintar a hombres como Orbán como luchadores por la libertad con valores estadounidenses, dándoles plataformas para comercializar su imagen y tachando de propaganda de izquierda las críticas contra ellos, Tucker Carlson y el cpac están ayudando en realidad a la reversión fundamental de Europa hacia un imperio dominado por los católicos. En este sentido, ¡están ayudando a construir el Sacro Imperio Romano!

La profecía bíblica muestra que el apoyo estadounidense a esta “restauración de ese antiguo imperio romano”, como escribió el difunto teólogo Herbert W. Armstrong en 1955, está “¡construyendo el monstruo de Frankenstein que está destinado a destruirnos!”.

La gente no tiene por qué permanecer ignorante de lo que está ocurriendo. La Biblia revela no sólo adónde conduce la trayectoria actual de Europa, sino también la promesa de Dios de proteger a quienes Le creen y se someten a Él. Mientras una nueva Europa se levanta del abismo, y mientras el mundo anglosajón la ignora o incluso la vitorea, ésta es la perspectiva más necesaria.

ALEMANIA Y EL SACRO IMPERIO ROMANO

Muchas personas están al tanto de las atrocidades cometidas por Alemania en la Segunda Guerra Mundial pero lo consideran como historia antigua. Estas personas ignoran por completo el legado que inspiró a Adolfo Hitler a crear su máquina de guerra nazi. Este surgimiento fue simplemente la resurrección reciente de un imperio guerrero con una larga y sangrienta historia. ¿Sabía usted que la Biblia profetizó de este régimen, así como del terrible resurgimiento de su última resurrección, en nuestros días?