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¿Qué abre la llave de David?
Los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis describen siete eras sucesivas de la verdadera Iglesia de Dios, la Iglesia que Jesucristo fundó en Su primera venida y prometió que sobreviviría hasta Su Segunda Venida. El libro de Apocalipsis pone toda la profecía en una secuencia de tiempo. Hace lo mismo con estas siete eras de la Iglesia: Las enumera en orden y cubre un período de casi 2.000 años. (Conozca más de este tema en mi libro gratuito, La verdadera historia de la verdadera Iglesia de Dios ).
A la sexta y séptima eras de la Iglesia se les da solamente un mensaje que llevar al mundo: la llave de David. Ese es el nombre de nuestro programa de televisión.
Observe el mensaje de Cristo a la sexta era de la Iglesia (y al remanente fiel en medio de la séptima era rebelde): “Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” (Apocalipsis 3:7-8). Todo esto es obra de Cristo. ¡Él abre una puerta para que el mensaje de la llave de David sea entregado al mundo!
¿Por qué debería esto ser importante para usted? ¿Qué es la llave de David y qué abre? Se trata de un asunto crucial, de hecho, ¡un asunto de vida o muerte! Note: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (versículo 10). Esta es una advertencia para todos los habitantes de la Tierra: ¡se avecinan un sufrimiento terrible! Pero Dios protegerá a los que proclamen el mensaje de la llave de David. Y afortunadamente, todo esto conduce a la Segunda Venida de Jesucristo, que es la mejor noticia que podríamos escuchar.
¡Usted tiene que entender el mensaje de la llave David si quiere ser protegido!
El trono de David
Para entender esta llave, podemos comenzar viendo una profecía sobre Jesucristo en Lucas 1:30-32: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre”.
Esto nos remite a una promesa que Dios hizo al rey David en 2 Samuel 7:12-16: “[T]u trono será establecido para siempre” (vkj). Un descendiente de David siempre gobernaría desde su trono. Y Lucas 1:32 dice que Dios el Padre va a dar finalmente ese trono a Su Hijo, Jesucristo, ¡que gobernará desde éste por la eternidad!
Ese es un mensaje extraordinario con un tema de familia. ¡Es acerca de Jesucristo recibiendo un trono eterno que lleva el nombre de un ser humano llamado David! Eso por sí solo demuestra el lugar exaltado que ocupan los seres humanos en el plan eterno de Dios.
Vea aún más: “Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (versículo 33). Cristo está a punto de gobernar la Tierra y expandir el Reino de Dios para siempre. Él gobernará sobre los seres humanos desde ese trono de David. ¡Este versículo contiene una visión majestuosa cuando lo entiende! Está hablando de un proceso interminable de traer a los seres humanos al eterno Reino de Dios. Esto ya empieza a mostrarnos el espectacular entendimiento que esta llave de David abre.
Podemos recoger más detalles del primer libro de la Biblia. Aquí hay otra profecía en Génesis 49: “Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros” (versículo 1). Esta es una profecía para nuestro tiempo. El versículo 10 dice: “No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos”.
Esta profecía es llamada la “promesa del cetro”: la garantía de Dios de que siempre habría un rey humano de la tribu de Judá —un judío— hasta la Segunda Venida, cuando Cristo recibirá ese trono. Esto coincide con la promesa hecha al rey David, quien era judío. Pero esta promesa no se refiere sólo a la raza, los descendientes físicos de David gobernando desde su trono; ¡también se trata de la gracia! Observe que cuando Cristo regrese a sentarse en ese trono, ofrecerá la salvación a toda la humanidad, ¡haciendo que todos sean descendientes espirituales de David! ¡El resultado final del trono infinito de David es la salvación!
Estas son verdades realmente inspiradoras que comienzan a abrirse, ¡cuando uno tiene esta llave de David!
Por eso la Biblia habla de la llave de David en muchas partes. Y este es el único mensaje que Dios da a Su Iglesia del tiempo del fin para que lo proclame al mundo. ¡Qué importante es que tengamos esta llave!
Más verdad es abierta por la llave de David en uno de los ejemplos más inspiradores de la Biblia.
La visión profética de Ana
Una mujer cambió el curso de la historia de Israel. Ella tuvo una poderosa visión de la llave de David y, sorprendentemente, ¡la tuvo muchas décadas antes que David naciera! Su historia está registrada en 1 Samuel, parte de lo que llamamos los “profetas anteriores”, la cual es principalmente profecía para este tiempo del fin.
En aquella época, la vida religiosa de Israel se centraba en Silo, donde se encontraba el arca del pacto. Un hombre llamado Elcana iba allí todos los años para adorar a Dios y ofrecerle sacrificios (1 Samuel 1:3). Este hombre tenía dos esposas, y una de ellas, Ana, era estéril. Dios había cerrado su vientre (versículo 5).
Ana deseaba desesperadamente tener un hijo. Fue al tabernáculo de Silo e imploró a Dios, prometiéndole: “Si me das un hijo, lo dedicaré a ti. Lo llevaré a servirte en Silo en el tabernáculo por el resto de su vida, y él tomará el voto nazareo (versículo 11). Ella estaba decidida, y oró a Dios en fe. ¡Y Dios le respondió! La bendijo con un hijo, al que llamó Samuel, que significa “pedido a Dios” (versículos 19-20). Ana cumplió lo prometido y entregó su hijo a Dios (versículo 28).
Entonces Ana pronunció una de las profecías más sorprendentes de la Biblia, en forma de un cántico de oración (1 Samuel 2:1-10). “[El Eterno] mata y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir. [El Eterno] empobrece y él enriquece; abate, y enaltece. Él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de [el Eterno] son las columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo” (versículos 6-8).
Hay una tremenda profundidad en esta oración, como lo explico en el Capítulo 4 de mi libro gratuito, Los profetas anteriores: Cómo convertirse en rey (solicite una copia). Esta mujer estaba profetizando sobre las personas que Dios llamaría de este mundo en los milenios anteriores a la Segunda Venida de Cristo: los humildes del mundo, pero ricos en fe (1 Corintios 1:26-29; Santiago 2:5). Dios planea darles a estas personas humildes, ¡posiciones de gobierno mundial en el “trono de gloria” bajo Jesucristo en el Reino venidero! ¡Qué visión y qué promesa!
¿A qué “trono” se refiere concretamente? Ana fue más allá: “Delante de [el Eterno] serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; [el Eterno] juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido” (1 Samuel 2:10). ¡El “rey” en ese versículo es el rey David!
Estudie la historia de Israel y verá que Samuel, el hijo de Ana, llegó a juzgar a la nación. El pueblo rechazó el gobierno de Dios, así que Dios estableció la monarquía de Israel a través de Samuel, en un hombre llamado Saúl. Pero Ana pasó por alto a Saúl, el primer rey de Israel, y se refirió a David, a quien su propio hijo ungiría como rey en lugar de Saúl (1 Samuel 16), y a través del cual Dios establecería ese trono eterno.
Ana profetizó sobre David con décadas de antelación, y previó que su hijo ungiría a David. ¡Ella sabía que Dios haría de David una parte importante de Su plan maestro! Ella se enfocó en el mismo trono que continuará hasta la Segunda Venida del Mesías. ¡Ana tenía una fe profunda!
¡Qué maravillas puede hacer Dios con las personas que realmente dan un paso en fe y aplican lo que Él dice! ¿Le cree usted a Dios? ¿Qué está haciendo usted con el conocimiento que Dios le ha dado? Para que éste haga una diferencia en nuestras vidas, debemos aplicarlo y obedecerlo. ¡La profecía de Ana describe las tremendas y eternas recompensas que Dios ofrece a quienes atienden Su llamado ahora!
La visión de la llave de David quedó grabada en la mente de Ana. El centro de esa visión es el trono de David.
Abriendo la Biblia
Mire de nuevo la profecía de Ana en 1 Samuel 2:10: “... dará poder a su rey, y exaltará el poderío de su ungido”. Hay dos partes allí. El “rey” es David. ¿Quién es “su ungido”? Esto se refiere a un sacerdote.
En la época de Ana, había grandes problemas con la vida religiosa en Israel. Los hijos del sacerdote Elí habían abandonado a Dios y estaban cometiendo terribles pecados (versículos 12-17). Lo que Ana hizo al dedicar su hijo a Dios, ¡comenzó a corregir el curso de la historia de la nación!
Dios le envió un mensaje a Elí, diciendo: “Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días” (versículo 35). Ésta era una profecía sobre un sacerdote que sería leal a David por siempre.
Esta profecía fue cumplida por un hombre llamado Sadoc. Otros sacerdotes fallaron, pero Sadoc permaneció leal porque sabía que Dios estaba trabajando con David. El rey David experimentó muchas pruebas difíciles, sin embargo, se regocijaba en ellas. Y Sadoc permaneció a su lado. ¡Él también tenía la visión de la llave de David!
¿Qué tiene que ver Sadoc con nosotros hoy? Ese sacerdote fiel prefigura el tiempo del fin. Otras profecías muestran que hay personas en el tiempo del fin que permanecen fieles al trono de David. Dios los llama “hijos de Sadoc”. Muchos del propio pueblo de Dios se han alejado de Él, no obstante, los hijos de Sadoc tienen el mismo espíritu que Sadoc tenía antiguamente. Somos leales al trono de David y somos grandemente recompensados por ello.
Esto es lo que el profeta Ezequiel escribió sobre la posición de estos santos fieles en el futuro templo de Dios: “Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice [el Eterno] el Señor. Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas” (Ezequiel 44:15-16). Ezequiel es un libro del tiempo del fin. En este tiempo del fin el 95% del pueblo de Dios se ha alejado de Él. Excepto los hijos de Sadoc. Y debido a esa lealtad trabajaremos directamente con Jesucristo cuando regrese. Estaremos cerca de Él, sirviéndole en el templo en Jerusalén durante el Mundo de Mañana, y más tarde en la nueva Jerusalén cuando Dios el Padre baje a la Tierra.
Ana profetizó sobre la aparición de David y Sadoc (un rey y un sacerdote). Ella también sabía acerca de los hijos de Sadoc, pilares espirituales sobre los cuales Dios asentará el mundo. Debemos ser entrenados como maestros ahora para ser hijos de Sadoc, y más tarde, llegar a ser esos pilares. Apocalipsis 1:6 dice que el pueblo fiel de Dios ya son reyes y sacerdotes en embrión, ¡esperando nacer espiritualmente en la Familia de Dios! ¡Dios el Padre y Cristo el Hijo nos ven como parte de Su Familia incluso ahora! Ellos darán esta recompensa al nivel de Sadoc a cualquiera que ayude a transmitir el grandioso mensaje de la llave de David.
Una vez más, ¿qué abre la llave de David? ¡Esta llave nos abre toda la Biblia! ¡Todo! Sólo hay una llave que abre toda la Biblia; y esa es ¡la llave de David! ▪
Este artículo fue traducido del artículo “What Does the Key of David Unlock?” de theTrumpet.com.