Megiddo Gate
Puertas de entrada regionales monumentales de Salomón
El profesor Yigael Yadin fue uno de los grandes fundadores de Israel y desempeñó un papel clave en la Guerra de Independencia de 1948. Más adelante en su carrera, llegó a ser viceprimer ministro, así como jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel. Sin embargo, a pesar de todos sus impresionantes logros militares y políticos, quizá sea más conocido por su contribución a la arqueología. Y entre sus muchos descubrimientos arqueológicos, ninguno fue más dramático y trascendental, como expresó el propio Yadin, que los relacionados con el rey Salomón.
De 1957 a 1970, el profesor Yadin excavó yacimientos en dos de los sitios más importantes y famosos del Israel bíblico: Hazor y Meguido. Estudió meticulosamente los informes de excavaciones anteriores de un tercero: Gezer. Yadin se maravilló ante los paralelismos entre la construcción y la disposición de los tres sitios, paralelismos que prevalecían específicamente en el estrato asociado al siglo X a. e. c.
Las observaciones de Yadin fueron resumidas por Kaitlyn Satelmayer en su obra de investigación “The Gates of Hazor, Gezer and Megiddo: Their Origen and Distribution” [Las puertas de Hazor, Gezer y Megido: su origen y distribución]: “El primer arqueólogo que excavó suficientemente estos (…) [dos] sitios y señaló específicamente los paralelismos entre cada ciudad [en conexión con Gezer] fue Yigael Yadin. … Cuando Yadin estaba excavando (…), se dio cuenta que varias características le parecían extremadamente familiares. El diseño, la dimensión, la construcción y las características artísticas permanecían constantes. En cada sitio había un sistema de muros de casamatas, una característica arquitectónica específica predominante durante el siglo X en Israel. Yadin comentó el hecho de que cada sitio tenía una puerta de entrada a la ciudad que contenía seis cámaras, tres cámaras a cada lado”.
Arqueológicamente, esto es notable. También es increíblemente informativo cuando se intenta entender mejor un sitio y su relación con otros sitios de la misma época. Aquí tenemos tres ciudades, tres ubicaciones distintas, separadas por unos 150 kilómetros (casi 100 millas), y las tres tienen casi exactamente el mismo diseño, dimensión, construcción y características artísticas, ¡y todas datadas en el mismo periodo de tiempo!
La puerta de entrada con estilo de seis cámaras se haría famosa como “Puertas Solomónicas” o “Puertas Israelitas”. En Hazor, Megido y Gezer, Yadin no se limitó a identificar puertas de aspecto similar; en la mayoría de los casos, las dimensiones eran prácticamente idénticas.
Ciertamente, existe cierto grado de variación entre estas medidas, principalmente en relación con Gezer. Pero esto tampoco es inusual, dado que cada puerta de entrada habría tenido que ser hecha a medida para adaptarse a las limitaciones geográficas del sitio (particularmente en Gezer, donde la puerta se asienta contra una pendiente).
Pero lo que es notable es la consistencia general entre las puertas, en algunos casos a la medida más cercana en centímetros. Tome Megido y Hazor: Las dimensiones son prácticamente idénticas, en cada aspecto. Y en las tres ciudades, la anchura de la parte interior es exactamente de 4,2 metros (13,8 pies), y la anchura de las murallas es exactamente de 1,6 metros (5,2 pies) (vea la barra lateral “Codos salomónicos”, página 77).
“Las dimensiones de las puertas eran impresionantemente consistentes”, escribió Satelmayer. “Yadin concluyó que las puertas de Hazor, Gezer y Megido fueron diseñadas de tal manera que fueron parte de un proyecto de construcción masivo y unificado en el antiguo Israel. Mirando la estratigrafía específica de cada sitio, revela que en un corto período de tiempo, estas tres ciudades pasaron de ser fortificaciones relativamente pequeñas a enormes ciudades fortificadas. Todas con construcciones específicas relativas a sistemas de muros particulares y puertas de ciudad de seis cámaras bien construidas, todas siguiendo un patrón de construcción similar”.
Estos datos nos dicen mucho sobre quién construyó estas ciudades. Primero, muestra que el mismo gobierno construyó las tres ciudades; sus puertas fueron construidas usando el mismo plano. En segundo lugar, los restos arqueológicos de estas ciudades, incluyendo las grandes puertas de entrada de seis cámaras, demuestran que eran de carácter monumental. Estas ciudades no pertenecían a un jefe tribal “desarrapado”, sino a una potencia importante. En tercer lugar, la presencia de un plano único que perfila la construcción de grandes ciudades fortificadas infiere la presencia de un gobierno centralizado en esta región en el siglo X.
La situación de estas ciudades entre sí también es notable en relación con el último punto. Están separadas por distancias relativamente vastas, que abarcan la mayor parte del territorio geográfico del antiguo Israel. Esto apunta a un control administrativo sobre una zona extensa.
A partir del registro arqueológico, es lógicamente evidente que Hazor, Megido y Gezer fueron construidas en el siglo X a. e. c. por el mismo gobernante poderoso, un individuo con abundante poder e influencia regional.
¿Quién pudo haber sido?
La Biblia responde
En 1 Reyes 9, después de la narración de Salomón construyendo el templo y su propio palacio, se mencionan algunos de sus otros proyectos: “Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de [el Eterno], y su propia casa, y Milo [una ubicación dentro de Jerusalén que aún se debate, muy posiblemente la Estructura de Piedra Escalonada], y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer” (versículo 15).
¿Qué fue lo que descubrió Yadin en estos tres yacimientos? Encontró pruebas de que Hazor, Megiddo y Gezer surgieron repentinamente, y siguiendo exactamente el mismo patrón, durante el siglo X a. e. c.
En los tres sitios se descubrieron capiteles “protoeólicos” de estilo fenicio temprano del periodo del Primer Templo (véase la página 38). Llegó a la conclusión de que el estilo de construcción de las puertas, la mampostería de sillares, reflejaba un estilo fenicio hallado en sitios ubicados más al norte de Israel. También existe aquí una conexión bíblica; la Biblia registra que Hiram, el rey fenicio de Tiro, ayudó al rey Salomón en sus proyectos de construcción (versículo 11).
Además, el registro bíblico destaca métodos de construcción específicos utilizados por Salomón y Hiram. 1 Reyes 6:36 dice: “Y edificó el atrio interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro”. 1 Reyes 7:12 dice: “Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro; y así también el atrio interior de la casa de [el Eterno]…”.
También se han encontrado pruebas de este método de construcción: hileras de piedras de sillería labradas y sobre ellas una hilera horizontal de vigas de cedro (y luego sobre ellas otra serie de piedras de sillería). Un buen ejemplo: Meguido, que ha sido muy excavada y sobre la que ha escrito el profesor David Ussishkin. En 1980, escribió: “En Megido, un hueco horizontal que recorre los cimientos de la puerta indica casi con toda seguridad que aquí se incorporaron vigas de madera. Un hueco horizontal de tipo similar se encontró en Laquis (…) Aquí se colocaron vigas de madera cuyos restos aún pudieron recuperarse cuando se destaparon” (“Was the ‘Solomonic’ City Gate at Megiddo Built by King Solomon?” [¿Fue construida por el rey Salomón la puerta ‘salomónica’ de la ciudad de Megido?]).
Resumiendo las conclusiones de R. S. Lamon en Megiddo II [Meguido II], Ussishkin escribió: “Las estructuras monumentales del estrato iv [en Meguido], incluyendo la puerta ‘salomónica’, fueron en parte construidas con mampostería de sillar de estilo ‘fenicio’, en paralelo a las descripciones bíblicas de las construcciones Salomónicas, en particular las descripciones de la mampostería de sillar (e. g. 1 Reyes 7:12: ‘tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro’)”.
Sorprendente, ¿cierto? Las pruebas arqueológicas revelan el mismo método de construcción que el registrado en la Biblia y en asociación con la administración del rey Salomón.
¿Cuál es la explicación más racional para esto? ¿Es una coincidencia que la arqueología relativa a estas tres ciudades se alinee de forma casi idéntica con el registro bíblico? Para algunos al menos, la respuesta es: Sí, todo es coincidencia.
El punto de vista minimalista
A mediados de la década de 1980, una nueva forma de pensar minimalista que promovía una teoría de “cronología baja” se enraizó en el campo de la arqueología. Uno de los principales defensores de este punto de vista es el Prof. Israel Finkelstein, quien también es uno de los principales excavadores de Megido. (La postura minimalista margina la Biblia hebrea como una obra en gran parte ficticia y adornada, escrita por autores cientos de años después de los acontecimientos que registra).
Finkelstein, en gran parte, encabezó el intento de volver a datar las estructuras monumentales como las puertas de entrada y todas las grandes estructuras del siglo X previamente identificadas y descubiertas por todo Israel al siglo IX a. e. c. En el caso de Hazor, Megido y Gezer, la construcción no se atribuyó al rey Salomón sino a la posterior dinastía del rey Omrí que reinó desde Samaria sobre el reino del norte de Israel en el siglo IX.
Arqueológicamente, los minimalistas identificaron el final del siglo x a. e. c. como el principio del periodo de Hierro iia. Esto relegó el periodo de David y Salomón, la mayor parte del siglo x a. e. c., al periodo relativamente desprovisto de la Edad de Hierro i (un periodo díscolo que se alinea con los acontecimientos registrados en Jueces). ¡Esta re-datación borró efectivamente de la historia a la gran monarquía bíblica unida de su existencia!
“El objetivo principal de Finkelstein al crear este nuevo argumento era examinar las pruebas arqueológicas y la cultura material del reinado de los reyes David y Salomón y sugerir que lo que creemos sobre este periodo está excepcionalmente exagerado en comparación con su realidad”, escribió Satelmayer. “En 1996, Finkelstein desarrolló su principal argumento en este nuevo concepto, indicando que ninguno de los rasgos arquitectónicos pertenecientes a los sistemas de puertas hallados en los sitios de Hazor, Gezer y Megido datan a la época de Salomón. Por el contrario, todos datan de fechas mucho más posteriores...”.
La opinión de Finkelstein sobre la cronología baja se basa en dos argumentos principales. “El primero de ellos es el concepto de la ausencia de cerámica filistea en el estrato vi [de Meguido], y el segundo tiene que ver con la datación de la cerámica de [la cercana] Tell Jezreel” (ibíd.).
Para Finkelstein, la cerámica del periodo i de Jezreel, datada en el siglo IX a. e. c., parecía ser similar a la del estrato va-ivb de Meguido (el estrato asociado a la puerta de entrada salomónica). También observó la ausencia de cerámica bicroma filistea en el estrato vi anterior de Meguido, esta cerámica servía como marcador cronológico estándar para el siglo XI a. e. c. anterior, tal y como se había encontrado en otros sitios.
Utilizando estos argumentos, Finkelstein llegó a la conclusión de que no hay ninguna diferencia discernible entre los tipos de cerámica israelita del siglo X al IX a. e. c.; por lo tanto, las estructuras “grandiosas” anteriormente identificadas del siglo X a. e. c. serían mejor redatadas y comprimidas en un marco de tiempo más ajustado del siglo IX a. e. c.
Además, el profesor Finkelstein descartó necesariamente el descubrimiento de un fragmento de estela de victoria egipcia real en Meguido. Este fragmento pertenecía al faraón Sisac, que a finales del siglo X a. e. c., directamente después del reinado de Salomón, invadió Israel (1 Reyes 14:25-26; 2 Crónicas 12:1-9).
La campaña de Sisac se detalla en un relieve mural de su templo de Karnak. El relieve menciona en realidad a Meguido por su nombre. Y aunque el fragmento de estela de Meguido no se encontró en un contexto estratigráfico (sino que se halló en un uso secundario), encaja con los registros textuales bíblicos y egipcios de la invasión del faraón tras el reinado de Salomón, y atestigua la presencia de una importante fortaleza que tuvo que haber preexistido en Meguido durante el siglo X.
Finkelstein resumió: “Dejando a un lado 1 Reyes 9:15 y la estela de Sisac, procedente de un vertedero, la única pista para datar los estratos de Meguido la proporciona la cerámica filistea” (“The Archaeology of the United Monarchy: An Alternative View” [La arqueología de la monarquía unida: Una perspectiva alternativa], 1996).
El problema está en los detalles
La nueva datación de la cronología baja de Hazor, Meguido y Gezer del profesor Finkelstein provocó un terremoto en el mundo arqueológico. Al principio, parecía que el argumento del minimalista bíblico era científicamente razonable, sobre todo cuando las primeras dataciones mediante radiocarbono parecían “comprobar” la cronología baja.
Hoy, la opinión de los minimalistas sobre la datación de estas ciudades está desactualizada y anticuada (una realidad que quizá incluso Finkelstein esté empezando a reconocer; en 2021, admitió en una entrevista que “estamos en una nueva fase de intentos por demostrar que la arqueología puede contraatacar al acercamiento crítico”). Hoy en día, la teoría tradicional del siglo X, bíblicamente alineada, se está imponiendo como la más consistente con las pruebas arqueológicas. Esto se debe en gran parte a la revolucionaria obra del profesor Yosef Garfinkel en los sitios “davídicos” de Khirbet Qeiyafa y Khirbet al-Ra’i (así como en Laquis de la época de Roboam).
En el debate que rodea a la cronología baja, y en particular a la nueva datación de las puertas salomónicas de Hazor, Meguido y Gezer, uno de los más firmes oponentes de Finkelstein ha sido el académico estadounidense Prof. William Dever. Dever excavó Gezer entre los años 60 y 90, y dató la puerta de Gezer al siglo X a. e. c.
En un trabajo de investigación de 2021 titulado “Solomon, Scripture and Science: The Rise of the Judahite State in the 10th Century B.C.E. [Salomón, las Escrituras y la Ciencia: El surgimiento del Estado judaíta en el siglo X a. e. c.]”, Dever reveló nuevos resultados de datación por carbono que confirman sólidamente la identificación de las “puertas de Salomón” con el siglo X. “Las fechas presumidas de carbono 14 que fueron prometidas han infligido un golpe mortal a la ‘cronología baja”, escribió, después de exponer los datos del carbono. “Podemos pasar de un escepticismo excesivo a un optimismo modesto, de la fascinación por la novedad a una obra seria y responsable como historiadores”. Señaló que de las siete fechas proporcionadas para Megido, “sólo una de las fechas de Megido publicadas podría respaldar la ‘baja cronología’ de Finkelstein (con 1% de exactitud del 68,2%),” mientras que “los otros cinco apoyan nuestra cronología convencional”. (Tenga en cuenta que el artículo de Dever se publicó antes de que se lanzara el nuevo conjunto de datos de radiocarbono de Gezer a finales del año pasado, lo que confirma los mismos resultados; vea la página 74).
Dever también recalcó nuevos análisis de la cerámica rojiza predominante del estrato de la puerta de Gezer; en otros sitios, esta cerámica está datada de forma concluyente como perteneciente exclusivamente a los siglos XI-X a. e. c., y no al siglo IX. Con estas “observaciones relativamente nuevas sobre la tipología de cerámica (…) más nuevas y mejores fechas de C-14”, Dever escribió, “tenemos ahora a nuestra disposición un corpus cerámico fechado de manera segura de los siglos XI-X a. e. c. que nos permitirá finalmente definir el siglo X a. e. c. en términos estratigráficos, cerámicos y verdaderamente históricos”. Según Dever, utilizando el último análisis científico, Gezer está indudablemente fechado en el siglo X a. e. c. En otras palabras, es Solomónico.
¿Y qué hay del registro bíblico que concuerda tan bien con la arqueología de Hazor, Meguido y Gezer, que los minimalistas consideran en gran medida irrelevante? Según el profesor Dever, “no podemos simplemente descartar los relatos de la Biblia hebrea, nuestra otra fuente para escribir la historia, como hacen muchos revisionistas (e incluso algunos arqueólogos)…”.
Si está llevando la cuenta, aquí es donde nos encontramos. En primer lugar, Yigael Yadin excavó los tres sitios (Hazor, Meguido y Gezer) y llegó a la conclusión de que los tres son sitios del siglo X. En segundo lugar, el profesor William Dever ha excavado Gezer exhaustivamente y ha llegado a la conclusión de que la puerta de entrada de Gezer data al siglo X. En tercer lugar, el arqueólogo Prof. Amnon Ben-Tor excavó Hazor y la fechó al siglo X. Finalmente, Finkelstein y Ussishkin excavaron Megido y, al menos según ellos, datan la ciudad en el siglo IX a. e. c., postulando que las otras ciudades deberían ser redatadas de manera similar. (Es interesante notar, sin embargo, que Ussishkin creía en el momento de su artículo citado de 1980 que la excavación de Dever mostró que la puerta de Gezer “se demostró efectivamente que data del siglo X a. e. c., y parece bastante probable que fue construida durante el reinado de Salomón”.)
Independientemente de ello, en todo el debate y la discusión sobre Hazor, Meguido y Gezer, un tema crucial suele faltar, y es la clave que podría desentrañarlo todo.
Entra Jerusalén
Las tres puertas de entrada de Yadin pueden relacionarse con otra importante puerta de entrada, la descubierta por la Dra. Eilat Mazar en el Ofel de Jerusalén.
Cuando los muros de la puerta de entrada de Jerusalén empezaron a ser expuestos, medidos y registrados, el topógrafo de la excavación Leen Ritmeyer sobrepuso la serie emergente de cámaras idénticas, incluyendo el pasadizo, a un plano más amplio que incluía la Gran Torre. “Cuando Leen nos trajo su plano a mi abuelo y a mí, no podíamos creer lo que veíamos”, recordó la Dra. Mazar en su publicación de 2011 Discovering the Solomonic Wall in Jerusalem [Descubriendo la Muralla Salomónica de Jerusalén]. “La simetría del Edificio C [la estructura con cámaras], con la Gran Torre delante, era asombrosamente evidente, y de repente nos dimos cuenta de que estábamos ante una típica puerta de entrada de la ciudad del periodo del Primer Templo, caracterizada por cuatro cámaras idénticas [aún conservadas] y una gran torre de aproximación [similar a la de Meguido]”.
Este fue un momento de iluminación para la Dra. Mazar y su abuelo. “¡De repente todo encajó! El suelo de cal que atravesaba el pasadizo de la puerta de entrada conducía directamente a la Gran Torre, ¡conectando físicamente los dos edificios! Nuestra puerta de la ciudad se parecía mucho a las que se conocían de otros sitios contemporáneos [Hazor, Meguido y Gezer] (…) Darnos cuenta de que acabábamos de descubrir una antigua puerta de ciudad del periodo del Primer Templo fue uno de los momentos más emocionantes que compartí con mi abuelo durante nuestra obra juntos”.
Los Mazar postularon que, basándose en la ubicación y en los detalles de los alrededores, lo más probable es que esta puerta fuera la que se menciona como la “puerta de las Aguas” en el libro de Nehemías (Nehemías 8:1, 3, 16).
David Milson se incorporó más tarde al equipo de Ofel como topógrafo de la excavación y se dedicó a medir las estructuras del sitio. “Siguiendo las cuidadosas mediciones de David del Edificio C, nos sorprendió descubrir que las dimensiones de la puerta de entrada de cuatro cámaras del Ofel eran casi idénticas a las dimensiones de la puerta de entrada del palacio del siglo X de Meguido”, escribió Mazar.
“La longitud total de la puerta de entrada del Ofel medía 10,4 metros de largo y 14,8 metros de ancho, mientras que la de Meguido medía 10,2 metros de largo y 14,6 metros de ancho. El pasadizo de la puerta de Ofel medía 4 metros de ancho, mientras que el de Meguido medía 4,2 metros. Asimismo, los muros de la puerta de Ofel tenían un grosor de 1,5 metros, mientras que en Meguido eran de 1,6 metros. Las similitudes entre las medidas de las cámaras son aún más impresionantes, ya que medían 2,8 metros de largo en ambos sitios, 2,4 metros de ancho en la de Ofel y 2,2 metros en la de Meguido”.
“Este descubrimiento fue realmente fantástico y parecía indicar que las dos puertas de entrada se construyeron siguiendo un plano idéntico, muy probablemente originario de la misma oficina de arquitectura”, escribió Mazar. Al igual que en Gezer, había ciertas diferencias marginales que, como señaló la Dra. Mazar, reflejaban sin duda la situación geográfica de la puerta de entrada o la ubicación real de esta puerta en particular. La puerta de entrada de Jerusalén también está mucho más fragmentada que las otras tres, visible en sus niveles más bajos de fundación, y sólo se conserva una cámara a una altura significativa.
Y aunque parece por los restos que esta puerta de entrada tenía al menos cuatro cámaras estándar, hay algunas pruebas que sugieren la presencia de una quinta y una sexta cámaras algo más alargadas (si esta reconstrucción es realmente exacta; de nuevo, particularmente en este lado norte de la puerta de entrada donde el lecho de roca se eleva, la preservación del material no es grande).
No obstante, existen varios paralelismos directos, particularmente en las medidas, entre la puerta de Megido y la puerta de entrada de Jerusalén y, por asociación, las puertas de Hazor y Gezer. ¿Podría ser esto una mera coincidencia? ¿O es más racional y lógico concluir, como lo hizo la Dra. Mazar, que las similitudes entre estas puertas de entrada son el resultado de un “plano de construcción singular, muy probablemente procedente de la misma oficina de arquitectura”?
Después de todo, 1 Reyes 9:15 no sólo dice que Salomón construyó tres ciudades específicas, Hazor, Meguido y Gezer. Añade una cuarta, a menudo pasada por alto: “Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar … Jerusalén, y Hazor, y Megido, y Gezer”.
Por qué importa Jerusalén
¿Por qué es tan importante la puerta de entrada de Jerusalén de la Dra. Mazar? La respuesta está relacionada con la asociación de Jerusalén con Hazor, Meguido y Gezer. Aunque estas tres ciudades están separadas por distancias significativas, las tres están situadas dentro de los límites geográficos del reino del norte de Israel (tal y como se describen en la Biblia, los territorios de las tribus de Neftalí, Manasés y Efraín, respectivamente). Puramente desde un punto de vista geográfico, se podría argumentar un caso como abogado del diablo que estas tres ciudades fueron producto de una administración exclusivamente del norte.
Esto es lo que Israel Finkelstein cree. Los minimalistas argumentan que el territorio de Judá y Jerusalén no podía, de ninguna manera o forma, haber tenido alguna importancia durante el siglo X a. e. c. (y que esta región sólo empezó a estar bien establecida a finales del siglo VIII a. e. c., el período de tiempo de Ezequías, aunque esta opinión está empezando a cambiar significativamente; consulte el recuadro de la página 74). Así, incluso en el caso de estructuras incuestionablemente tempranas fechadas con seguridad como la de Khirbet Qeiyafa (hacia 1000 a. e. c.) ellos las asignan no a la monarquía bíblica centrada en Judá sino al reino de Saúl centrado en el norte.
Jerusalén, por supuesto, es famosa por ser la capital del reino del sur de Judá y por ser la sede de la administración judaíta. Pero como revela la Biblia, y como corroboran las pruebas arqueológicas, específicamente durante el siglo X a. e. c., la Jerusalén judaíta era la capital administrativa de todo Israel.
El descubrimiento de una puerta de entrada monumental del siglo X en Jerusalén (una con paralelismos en tamaño y naturaleza con las puertas de entrada descubiertas en Hazor, Meguido y Gezer, todas ellas datadas en el siglo X a. e. c.), es la clave que desvela nuestro entendimiento de este tema. La presencia de cuatro puertas de entrada sorprendentemente similares, todas ellas construidas alrededor de la misma época, revela la presencia de un plano singular y general, y esto sugiere la presencia de un gobierno singular y general sobre todo un territorio unido.
Finalmente, tenemos que poner el registro arqueológico junto a pasajes bíblicos como 1 Reyes 9:15 y dejar a un lado la propuesta abiertamente acientífica de simplemente rechazar este versículo. Esta Escritura dice explícitamente que el rey Salomón llevó a cabo importantes proyectos de construcción exactamente en las mismas cuatro ciudades. Cuando hacemos esto, teniendo en cuenta todas las pruebas disponibles al respecto, la conclusión más obvia y lógica es que estas ciudades monumentales fueron construidas por el rey Salomón.