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Por qué tiembla Europa
La caída de Kabul es una crisis para Europa. No sólo porque ve a sus soldados volver a casa derrotados, ni porque podría crear un refugio terrorista, o porque podría desencadenar una nueva crisis de refugiados.
Es una crisis porque sacude los cimientos de la seguridad europea, es decir, la creencia de que EE UU protegerá a sus aliados.
Europa se encuentra ahora en la misma posición en la que se encontraba el gobierno afgano hace seis meses.
El ejército afgano tenía casi 300.000 soldados. Detrás de ellos había menos de 5.000 soldados estadounidenses apostados en el país.
La presencia de estos relativamente pocos soldados estadounidenses, como vemos ahora, era fundamental. Era, sobre todo, una promesa. EE UU estaba lo suficientemente comprometido como para mantener a su personal en el país, lo que significaba que, si el enemigo quería sobrepasar al ejército afgano, inevitablemente se tropezaría con EE UU. Esa promesa permitió a los afganos controlar la mayor parte del país.
Luego EE UU retiró a sus soldados de forma repentina y precipitada y aún con miles de estadounidenses dentro. Esto demostró que la promesa ya no era válida. Y el ejército afgano se derrumbó inmediatamente.
Los países de la Unión Europea tienen 2,4 millones de soldados. Detrás de ellos hay 55.000 soldados estadounidenses apostados dentro de sus fronteras. En una guerra convencional a gran escala con Rusia, estos serían muy pocos hombres para defender un continente. Pero simbolizan una promesa. La mayor parte de Europa forma parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, y el acuerdo está escrito en blanco y negro: si un miembro de la otan es atacado, EE UU lo defenderá.
Esta promesa ha permitido que países pequeños geopolíticamente como Estonia florezcan a la sombra de Rusia. Ha permitido a naciones ahorrar enormes cantidades de dinero en sus ejércitos y centrarse en cambio en la construcción de generosos estados de bienestar o, en el caso de Alemania, en la construcción de una economía exportadora líder en el mundo.
Tras la caída de Kabul, estos cimientos de la seguridad europea parecen mucho más inestables. Si EE UU abandona totalmente a sus aliados afganos, ¿podría hacer lo mismo con otros?
Campanas de alarma
China así lo espera. El consejo editorial del Global Times, la agencia de noticias estatal china, escribió esta amenaza a Taiwán: “Por lo ocurrido en Afganistán, se debe percibir que una vez que estalle una guerra en el Estrecho, la defensa de la isla se derrumbará en cuestión de horas y el ejército de EE UU no vendrá a ayudar. Las autoridades [gubernamentales] se rendirán rápidamente, mientras que algunos funcionarios de alto nivel podrían huir en avión” (16 de agosto).
Más cerca de casa, Ucrania está igualmente preocupada. “La naturaleza de la retirada estadounidense de Afganistán ha activado las alarmas en toda Ucrania y ha servido de llamada de atención para cualquiera que siga creyendo que se puede contar con el apoyo continuo de Occidente de forma indefinida”, escribió Alyona Getmanchuk, directora del New Europe Center (Atlantic Council, 16 de agosto).
Ésta es una pregunta que se hace en todo el mundo. La comentarista británica Melanie Phillips advirtió: “Los aliados de EE UU pueden ver ahora que éste es un amigo desleal, el eslabón débil en la cadena de defensas occidentales y con consecuencias incalculables para su propia seguridad” (16 de agosto).
Gérard Araud, ex embajador de Francia en EE UU, escribió: “Los europeos no tienen nada que esperar de EE UU en Ucrania, Siria, Libia y el Sahel más allá del apoyo diplomático. Europa está en llamas, pero el bombero de EE UU no vendrá” (Atlantic Council, 18 de agosto).
Esos incendios podrían estallar cada vez con más frecuencia. “Si una banda de extremistas islámicos brutales puede derrotar a EE UU, China no dudará de que, con tiempo, recursos y buena organización, también se impondrá a EE UU en su vecindario”, escribió el ex embajador de EE UU en la otan Kurt Volker. “Rusia no tomará en serio ninguna amenaza para que retroceda en su agresión militar y en la absorción de territorio de sus vecinos. Isis y Al Qaeda utilizarán la victoria de los talibanes para renovar los llamados a la yihad contra EE UU” (cepa, 13 de agosto).
Es el compromiso de EE UU lo que mantiene a Rusia fuera de Europa. Y en los últimos cinco años, EE UU ha sido la principal fuerza que ha frenado a Irán y al islam radical. La debacle de Afganistán envía un mensaje esclarecedor: Europa tendrá que enfrentarse sola a los problemas creados por estas potencias envalentonadas.
Eso no significa que esta toma de conciencia vaya a golpear a Europa con la suficiente fuerza como para que actúe de inmediato. Los europeos han disfrutado de la protección de EE UU sin tener que pagar por ella. Probablemente hará falta una o dos crisis para sacarlos de ese letargo. “Dudo que Kabul sea la llamada de atención que necesitan”, dijo Araud.
Pero debido a Afganistán, esas crisis podrían estar a la vuelta de la esquina.
Refugio terrorista
El mayor temor sobre el regreso de los talibanes es que pueda provocar otro 11 de septiembre. Si lo hace, hay muchas posibilidades de que este 11-S ocurra en suelo europeo. En la última década, unas 70 personas han muerto en atentados terroristas islamistas en EE UU. En Europa, son casi 400.
La toma del control de Afganistán por parte de los talibanes ha liberado de la cárcel a cientos de fanáticos de Al Qaeda, incluidos algunos que se sabe que han estado conspirando para atacar a Occidente. Un informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del 1° de junio advertía: “Un gran número de combatientes de Al Qaeda y otros elementos extremistas extranjeros alineados con los talibanes se encuentran en varias partes de Afganistán”.
Quizá sean aún más peligrosos los vínculos de Irán con el nuevo régimen. Irán patrocina numerosos grupos terroristas en todo el mundo. ¿Qué lograrán trabajando juntos?
A esto se suma la amenaza de una nueva crisis migratoria.
Incluso antes de que los talibanes tomaran el poder, 30.000 personas huían de Afganistán cada semana. Sybille Schnehage, trabajadora humanitaria en Afganistán, advirtió: “Podemos suponer que hasta 3 millones de afganos llegarán a Europa en un futuro inmediato”.
Menos de la mitad de ese número de refugiados de todo el mundo (unos 1,3 millones) llegaron a Europa en 2015. La crisis política resultante sacudió los cimientos de los gobiernos de todo el Continente y provocó un brote de extremismo político que no se veía desde la década de 1930. ¿Podrá la política europea tal y como la conocemos sobrevivir a la llegada de 3 millones de afganos? ¿Y si, como ha ocurrido reiteradamente en Europa, esa masa de refugiados alberga incluso algunos terroristas?
La última vez, Europa “resolvió” la crisis de los refugiados pagando a Turquía para que impidiera a los inmigrantes viajar a Europa. Pero Turquía ya tiene 3,7 millones de refugiados sirios y 300.000 afganos. Los refugiados son ahora un problema político también en Turquía. Esta vez, esa solución puede no estar disponible.
La posibilidad de que se produzca una nueva crisis migratoria llama inmediatamente la atención de los líderes de la UE. Al día siguiente de la caída de Kabul, el presidente francés Emmanuel Macron advirtió: “Debemos anticiparnos y protegernos contra importantes flujos migratorios irregulares que pondrían en peligro a quienes los utilizan y alimentarían el tráfico de todo tipo”. El 16 de agosto, un portavoz de política exterior de uno de los principales partidos del Parlamento Europeo se apresuró a advertir: “Ahora debemos hacer todo lo posible para que los que huyen obtengan protección cerca de casa”. En otras palabras: ¡Asegurémonos de que no vengan aquí!
Consternación en EE UU
Teniendo en cuenta estas consecuencias catastróficas, no es de extrañar que Europa esté enfurecida por la forma en que EE UU ha gestionado su evacuación.
France 24 informó: “Los líderes europeos (…) observaron con consternación el rápido colapso de dos décadas de una campaña occidental dirigida por EE UU en el país” (17 de agosto).
“En toda Europa, los funcionarios han reaccionado con una mezcla de incredulidad y sensación de traición”, escribió Politico. “Incluso aquellos que aplaudieron la elección de Biden y creyeron que podría aliviar las recientes tensiones en la relación transatlántica dijeron que consideraban la retirada de Afganistán nada menos que un error de magnitud histórica” (17 de agosto).
Afganistán fue la misión militar más larga y extensa de Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes respondieron a la petición de ayuda de EE UU en Afganistán hace 20 años. Ahora sienten que su sacrificio ha sido dejado de lado. El presidente de la Asociación del Bundeswehr, André Wüstner, calificó la situación en Afganistán de “vergonzosa” y afirmó que los veteranos estarían “sumamente furiosos”.
Armin Laschet, líder de la Unión Demócrata Cristiana y uno de los principales candidatos a convertirse en el próximo canciller de Alemania, calificó a Afganistán como “el mayor fiasco” desde la fundación de la otan.
Todo esto significa que los países europeos deben hacer más para defenderse. Politico escribió: “En un momento en el que algunos líderes europeos, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, han estado presionando para que el bloque persiga una política de seguridad menos dependiente de EE UU, Afganistán está destinado a ser utilizado como prueba de por qué es necesaria una ‘autonomía estratégica’” (ibid.). Estos líderes razonan que, si no impulsan su poder militar independiente en este momento, se verán obligados a hacerlo cuando las crisis se agraven y EE UU se niegue a intervenir.
Una dinámica profetizada
En estos eventos, vemos pasar a primer plano una profecía bíblica clara y específica.
Daniel 11:40 es la profecía crucial para entender los acontecimientos en Oriente Medio. Ésta afirma: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”.
“El rey del sur” se refiere al islam radical, liderado por Irán. Su principal enemigo se encuentra al norte.
Otros pasajes proféticos nos ayudan a identificar a este “rey” del norte. El libro de Apocalipsis describe a este poder dominante en el tiempo del fin como “la bestia”. Apocalipsis 17 lo describe como dirigido por una “mujer”, que simboliza a una iglesia (p. ej., Efesios 5:22-27). Apocalipsis 17 nos dice que este poder de la bestia está dirigido por una sucesión de reyes: se levanta y cae siete veces (versículos 9-10).
En toda la historia del mundo, se puede encontrar un imperio dirigido por una iglesia que se ha levantado, caído y vuelto a levantar reiteradamente en un solo lugar: Europa. Esto encaja con las referencias geográficas de Daniel 11.
Pero Apocalipsis 17 nos dice que pronto llegarán algunos cambios importantes a esta potencia europea. Los versículos 12 y 13 muestran que está compuesta por 10 reyes que reúnen sus recursos militares para crear una gigantesca maquinaria de guerra. Las secuelas de Afganistán empujan a Europa exactamente en esta dirección.
El rey del sur “empuja”, o ataca y provoca, a esta potencia del norte. Casi 400 muertes por terrorismo en una década demuestran que este empuje ya está comenzando. Y podemos esperar que se intensifique.
Lo que no se dice en Daniel 11:40 es otro elemento crucial de esta profecía. “A medida que estas dos potencias se dirigen hacia la confrontación, EE UU, Gran Bretaña y Judá no se encuentran en ninguna parte de la profecía de Daniel 11”, escribió el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en 2016. “Las naciones de Israel ni siquiera están en el cuadro. Serán víctimas indefensas, no agresoras, en la próxima guerra”.
EE UU se está dejando empujar fuera del cuadro. Después de haber rodeado a Irán y a gran parte de Oriente Medio, se ha retirado de Kirguistán en Asia Central, se ha retirado de Irak y ahora se ha retirado desastrosamente de Afganistán. Irán es libre de presionar aún más a Europa.
Pero los europeos no responderán de la misma manera débil que los estadounidenses.
Una vez que se vea finalmente obligada a actuar, Europa reclamará su “autonomía estratégica” movilizando una maquinaria de guerra que barrerá Oriente Medio como una inundación.
La visión de Daniel 11 conduce directamente a Daniel 12 y concluye con una cuenta regresiva para el retorno de Jesucristo a la Tierra (versículo 12). Esta profecía nos señala algunos conflictos catastróficos que se avecinan, pero también nos dirige hacia el regreso de Cristo. Las primeras etapas ya están sucediendo, ¡y también podemos esperar que los eventos concluyan exactamente como Dios profetiza! ▪