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Por qué la voluntad de Estados Unidos está quebrantada

(EMMA MOORE/TROMPETA/INDIANA HUMANITIES/BURNERLOL/DSGETCH/INFORMATIQUE VÍA WIKIMEDIA COMMONS/GETTY IMAGES)

Por qué la voluntad de Estados Unidos está quebrantada

El vínculo espiritual entre rendirse al transexualismo, la aflicción de los líderes tiránicos, y el estatus decreciente de Estados Unidos en el mundo

¿Deben asistir los niños a espectáculos de drags (travestis)? En todo Estados Unidos, bibliotecas, escuelas y otros espacios públicos están acogiendo a niños en lecturas de cuentos de temática homosexual y transexual “para toda la familia” y en espectáculos de pervertidos sexuales vestidos extravagantemente como mujeres libertinas.

Al menos 15 Estados están estudiando o adoptando normas para poner fin a este tipo de exhibiciones. Pero muchos estadounidenses creen que están bien para los niños. Una encuesta de YouGovAmerica realizada en abril reveló que 2 de cada 5 demócratas apoyan que se permita la presencia de niños en los espectáculos de drags, junto con “sólo” 1 de cada 12 republicanos. ¡Hay apetito para esto incluso en el partido político “conservador” de Estados Unidos!

¿Deben los adultos asistir a espectáculos de drags? Tres de cada cuatro republicanos dicen que sí.

Si usted es estadounidense, ¡este es el estado actual de su país!

¿A alguien le importa lo que piense Dios? El Creador del varón y la mujer estableció: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a [el Eterno] tu Dios cualquiera que esto hace” (Deuteronomio 22:5). Abominación significa algo repugnante y moralmente aborrecible. Eso es lo que Dios piensa del “simple” travestismo, por no hablar de los sexualizados espectáculos de drags y del transexualismo, y menos aún de imponerlo a los niños.




La mayoría de las personas descartan una ley bíblica como ésta por considerarla primitiva, incluso aborrecible. Pero mire lo que ha sucedido en Estados Unidos porque la hemos ignorado. El transexualismo ha irrumpido bruscamente en el centro del escenario, en el centro de las aulas, en el centro de las legislaturas. Los profesores están adoctrinando a una generación con propaganda sexual pervertida. El número de jóvenes que se identifican como “trans” se ha disparado un 1.000% en los últimos 10 años. Se está obligando a las empresas, bajo pena del Estado, a acomodar y fomentar esa enfermedad mental. Los médicos están atrofiando y mutilando química y quirúrgicamente los cuerpos sanos de los niños. Turbas de desviados sexuales están asaltando las capitales de los Estados y exigiendo protección jurídica especial.

¿No demuestra esta tendencia los peligros reales de ignorar la ley de Dios? Nuestro rechazo a este simple y claro absoluto moral ha sido desastroso. ¿Y dónde estaremos dentro de otro año, o dos, o diez?

Si no hubiera otras amenazas a las que se enfrentara Estados Unidos, este problema destruiría el país en una sola generación.

Pero hay otras amenazas

Muchas. Los estadounidenses están demasiado distraídos para darse cuenta, pero un nuevo orden mundial post-Estados Unidos se está formando rápidamente.

Varios países están asertivamente alejándose del dólar estadounidense. Los líderes mundiales advierten a sus pueblos y banqueros que abandonen el billete verde para asegurar su riqueza. Los principales Estados europeos, que buscan independizarse del enredo transatlántico, se están unificando política y militarmente. China está ayudando a Europa a alejarse de Estados Unidos. También está suplantando a Estados Unidos como mediador para la paz mundial, implicándose en las negociaciones entre Arabia Saudí e Irán, entre Rusia y Ucrania. Xi Jinping está construyendo un nuevo orden internacional en interés de China. China y Rusia están perfeccionando tecnologías que podrían obstaculizar o destruir los satélites de los que tanto depende Estados Unidos. Vladimir Putin está haciendo la guerra sin miedo a las represalias estadounidenses, hasta el punto de amenazar a sus enemigos con armas nucleares. China se prepara para conquistar Taiwán. También está construyendo reactores nucleares reproductores de neutrones rápidos, avanzando hacia su transformación en superpotencia nuclear. Irán está listo para construir una bomba nuclear y sumir a Oriente Medio en el caos.

Cuando la Pax Americana haya muerto, el mundo será un lugar verdaderamente despiadado.

Y la Pax Americana está muriendo, porque la voluntad estadounidense está muriendo. Estados Unidos se está transformando fundamentalmente por su debilidad moral y por un gobierno radical que se aprovecha plenamente de ello. Los funcionarios federales están controlando los medios de comunicación, censurando la libertad de expresión y acosando e intimidando a la gente. Están robando elecciones, impulsando la inmigración ilegal, fomentando la criminalidad y descartando el Estado de derecho.

Muchos estadounidenses están descontentos con esta transformación fundamental, ¡pero son demasiado débiles para detenerla!

Existe un vínculo de hierro entre el menguante estatus de Estados Unidos en el mundo, la aflicción que sufre por mano de sus propios líderes y la forma en que se está rindiendo a males como el transgenerismo.

Una nación de cobardes

Hace casi 25 años, Gerald Flurry, editor de la Trompeta, escribió: “Se dice que Estados Unidos es la única superpotencia del mundo. Muchas naciones han buscado protección en Estados Unidos. Pero esa confianza está desapareciendo rápidamente”.

“Naciones como China saben que los estadounidenses son demasiado temerosos para luchar. (…) Hacemos todo lo posible para evitar víctimas humanas. Lo hacemos hasta tal punto que nos hemos convertido en una nación de cobardes. (…) La debilidad sólo fomenta líderes fuertes y dictatoriales. (…) ¿Cómo podemos corregir esta enfermedad mortal de una voluntad quebrantada?”. (la Trompeta, noviembre de 1998 [edición en inglés]; énfasis añadido). Esta tendencia se ha arraigado mucho más en el cuarto de siglo transcurrido desde que el Sr. Flurry escribió esas palabras.

Para corregir nuestra voluntad quebrantada, debemos conocer la causa.

Levítico 26 lo explica. Allí, Dios advierte a Israel que la rebelión contra Él conduce al castigo. “Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo…” (versículos 18-19).

La rebelión persistente de Estados Unidos ha dado lugar a la intensificación de las maldiciones de Dios. Nuestra voluntad está quebrantada porque Dios la ha quebrantado.

“Qué maldición tener una voluntad quebrantada en un mundo lleno de líderes peligrosos y dictatoriales”, advirtió el Sr. Flurry. “Sencillamente, no podremos sobrevivir a menos que se corrija el problema” (ibíd.).

La voluntad es a menudo el factor decisivo en la guerra.

El General de Brigada Wayne Michael Hall (retirado), autor de The Power of Will in International Conflict (El poder de la voluntad en el conflicto internacional), define la voluntad de esta forma detallada y excelente. Vale la pena leerlo dos o más veces: “El deseo, la volición, la fuerza vital de una persona, potenciada por la determinación y la disposición al sacrificio que, unida a la fuerza de los motivos y a las capacidades apropiadas, proporciona la acción suficiente para lograr o satisfacer una meta, un objetivo o una estrategia, imponiendo así los propios deseos y obteniendo el consentimiento de una entidad que se resiste…”. En resumen, la voluntad es ese deseo vital y esa determinación que hay en un hombre o en un ejército de hacer lo que haga falta, sacrificar lo que sea necesario, para triunfar.

Debe tener este tipo de voluntad para ganar en la guerra. Y la de Estados Unidos está quebrantada.

Mientras se multiplican las graves amenazas en todo el mundo, el ejército estadounidense afirma que sus principales preocupaciones son “hacer frente a la crisis climática” y “mejorar la diversidad, la equidad y la inclusión en toda la fuerza”, haciendo hincapié en descubrir “posibles disparidades raciales”. La Marina tiene un “drag queen” como reclutador. Las bases militares se han unido a bibliotecas públicas y escuelas en la organización de espectáculos de drags. Después de uno de esos espectáculos, un portavoz militar declaró a Yahoo! News: “Garantizar que nuestras filas reflejen e incluyan al pueblo estadounidense es esencial para la moral, la cohesión y la preparación de las fuerzas armadas”.

¡Estados Unidos está viviendo Levítico 26! Ahora está al descubierto: nuestra debilidad moral y rebelión contra Dios es tan grande que incluso nuestros militares están diciendo al mundo que la promoción de la desviación sexual aumenta la preparación para la lucha.

En verdad, promover la desviación sexual es una de las causas principales del quebrantamiento de nuestra voluntad de pelear cualquier guerra, ¡extranjera o doméstica! Estos tipos de depravación son las razones exactas por las que nuestra nación se está desmoronando y Dios la está maldiciendo. Él ha quitado al hombre valiente, al hombre de guerra, al capitán de 50 (Isaías 3:1-3). Los que dirigen en su lugar están haciendo impotente al ejército más poderoso en la historia del mundo.

Las últimas cifras muestran que el ejército estadounidense gasta más que los 10 países siguientes juntos. Pero no puede detener al ejército chino, que gasta sólo un tercio, tampoco puede detener al ejército ruso, que gasta menos de una décima parte. Tal es el efecto de destinar su presupuesto de 877.000 millones de dólares a promover la diversidad, la equidad y la inclusión.

Esto es Levítico 26:20 en acción: “Vuestra fuerza se consumirá en vano…”.

A causa de la prevaricación

La ineficacia de Estados Unidos proviene de una maldición. Y esa maldición viene de la desobediencia.

Daniel 8:10-12 pronostica que incluso la verdadera Iglesia de Dios desobedecería y se rebelaría. Describe un ejército demoníaco que ataca al pueblo de Dios. Esta fuerza “echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” en su conquista. ¡La gente que había conocido a Dios y había sido fortalecida por Él fue vencida, derrotada, destruida!

¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Por qué lo permitió Dios? Este pasaje lo explica: Sucedió “a causa de la prevaricación”.

“Los pecados del pueblo dieron a Satanás su apertura”, explica el Sr. Flurry en su libro Estados Unidos bajo ataque. “Entonces entró directamente en el santuario, trabajando a través de los líderes en la cima, y echó la verdad por tierra. Así es como Satanás destruyó la Iglesia de Dios”.

La misma estrategia de ataque está destruyendo ahora un objetivo tras otro en todo Estados Unidos. “Ahora Satanás y su poderoso ejército de demonios están destruyendo la superpotencia del Israel del tiempo del fin de la misma manera”, continúa el Sr. Flurry. “Los valores que ayudaron a hacer grande a Estados Unidos están siendo echados por tierra, desde arriba. ¿Y por qué? ...Es ‘a causa de la prevaricación’: porque hay mucho pecado dentro del pueblo”.

Esta es una verdad crucial. La gente quiere creer que son sólo un puñado de radicales en el poder, o en el perímetro, los que crean todos los problemas. Dios dice otra cosa.

“No se trata simplemente de un problema de un hombre en la cima con un espíritu anárquico”, escribe el Sr. Flurry. “¡Nunca habría alcanzado las cumbres del poder si no fuera por una crisis masiva de infracción de la ley en toda la nación! Nuestro pueblo está saturado de pecados de todo tipo imaginable, ¡y está orgulloso de ello!”. (Solicite un ejemplar gratuito de este importante libro).

Este espíritu anárquico es una maldición. Y conduce a muchas otras maldiciones, como la fuerza utilizada en vano y la voluntad quebrantada. Podemos verlo en nuestros líderes. ¿Podemos verlo en nosotros mismos?

¿Qué ocurre cuando una superpotencia pierde su patriotismo? ¿Y su religión, y su deseo de tener hijos, todo a la vez? Estados Unidos está a punto de descubrirlo.

Hace veinticinco años, el Wall Street Journal y nbc encuestaron a adultos estadounidenses sobre valores que consideraban “muy importantes”. El patriotismo era “muy importante” para el 70%; la religión, para el 62%; tener hijos, para el 59%. En marzo pasado, el Journal volvió a realizar la encuesta. Hoy esas cifras han caído al 38% para el patriotismo, al 39% para la religión y al 30% para tener hijos. Estas tendencias son peores entre los adultos más jóvenes, de 18 a 29 años. La religión es muy importante para apenas el 31% de ellos; el patriotismo y la paternidad, sólo para el 23%. (Por el contrario, las personas para las que el dinero es muy importante aumentaron del 30% en 1998 al 43% en la actualidad).

Si Estados Unidos era, como escribió el Sr. Flurry, “una nación de cobardes” hace 25 años, ¿qué decir de hoy, con un patriotismo que es prácticamente la mitad de lo que era?

Parece que menos de 1 de cada 4 adultos jóvenes de hoy en día son lo suficientemente patriotas como para luchar por su país. Pero quizá sea aún más preocupante que ese mismo insignificante porcentaje sea siquiera apto para luchar. Un estudio del Pentágono publicado en marzo reveló que el 77% de los estadounidenses de 17 a 24 años no cumplen los requisitos para el servicio militar. El 23% de los jóvenes en edad militar son demasiado gordos, enfermos mentales, drogadictos o no aptos. No espere que esta tendencia cambie, con la próxima generación siendo entrenada para desquiciarse emocionalmente si alguien no les llama por sus pronombres preferidos.

Estados Unidos vive en una fantasía que está a punto de ser interrumpida bruscamente por un mundo que no la tolerará. Una nación no puede albergar tal autodesprecio e indulgencia y sobrevivir.

Un espíritu de rendición

Ser indulgente con el pecado destruye la voluntad de un individuo y la voluntad de una nación, rompe su voluntad de luchar, desarma su capacidad para resistir el mal. Y en un mundo gobernado por el diablo (2 Corintios 4:4), este es un problema catastrófico, porque el mal está en todas partes. Cuando no luchamos contra el mal, éste se extiende. Con el tiempo, nos vence. Esto es cierto a nivel nacional e individual.

Las pruebas terribles están a nuestro alrededor.

Cuando se permite pecar, por definición, se está separando de Dios. Está rechazando la protección de Dios e invitando a la influencia de Satanás. Se acomoda al mal en lugar de luchar contra él.

Tiene un espíritu de rendición.

Considérelo: ¿Cómo ha llegado el ejército más poderoso del mundo al punto de que un hombre que se viste como una mujer sea celebrado como “la primera mujer almirante de cuatro estrellas” de Estados Unidos? ¿Cómo hemos llegado a creer que “afirmamos” a nuestros hijos castrándolos farmacológicamente y esculpiéndoles quirúrgicamente genitales sanos?

¿Cómo hemos llegado a semejante abismo moral?

La respuesta: hemos llegado hasta aquí paso a paso.

¿Por qué la sociedad no se enfrenta a la maldad flagrante de la transexualidad? Porque ya nos hemos rendido a la maldad del “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Y antes de eso, al mal de la homosexualidad. Antes de eso, al mal de la pornografía, al mal del divorcio, al mal del adulterio, al mal de la fornicación. Durante décadas, Estados Unidos se ha rendido al pecado en todos los frentes. ¿Cómo podemos entonces esperar que de repente se convoque la lucha para enfrentarnos al último mal?

La epístola de Judas del Nuevo Testamento nos recuerda el destino de las antiguas ciudades saturadas de inmoralidad. “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas 7). La destrucción sobrenatural redujo a cenizas estas ciudades inmorales. Sin embargo, tenían cierto atractivo, incluso para Lot y su esposa (Génesis 19). Judas 18 muestra que esta epístola profética es para “el postrer tiempo” y es “un ejemplo”, una advertencia para nosotros.

En cuanto al versículo 7, el Sr. Flurry escribió: “La homosexualidad y el lesbianismo hoy han llegado a ser tan elegantes en las naciones de Israel. (…) Primero, nuestro pueblo se ‘abandona’, entregándose completamente, a un espíritu malvado de fornicación que destruye matrimonios y familias. Luego ellos van en pos de ‘vicios contra naturaleza’, o ‘cambian el uso natural por el que es contra naturaleza’ (Romanos 1:26)”.

“¡Antes de la plaga de la homosexualidad, está el espíritu de fornicación, el cual destruye matrimonios y familias!” (Judas; solicite un ejemplar gratuito).

Ese folleto se publicó por primera vez en 2005. En aquel momento, “la plaga de la homosexualidad” se había convertido en la corriente dominante, y el campo de batalla en la guerra cultural estaba cambiando. Las uniones entre personas del mismo sexo pasaron de no tener prácticamente ningún apoyo público en la década de 1980 a tener más del 50% en 2011. En 2015, la aprobación había aumentado hasta el 60%, y las uniones entre personas del mismo sexo estaban legalmente reconocidas en los 50 Estados. (Hoy esa cifra supera el 70%).

Nos habíamos rendido a la fornicación, el adulterio y la homosexualidad. Luego nos rendimos al “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Así que el campo de batalla cambió de nuevo. El pecado avanzó, a menos que sea destruido, siempre avanza.

En junio de 2015, el decatleta olímpico Bruce Jenner se declaró públicamente transgénero. De repente, este nuevo tema se convirtió en el centro de atención. El debate público se intensificó cuando, en julio de 2017, el presidente Donald Trump anunció que no se permitiría a los transexuales “servir en ninguna función en el ejército de Estados Unidos”. Al cabo de unos meses, los tribunales desautorizaron al comandante en jefe y obligaron al ejército a permitir la entrada de personas transgénero. La rendición en este punto desencadenó un maremoto de transformación social destinado a adecuarse a las personas confundidas sobre su “identidad de género”.

Los principales medios de comunicación y los políticos defienden con entusiasmo el movimiento. Tachan los esfuerzos por frenar el tsunami de atentados contra los derechos humanos y demonizan a quienes se oponen a la mutilación infantil como enemigos de los “cuidados para la afirmación de género”.

La batalla continuó. En 2021, Virginia Occidental aprobó una ley que prohibía a los alumnos varones de las escuelas públicas formar parte de los equipos deportivos femeninos. Un tribunal de distrito bloqueó la aplicación de la ley a la espera del resultado de una demanda judicial sobre la misma, y el Estado trató de revertirlo. Pero en abril de este año, en una sentencia de 7 contra 2, la Corte Suprema de EE UU denegó el recurso del Estado. Se aseguraron de que los hombres biológicos puedan seguir participando en los deportes femeninos.

También en abril, Jenner se unió a la lucha en contra de que los hombres compitan contra las mujeres. Tuiteó: “Hoy lanzo públicamente Fairness First pac (Justicia Primero comité de acción política) para luchar contra la ideología de género radical, poner los derechos de los padres al frente de la educación y mantener a los chicos fuera de los deportes femeninos”.

¿Hasta qué punto domina ahora el pecado en la guerra cultural estadounidense? Tomemos esto como indicador: un hombre que se cree mujer está discutiendo con la Corte Suprema sobre moralidad, y él mantiene la postura más conservadora.

Opinión mayoritaria

Por todas partes en Estados Unidos, se ve el espíritu de rendición.

En abril, Bud Light utilizó a un hombre vestido de mujer en una campaña promocional. Muchos estadounidenses se enfadaron y las ventas de la cerveza cayeron. ¿Cuánto? Alrededor de un 20%. Muchos lo vieron como una gran victoria en la guerra cultural. Pero, al parecer, al 80% de los consumidores les pareció bien y no se molestaron en cambiar de cerveza. La empresa matriz de la cerveza dijo que la pérdida representaba alrededor del 1% del volumen de ventas mundial, que recuperaría clientes triplicando su gasto en publicidad y ofreciendo cerveza gratis. En pocas semanas, la demanda de Bud Light ya había empezado a estabilizarse. A la mayoría de los estadounidenses simplemente no les importa.

Esta capitulación ante el transexualismo es sólo un signo del espíritu de rendición generalizado que debilita a la nación.

Pensemos en el aborto. La píldora abortiva mifepristona se utiliza en más de la mitad de los abortos que se practican en Estados Unidos. A principios de abril, un juez de distrito de Texas suspendió el uso legal de esta píldora. El caso llegó rápidamente a la Corte Suprema de Estados Unidos. El 28 de abril, el tribunal anuló la prohibición. El caso aún debe pasar por los tribunales inferiores, y la Corte Suprema, que en teoría es conservadora con 6 frente a 3, “la más conservadora en 90 años”, quiere asegurarse de que, mientras lo hace, la gente pueda seguir utilizando la mifepristona para matar bebés sin restricciones.

Varios medios de comunicación señalaron que los jueces estaban simplemente haciendo lo que la mayoría de las personas quiere. Una encuesta Gallup de 2022 mostró que el 85% de los estadounidenses apoyan el aborto legal en todos o en la mayoría de los casos. Pew y prri encuestaron a los principales grupos religiosos de Estados Unidos y descubrieron que, salvo los protestantes blancos evangélicos e hispanos, los Santos de los Últimos Días y los Testigos de Jehová, la mayoría de los demás grupos religiosos está a favor del aborto. prri también descubrió que la mayoría de los residentes de todos los Estados, excepto siete, apoyan que el aborto sea legal al menos en su mayor parte. En esos siete Estados, los partidarios del aborto siguen estando entre el 42 y el 49%. En ningún Estado hay más de un 14% de encuestados que afirmen que el aborto debería ser ilegal en todos los casos.

¿A alguien le importa lo que piense Dios? Él dice que el aborto es asesinato. (Lea “Una verdad inspiradora que los abortistas deberían conocer” en la Trompeta de septiembre de 2022). A una gran mayoría de estadounidenses no les importa.

Cuando la Corte Suprema anuló el caso Roe contra Wade en junio de 2022, algunos lo vieron como una señal de que los conservadores estadounidenses estaban contraatacando y recuperando parte del terreno perdido. Muchas personas religiosas piensan que Estados Unidos está disfrutando de un renacimiento religioso. La realidad es que la anulación de Roe devolvió el asunto a los Estados, y la mayoría en 43 Estados quiere el aborto. Los votantes de todo el país han estado castigando a los políticos que se oponen a matar a los bebés no nacidos.

El pasado noviembre se votó en Montana un referendo legislativo que obligaba a los profesionales de la salud a tomar “todas las medidas médicamente apropiadas y razonables para preservar la vida” de un bebé que nace vivo, incluso tras un intento de aborto. Los votantes lo rechazaron. Dejemos morir a esos bebés, decretaron. No en Massachusetts. En Montana.

He aquí la enfermedad moral de Estados Unidos. Nuestra enfermedad espiritual se refleja en nuestra quebrantada voluntad nacional. Explica la desaparición de Estados Unidos de la escena mundial, así como la pasividad pública mientras la tiranía se traga a la nación.

Esto es una guerra. Rendirse al pecado crea un ambiente tóxico en el que florece la perversión. Es muy parecido a la salud humana: la enfermedad no puede crecer en un cuerpo sano; crece en un cuerpo debilitado. Cuanto más sano y en forma esté, más protegido estará de la enfermedad. Por eso el diablo siempre trabaja para debilitar y enfermar a la gente: para poder controlarnos y arrastrar a la gente más profundamente a la esclavitud espiritual.

Cuando las personas no defienden nada, están vulnerables exactamente al tipo de intimidación moral que los radicales están utilizando hoy en día. El espíritu estadounidense que animó la Guerra de la Independencia del país, o la Guerra de Independencia de Texas, está prácticamente extinguido.

Y cualquier llama que aún parpadee, el gobierno se afana en sofocarla. Testigo de ello es su agresividad al aplastar la disidencia y perseguir a los “insurrectos” del 6 de enero de 2021. Para invertir realmente el rumbo y acabar con semejante tiranía se necesitaría un patriotismo extraordinario, valor y lucha a una escala magnífica. Y en el Estados Unidos de hoy, casi todo el mundo se arrodilla y cede ante las fuerzas satánicas y radicales.

“Conseguimos nuestra libertad derramando mucha sangre y con mucho valor”, escribió el Sr. Flurry en aquel artículo hace 25 años. “Y nuestra libertad no puede ser sostenida por cobardes. Podemos engañarnos fácilmente a nosotros mismos. ¡Pero nuestros enemigos conocen la verdad y pronto nos pondrán a prueba!” (op. cit.). La derrota final de Estados Unidos frente a nuestros enemigos vendrá porque primero sufrimos una serie de derrotas al enfrentarnos a nuestros propios pecados.

Sólo una cosa revertirá esta derrota: un milagro de Dios, que ha determinado salvar a Israel por la mano de Jeroboam (2 Reyes 14:28; esta profecía se explica minuciosamente en Estados Unidos bajo ataque).

Coraje espiritual

La voluntad de Estados Unidos está quebrantada, y la posibilidad de que Dios la sane es remota. La nación parece condenada a morir por su rendición a pecados cada vez más miserables. ¡Pero usted puede hacer algo al respecto!

En última instancia, la guerra es por su mente. Usted tiene la última palabra sobre lo que gana en su mente, en su familia, en su hogar. Cada uno de nosotros individualmente puede fortalecer su voluntad para librar una guerra espiritual contra el mal que encontramos.

Cuanto más nos alejamos de Dios, más cobardes nos volvemos”, continuó el Sr. Flurry. “Cuanto más cerca estamos de Dios, más valor manifestamos”.

Cuando está espiritualmente sano, no tolera el mal. ¿Por qué? Porque piensa como Dios, que es un guerrero contra el pecado. Discierne entre el bien y el mal, y actúa en consecuencia.

El diablo ha seducido a la sociedad llevándola a una profunda ambivalencia respecto al mal. ¡Dios ordena que reaccionemos con odio acérrimo! Amamos a las personas, ¡pero odiamos el pecado en el que se están involucrando y que las está destruyendo! Lea Romanos 12:9. No dice: “Comprenda lo que es malo”, “negocie con el mal” o “trate de razonar con el mal”. Dice: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. Aborrecer significa detestar totalmente.

No puede prevalecer en la guerra si es tibio con su enemigo. Un soldado despreocupado no atacará al enemigo con suficiente fuerza. Nunca ganará esta guerra cultural, ni siquiera en su propia vida, hasta que primero reconozca claramente su propio corazón desesperadamente perverso (Jeremías 17:9). Aborrezca lo que es malo en su propia vida, y estará motivado para erradicarlo. Aférrese a lo que es bueno, y se sentirá inspirado para luchar e incluso morir por ello.

La nuestra es una era de Laodicea: rica, colmada de bienes, satisfecha de sí misma, complaciente (Apocalipsis 3:14-17). La gente está esclavizada al materialismo y al lujo, a las lujurias y pecados. Pero esto es una guerra. ¡Y la complacencia es mortal!

Vivimos en la moderna Sodoma y Gomorra, rodeados de maldad. Antiguamente, el justo Lot se sentía abrumado, gravemente afligido y atormentado por la conducta inmunda de los sodomitas (2 Pedro 2:7-8). Pero con el tiempo, ver tanta maldad día tras día hace difícil mantener el desagrado conforme al que siente Dios. La naturaleza humana tiende a transigir con el mal y acomodarse a él. Incluso Lot, aunque recibió este gran elogio por parte del apóstol Pedro, se demoró cuando Dios trató de sacarlo de allí para protegerlo de la destrucción (Génesis 19:16). Casi le cuesta la vida. Y su esposa, que miraba hacia atrás a Sodoma con nostalgia, recibió un juicio divino (versículos 24-26).

Construir el espíritu de un guerrero espiritual requiere esfuerzo y vigilancia, trayendo a la mente una perspectiva adecuada frente al mal. He aquí algunas instrucciones prácticas sobre cómo hacerlo: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:3-4).

No se enrede con este mundo pecaminoso y sus caminos. Evite las armas tóxicas que llenan este mundo y sus influencias. Si participa despreocupadamente en sus modas, entretenimientos y distracciones, no está pensando como un soldado. El llamado cristiano requiere disciplina. Si Dios va a luchar por usted, debe vivir de una manera que Le agrade. Lea el Salmo 101 para ver como el rey David, un poderoso guerrero espiritual, se mantuvo en condiciones de pelear.

Este mundo enfermo necesita desesperadamente un liderazgo fuerte y justo. Dios está llamando y entrenando a tales líderes hoy, y Él necesita luchadores. Eso es lo que Él está buscando en los líderes del mundo de mañana, las personas que ayudarán a acabar con el dominio de Satanás y reemplazarán a los líderes de hoy, que han sido conquistados por el diablo.

¿Está usted entre los pocos con espíritu de lucha para unirse a la causa de Dios?

CÓMO SER UN VENCEDOR

Gane su guerra contra el pecado