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¿Por qué estamos causando nuestras propias crisis?
En Estados Unidos, el precio de la gasolina acaba de superar los $5 dólares por galón. La inflación se sitúa en el 8,5%. El alquiler promedio ha subido casi un 20%, alcanzando un récord de $1.827 dólares al mes en abril. ¿Hay alguna parte de la economía en la que los costos no se estén disparando?
Pero lo más sorprendente de todas estas subidas de precios es que nadie se sorprende para nada.
La semana pasada, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, admitió que el año pasado no lo vio venir. “Me equivoqué entonces sobre el camino que tomaría la inflación”, dijo. Al menos lo admitió. En marzo de 2021, dijo que el riesgo de inflación era “pequeño” y “manejable”. En mayo pasado, dijo: “No preveo que la inflación vaya a ser un problema”. No fue la única.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, aseguró constantemente que cualquier inflación sería “transitoria”. El presidente del Banco Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, advirtió a la gente de que no debía “reaccionar de forma exagerada ante algunos de estos factores temporales”.
Mientras tanto, Estados Unidos imprimía dinero como si no hubiera un mañana. Alrededor de la mitad de todos los dólares existentes se crearon durante la pandemia. El gobierno de Estados Unidos hizo la versión digital de imprimir dinero y luego repartió unos 3.200 dólares por adulto en una serie de cheques de estímulo. En el Reino Unido, el gobierno imprimió dinero y pagó a la gente para que se quedara en casa sin hacer nada.
¿Qué cosa pensaban los expertos que iba a pasar?
¿Dejamos de trabajar durante un año y nos sorprendemos de que nos quedemos sin nada? ¿Imprimimos dinero y nos sorprendemos de que pierda su valor? Esto ni siquiera es economía básica, es sentido común.
Este error es un síntoma de uno de los mayores problemas que aquejan al mundo. No se trata sólo de la economía, sino de una debilidad fatal en cada área de nuestra vida.
Por supuesto, los precios altos no se deben sólo a la impresión de dinero y a los bloqueos. En Europa, el recorte de las importaciones de combustible de Rusia es una de las causas principales de los precios altos. En Estados Unidos, es la negativa de la administración Biden a aprovechar las reservas de combustible de Estados Unidos, dejándolo dependiente de las crisis en todo el mundo.
Sin embargo, seguimos causando nuestros propios problemas y luego nos sorprendemos de los resultados.
Veamos por ejemplo la propia covid-19. En el Reino Unido y Estados Unidos, dos tercios de los adultos tienen sobrepeso o son obesos. Por supuesto, somos muy susceptibles a padecer problemas de salud. Un estudio estima que una persona obesa tiene tres veces más probabilidades de ser hospitalizada con covid.
O miremos el trágico tiroteo en la escuela de Uvalde, Texas. Como muchos de estos ataques, éste fue llevado a cabo por un niño sin padre. Uno de cada cuatro niños estadounidenses vive en un hogar sin padre. Muchas madres solteras trabajan increíblemente duro. Pero muchos niños tienen verdaderos problemas. El noventa por ciento de los niños sin hogar y fugados provienen de hogares sin padre. Lo mismo ocurre con el 85% de los niños diagnosticados con trastornos de conducta y el 63% de los jóvenes que se suicidan. La familia está diseñada para criar jóvenes felices y bien adaptados. Si se destruye, se destruye nuestra juventud.
Lo más trágico de todo es que fallamos en aprender de estos errores catastróficos. No miramos el efecto, averiguamos la causa y la arreglamos. En su lugar, tratamos el efecto.
A menudo el tratamiento implica hacer más de lo que causó el problema en primer lugar. Georgia está haciendo frente a la elevada inflación enviando más cheques de estímulo. Otros estados están considerando seguir su ejemplo, y algunos están pidiendo al gobierno federal que envíe otra ronda de estímulos de dinero. Así que algunos expertos quieren que nos enfrentemos a la alta inflación (causada, al menos en parte, por la impresión de dinero) imprimiendo más dinero.
La inmensa mayoría de los que murieron de covid tenían problemas de salud subyacentes. En lugar de analizar por qué hay tantos enfermos y cómo podemos mejorar la dieta y el ejercicio, los gobiernos emitieron órdenes draconianas de cierre y obligaron a los gimnasios a cerrar. Una vez más, nuestra solución significa más inactividad y mala salud, algo que contribuyó al problema en primer lugar.
Considere la violencia con armas de fuego, que genera tanta plática sobre el control de armas. ¿Pero quién habla de las familias desintegradas? En cambio, la sociedad se vuelve loca con el “mes del orgullo”, celebrando estilos de vida que destruyen las familias y perjudican a los jóvenes.
Esta negativa a tratar la causa y efecto básicos llega al corazón del mensaje de la Trompeta. Hay leyes fundamentales de causa y efecto. Si se hacen ciertas cosas, se cosechan ciertas consecuencias. Como dice Gálatas 6:7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
Vale la pena notar que Pablo comienza diciendo “no os engañéis”. Queremos pensar que podemos ignorar estas leyes y salirnos con la nuestra.
A menudo hay un retraso entre la causa y el efecto. Estados Unidos lleva años imprimiendo dinero. Pero “nos salimos con la nuestra”, la inflación no se disparó inmediatamente. Así que los expertos llegaron a la conclusión de que podían imprimir lo que quisieran.
“¡La verdadera educación gira en torno al aprendizaje de la causa y efecto!”, escribió el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry. Las condiciones actuales del mundo son el resultado de nuestro propio comportamiento. En lugar de buscar una vacuna o una nueva política económica para tratar los efectos, tenemos que analizar la causa.
La propia Biblia es un libro que habla de causa y efecto. “Sólo ella revela las leyes inexorables, aunque invisibles, que regulan la causa y el efecto, la acción y la reacción, que gobiernan todas las relaciones, que producen felicidad, paz, bienestar y prosperidad”, escribió Herbert W. Armstrong.
Dios no quiere que la humanidad sufra los efectos dolorosos del pecado. Por eso, nos muestra cómo evitar la causa de este dolor. Él tiene un plan para salvar a la humanidad de este dolor, no tratando el efecto de forma aislada. Eso nunca puede funcionar. Sino llevando al hombre al punto en que esté dispuesto a escuchar la Palabra de Dios, a cambiar su comportamiento y a vivir de la manera que causa las bendiciones.
Cuanto más se aleja este mundo de Dios y de Su ley, más se aleja de esta verdad básica de causa y efecto. Pero pronto los efectos del comportamiento del hombre serán tan dolorosos y tan obvios, que no tendrá más remedio que considerar la causa. Dios intervendrá y enseñará a un mundo humillado el camino que causa las bendiciones y la prosperidad.
Pero usted no necesita esperar a que el mundo se despierte. Puede acudir a Dios y aprender Su camino que causa paz y alegría ahora mismo.
La Trompeta tiene muchos recursos para ayudarle con esto. Quizás uno de los más completos es nuestro curso bíblico por correspondencia gratuito. Este curso es más que un estudio académico de la Biblia, es una exposición general de la instrucción bíblica sobre cómo vivir. Puede inscribirse en línea aquí.