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¿Por qué China está recolectando ADN estadounidense?
Están incrementando las sospechas de que la covid-19 pudo haberse originado como un arma biológica en el Instituto de Virología de Wuhan. Los líderes del Partido Republicano están buscando formas de proteger a Estados Unidos de un ataque biológico. El 20 de mayo, el senador Marco Rubio presentó al Congreso dos proyectos de ley para contrarrestar los esfuerzos del Partido Comunista Chino de recopilar adn estadounidense por medios legales e ilegales. Estos proyectos de ley son la Ley de Gastos Genómicos y Mejora de la Seguridad Nacional y la Ley de Seguridad de Datos Genómicos. Su objetivo es conseguir que el Departamento de Salud y Servicios Humanos se involucre en cualquier acuerdo que implique una transacción de datos genéticos y prohibir que fondos de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses terminen en manos de entidades directamente vinculadas al régimen chino.
“No existe ninguna razón por la que ciudadanos estadounidenses tengan que financiar las investigaciones de Pekín o para que nuestras políticas permitan el acceso a datos genómicos de estadounidenses”, declaró el senador Marco Rubio cuando anunció la legislación. “Es imperativo que el Congreso tome medidas para hacer frente a esta creciente amenaza a la seguridad nacional y a la privacidad”.
El senador Rubio presentó sus proyectos de ley un año después de que Newsweek revelara que el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, organización dirigida por el doctor Anthony Fauci, financió a científicos del Instituto de Virología de Wuhan que investigaban el coronavirus en murciélagos. Rubio también ha sido una de las principales voces que ha pedido a los investigadores federales que determinen si los funcionarios de los Institutos Nacionales de Salud, también dirigidos por el Dr. Fauci, dieron acceso a datos genómicos de EE UU a empresas chinas como WuXi Nextcode Genomics y Shenzhen bgi Technology Co.
Durante años, el Partido Comunista Chino ha estado recopilando datos sanitarios estadounidenses mediante métodos ilegales, como ciberataques, pero también a través de métodos legales, como invirtiendo en empresas de biotecnología y asociándose con hospitales y universidades para acceder a información sensible. Es muy probable que Shenzhen bgi Technology Co. tenga el registro genético de ciudadanos estadounidenses más grande del mundo desde que adquirió Complete Genomics en 2013. Pero China está buscando aun más. Según un informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China, Shenzhen bgi Technology Co. “ha formado numerosas asociaciones con proveedores de atención médica y organizaciones de investigación estadounidenses con el fin de proporcionar secuenciación genética a gran escala para apoyar los esfuerzos de investigación médica”.
El jefe de seguridad de 23andMe, una famosa empresa estadounidense de análisis de adn, le dijo al Telegraph que estados deshonestos, como China, quieren robar los datos de adn de la gente y que tienen a su empresa en la mira con intenciones de realizar un ciberataque. Después de esta revelación sorprendente uno se pregunta lo obvio: ¿Qué quiere hacer China con su adn?
El Partido Comunista Chino probablemente no esté interesado en ayudarle a averiguar si tiene ascendencia nativa norteamericana, o a reconectarse con su primo perdido de Colorado. Y probablemente tampoco se deba a que su desesperación por encontrar la cura para la covid-19 lo esté llevando a querer hackear los registros de adn de empresas extranjeras. Al contrario, China está recopilando el registro de adn más grande del mundo con fines nefastos.
En un artículo de opinión en el Wall Street Journal titulado “China es la amenaza número 1 para la seguridad nacional”, el director de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, afirmó que China “ha realizado pruebas humanas con miembros del Ejército Popular de Liberación con la esperanza de desarrollar soldados con capacidades biológicamente superiores”. En otras palabras, el Partido Comunista de China quiere desarrollar “súper soldados”. Y necesita todos los datos de adn que pueda conseguir para averiguar cómo descifrar el código genético para fabricarlos.
Estas capacidades biológicas mejoradas son sólo el inicio de lo que puede ser posible con la ingeniería genética. El general chino Zhang Shibo (retirado) incluye la biología entre los siete “nuevos dominios de la guerra” y afirma que “el desarrollo de la biotecnología gradualmente está demostrando fuertes signos característicos de una capacidad ofensiva”, incluyendo la posibilidad de “ataques genéticos étnicos”. En su opinión, China podría utilizar la base de datos de adn que está recopilando para fabricar armas biológicas dirigidas a etnias específicas, e incluso a personas específicas, para su exterminio.
Si esto le parece exagerado, recuerde que el Dr. James Watson y el Dr. Francis Crick descubrieron la estructura de doble hélice de la molécula de adn hace sólo 68 años. Y desde entonces la humanidad ha logrado clonar una oveja (1996) y un mono (1999), ha mapeado el genoma humano (2003) y ha alterado las células de la línea germinal que transfieren la información genética entre generaciones (2015). Así que los súper soldados y las armas biológicas diseñadas específicamente para matar a ciertos grupos étnicos puede que no se limiten al mundo de la ciencia ficción. El Dr. Aubrey de Grey, uno de los principales gerontólogos biomédicos del mundo, cree que ya ha nacido el primer humano que vivirá hasta los 1.000 años de edad, y los investigadores estadounidenses afirman que los científicos chinos están preparándose activamente para una tercera guerra mundial en la que se utilizarán armas genéticas y biológicas.
“Sabemos que el genoma asiático es genéticamente distinto del caucásico y del africano en muchos aspectos”, escribió Steven Mosher, presidente del Instituto de Investigación de la Población, para el Epoch Times. “De hecho, los residentes de la llanura del norte de China, la cuna de la civilización china, son genéticamente distintos de los coreanos, japoneses, tibetanos y otros asiáticos. ¿Será posible utilizar la bioingeniería para diseñar una viruela extremadamente contagiosa y que fuera mortal sólo para otras razas, pero para la cual los chinos gozaran una inmunidad natural? Aunque no se han reportado casos del uso de armas biológicas avanzadas y genéticamente dirigidas, seguramente no estaría fuera del alcance de la floreciente industria biotecnológica china. Dada nuestra actual capacidad para manipular genomas, si se puede imaginar un arma biológica de este tipo, probablemente se pueda llegar a desarrollar con suficiente tiempo y recursos”.
El Partido Comunista Chino ya está cometiendo un genocidio con los musulmanes uigures en sus provincias occidentales, así que los reparos morales no le impedirán utilizar datos de adn para desarrollar armas biológicas. Visionarios como Aldous Huxley, George Orwell y Winston Churchill previeron nuestra actual era de avances tecnológicos hace décadas. Estaban profundamente preocupados por la forma en que la humanidad utilizaría sus nuevos conocimientos tecnológicos.
Sir Winston Churchill escribió un ensayo en 1931 en donde advertía sobre los peligros de los avances tecnológicos sin un progreso moral. “En un futuro que nuestros hijos pueden vivir para ver, el poder estará en manos de hombres totalmente diferentes a los que ha moldeado la naturaleza humana”, escribió en “Fifty Years Hence” (Dentro de cincuenta años). “Fuerzas explosivas, energía, materiales y maquinaria estarán disponibles a una escala que podrá aniquilar a naciones enteras. Despotismos y tiranías podrán determinar las vidas e incluso los deseos de sus súbditos de una manera jamás vista desde el inicio del tiempo. Si a estos grandes y terribles poderes se le suma la despiadada maldad infrahumana que hoy vemos encarnada en uno de los gobiernos reinantes más poderosos, ¿quién podrá decir que el mundo mismo no será destruido, o que no debería serlo? Hay pesadillas sobre el futuro de las que una afortunada colisión con alguna estrella errante, que redujera la Tierra a un gas incandescente, podría ser una misericordiosa liberación”.
A lo que le temían Huxley, Orwell y Churchill era a la naturaleza humana. Dotar a los seres humanos de nuevas herramientas, armas y cuerpos mejorados no cambia la forma de pensar de los humanos. Los problemas más graves de la humanidad no son de carácter biológico, tecnológico, o inclusive físico. Son de naturaleza espiritual. Los seres humanos pueden enviar naves espaciales a Marte, mapear el genoma humano, elaborar órganos sintéticos y descubrir los secretos del átomo. Pero no pueden averiguar cómo detener las guerras. No pueden diseñar un país, una provincia o incluso una ciudad libre de vicios. En otras palabras, los seres humanos no pueden resolver el mal. ¡El logro tecnológico más potente de la humanidad ha sido la invención de armas lo suficientemente potentes como para exterminar toda la vida en la Tierra!
Jesucristo les advirtió a sus discípulos que en el tiempo del fin habría una “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).
La tecnología para exterminar toda la vida en la Tierra no existió hasta la invención de la bomba atómica en 1945, pero ahora hay muchas formas de cometer un cosmocidio. En su folleto The Wonderful World Tomorrow—What It Will Be Like (El maravilloso mundo de mañana: cómo será), el fallecido Herbert W. Armstrong escribió: “Además de la aniquilación nuclear, existen al menos otros cinco medios por los que la humanidad podría ser destruida de la faz del planeta: la guerra química, la guerra biológica, la sobrepoblación y la hambruna resultante, las enfermedades epidémicas y la contaminación ambiental”.
Mientras que muchos ven la ingeniería genética como una forma de curar enfermedades y perfeccionar el cuerpo humano, otros la ven como un medio para convertir a los humanos en máquinas de matar y crear virus capaces de acabar con razas enteras. Sólo Dios puede resolver estos numerosos problemas, incluido nuestro problema número uno: la supervivencia humana. Para saber más sobre cómo Dios acabará salvando a la humanidad de sí misma, solicite un ejemplar gratuito de El Armagedón nuclear está ‘a las puertas’, por el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry. ▪
EL ARMAGEDÓN NUCLEAR ESTÁ ‘A LAS PUERTAS’
¡E igualmente lo está el evento más grandioso que ocurrirá en el universo! Mateo 24 fue la profecía más importante de Cristo cuando Él estuvo sobre la Tierra. ¿Por qué entonces los cristianos de este mundo fallan en entenderla?