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Nueve miembros de la familia Biden recibieron dinero del extranjero
El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes publicó el 10 de mayo un memorando de 36 páginas en el que acusa a nueve miembros de la familia Biden de aceptar 10 millones de dólares durante el mandato de Joe Biden como vicepresidente procedentes de una red de 21 empresas fantasma. Miles de registros prueban que estos miembros de la familia Biden utilizaron complejas técnicas de lavado de dinero para ocultar transacciones financieras de ciudadanos chinos y rumanos.
Los nueve miembros de la familia Biden eran el hijo de Joe Biden, Hunter, su hermano James, su cuñada Sara, su nuera Melissa, su ex nuera Haille, su ex nuera Kathleen, uno de sus nietos y dos de los hijos de James Biden.
Tráfico de influencias: el Wall Street Journal señala que los Biden tienen derecho a ganarse la vida, pero quedan serias dudas sobre lo que hicieron para ganar ese dinero. Ni James ni Hunter Biden, ni ningún otro miembro de la familia Biden, tienen la experiencia que resultaría valiosa para una empresa energética como cefc Infrastructure o State Energy HK Ltd. El hecho de que ocultaran enormes pagos de esas empresas indica que ciudadanos extranjeros estaban tratando de comprar influencia en la administración Obama pagando a los miembros de la familia de Joe Biden.
James Gilliar, antiguo socio comercial de Hunter Biden, se refería a Joe Biden como “el tipo importante” en un correo electrónico descubierto en el infame ordenador portátil de Hunter e indicaba que Joe recibía el 10% de las ganancias de los acuerdos de la empresa cefc Infrastructure.
Clase china: este nivel de corrupción es escandaloso, pero no es exclusivo de la familia Biden. Como escribió el periodista Lee Smith en su editorial de septiembre de 2020 “La clase china de Estados Unidos lanza una nueva guerra contra Trump”: “El pilar central del nuevo orden corrupto es la relación de la élite estadounidense con China. Las élites políticas y empresariales estadounidenses no eligieron el declive. Eligieron enriquecerse. Al enviar la base manufacturera de Estados Unidos a China, aprovecharon una oportunidad de negocio como nunca antes se había visto: una enorme mano de obra cautiva controlada por un régimen autoritario que garantizaba la producción constante de bienes a una fracción de lo que costaría en casa”.
La guerra comercial de Donald Trump con China le ganó la enemistad de la familia Biden y de la clase china de Estados Unidos, que se había enriquecido ayudando a China a convertirse en una potencia mundial mediante la subcontratación de la fuerza industrial de Estados Unidos. Así que espere que la política estadounidense se vuelva más turbulenta a medida que los republicanos trabajan para destapar la corrupción empresarial de la familia criminal Biden.
Conozca más: lea “Despierte a la amenaza de China”, por Stephen Flurry y Joel Hilliker.