Nuestra cultura OnlyFans
El sueldo de 13 dólares por hora de Kylie no le duraba hasta el fin de mes. Buscando dinero extra, se apuntó a un papel en un video pornográfico y, en un día, ganó 1.000 dólares. Entonces su familia, sus amigos, su jefe y sus conocidos del pequeño pueblo se enteraron. Con su reputación arruinada, ¿cómo hizo Kylie para seguir adelante con su vida?
Se mudó y se convirtió en modelo pornográfica de tiempo completo. Ahora gestiona una cuenta en OnlyFans y gana 19.000 dólares al mes vendiendo fotos y videos suyos. “Estoy orgullosa de haber cambiado mi vida”, declaró al Toronto Sun. “Todo el mundo de mi edad ha pensado en hacer OnlyFans; yo sólo fui lo suficientemente valiente”. Ella sigue evitando volver a su ciudad natal y dice: “Mientras ellos son de mente cerrada, juzgan y se sienten miserables, yo me hago rica y me divierto”.
Lamentablemente, una mujer que venda sexo no es nada nuevo. Sin embargo, en la era digital, estas actividades ya no se limitan a los callejones oscuros. La prostitución digital a través de la pornografía está disponible en casi todos los hogares y dispositivos con conexión a Internet. Ya se trate de sitios de pornografía en línea, sitios de cámaras web de sexo, YouTube, Netflix, la música y la televisión más populares, el sexo explícito está en todas partes y es aceptado.
Los escándalos sexuales de alto perfil entre líderes nacionales ciertamente exponen los pecados en las altas esferas de nuestras naciones. Pero esos pecados impregnan también a nuestros pueblos. La cultura judeocristiana de Occidente ha sido sustituida en gran medida por una cultura OnlyFans.
¿Cuáles son las consecuencias de este titánico cambio cultural?
Proliferación de la prostitución
OnlyFans ofrece la posibilidad de compartir entre usuarios videos, fotos y otros contenidos digitales mediante suscripciones o propinas. Los usuarios que crean contenidos reciben el 80% del dinero. Utilizada principalmente por aficionados para vender pornografía, la popularidad de la plataforma se disparó durante los bloqueos de la covid-19. En la actualidad, 220 millones de suscriptores pagan por contenidos de tres millones de creadores. El 70% del contenido es pornográfico, incluido el de casi todos los que más ganan. Desde su fundación en 2016, OnlyFans ha pagado a los creadores más de 10.000 millones de dólares. El año pasado recibió 320 millones de visitas al mes. Un promedio de medio millón de usuarios nuevos se registran cada día. La edad promedio oscila entre los 35 y los 44 años. Según el sitio web TechJury, la base de usuarios de OnlyFans está compuesta en un 69% por hombres. La mayoría son blancos, casados y heterosexuales, con otras “identidades sexuales” mezcladas. Como era de esperar, las estadísticas son un reflejo de quiénes son los creadores: el 70% son mujeres. En promedio, ganan un 78% más de dinero que los creadores masculinos.
Una actriz creó una cuenta de OnlyFans en 2020, cobrando 20 dólares por suscripción. En 24 horas había ganado más de un millón de dólares. Otros modelos adultos, músicos y pornógrafos aficionados presumen ganar millones al año. En el Reino Unido, las estrellas de OnlyFans ganan 270 veces más que un trabajador promedio con horario de 8 a 5. Esa cantidad de dinero es una alternativa tentadora a tener que educarse y tener un trabajo honrado.
Algunos utilizan OnlyFans como ingreso suplementario. Dos profesoras de secundaria de Missouri fueron despedidas porque los alumnos descubrieron que tenían cuentas en OnlyFans. Una de estas ex profesoras gana ahora más dinero con la pornografía que con la enseñanza. Estos ejemplos erosionan la respetabilidad de los modelos de conducta y los líderes para los niños.
OnlyFans es sólo una plataforma de este tipo. Ha habido varios casos recientes de políticos que se han filmado practicando sexo con fines lucrativos. Susanna, madre de dos hijos y candidata al Congreso, fue sorprendida realizando actos sexuales con su esposo en un sitio de cámaras web en línea. Luego se produjo el escándalo de la sodomía grabada en video en una de las salas de debate del Capitolio de Estados Unidos. Nadie se habría enterado de ello si no se hubiera filmado y publicado en Internet.
Así de común es grabar y publicar actos sexuales en Internet.
Consecuencias en la sociedad
OnlyFans no sólo normaliza el consumo de pornografía. Va un paso más allá y normaliza el hacer pornografía. ¿Qué hace esto a la sociedad?
Atraídos por la promesa de dinero rápido, muchas personas venden su cuerpo en sitios como éste. La realidad es que el creador promedio de OnlyFans sólo tiene 21 suscriptores y gana únicamente 180 dólares al mes. Sin embargo, el costo de crear una cuenta de OnlyFans es mucho mayor que todo lo relacionado con el dinero. Cada vez que alguien publica, esa persona está regalando parte de sí misma hasta que no queda nada. Y una vez que se publican fotos o videos en Internet, seguirán a ese individuo durante el resto de su vida.
Esta plataforma cuenta con 3 millones de creadores de contenidos. Dos tercios de sus ingresos son estadounidenses. Si eso se correlaciona con 2 millones de creadores estadounidenses de OnlyFans, el 70% de los cuales son mujeres, serían 1,4 millones de mujeres estadounidenses. Comparando la demografía de los usuarios de OnlyFans con la población estadounidense, se puede deducir que entre las mujeres estadounidenses de 18 a 45 años, hasta 1 de cada 40 podría estar vendiéndose en esta plataforma.
Las estadísticas disponibles públicamente parecen confirmar esta cruda estimación: un estudio realizado en el Reino Unido reveló que el 5% de los estudiantes británicos ejercían el trabajo sexual y que otro 20% había pensado en ello.
¿Qué ocurre cuando un gran número de chicas jóvenes consideran la pornografía una opción profesional viable? ¿Cómo socava esto su enfoque en la vida, su educación, sus contribuciones a futuras familias y a la sociedad?
Al mismo tiempo, todo este contenido pornográfico está alimentando las adicciones sexuales y los hábitos destructores de la familia de sus suscriptores.
Dedicarse a crear y consumir prostitución digital es más la norma de nuestra sociedad que abstenerse de ella. Nuestra cultura recompensa a madres e hijas por prostituirse, mientras que anima a padres e hijos a convertirse en adictos al cibersexo. ¿Cuántos aspectos de la sociedad en general se ven socavados y destruidos por una participación tan generalizada en esta degradación?
Para empeorar las cosas, las adicciones tienden a autoalimentarse, dando lugar a contenidos cada vez más depravados y afianzando aún más la perversión. Esto es sin duda cierto en el caso de la pornografía. La difusión de la pornografía infantil es sólo un ejemplo lamentable y trágico. ¿Cuántas vidas de personas se han roto irreparablemente por este motivo?
En nuestra cultura de OnlyFans, nadie quiere afrontar estas preguntas ni abordar estas innegables secuelas.
Pecado universal
Sitios web pornográficos de todo tipo están al alcance de los niños. En 2023, se publicó en el Free Press un ensayo de Isabel, de 16 años, que explicaba la experiencia de la mayoría de los niños de todo el mundo: “Tenía 10 años cuando vi porno por primera vez”. Entró en una página web pornográfica por accidente y volvió por curiosidad. No tenía verificación de edad ni requisito de identificación. “El sitio es fácil de encontrar, imposible de evitar y se ha convertido en un rito frecuente para los niños de mi edad”, escribió.
“¿Dónde estaba mi madre? En la habitación de al lado, asegurándose de que comiera a diario nueve frutas y verduras de colores diferentes. Era atenta, casi una madre helicóptero, pero de todos modos encontré porno en Internet. Y mis amigos también”. A continuación describió los tipos de pornografía con los que tropezó cuando estaba cursando cuarto grado: “Vi incesto simulado, zoofilia, esclavitud extrema, sexo con mujeres inconscientes, (…) sadomasoquismo y una violencia física impensable”.
Padres, ¿saben lo que hace su hijo en el computador de la habitación de al lado?
Se ha vuelto normal que los niños vean pornografía a la edad de 12 años. También es normal que los padres vean pornografía con regularidad. Algunos estudios muestran que un promedio del 85% de todos los grupos de edad ven pornografía con regularidad. El uso de la pornografía está tan extendido que casi toda la sociedad está atrapada en este círculo vicioso. Y en la creación de este contenido cada vez más perverso participa mucha más gente que nunca.
La facilidad de acceso es asombrosa. Cualquier motor de búsqueda como Google, cualquier sitio web de videos como YouTube, cualquier sitio de medios sociales como X tiene pornografía. Los límites de edad y los controles parentales se eluden fácilmente con sitios web de terceros, creando una cuenta gratuita o facilitando un domicilio electrónico. Cualquier dispositivo inalámbrico puede convertirse fácilmente en un portal para la adicción. No se puede confiar en la tecnología para proteger a los niños de la pornografía.
La religión moderna no tiene poder contra este ataque. Un estudio de investigación de Barna descubrió que el 57% de los pastores y el 64% de los pastores de jóvenes admitieron tener problemas con el consumo de pornografía, y el 59% de los pastores dijeron que es el mayor problema en su congregación.
No es de extrañar que los niños estén expuestos a perversiones y disfunciones escandalosas. No es de extrañar que cada vez menos gente se case. No es de extrañar que la verdadera masculinidad y la verdadera feminidad se estén disipando. No es de extrañar que la familia tradicional se esté extinguiendo. ¿Cómo puede sobrevivir una familia a este ataque?
Estudios de la Universidad de Boston, Google y la Universidad de Columbia de 2019 estiman que alrededor del 4% de los sitios web son pornográficos, pero que el 20% de todas las búsquedas en la red son por pornografía. Es difícil calcular los ingresos totales de la industria, pero estimaciones conservadoras los sitúan en 15.000 millones de dólares sólo en EE UU.
Prácticamente no existen salvaguardas legales para detener el tsunami de inmundicia en la red. De hecho, los líderes occidentales han utilizado la “libertad de expresión” para justificar este pecado. Al legalizar la pornografía y defenderla como una expresión de la libertad de expresión, incluso nuestros líderes la han normalizado y han justificado este pecado claramente destructivo.
“¡En el fondo sabemos que la pornografía es malvada!”, escribe Gerald Flurry en No hay libertad sin ley. “En el pasado, incluso la sola idea nos causaba vergüenza. En una época también le declaramos la guerra a la pornografía, pero ya no oímos mucho de ella. ¿Por qué? Porque no nos gusta admitir la derrota. Esa guerra también la perdimos”.
Perder la guerra contra la pornografía “significa perder los valores que construyen matrimonios y familias fuertes”, continúa el Sr. Flurry. “Las familias fuertes son la columna vertebral de cualquier nación fuerte. Sin embargo, hemos sido vencidos por algo que éramos demasiado débiles para resistir” (énfasis añadido). Después cita 2 Pedro 2:19: “Les prometen la libertad, pero ellos mismos son esclavos de corrupción; porque todo lo que vence al hombre, a eso se esclaviza” (versión Revised Standard). “Basta con observar los hechos para y se puede ver claramente que EE UU está esclavizado a la pornografía” (ibíd.).
¿Podría ser que perder la guerra contra la pornografía como nación ponga en peligro nuestra supervivencia nacional?
Jugando con fuego
“Como es innegable que el baluarte de una sociedad estable y permanente es su estructura familiar sólida, lo anterior señala un hecho absoluto: la civilización, tal como la conocemos, está decayendo y acabará por desintegrarse … a menos que intervenga de algún lado una gran “mano fuerte” para salvar a esta sociedad enferma”. El fallecido Herbert W. Armstrong escribió estas palabras en 1981 en su libro La dimensión desconocida de la sexualidad, un libro de texto que explica las leyes de Dios sobre el sexo, el matrimonio y la familia.
Cuatro décadas más tarde, se pueden ver si duda los efectos perniciosos de la destrucción de la sólida estructura familiar en la sociedad. Y es mucho más fácil afirmar que cuando se destruye la unidad familiar, también se destruye la nación.
“Con el pretexto de la ‘libertad de expresión’, destruimos matrimonios y familias, ¡los cimientos de nuestra nación!”. Continúa el Sr. Flurry en No hay libertad sin ley. A continuación hace esta audaz afirmación: “Arrojar toneladas de pornografía no es libertad de expresión, ¡es un plan diabólico para destruir a EE UU y a Gran Bretaña! Y el plan está funcionando muy bien”.
Aunque son los empresarios, los pornógrafos, los creadores de páginas web, los funcionarios públicos y los responsables políticos, los jueces y los abogados quienes permiten que esta inmundicia se extienda tan libremente, en detrimento de nuestras familias y nuestras naciones, se trata literalmente de un plan diabólico, motivado por el diablo, para destruir a nuestros pueblos.
La única manera de protegernos a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestra nación de las garras malignas de la perversión sexual es obedeciendo la ley de Dios.
La Biblia advierte que si no buscamos la ley de Dios, seremos quemados con fuego.
Léalo en Proverbios 6: “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz; y camino de vida las reprensiones que te instruyen” (versículo 23). La ley de Dios ilumina con una luz brillante el camino por el que debemos andar. Su ley nos ayuda a evitar obstáculos y trampas, incluyendo la trampa de los pecados sexuales. “Para que te guarden de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la mujer extraña. No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos. Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón” (versículos 24-26). La pornografía seduce a individuos, familias y naciones hacia la pobreza espiritual.
“¿Tomará el hombre fuego en su seno, sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas, sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare” (versículos 27-29). La pornografía y el adulterio cauterizan la conciencia y el carácter (Efesios 4:19).
Cuando el pecado es universal, también lo será la corrección. Cuando la mayor parte de la nación tenga en sus manos los carbones encendidos del adulterio, la nación se quemará, ¡literalmente!
Eso fue lo que les ocurrió a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra. Eran conocidas por su inmoralidad sexual universal (Génesis 13:13). El pecado era tan grande que Dios decidió destruirlas por completo con fuego y azufre (Génesis 18:20-21). Lo que puede parecer un duro juicio fue en realidad un acto de amor. Los habitantes de Sodoma y Gomorra eran tan malvados, tenían la conciencia tan cauterizada por el pecado, que Dios les impidió torcer más su mente. Los habitantes de Sodoma y Gomorra no están perdidos; resucitarán en la segunda resurrección (Mateo 10:15; 11:24). Recibirán la oportunidad de vivir a la luz de la ley de Dios y no al fuego de la corrección.
Esto debería ser una estridente campana de alarma que advierta a nuestro pueblo hoy. “Y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente” (2 Pedro 2:6).
Debemos aprender de este antiguo ejemplo. Nuestras naciones han ido por el mismo camino oscurecido que Sodoma, ¡y estamos orgullosos de ello! Alardeamos de nuestros pecados ante el mundo entero. Los sitios pornográficos declaran nuestros pecados similares a los de Sodoma ante la humanidad y ante Dios. Los miles de millones de dólares en pornografía que producimos y demandamos nos están valiendo la misma recompensa que a Sodoma. “Porque la mirada de sus rostros da testimonio contra ellos; proclaman su pecado como Sodoma; no lo ocultan. ¡Ay de ellos! Porque han atraído el mal sobre sí mismos” (Isaías 3:9; versión English Standard).
El espíritu del adulterio impregna nuestra cultura. La publicidad, los carteles, las películas, la música, la ropa y el entretenimiento sobreexualizados son la puerta de entrada a la lujuria. Una vez que nuestras mentes están así orientadas, estamos en el camino hacia una depravación cada vez mayor.
Todo comienza en la mente, ¡y Jesucristo dijo que el solo pensamiento de la lujuria quebranta Su ley espiritual al igual que el acto físico! “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27-28).
Es fácil justificar nuestras propias carencias señalando con el dedo los ejemplos más extremos de pecado, pero según las leyes de Dios, cualquier pensamiento o acción motivado por una actitud de lujuria es pecado. Hace falta un cambio completo de dirección para entrar en el camino de la ley de Dios y salir del pecado. Hace falta Arrepentimiento. Hace falta acción, como la del patriarca José, que huyó de las seducciones de la mujer de Potifar (Génesis 39:7-12).
Por eso Dios usa el ejemplo de Sodoma para nuestro pueblo hoy: Deberíamos ver la ardiente corrección que Dios hizo llover sobre esa ciudad y cambiar nuestros caminos. Si no lo hacemos, Dios nos corregirá con fuego (Ezequiel 5): ¡Nuestras naciones se enfrentarán a ataques nucleares, invasiones militares y esclavitud en el exilio porque hoy somos esclavos del pecado!
Esta corrección fluye del amor de Dios, para salvarnos de nosotros mismos. ¿Podemos ver más allá de los placeres temporales del pecado y prestar atención al mensaje de Dios? Si podemos, hay una profunda esperanza en el mensaje de advertencia de Dios.
Defienda el baluarte
La Biblia es ante todo un libro sobre la familia. La verdad increíble de las Escrituras es que ¡Dios creó a la humanidad para construir una familia espiritual! Él es el Creador del sexo, el matrimonio y la vida familiar, y los creó como tipos físicos de lo que está construyendo espiritualmente. Dios usa la familia física para ayudar a crear la familia espiritual. Cada individuo tendrá la oportunidad de nacer de nuevo como un Ser Dios eterno: ¡un hijo de Dios! (Romanos 8:14-17).
Esta es la esperanza que vence la desesperación, el vacío y el escapismo rampantes en nuestro mundo.
La pornografía, la prostitución y la perversión sexual son insidiosas porque dañan el increíble potencial humano de nacer como hijo de Dios. La prostitución y la pornografía son pecados graves contra Dios (1 Corintios 6:9-11) y causan terribles maldiciones en la vida de quienes los cometen y en las naciones que se complacen en ellos.
Tenemos que ver el pecado como lo hace Dios. Tenemos que aceptar la autoridad y las leyes de Dios sobre todas las áreas de nuestra vida, incluyendo el sexo, el matrimonio y la familia. Es fácil insensibilizarse ante el pecado. Para purificarnos de él, tenemos que estar vigilantes, y necesitamos la ayuda de Dios.
Dios proporciona un camino de redención para todos. Él nos ordena no seguir a una multitud para hacer el mal (Éxodo 23:2). Cuando rechazamos la cultura OnlyFans y nos arrepentimos de nuestros pecados, ¡podemos recuperar nuestro increíble potencial humano!