Reciba nuestro boletín gratis

Nosotros dijimos que Putin haría esto

JULIA GODDARD/ LA TROMPETA

Nosotros dijimos que Putin haría esto

El redactor jefe de la Trompeta profetizó en 2008 que el hombre fuerte de Rusia volvería a forjar una superpotencia.

“Éste fue el primer ataque militar de una superpotencia asiática en ascenso, ¡y habrá más!”. Esta advertencia la hizo el redactor jefe de la Trompeta, el Sr. Gerald Flurry, en 2008, justo después que el líder ruso Vladimir Putin invadiera la antigua nación soviética de Georgia y pusiera una quinta parte de su territorio bajo control ruso.

La invasión resultaría ser el comienzo de algo mucho más grande, escribió el Sr. Flurry, parte de una “peligrosa nueva era” para el mundo.

En los 14 años transcurridos desde entonces, este pronóstico ha resultado correcto en una ex república soviética tras otra. En 2014, Putin se apoderó de la península ucraniana de Crimea y sumió al oriente de Ucrania en un estado de conflicto prolongado que continúa hasta el día de hoy mientras las fuerzas prorrusas, y las fuerzas rusas reales, luchan contra las tropas del gobierno ucraniano. En 2020, Putin se aseguró que el dictador de Bielorrusia permaneciera en el poder a pesar de un gran levantamiento, convirtiendo efectivamente a Bielorrusia en un estado satélite de Rusia. El mismo año, colocó por primera vez a miles de soldados rusos en Azerbaiyán, donde permanecerán, al parecer, indefinidamente. Y ahora Putin ha iniciado el 2022 con un movimiento importante en la novena nación más grande del mundo, su mayor fuente de uranio y la economía más grande de Asia Central: Kazajistán.

Retomando Kazajistán

El gobierno de Kazajistán comenzó 2022 poniendo fin a sus subsidios al gas licuado de petróleo, un combustible automotriz de uso común. Los precios se dispararon y el 2 de enero estalló una pequeña manifestación en la región de Mangystau. En dos días, las protestas se habían extendido a todas las ciudades importantes del país y habían pasado de ser un malestar económico limitado a un amplio movimiento político.

“¡Viejo, vete!” corearon muchos manifestantes. Se referían a Nursultan Nazarbayev, quien dirigió la nación en sus últimos años como miembro de la Unión Soviética, presidió su transición a la independencia en 1991, se convirtió en un aliado cercano de Putin después que éste llegó al poder en 2000 y se aferró al poder a través de farsas electorales en 1999, 2005, 2011 y 2015. Renunció formalmente como presidente en 2019. Pero el hombre de 81 años continuó gobernando, sólo en parte entre bastidores, a través de su sucesor títere elegido a dedo, y continuó su corrupción y enriqueciéndose a sí mismo, a su familia y a sus aliados mientras los kazajos continuaban languideciendo.

Los kazajos han estado furiosos desde entonces, y la protesta por el gas actuó como una chispa que encendió su furia. Los manifestantes derribaron las estatuas de Nazarbayev en todo el país. En Almaty, la capital comercial de la nación y la ciudad más grande, incendiaron una residencia presidencial y la oficina de un alcalde. Tomaron el aeropuerto principal del país y mataron al menos a 13 miembros de las fuerzas de seguridad nacional, incluidos dos que, según los informes, fueron decapitados. Al menos otros 350 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos.

Enero trajo la que ha sido indudablemente la violencia más mortífera de Kazajistán en sus 30 años de independencia.

Todo el gobierno renunció, con la notable excepción del sucesor elegido a dedo por Nazarbayev, el presidente Kassym-Jomart Tokayev. Mientras las élites del país, incluido Nazarbayev, huían en aviones privados, los funcionarios del gobierno dijeron que habían matado a “docenas” de alborotadores y arrestado a miles. Tokayev desconectó el servicio de Internet del país para evitar que los manifestantes siguieran organizándose. Pero cuando las manifestaciones se extendieron, quedó claro que estos esfuerzos eran insuficientes, así que Tokayev declaró que la violencia era un intento de golpe de Estado y pidió ayuda a su poderoso vecino del norte.

Putin respondió, con fuerza.

En 24 horas, comenzaron a llegar a Kazajistán los primeros de unos 3.000 paracaidistas rusos desplegados bajo la autoridad de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (otsc), que es la respuesta de Rusia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte liderada por EE UU. Junto a los miles de soldados rusos había un pequeño número de tropas de otras cuatro ex repúblicas soviéticas. Sus “tareas principales”, según una declaración de la otsc, eran la “protección de importantes instalaciones militares y estatales” y “estabilizar la situación”.

Pero Putin tiene planes para Kazajistán que van mucho más allá.

Putin una vez declaró que el colapso de la Unión Soviética, de la cual Kazajistán era un miembro vital, era la “mayor catástrofe geopolítica del siglo [xx]”. Si bien gran parte del mundo considera que esa superpotencia masiva con armas nucleares forjada a partir de 15 países es un “imperio del mal”, Putin lo ve de manera diferente. En aquellos días, era un agente de la despiadada agencia de espionaje y policía de la Unión Soviética, la kgb. En 1989, estuvo estacionado en Alemania Oriental, posiblemente suministrando armas y otros recursos a los terroristas militantes de izquierda alemanes en la Facción del Ejército Rojo, cuando cayó el Muro de Berlín.

Ahora Putin es el hombre fuerte ruso y está reconstruyendo el poder ruso en casa y en su periferia. A lo largo de los años, Putin ha mantenido cerca a Kazajistán, hasta el punto de mantener en el país la principal instalación de lanzamiento espacial de Rusia y el principal sitio de prueba de misiles antibalísticos. Ahora tiene miles de tropas rusas en suelo kazajo para ayudarlo a estrechar aún más su control sobre la nación.

Nueve días después que estallaran las protestas por primera vez, el gobierno kazajo dijo que se había restablecido la paz y que todas las tropas de la otsc abandonarían pronto el país. Pero si mira a Azerbaiyán, Georgia, Libia, Siria y Ucrania, se dará cuenta que una vez que Putin pone las botas rusas en el terreno de otra nación, las mantiene allí mientras lo considere útil. Dada la riqueza de recursos de Kazajistán, la población de rusos étnicos, la frontera de 4.750 millas con Rusia y la historia soviética, es muy probable que las fuerzas de Putin estén en Kazajistán para quedarse.

“Una vez que los rusos entran en su casa”, dijo acertadamente el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, el 7 de enero, “resulta muy difícil a veces lograr que se vayan”.

El estratega geopolítico Peter Zeihan escribió el 6 de enero que, a la luz de estos hechos, el mejor escenario para Kazajistán ahora es convertirse en un Estado satélite de Rusia, similar a Bielorrusia. Él dijo: “Sus días de ser funcionalmente independiente o incluso nominalmente independiente prácticamente han terminado”.

Retomando Ucrania

La victoria de Putin en Kazajistán se produce cuando la tensión entre Rusia y Occidente está en su peor momento en los últimos años. Putin ahora está tratando abiertamente de dividir a Alemania de EE UU y otros miembros de la otan, y ahora ha afirmado descaradamente que Rusia tiene una esfera de influencia exclusiva sobre los antiguos Estados soviéticos, particularmente Ucrania. En los últimos meses, ha colocado unos 100.000 soldados cerca de la frontera de Rusia con Ucrania, donde las fuerzas rusas y respaldadas por Rusia ya han estado luchando contra las fuerzas del gobierno de Ucrania desde que Putin invadió por primera vez en 2014.

Los combates en el oriente de Ucrania ya han cobrado la vida de más de 13.000 soldados y civiles. Y con la reciente escalada, Putin les está mostrando a los ucranianos y al mundo que podría emprender una gran invasión en cualquier momento, a menos que

El 20 de diciembre de 2021, mientras amenazaba con una invasión a gran escala de Ucrania, el dictador ruso Vladimir Putin publicó un ultimátum a EE UU y Occidente:

  • Ninguna expansión de la membresía de la otan para Ucrania o cualquier nación al oriente de los miembros existentes.
  • Ninguna actividad militar de la otan en el Cáucaso, Asia Central o Europa Oriental.
  • Ningún despliegue de nuevas fuerzas de la otan en las naciones de Europa Oriental que se unieron a la alianza después de 1997.
  • Ningún ejercicio militar de la otan en Europa Oriental sin la aprobación de Rusia.
  • Ningún arma nuclear estadounidense desplegada en el extranjero, incluidas las que ya se encuentran en Europa.
  • Ningún misil estadounidense de corto o mediano alcance estacionado dentro del alcance de Rusia.

Ceder a estas demandas obviamente dejaría a la otan impotente. Dejaría a Ucrania completamente a merced de Putin y desencadenaría el cambio más dramático en el orden mundial desde la caída del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. Pero ése es exactamente el punto.

Rusia dice que, si EE UU y el resto de Occidente se niegan, dará una “respuesta militar” comparable a la Crisis de los misiles de Cuba de 1962, cuando la Unión Soviética intentó colocar misiles nucleares supersónicos en la isla comunista, a minutos de las ciudades estadounidenses. El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, dijo el 10 de enero que si EE UU no cumple con las exigencias, estará “jugando con fuego”.

Ya sea que el gobierno de Joe Biden ceda parcial o totalmente ante Putin, el futuro de Ucrania se parece cada vez más a su pasado soviético.

Algunos han argumentado que la agitación en Kazajistán ha limitado las opciones de Putin sobre Ucrania, ya que puede tener dificultades para participar en dos conflictos simultáneos. Los posibles focos de tensión en el Báltico, el Cáucaso y Bielorrusia no hacen más que aumentar la opinión de que Putin está sobrecargado. “Los rusos ahora están activamente involucrados en conflictos geopolíticos que se están volviendo candentes en casi todas sus fronteras”, dijo Zeihan el 17 de enero. “Los soviéticos hicieron todo lo posible para no enfrentarse a tantos enemigos al mismo tiempo. Ahora Rusia está haciendo una campaña mayor con menos recursos”.

Pero es probable que estos analistas estén subestimando la potencia y la importancia de la voluntad política y militar de Putin. A lo largo de los años, el ex agente de la kgb ha enhebrado hábilmente esas agujas con una mezcla de estrategia, oportunismo, duplicidad y fuerza.

Sus tropas en Kazajistán, por ejemplo, derrotaron a los alborotadores en cuestión de días sin que la nación o el resto del mundo se levantaran en protesta y exigieran la libertad de los kazajos. Es posible que Putin incluso haya contribuido a desencadenar las protestas en primer lugar, no sólo como excusa para someter por la fuerza el sentimiento antirruso entre los kazajos, sino también como un medio para presionar a Biden sobre Ucrania. (Los Biden tienen vínculos comerciales cuestionables con el régimen de Nazarbayev, y es muy posible que Putin esté utilizando eso como palanca para chantajear a EE UU).

Los hechos demuestran que Putin no ha sido tomado por sorpresa por los diversos enfrentamientos a lo largo de las fronteras de Rusia. Y deberíamos esperar que acoja, e incluso cree, tales situaciones y las use para afirmar más poder sobre sus vecinos mientras trabaja para deshacer esa “mayor catástrofe geopolítica”.

‘Príncipe de Rusia’

El tiempo ha demostrado que el Sr. Flurry tenía razón cuando dijo que el ataque de Putin en Georgia en 2008 fue sólo el comienzo. Él predijo con exactitud el actual dominio de Putin sobre las antiguas naciones soviéticas porque la profecía bíblica enseña sobre una alianza asiática que se formará en los próximos años.

Alrededor del año 90 d. C., el apóstol Juan profetizó de un futuro conflicto que involucraría una fuerza enorme: “Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones” (Apocalipsis 9:16). Este ejército de 200 millones de soldados será unas 15 veces más grande que cualquier ejército jamás reunido en la sangrienta historia de la humanidad.

Las Escrituras proporcionan varios detalles clave acerca de esta fuerza. Apocalipsis 16:12 los llama “los reyes del oriente”, mostrándolos como un grupo de países principalmente asiáticos. Ezequiel 38 y 39 declara que será dirigido por el “príncipe de Rosh, Mesec y Tubal” (versión Young’s Literal Translation [en inglés]). Mesec y Tubal son nombres antiguos de las ciudades modernas de Moscú en el occidente de Rusia y Tobolsk hacia el oriente. Rosh es una variación de un nombre antiguo para Rusia, como se muestra en el Jamieson, Fausset and Brown Commentary y otras ayudas bíblicas.

En su folleto de 2017 El ‘Príncipe de Rusia’ profetizado, el Sr. Flurry afirma que el “príncipe” profetizado en estos pasajes es Vladimir Putin y escribe: “El uso de todos los tres nombres [Rusia, Moscú y Tobolsk] muestra que éste es un único gobernador de todos los pueblos de Rusia, desde el occidente hasta el oriente. La referencia a las ciudades de Moscú y Tobolsk nos ayuda, a ver cuán vasto es el territorio ruso en estos días postreros. Esta gigantesca extensión de tierra indica que el príncipe probablemente conquistará más naciones de la antigua Unión Soviética”.

En los años transcurridos desde que se escribió esto, Putin ha afirmado cada vez más su poder sobre varias naciones ex soviéticas. Su último movimiento en Kazajistán es una importante victoria en esa estrategia.

El Sr. Flurry explica que el liderazgo de Putin en Rusia, incluidas sus conquistas sobre los antiguos Estados soviéticos, muestra que se acerca rápidamente un gran conflicto mundial. Pero enfatiza que también hay una gran esperanza en el corazón de estas profecías. El cumplimiento de la profecía del “príncipe de Rosh” por parte de Putin demuestra que la Biblia es cierta, y la Biblia también profetiza que el derramamiento de sangre de los reyes del oriente y sus cientos de millones dará paso al acontecimiento más lleno de esperanza en la historia de la humanidad. “La guerra del Sr. Putin va a conducir directamente a la Segunda Venida de Cristo. (…) ¡Vladimir Putin es una señal (literalmente una señal) de que Jesucristo está a punto de regresar!”, escribe el Sr. Flurry. “Éste es uno de los mensajes más inspiradores en la Biblia.

“¡Lo que estamos viendo en Rusia finalmente conduce a la transición del hombre gobernando sobre el hombre a Dios gobernando sobre el hombre! ¡Y eso está prácticamente aquí! ¡Está a tan sólo unos pocos años de distancia! (…) Tenemos que entender que todas éstas son buenas noticias porque Jesucristo va a regresar a la Tierra en el mero final de la próxima Guerra Mundial. (…) Jesucristo está a punto de regresar; las profecías bíblicas lo hacen claro. Ciertamente, deberíamos cada quien estar estudiando la Biblia y entendiendo estas profecías”. 



Este artículo fue traducido del artículo “We Said Putin Would Do This” de theTrumpet.com.


EL ‘PRÍNCIPE DE RUSIA’ PROFETIZADO

Vladímir Putin está jugando un papel clave en la profecía bíblica. Todo líder mundial necesita entender cuán crítico va a ser ese papel. Estamos entrando en la peor crisis jamás en la historia del hombre. Esta profecía es ambos lamentable y sumamente inspiradora a la vez.