MIDJOURNEY
Navegando por nuestro mundo falso
¿Ha escuchado hablar de Febreze? Este ambientador elimina los malos olores e infunde en el aire agradables aromas. Y funciona. Apriete el atomizador y, al instante, la habitación huele fresca y limpia; y en un tono musical dice ¡pasa por aquí, soy saludable!
Pero no lo es. El tentador aroma es en realidad una mezcla de productos químicos tóxicos.
La etiqueta dice simplemente que contiene fragancias. Pero investigue sobre las fragancias y pronto sabrá que se fabrican con sustancias sintéticas nocivas, como ftalatos, estireno y cetonas de almizcle. Los ftalatos producen disrupción endocrina causando estragos en el sistema hormonal del organismo. Las madres expuestas a los ftalatos pueden dar a luz bebés con un coeficiente intelectual disminuido. Los ftalatos dañan el esperma de los hombres adultos, interfieren en el metabolismo y favorecen la obesidad. El estireno ha sido declarado cancerígeno por la Academia Nacional de Ciencias y por Toxicología Nacional. Los estirenos dañan el sistema nervioso central y los riñones; también provocan dolores de cabeza, depresión, fatiga, debilidad e incluso pérdida de audición. Las cetonas de almizcle dañan los sistemas inmunológico y hormonal. En dosis elevadas, dañan el sistema reproductor femenino, provocando infertilidad e insuficiencia ovárica.
Cuando se trata de perfumes, Febreze y muchos otros productos para el hogar que contienen fragancias cumplen su promesa: huelen de maravilla. Hacen que las cosas parezcan seguras, limpias y saludables. Pero este mensaje es falso. Estos productos no son saludables. Absorba suficientes fragancias a lo largo del tiempo y empezarán a matarlo.
En sentido figurado, vivimos en un mundo de Febreze. Prácticamente todo lo que vemos, oímos, tocamos, comemos y experimentamos ha sido, hasta cierto punto, manipulado para parecer seguro, limpio o saludable. Pero con demasiada frecuencia la experiencia es en realidad nociva. Lo mismo ocurre con los alimentos que comemos, las vitaminas y los suplementos que tomamos para estar más sanos, la música que nos encanta, las tendencias y las personas influyentes que seguimos en TikTok y YouTube, las noticias que consumimos, los políticos y los expertos a los que seguimos.
La mayoría de nosotros no tenemos ni idea de lo manipuladas que están prácticamente todas las facetas de nuestra sociedad y nuestra cultura: la educación, la política, la religión, la cultura pop, la medicina, las redes sociales, la vida familiar y el sexo, la producción de alimentos, la economía y las finanzas. ¡Este es un mundo de falsedad épica!
Falso, falso, todo es falso
Todos hemos visto noticias falsas: historias exageradas o totalmente inventadas para impulsar una agenda, difamar a un oponente o enturbiar un tema. Las noticias falsas existen desde hace milenios: los antiguos reyes mesopotámicos eran maestros en “tuitear” victorias y omitir convenientemente las derrotas. Pero han alcanzado su apogeo en el siglo xxi.
¿Por qué ahora? Por muchas razones. Las redes sociales son un factor importante. Cientos de millones de personas están hoy ingenua y perpetuamente atrapadas por plataformas construidas para el engaño y la falsedad. Incluso el usuario normal que comparte una experiencia, tuitea una opinión o cuelga un video o una foto probablemente participe en noticias falsas.
Abundan los ejemplos dramáticos. Uno de los más evidentes es Donald Trump, quien, desde el momento en que entró en política, ha sido vilipendiado repetida y vehementemente como racista, misógino y belicista. También es un evasor fiscal y un pederasta. En el período previo a las elecciones de 2016, se confabuló con Rusia para robar las elecciones. En enero de 2020, planeó el ataque interno más mortífero contra Estados Unidos desde el 11-S. Resulta que todo esto eran noticias falsas.
Lo mismo ocurre con la covid-19. Durante dos años, los principales medios de comunicación, la Organización Mundial de la Salud y expertos como Anthony Fauci y Matthew Hancock insistieron en que la pandemia de covid era un acontecimiento de transformación mundial equiparable al Diluvio de Noé y la Segunda Guerra Mundial. Nos dijeron que morirían incontables millones de personas. Sectores aterrorizados de la población mundial fueron sometidas a encierros, distanciamiento social y otras medidas “absolutamente necesarias”. Economías enteras se paralizaron. Las imprentas del gobierno imprimieron moneda para rescatar a empresas y ciudadanos, acumulando una deuda sin precedentes, y luego inflación.
Nadie afirma que el virus covid no sea real o incluso mortal. ¿Pero los escenarios del fin del mundo pregonados a los cuatro vientos? ¿Los argumentos para mandatos de mascarillas y cierres paralizantes? ¿Para cerrar las escuelas? Mucho de ello eran noticias falsas.
Luego está la vacuna contra la covid. A la gente se le aseguró que si se vacunaban, nunca tendrían covid. Eran noticias falsas. Se les dijo que la vacuna evitaría que enfermaran gravemente. Más noticias falsas. Se les dijo que vacunarse significaba que no podrían transmitir la covid a otras personas. Noticias falsas. Les dijeron que la inyección era segura y no tenía efectos secundarios, que no los mataría. Noticias falsas.
Podríamos hacer este ejercicio con prácticamente todos los grandes temas, desde la identidad de género hasta las ventajas de la energía verde y hasta el cambio climático. Catedráticos, matemáticos y multimillonarios, científicos “inteligentes” vestidos con batas blancas de laboratorio, nos repiten una y otra vez en la televisión, en charlas ted y en las redes sociales, en las aulas, en las salas de juntas y en las oficinas gubernamentales, que la ciencia sobre estos temas está resuelta.
No lo está.
Influenciadores falsos
Las redes sociales son un terreno de juego para las noticias falsas. No se trata de un problema menor, ya que plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y Twitter son ahora parte intrínseca de la vida de miles de millones de personas, especialmente niños y adolescentes. (El año pasado, la gente pasó un promedio de 2,5 horas al día en las redes sociales).
Las redes sociales crean una realidad alternativa, a menudo falsa. Los mensajes de las redes sociales impactan la mente como Febreze impacta la nariz. La imagen o el video parecen tan atractivos, felices y exitosos, honestos y saludables. Sin embargo, a menudo se trata de una falsedad bien elaborada que causa daños reales en el cerebro, la mente, la planificación, la moral y las relaciones.
Puede que usted haya oído hablar de Liver King. Su nombre es Brian Johnson, y es un influenciador gigante de las redes sociales que vale 100 millones de dólares, gracias principalmente a su línea de productos. Este hombre de 45 años parece un dios griego: bronceado impecable, barba épica, bíceps del tamaño de un melón. Durante mucho tiempo le ha hecho creer a los fans que el físico y la salud “perfecta” de Johnson eran el resultado de su dedicación a los nueve principios ancestrales: comer, dormir, moverse, protegerse, conectarse, soportar frío, tomar el sol, luchar y crear vínculos. Sígalos, predicaba, y tendrá el mismo aspecto que Liver King.
Resulta que Johnson sigue un décimo principio: los esteroides. Liver King gasta 15.000 dólares al mes en esteroides. Sus músculos no son naturales, son el producto de sustancias sintéticas. Lo siento amigos, Liver King es un farsante.
La mayoría de los influenciadores, hasta cierto punto, son como Brian Johnson. El suyo es un mundo de sesiones fotográficas escenificadas, filtros y Photoshop, de bronceados falsos, bótox e implantes. Puede que parte de lo que venden sea auténtico, pero buena parte es artificial, hábilmente inventado para provocar la liberación de un poco de dopamina y hacerle sentir bien. Desde Mr. Beast hasta las Kardashians, los influenciadores se dedican a crear falsificaciones: mundos falsos, belleza falsa, paz falsa, relaciones falsas, felicidad falsa.
Como Febreze, las redes sociales crean momentos fugaces de sensación de seguridad, felicidad y salud. Pero sus mensajes más profundos, las ideologías y estilos de vida que promueven, las emociones destructivas que despiertan —la codicia desenfrenada, la vanidad y el egoísmo, la inseguridad y los celos, la aprobación del sexo perverso y la promiscuidad, de la fluidez de género, el consumo de drogas y otros comportamientos inmorales— son absolutamente tóxicos, tanto individualmente como para la sociedad.
Así que las redes sociales están llenas de falsificaciones. No es ninguna sorpresa. ¿Hay más ejemplos?
Sus alimentos
Pensemos en los alimentos que comemos. Ya se trate de comida rápida, platos precocinados o incluso gran parte de la comida normal que compramos en el supermercado, en todas partes hay cosas falsas: desde la producción hasta el envasado, pasando por el etiquetado y la mercadotecnia. Muchos de ellos, como Febreze, se ven y saben delicioso y están envasados en bolsas y envoltorios brillantes y coloridos. Las etiquetas dicen “100% natural” y “sin azúcar”. La realidad es que están cargado de azúcares refinados, sabores artificiales y conservantes nocivos. Gran parte de la dieta occidental es perjudicial. ¿No lo cree? Sólo estudie las estadísticas sobre obesidad, diabetes, cardiopatías y otras enfermedades relacionadas con la dieta (que son la mayoría).
¿Y las frutas y verduras? ¡Todo el mundo sabe que las frutas y las verduras son saludables! En realidad, muchos de nuestros productos han sido limpiados, pulidos y abrillantados, a veces con productos químicos peligrosos. En Estados Unidos, e incluso en el resto del mundo, se han modificado genéticamente para que tengan un aspecto más atractivo o sepan mejor. En muchos casos, nuestras frutas y verduras han sido arrancadas de la planta o cultivadas en suelos empapados de sustancias sintéticas, como insecticidas, herbicidas y fertilizantes. No estoy sugiriendo que nuestras frutas y verduras sean letales, sólo que no son tan seguras, saludables y nutritivas como probablemente pensamos.
¿Y si evitamos los alimentos procesados y compramos productos orgánicos? La etiqueta dice “orgánico” y pagamos tres veces más, así que debe ser orgánico, ¿no? No necesariamente. Hay mucho engaño y falsedad en el mundo de la agricultura orgánica. No es de extrañar, teniendo en cuenta que los productores orgánicos pueden cobrar dos o tres veces más por su producto, y que se trata de una industria que mueve 57.000 millones de dólares al año en Estados Unidos. No cabe duda de que los alimentos naturales y orgánicos son más saludables que los refinados y altamente procesados. Pero no hay forma de saber realmente si el producto es verdaderamente orgánico.
En Estados Unidos, un producto se considera orgánico cuando procede de una granja o empresa que ha recibido la certificación orgánica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (usda, por sus siglas en inglés). ¿Qué hace falta para obtener la certificación? Sorprendentemente poco. En primer lugar, el usda ha delegado la tarea de conceder la certificación. Según el sitio web del usda, “cerca de 80 agentes están actualmente autorizados para certificar explotaciones y empresas según la normativa orgánica del usda”. Estos 80 agentes se encargan de evaluar, inspeccionar y conceder solicitudes a productores “orgánicos” de todo el mundo. Para obtener la certificación orgánica, el productor presenta un Plan de Sistema Orgánico y somete su explotación a una única inspección. Una vez concedido el certificado, la normativa sólo exige una inspección al año. Las investigaciones han revelado varios casos de corrupción, entre ellos productores que sobornan a los agentes para recibir la certificación, así como montajes que aparentan ser explotación agrícola orgánica durante la visita anual.
¿Qué hacer cuando la comida no tiene la nutrición que promete? Fácil: tomar vitaminas y suplementos. Todas las grandes tiendas tienen una gran selección, y hay una oferta infinita de suplementos y vitaminas baratas en Amazon y otros minoristas en línea. No hay falsificaciones en el saludable mundo de las vitaminas y los suplementos, ¿verdad? Lo siento.
Las vitaminas y los suplementos falsos están por todas partes. En 2015, una investigación de la oficina del fiscal general del Estado de Nueva York descubrió que algunos de los suplementos más vendidos en tiendas nacionales como Walmart, Walgreens y Target no contenían ninguna de las hierbas que figuraban en sus etiquetas. Los resultados fueron publicados por el New York Times: “Entre los hallazgos del fiscal general se encontraba una popular marca de pastillas de ginseng de Walgreens, promocionada para ‘la resistencia física y la vitalidad’, que sólo contenía ajo y arroz en polvo. En Walmart, las autoridades descubrieron que su ginkgo biloba, una planta china promocionada como potenciador de la memoria, contenía poco más que rábano en polvo, plantas de interior y trigo, a pesar de que en la etiqueta se afirmaba que el producto no contenía trigo ni gluten”. Mientras tanto, las pruebas de los suplementos en Target revelaron que “3 de cada 6 productos a base de hierbas (…) —ginkgo biloba, hierba de San Juan y raíz de valeriana, un somnífero— dieron negativo para las hierbas en sus etiquetas” (3 de febrero de 2015).
Lamentablemente, al igual que el sector de los alimentos orgánicos, los suplementos dietéticos, con un valor de más de 150.000 millones de dólares en todo el mundo, también están poco regulados. La “fda tiene que aprobar los medicamentos de venta libre y con receta antes de que puedan venderse”, explica Brian Tanzer, M.S., C.N.S., director de asuntos científicos de Vitamin Shoppe; sin embargo, “los suplementos dietéticos y los alimentos, por su parte, no tienen que ser aprobados de antemano”.
Educación
Consideremos el campo de la educación. Seguramente un campo dedicado a la enseñanza de la verdad y el conocimiento no podría estar corrompido. En realidad, la educación también está plagada de falsificaciones.
Una búsqueda de 10 minutos en Internet le llevará a sitios web que ofrecen servicios de redacción de trabajos. Los estudiantes de secundaria pueden comprar un trabajo por tan sólo 10 dólares por página. Obtener un doctorado falso le costará 20 dólares por página. ¿Tiene usted poco tiempo? No hay problema, pague un poco más: 23 dólares por página para un trabajo de bachillerato y 34 dólares para un doctorado.
En Degree Mills: The Billion-Dollar Industry That Has Sold Over a Million Fake Diplomas [Fábrica de diplomas: La industria multimillonaria que ha vendido más de un millón de diplomas falsos], Allen Ezell y John Bear exponen el mundo de los diplomas y títulos falsos, e incluso de másteres y doctorados. “Existe una grave crisis en el mundo de la educación superior: el gran y creciente número de universidades y títulos falsos”, escriben. “Mucha gente no es consciente de la situación, no sabe lo enorme que es el problema o no aprecia cómo les está afectando a ellos, a su institución o empleador, y a la sociedad en general”.
Los autores muestran cómo “hay más de 3.300 universidades no reconocidas en todo el mundo, muchas de ellas auténticas falsificaciones, que venden títulos de licenciatura, máster, doctorado, derecho y medicina a cualquiera que esté dispuesto a pagar el precio”. En Estados Unidos, el número de doctorados falsos que se expiden cada año supera al de doctorados obtenidos realmente. Hay casos de médicos que ejercen la medicina utilizando doctorados falsos. En algunos casos, sus tratamientos han matado a personas.
Y esto sin hablar de los falsos planes de estudio y de la educación en sí. Especialmente en Occidente, las escuelas se han convertido en un importante campo de batalla en las guerras culturales. Los “expertos” en educación y los altos dirigentes de los gobiernos introducen ahora de forma rutinaria mentiras en los libros de texto y en los planes de estudio de las aulas. Los niños de hoy reciben información errónea sobre casi todos los temas, desde el sexo y el género hasta las relaciones raciales, la historia, la política, la ciencia y la evolución.
La educación moderna ya no valora la verdad. En su lugar, se enseña a los niños y adolescentes a rechazar y manipular la verdad. Para muchos educadores de hoy en día, la verdad ahoga nuestra libertad y felicidad.
¿Ha oído usted hablar de Chatgpt? Lanzado por OpenAI el pasado noviembre, se trata de un programa informático de inteligencia artificial (IA). Hágale una pregunta y en cuestión de segundos le dará una respuesta generalmente elocuente, objetiva, lógica y convincente. Responderá a preguntas complementarias, admitirá errores, rebatirá lo que considere opiniones incorrectas y rechazará lo que considere peticiones inapropiadas. Incluso puede escribir poesía y ficción.
Conversar con Chatgpt es una experiencia asombrosa. El programa tiene un conocimiento enciclopédico de casi todos los temas, es un comunicador claro y lógico, y es extraordinariamente intuitivo y creativo. Además, conversa con usted con rapidez y soltura, como si estuviera hablando con un ser humano. Pero no lo es: es un ordenador.
Está en todas partes
Hemos considerado sólo un puñado de áreas plagadas de engaños y falsedades. No hemos explorado nuestro sistema financiero y nuestras divisas, apuntaladas por los bancos centrales y la confianza. No hemos considerado nuestras economías, que parecen estables pero están apuntaladas por el gasto de los consumidores y la deuda astronómica. No exploramos la falsedad de Hollywood y la cultura de los famosos. No hablamos de los “artistas” de hip-hop y las estrellas del pop que utilizan sus ostentosos estilos de vida para vender codicia y desviaciones. No exploramos el mundo del deporte, de los atletas sobrepagados que promueven ideologías radicales y productos y servicios caros, ni de las apuestas deportivas. No hablamos de moda, artilugios ni tecnología.
En el mundo actual, ninguna nación, pueblo, edad, raza o sexo es inmune. Política, gobierno, medios de comunicación, economía, educación, moda, entretenimiento: hay un elemento de falsedad en todos ellos. Todos se apoyan, hasta cierto punto, en la exageración, el embellecimiento, la mercadotecnia inteligente y la marca, la confusión y la mentira.
Quizá la realidad más notable y trágica sea ésta: la mayoría de la gente ignora la falsedad o se siente cómoda con ella.
¿De qué otra manera se explican las elecciones robadas de 2020 en Estados Unidos y la instalación de un presidente falso en uno de los puestos más poderosos del mundo? Las pruebas que demuestran que las elecciones de 2020 fueron robadas son abundantes y convincentes. Tenemos las confirmaciones. Sin embargo, la mayoría de la gente no está demasiado preocupada. La vida sigue.
¿Cómo puede un pueblo tan sofisticado y con acceso a tantos conocimientos materiales ser engañado tan fácilmente y en cuestiones tan básicas?
¿Cómo puede un pueblo tan sofisticado ser engañado sobre algo tan fundamental como el género? ¿Cómo puede un pueblo tan sofisticado ser engañado para creer que podemos pedir prestado y gastar para salir de la deuda? ¿Engañados para creer que podemos hacer que el ejército estadounidense sea woke [alerta a las injusticias del sistema] pero siga siendo formidable? ¿Engañados para creer que una “familia” de dos padres es tan buena o mejor que un matrimonio de esposo y esposa? ¿Engañados al creer que podemos tener tiendas de marihuana en cada esquina y no experimentar más problemas sociales, más enfermedades mentales y depresión? ¿Engañados para creer que podemos abrir nuestras fronteras a los inmigrantes ilegales sin que se colapsen las infraestructuras y aumente la delincuencia? ¿Engañados al creer que podemos dejar que niños y adolescentes pasen horas al día en trance demoníaco en las redes sociales y no criar una generación de adultos inertes? ¿Engañados al creer que podemos poner a niños pequeños frente a desviados travestidos y no distorsionar sus preciosas mentes sobre el sexo, el género y la familia?
¿Cómo es posible que la humanidad, y me refiero a todos y cada uno de los seres humanos de la Tierra, en cierta medida, haya caído en tan descaradas mentiras? ¿Cómo se produjo con tanta rapidez semejante transformación histórica en nuestra forma de ver la verdad?
Y quizás lo más importante, ¿cómo podemos navegar por este aterrador mundo de engaños y mentiras?
Falsedades anunciadas
El difunto Herbert W. Armstrong nos enseñó que los problemas del hombre son de naturaleza espiritual, y éste es ciertamente el caso de nuestro falso mundo. Hay una dimensión espiritual crucial en estos interrogantes. Para entender realmente lo que está sucediendo aquí, tenemos que ir a la Biblia y a la profecía bíblica. La verdad es que la Palabra de Dios describe nuestro mundo falso con un detalle fenomenal.
El profeta Jeremías describió las condiciones que prevalecerían en las naciones modernas de Israel (Gran Bretaña y Estados Unidos), y entre la humanidad, antes del regreso de Jesucristo. Sus profecías incluyen vívidas descripciones de horribles guerras y hambrunas. Estos horrores son el resultado del colapso moral y espiritual del hombre, gran parte del cual gira en torno a su relación con la ley y la verdad.
Jeremías 7:28 dice que “pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada”. Profetiza de un tiempo en el que cada hombre “engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira…” (Jeremías 9:5). ¡Ser falso es un modo de vida arraigado! Vivimos y trabajamos, como advirtió Jeremías, “en medio del engaño…” (versículo 6).
El profeta Isaías lanzó advertencias similares. Isaías 59 es una descripción asombrosamente exacta de Estados Unidos y Gran Bretaña modernos. “No hay quien clame por justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad” (versículo 4). En nuestro mundo, la verdad no tiene defensor. La gente valora más las emociones y los sentimientos que la verdad.
“La justicia ha retrocedido, y la rectitud está lejos; porque la verdad ha caído en las plazas públicas, y la rectitud no puede entrar. Falta la verdad, y el que se aparta del mal se hace presa…” (versículos 14-15; versión Revised Standard). ¿No es esto esencialmente lo que ocurrió en el Capitolio de Estados Unidos, una de las “plazas públicas” más emblemáticas del mundo, el 6 de enero de 2021?
¡La forma en que el 6 de enero ha sido secuestrado para impulsar una narrativa falsa personifica el intenso odio que la izquierda radical siente por la verdad!
Leemos otra profecía fundamental del tiempo del fin en Daniel 8, que describe un acontecimiento terrible que ocurre en la verdadera Iglesia de Dios en el tiempo del fin. Invoca la historia de Antíoco iv Epífanes, el tirano griego del siglo ii a. C., para profetizar sobre tres tiranos del tiempo del fin. Los versículos 11-12 describen el gobierno de estos individuos: “Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad; e hizo cuanto quiso, y prosperó”.
Dondequiera que miremos hoy, ¡vemos la verdad siendo arrojada al suelo!
¿Cómo y por qué sucede esto? Daniel 8 dice que sucede “a causa de la prevaricación”. La palabra prevaricación significa rebelión, pecado o trasgresión. La razón por la que Antíoco tiene tanto éxito destruyendo la verdad es que ¡la gente está consumida por el pecado!
“Los pecados del pueblo le abrieron la puerta a Satanás”, escribió el editor en jefe de La Trompeta, Gerald Flurry, en su primera versión de Estados Unidos bajo ataque. “Por eso Antíoco puede hacer todo su trabajo sucio: porque hay mucho pecado ocurriendo dentro de Israel. Lamentablemente esa es la verdad sobre Israel espiritual, o sea la Iglesia de Dios, y también es cierto con relación a nuestras naciones hoy día. Nuestro pueblo está saturado de pecado y transgrediendo la ley en todo aspecto imaginable, ¡y está orgulloso de ello! ¡Por eso Dios nos castiga con una maldición tan devastadora!”. (Énfasis añadido). Existe una correlación directa entre el pecado y el engaño.
¡El pecado sin arrepentimiento deja a una persona o nación vulnerable al engaño!
La esencia de Estados Unidos bajo ataque se basa en la profecía de Apocalipsis 12:9: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.
Esta es una profecía fenomenal. El mundo falso de hoy es el resultado directo de que Satanás el diablo, el que “engaña al mundo entero”, ¡ha sido arrojado a la Tierra! En Juan 8:44, Jesús identifica a Satanás como el padre de la mentira y dice que “no hay verdad en él”. El diablo es el farsante por excelencia. Desde los tiempos de Adán y Eva, se ha vendido a la humanidad como Dios (2 Tesalonicenses 2:3-4).
Medite en la siguiente cita del Sr. Flurry: “[Apocalipsis 12:9] dice que Satanás engaña al mundo entero. ¡Está hablando de todos en el mundo! Es decir, su engaño afecta a la educación de este mundo, a la religión, la política, la ciencia, ¡o sea a todo! Esto es lo que dice la Biblia. (…) Esto es estremecedor, ¡incluso estremece al universo en muchas formas! (ibíd.).
No es una hipérbole. No hay exageración ni embellecimiento aquí. La verdad sobre el diablo y su engaño a cada ser humano en este planeta es una de las verdades más importantes que usted podría entender ahora mismo. Sólo cuando usted acepte que ha sido engañado, ¡podrá empezar a ver la verdad!
Lucha por la verdad
¿Cómo podemos sobrevivir en un mundo construido sobre la exageración y el embellecimiento, sobre mentiras y engaños? ¿Cómo podemos evitar el engaño? La respuesta es sencilla, al menos en teoría: debemos valorar la verdad por encima de todo.
“Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello; escríbelas en la tabla de tu corazón” (Proverbios 3:3). Aprenda a valorar la verdad por encima de las emociones, por encima de la comodidad o de sentirse bien, por encima de las percepciones de amigos y familiares. Cíñase los lomos con la verdad, amonesta el apóstol Pablo en Efesios 6:14.
En su búsqueda del conocimiento, desarrolle un fuerte apego a los hechos. Busque siempre la verdad. Defienda la verdad. Nunca se sienta cómodo alterando la verdad, coloreándola o editándola. Nunca se sienta cómodo mintiendo, ni siquiera las mentiras más “pequeñas”. Sea extremadamente cuidadoso con la exageración y el embellecimiento.
Por encima de todo, busque la verdad en Dios y en Su Palabra. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”, dijo Jesús (Juan 17:17). El Salmo 19:7 dice: “La ley de [el Eterno] es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de [el Eterno] es fiel, que hace sabio al sencillo”. La verdadera educación consiste en estudiar y comprender el testimonio, o la verdad, de Dios.
La única manera de navegar por este mundo falso es estar armado con el conocimiento de Dios, con Su ley, doctrinas y enseñanzas. La ley de Dios es tanto un ancla como una brújula.
Quizá usted piense que sólo hablo de verdades espirituales, doctrinas y prácticas religiosas. Tal vez usted está más interesado en navegar por el mundo material, viendo a través de todas las mentiras y la falsedad en la política y la educación, en la tienda de comestibles y en las redes sociales. Estudiar la Biblia no le ayudará realmente a evitar los escollos del engaño en todas estas áreas, ¿verdad? Claro que sí.
La Palabra de Dios está llena de instrucciones prácticas, cotidianas, sencillas, básicas y pertinentes sobre ¡cómo sobrevivir y prosperar en el mundo de Satanás!
La Palabra de Dios nos dice que “probemos todas las cosas” y no tomemos lo que vemos u oímos al pie de la letra. Aprenda a leer las etiquetas, literal y figuradamente. La Biblia nos advierte que no dejemos que otros piensen por nosotros. No deje que los vendedores le digan lo que usted necesita. No deje que influenciadores codiciosos, vanidosos o desviados definan lo que constituye la felicidad, la satisfacción o el éxito. No deje que los músicos y las películas definan lo que constituye una relación sana o un comportamiento saludable.
La Biblia respalda el hábito de hacer preguntas penetrantes, de ser escéptico. “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”, amonestaba el apóstol Juan (1 Juan 4:1). Pregúntese usted mismo: ¿Es esto coherente con la ley de Dios? Por supuesto, esto significa que usted debe conocer la verdad y la ley de Dios.
En verdad, en un mundo que nos bombardea constantemente con mentiras, las actividades más importantes que podemos realizar cada día son estudiar la verdad de Dios y orar al Dios de la verdad. Dios ve a través de la falsedad con una visión perfecta. Y promete abrirnos los ojos si se lo pedimos. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). Sobre todo, busque la justicia: ¡Los que aman la verdad y se esfuerzan por obedecer las leyes de Dios no pueden ser engañados!
En un mundo falso, encuentre consuelo y aliento en las palabras de Jesucristo en Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.