Muertes que a nadie parecen importarles

Cada año miles de refugiados intentan cruzar el Mediterráneo y mueren ahogados. Cada uno de estos refugiados tiene su propia historia, sus propias experiencias de vida, familia y amigos. Algunos de ellos son niños pequeños. Durante el apogeo de la crisis de los refugiados, cada día se ahogaban un promedio de dos niños. Hoy, las cifras de refugiados que se ahogan vuelven a aumentar y a casi nadie parece importarle. Der Spiegel llegó a publicar en febrero datos que indicaban que los funcionarios fronterizos de la Unión Europea mataban a los refugiados que sobrevivían al viaje. Esta apatía por la vida humana es preocupante. Nuestras mentes están entrenadas para ignorar estas noticias, o para ver a los que se ahogan como algo infrahumano sólo porque son refugiados.

En octubre, la Organización Internacional para las Migraciones (oim), mediante su Proyecto Migrantes Desaparecidos, documentó al menos 5.684 muertes en las rutas migratorias hacia y dentro de Europa desde principios de 2021. Señalaron que el número de muertes va en aumento y que la mayoría de ellas se ahogan en el Mediterráneo. Es cierto que algunos de estos refugiados vienen con malas intenciones, muchos otros sin embargo huyen de una vida de miseria, persecución y desesperación.

Hay algunas organizaciones que intentan ayudar a estos refugiados. Pero estas organizaciones son acusadas de ayudar a los traficantes de personas. Otros en Europa temen, justamente, que con cada refugiado que llega aumenta el riesgo de futuros atentados terroristas. Un incidente reciente ha causado la muerte de una joven y el luto de toda Alemania. Es evidente que una política de puertas abiertas no es la solución. Como mínimo, esto debería hacer que nuestros líderes aceptaran su absoluta incapacidad para resolver nuestros problemas. Pero en lugar de ello se muestran cada vez más indiferentes ante la pérdida de vidas.

Recientemente, un alto funcionario de la Unión Europea ha sugerido construir vallas para detener el flujo de inmigrantes hacia el corazón de Europa. Esto resulta chocante por una razón: ese mismo funcionario acusó la política del presidente Donald Trump respecto a la frontera sur de Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que quienes buscan entrar en EE UU tienen un riesgo mucho menor de morir en su país de origen o en camino hacia una vida mejor. Así pues, la hipocresía es escandalosa (lea más en: “No es un muro, sino una valla para detener la migración hacia Europa”.

Una vez más, una política de puertas abiertas no es la solución. Pero se profetiza que esta apatía por la vida humana no hará más que empeorar. Habacuc 1:14 habla de una época en la que la vida humana se considerará con el mismo valor que “los peces del mar”. “Consideran a los hombres como peces del mar o insectos”, explicó el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry. “¡No tienen ninguna consideración por la vida humana! ¡Son crueles! Tendrán el poder de capturar naciones enteras como un pescador atrapa bancos enteros de peces en sus redes”.

Durante la época de Adolfo Hitler muchos nazis ciertamente podrían haber sido acusados de esta apatía por la vida humana. Pero la Biblia revela que se avecinan tiempos peores. Se profetiza que una potencia europea dirigida por los alemanes se levantará de nuevo y utilizará su poder con total desprecio por la vida humana. Estas profecías se explican en el folleto del Sr. Flurry Nahúm: profecía para Alemania en el tiempo del fin. Cuando observamos las crisis humanitarias de este mundo, deberíamos darnos cuenta de que este sufrimiento es sólo el principio. Pero también debemos saber que el mismo Dios que profetizó sobre este sufrimiento, profetizó su fin. Por eso debemos clamar “Venga tu reino” y estudiar el plan y la esperanza de Dios para la humanidad, que también incluye a los que perdieron la vida en su viaje a Europa.