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Los verdes y los extremistas
La votación muestra que los partidos principales están siendo excluidos. A su derecha, los partidos extremistas están engullendo votos. A su izquierda, los partidos ecologistas verdes y los grupos de extrema izquierda se están convirtiendo en la nueva corriente principal.
El Parlamento Europeo es un cuerpo extraño e híbrido. En el momento de las elecciones, los votantes votan por los mismos partidos nacionales a los que están acostumbrados. Luego, para el Parlamento Europeo, estos partidos se alinean con partidos afines de otros países para formar agrupaciones políticas.
Durante décadas, el Parlamento Europeo ha estado dominado por dos agrupaciones políticas: el Partido Popular Europeo de centro derecha y el bloque de centro izquierda llamado Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. Combinados, estos dos han controlado la mayoría de los escaños en el parlamento desde que fue establecido en 1979. En mayo, la perdieron.
En Francia, la Agrupación Nacional de extrema derecha de Marine Le Pen venció al partido más importante del presidente Emmanuel Macron. En Italia, la extrema derecha ganó por una mayoría aplastante. La Liga del Norte del primer ministro Matteo Salvini ganó el 34% de los votos. El recién llegado Movimiento Five Star de la izquierda italiana ganó un 17%, un poco decepcionante, pero aun así es sorprendente para un partido poco convencional fundado hace pocos años por un comediante. Forza Italia, el principal partido de la derecha tradicional, ganó solamente un 9%.
Europa Oriental está llena de gobiernos de derecha, si no de extrema derecha, y la mayoría de ellos lo hicieron bien. En Hungría, el Fidesz, de Viktor Orbán, obtuvo el 52% de los votos, uno de los únicos partidos en Europa que obtuvo la mayoría absoluta. En Polonia, el partido de derecha Ley y Justicia, obtuvo el 45% de los votos.
En Alemania, los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo empujaron a la coalición gobernante de la nación al caos.
Alternativa para Alemania, de extrema derecha, recibió sólo el 11% de los votos a nivel nacional. (Vivimos en tiempos extraños cuando esto merece un “sólo”). Aunque le fue mal en el occidente, le fue excepcional en el oriente de la nación. En los Estados alemanes de Sajonia y Brandemburgo, fue el partido más popular. En Turingia, estuvo sólo un 2% más abajo del partido ganador, la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Merkel (cdu). Los Verdes de extrema izquierda ganaron más del 20% de los votos en todo el país.
Esto dejó al cdu de la Sra. Merkel con el 29%, y a su compañero de coalición, el Partido Social Demócrata (spd) en tercer lugar, con el 16%. Este fue el peor resultado para ambos partidos en cualquier elección para el Parlamento Europeo. Como resultado, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores escribió: “El pánico se está extendiendo entre los miembros del spd”.
El gobierno de Alemania actualmente es administrado por estos dos partidos en una coalición que Der Spiegel declaró poco después de la elección, está ahora “en peligro”. “Esta inestabilidad puede llevar a una ruptura en cualquier momento”, escribió. “El cdu y spd son partidos profundamente inseguros. Si, por ejemplo, cayera la líder del spd [Andrea] Nahles, surgiría inmediatamente la pregunta de la continuad de la coalición” (27 de mayo). Aproximadamente una semana después, Nahles cayó, dejando al spd sin líder y el destino de la coalición incierto.
Mientras tanto, después de las elecciones, los Verdes continuaron creciendo. Una encuesta de May 27–31 rtl–n-tv Forsa Trend Barometer descubrió que es el partido más popular en Alemania.
Ecos de la década de 1930
Esta caída de los principales partidos y el auge de los partidos pequeños recuerdan la década de 1930. Ese período vio el impresionante ascenso de los partidos extremistas, tanto de derecha como de izquierda. En las elecciones de 1928, el Partido Nazi obtuvo el noveno lugar con sólo el 2,6% de los votos. Los comunistas lo hicieron cuatro veces mejor, con 10,6%. Apenas dos años después, luego de la caída de la bolsa de valores de 1929, los nazis ganaron el 18,3% y se convirtieron en el segundo partido más popular de Alemania. Los comunistas fueron terceros, con el 13,1%. En 1932, los nazis obtuvieron casi el 40% de los votos. Bastaron cuatro años y una crisis financiera para que un extraño partido marginal dominara ahora la política alemana.
El partido Alternativa para Alemania no es tan extremo como los nazis, y los Verdes no son tan extremistas como los comunistas. Pero los paralelismos son claros.
En la década de 1930, este surgimiento de los partidos pequeños hizo que la política se paralizara. Alemania realizó elecciones parlamentarias en 1928 y 1930, luego tres elecciones en 12 meses durante 1932 y 1933. Los partidos simplemente no pudieron formar coaliciones estables. Francia tuvo cinco gobiernos entre junio de 1932 y enero de 1934. El auge de los partidos marginales significó que ni la derecha convencional ni la izquierda convencional tenían suficiente apoyo para gobernar solos. Se quedaron atrapados en una trampa: podrían gobernar en coalición con los partidos rivales de izquierda y de derecha, pero esto significaba un gobierno dividido y difícil de manejar, con dolorosas transigencias que enfurecieron a los votantes y llevó a que muchos de ellos se fueran a los partidos pequeños.
Algunos de los principales partidos comenzaron a formar coaliciones con los nuevos partidos de extremo. En Alemania, esto llevó a que el partido extremista tomara el poder y terminara el sistema político para siempre.
El mismo proceso se está desarrollando claramente hoy en Alemania. La actual coalición de gobierno se unió sólo después de las más largas negociaciones en la historia de la posguerra de la nación. Cada unos cuantos meses se estremece por contratiempos que provocan titulares diciendo que pronto podría desmoronarse.
Europa está repitiendo la década de 1930. Los eventos no se desarrollarán exactamente de la misma manera, pero los patrones generales son similares.
‘Tiempos inciertos’
El jefe editor de la Trompeta, Gerald Flurry, describió estos “tiempos inciertos” en su artículo de portada para el número de enero de nuestra publicación. Él describió esta caída en el apoyo a los partidos de la corriente dominante, señalando: “Hay una fuerte demanda por un nuevo líder en Alemania. La gente no puede ponerse de acuerdo sobre cuáles deberían ser sus políticas—pero quieren a alguien diferente de Merkel, alguien con visión”.
Las recientes elecciones confirmaron esta tendencia en Alemania y mostraron que esto se aplica a toda la UE. Si usted está en un status quo, está fuera. Los europeos quieren a alguien nuevo, alguien que aborde la política de una manera diferente. Algunos están recurriendo a partidos ecologistas. Otros se están volviendo hacia la derecha marginal. Pero definitivamente se están alejando de los partidos principales que han estado gobernando durante décadas.
Una revolución en la política europea es una tendencia clave que la Trompeta observa. Daniel 11:21 describe cómo sucederá. Nos dice que vigilemos la llegada de “un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos”. El Comentario de Jamieson, Fausset y Brown dice que “la nación no le conferirá el reino por medio de un acto público, sino que lo obtendrá por ingeniosidad ‘lisonjera’”.
“En otras palabras”, escribió el Sr. Flurry, “un público engañado, o un grupo de líderes europeos, probablemente invita a este hombre al poder. Las condiciones actuales en Europa, incluyendo la crisis de refugiados y la agitación en la política alemana, brindan probablemente una de las mayores oportunidades para que un nuevo líder llegue al poder “por medio de halagos”. La canciller Merkel está de salida y ahora es un fracaso. Espere que la crisis política y social, el resentimiento público y la ira crezcan aún más en Alemania y Europa.
“¡Luego, observe a un hombre fuerte aprovechándose y abriéndose camino por medio de halagos!”.
Las recientes elecciones en el Parlamento Europeo muestran que las condiciones continúan madurando para el cumplimiento de esta importante profecía del tiempo del fin. ▪