Los alemanes culpan a Estados Unidos por el apocalipsis climático
Nuestro público está entrenado para creer que la mayor crisis a la que se enfrenta la humanidad es el cambio climático. Casi la mitad de los alemanes cree que el capitalismo ha llevado al mundo a la crisis climática, según una encuesta realizada por el instituto de sondeos Civey en nombre de la revista Der Spiegel , quien citó el sondeo en diciembre.
Spiegel sugiere que el orden económico capitalista “asesino del clima” tiene que cambiar.
En muchos lugares, gobiernos y sedes corporativas, pensadores intelectuales y pragmáticos se plantean una pregunta fundamental: ¿Podemos continuar con este orden económico? ¿Con un capitalismo asesino del clima que se afana por conseguir más y más: más y más consumo, ganancias, crecimiento? Y al hacerlo, ¿produce siempre más injusticia?
—Spiegel, 30 de diciembre
Culpando a Estados Unidos: culpar al capitalismo de algo tan intangible e indemostrable como el cambio climático es absurdo, pero no es nada nuevo. En 2010, Handelsblatt tomó nota de la siguiente encuesta que el instituto de estudios de opinión tns Emnid realizó para la fundación Bertelsmann Stiftung:
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3 de cada 4 personas aceptarían un aumento menor de la prosperidad material si con ello se pudiera preservar el medio ambiente y reducir la deuda pública.
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A 9 de cada 10 alemanes les gustaría ver un nuevo orden económico que priorizara el medio ambiente y el equilibrio social sobre la prosperidad material.
Un público engañado: como toda gran mentira, tiene algo de verdad: Nuestro planeta está contaminado y es materialista. Pero la gran mentira es que la prosperidad está provocando un apocalipsis climático y una fractura social. La gente está entrenada para creer que un retorno a la pobreza generalizada es bueno; el capitalismo necesita ser sustituido por el socialismo; y el gobierno necesita intervenir. Estos sentimientos se canalizan hacia un odio al sistema estadounidense.
Un odio hacia Dios disfrazado: como explicaba el difunto educador Herbert W. Armstrong en Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, Dios intervino en los asuntos mundiales en el siglo xix para cumplir las promesas que le hizo a Abraham, a pesar de los pecados de los descendientes de Abraham. Él le brindó prosperidad al mundo para enseñarles lo que podría haber sido si hubieran obedecido. El reciente ataque contra los vestigios de lo que hizo grandioso a Estados Unidos no es ni más ni menos que un ataque en contra la intervención de Dios en la historia de la humanidad.