(OFICINA DE PRENSA DEL LÍDER SUPREMO IRANÍ / HANDOUT/AGENCIA ANADOLU VÍA GETTY IMAGES)
Lo que Irán teme
Unos días antes del ataque de Hamás contra Israel, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, pronunció un discurso en el que afirmó que el “régimen usurpador de Israel está llegando a su fin”. Afirmó que el movimiento terrorista palestino “está más enérgico, más vivo y más preparado que nunca, y ustedes pueden verlo”. Informes posteriores han demostrado que Irán tenía conocimiento previo de la “enérgica” masacre del 7 de octubre.
También en ese discurso, Jamenei dijo: “La firme opinión de la República Islámica es que los gobiernos que apuestan por normalizar las relaciones con el régimen sionista sufrirán pérdidas. Les espera la derrota”.
Desde principios de año, Israel y Arabia Saudí “apuestan por normalizar sus relaciones” con la ayuda de Estados Unidos. Arabia Saudí ofreció abrir relaciones diplomáticas con Israel. Israel ofreció concesiones con respecto a los palestinos. EE UU ofreció importantes garantías de seguridad.
Entonces Jamenei pronunció su discurso. Luego Hamás masacró a israelíes.
Arabia Saudí ha rehusado condenar a Hamás, Israel ha tomado represalias contra objetivos en Gaza y el conflicto resultante ha detenido los avances en las negociaciones entre Israel y Arabia Saudí. Seguramente eso es exactamente lo que querían Jamenei y los iraníes.
En 2020, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos, Sudán y otros países de mayoría musulmana reconocieron a Israel en virtud de lo que el presidente Donald Trump denominó los Acuerdos de Abraham. Irán nunca tomó represalias significativas, ni siquiera después de que Trump dejara la Casa Blanca. Tampoco tomó represalias contra anteriores acuerdos entre Israel y Arabia Saudí, incluyendo viajes aéreos, comercio y maniobras militares conjuntas.
Pero las negociaciones de normalización sacudieron a Irán. ¿Por qué? Porque los negociadores también se estaban acercando a la posibilidad de que EE UU ayudara a los saudíes a establecer un programa nuclear. Los dos mayores adversarios regionales de Irán son los israelíes, que ya poseen potencia nuclear (extraoficialmente), y los saudíes, que ahora presionan abiertamente para conseguirla.
Irán lleva años esforzándose por desarrollar su programa nuclear. Es un Estado paria aislado que patrocina el terrorismo islámico en todo el mundo. Pero Barack Obama y Joe Biden han sostenido repetidamente al régimen actual y, por lo tanto, al programa nuclear iraní. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, sabe que los iraníes pronto podrían retener su reino a punta de pistola nuclear.
Mohammed resumió así su política nuclear en una entrevista concedida a Fox News en septiembre: “Si ellos consiguen una, nosotros tenemos que conseguir una”.
Irán, también uno de los principales exportadores de petróleo, afirma que su programa nuclear tiene fines civiles. Si eso fuera cierto, o incluso si Irán estuviera a años de terminar sus primeras cabezas nucleares, la situación sería muy diferente. Pero Irán está extremadamente cerca del avance nuclear. Los saudíes lo saben y se apresuran a alcanzarlo. Estamos ante una carrera armamentística nuclear en Oriente Medio.
Una Arabia Saudí con armas nucleares —aliada con un Israel con armas nucleares— cambiaría drásticamente el equilibrio de poder en Oriente Medio en contra de Irán, incluso después de que éste fabricara sus primeras armas nucleares. Jamenei, por lo tanto, estaba profundamente interesado no sólo en matar judíos en sus casas sino también, como ha admitido el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, en utilizar las masacres para perturbar las negociaciones entre Israel y Arabia Saudí.
En otras palabras, el terror de Gaza podría sugerir que Irán está más cerca que nunca de adquirir armas nucleares. A diferencia de cualquier otra potencia nuclear, este régimen es una teocracia yihadista radical. Si consigue tales armas, tarde o temprano las utilizará. Un Irán nuclear acercará mucho más al mundo a la aniquilación nuclear.
Mateo 24:21-22 habla de una guerra que casi aniquila a la humanidad. Esto sólo podría referirse a un conflicto nuclear. Gerald Flurry escribe en El Armagedón nuclear está ‘a las puertas’ que el programa nuclear de Irán ya ha “cambiado la ecuación nuclear en este mundo. (…) Es un disparate infantil pensar que alguien, excepto Cristo, pueda detener esta locura nuclear”.
Afortunadamente, Mateo 24 promete que “aquellos días serán acortados” y este genocidio global que se avecina ¡será interrumpido por el regreso de Jesucristo! A través de una fuerza abrumadora y un gobierno mundial literal, Él acabará con el asesinato, el terrorismo, la guerra convencional y la guerra nuclear.