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La verdadera ruptura causada por la pareja real
En marzo, la cbs emitió una entrevista de Oprah Winfrey a Harry, el duque de Sussex que renunció a sus deberes reales, y su esposa, Meghan Markle. Luego se desató una tormenta de cobertura mediática, pero casi todo el mundo pasó por alto uno de los efectos más importantes de esta entrevista: se abrió una brecha en medio de una de las mayores sociedades de la historia.
Gran Bretaña y Estados Unidos han hecho grandes cosas trabajando juntos. Winston Churchill dedicó gran parte de su vida a construir una relación especial entre estas naciones. Lucharon juntos en la Primera Guerra Mundial y ganaron la guerra. Lo mismo ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. ¡Si se hubiera dejado a Gran Bretaña sola, no habría podido ganar!
Cuando estas naciones están divididas, ambas están menos seguras, y la entrevista con Oprah contribuyó a ello.
Harry y Meghan lanzaron acusaciones explosivas contra la monarquía británica, incluyendo que la familia real es racista. Meghan insinuó bastante que la única razón por la que su hijo, Archie, no era un príncipe, es porque ella era en parte negra. Dijo que le angustiaba la “idea de que el primer miembro de color de esta familia no recibiera el mismo título que otros nietos”. Además de esta atrevida afirmación, ambos insinuaron que la familia real había asesinado a la princesa Diana.
Por supuesto, Gran Bretaña y su monarquía tienen defectos. La Trompeta escribe sobre ellos a menudo. Pero las acusaciones de Meghan y Harry eran mentiras. Tenemos que abordar los pecados de nuestras sociedades, ¡pero no mintamos sobre ello! Ni Gran Bretaña ni EE UU son países terriblemente racistas. Después de todo, personas de todo tipo de razas se esfuerzan por entrar en estos dos países. Y personas de diversas razas disfrutan de un enorme éxito en estos países, incluyendo a Meghan y Oprah.
Muchos en Gran Bretaña quedaron consternados por la entrevista. La popularidad de Harry y Meghan cayó a un mínimo histórico. La de Meghan cayó más de un 10%; sólo el 31% de los británicos la ven positivamente y el 58% la ve negativamente. Las encuestas realizadas antes de la entrevista indicaban que más de la mitad de los británicos seguía viendo a Harry de forma favorable; después, esa cifra quedó por debajo de la mitad.
En EE UU la historia fue diferente. Una encuesta realizada entre los estadounidenses que vieron la entrevista indicó que la favorabilidad hacia Meghan y Harry aumentó. Los medios de comunicación de EE UU, que han exaltado a Meghan Markle, se pusieron rápidamente de su lado. “Oprah Winfrey y Meghan Markle: cómo dos mujeres negras derribaron cualquier fantasía que quedara sobre la monarquía británica” fue la opinión del Washington Post. “Markle puso al descubierto sus propios traumas para iluminar oscuras verdades sobre Gran Bretaña y la realeza; pero también, de forma más general, sobre la vida en una institución predominantemente blanca con un pasado racista”, escribió. “El racismo sigue filtrándose en todas las facetas de la vida real británica” (8 de marzo). El New York Times se atrevió a atacar a la familia real. El 9 de marzo publicó “La entrevista de Meghan y Harry demuestra que la monarquía debe irse”. Este artículo afirmó que la entrevista mostraba “que la monarquía británica es una guarida tóxica de murmuraciones y racismo” y la comparó con “una botella de veneno”.
En un mundo tan hostil, Gran Bretaña, EE UU y la nación judía de Israel necesitan mantenerse unidos y volverse hacia Dios.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, elogió el “valor” de Harry y Meghan. Hillary Clinton calificó el trato de la prensa británica hacia Meghan de “cruel” e “indignante”. El editor de The Telegraph en EE UU, Nick Allen, afirmó que la entrevista “desencadenó una ola contra la identidad británica” y que los británicos “no han sido tan impopulares en EE UU desde que quemaron la Casa Blanca en la Guerra de 1812”.
El historiador Andrew Roberts escribió que la acusación de racismo en la realeza “es profundamente perjudicial para el poder blando británico en el extranjero, especialmente en EE UU. No se puede esperar que los estadounidenses conozcan las minucias del protocolo real, pero se les ha hecho creer que los prejuicios han impedido que Archie se convierta en miembro de la realeza y reciba seguridad real, lo cual es falso”.
Sin ayuda
El duque y la duquesa no son los únicos que se dedican a dividir. Después de que Barack Obama asumió la presidencia, es bien sabido que se deshizo del busto de Winston Churchill que el gobierno británico había prestado a la Casa Blanca al inicio de la guerra contra el terrorismo. Esto fue un gran insulto para Gran Bretaña. Obama ha expresado a menudo y abiertamente su desprecio por el Imperio Británico. Mostró una falta de respeto al primer ministro británico e incluso a la Reina. Un tema clave de su mandato fue distanciar a los aliados de EE UU. El gobierno de Obama atacó reiteradamente a Gran Bretaña con desaires diplomáticos. Un funcionario del Departamento de Estado dijo: “Gran Bretaña no tiene nada de especial. Es igual que los otros 190 países del mundo. No debería esperar un trato especial”. El propio Obama amenazó con que si Gran Bretaña votaba a favor de abandonar la Unión Europea, EE UU la pondría al “final de la cola” en las relaciones comerciales.
El presidente Donald Trump volvió a llevar el busto de Churchill a la Casa Blanca. Habló cálidamente de las relaciones con Gran Bretaña y fue un firme partidario del Brexit. Pero ahora el péndulo ha vuelto a oscilar. Una de las primeras acciones de Joe Biden tras instalarse en la Casa Blanca fue volver a patear el busto de Churchill. Y Harry y Meghan, al igual que Biden, están fuertemente vinculados a Obama. Se dice que los dos siguieron el consejo de los Obama cuando consideraron su separación de la familia real.
La división que se está desarrollando entre nuestras naciones es una debilidad mortal. Es una debilidad que la izquierda radical y especialmente Barack Obama han pasado años creando y explotando. Ahora estos ex miembros de la realeza se están sumando.
En nuestra edición de abril de la Trompeta, les escribí sobre una escritura crucial en 2 Reyes 14:26, que dice “Porque [el Eterno] miró la muy amarga aflicción de Israel, que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel” (“EE UU no tiene quien le ayude”, laTrompeta.es). Proféticamente, “Israel” se refiere a los descendientes modernos del antiguo Israel, principalmente los británicos y los estadounidenses (solicite su ejemplar gratuito de Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, por Herbert W. Armstrong). Hay gente que trabaja para borrar el nombre mismo de Israel (versículo 27). Trágicamente, ¡muchos de ellos están dentro de EE UU y Gran Bretaña!
Estos versículos son profecía de un tiempo en el que no habría nadie que ayude a estas naciones. La gente está creando y agravando las divisiones dentro de EE UU y Gran Bretaña, en cuanto a raza, clases, política y cualquier otra cosa que se les ocurra. Ahora están sembrando divisiones entre estas dos naciones. Dividir a Gran Bretaña y a EE UU significa que no pueden ayudarse mutuamente.
Las amenazas en el mundo están aumentando. Otras naciones están traicionando y atacando a EE UU, Gran Bretaña e Israel. Muchas profecías bíblicas muestran que estas tendencias se intensificarán. En un mundo tan hostil, Gran Bretaña, EE UU y la nación judía de Israel necesitan mantenerse unidos y volverse hacia Dios. Pero se están separando de Dios y entre sí. No habrá quien ayude a Israel, ni siquiera en otras naciones israelitas modernas.
Es vergonzoso que estemos causando tanta división y que la estemos acarreando sobre nosotros mismos. Va a conducir a tiempos oscuros para Gran Bretaña y EE UU. Pero la profecía bíblica también muestra que Dios está permitiendo que ocurra por una razón espectacular. ▪
EL NUEVO TRONO DE DAVID
Un cambio dramático sobre cómo Dios está manejando este trono muestra cuán pronto ¡Jesucristo mismo estará sentándose en éste!