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La verdad sobre el intento de asesinato

MELISSA BARREIRO/LA TROMPETA/GETTY IMAGES

La verdad sobre el intento de asesinato

El hecho de que alguien fuera capaz de dispararle a Donald Trump demuestra, en el mejor de los casos, una incompetencia criminal. ¿Qué tan sólidas son las pruebas de que fue algo más siniestro?

Hay serias dudas sobre cómo un asistente nutricional de un asilo de ancianos de 20 años sin entrenamiento militar evadió los servicios de seguridad y disparó entre seis y ocho ocasiones contra Donald Trump con un arma tipo AR. El primer disparo habría perforado la cabeza del presidente Trump de no haber girado en el último milisegundo.

El intento de asesinato de Donald Trump presenta la mayor crisis en los 159 años de historia del Servicio Secreto de Estados Unidos. Ya antes han disparado contra presidentes, pero ningún intento de asesinato anterior había sido tan evitable.

El Servicio Secreto y la policía local se culpan el uno al otro y se niegan a admitir sus errores. Pero todo este escenario representa, en el mejor de los casos, una incompetencia catastrófica y una negligencia criminal. Los hechos sugieren fuertemente una explicación más siniestra.

Fallo de seguridad

En la mañana del sábado 13 de julio, Thomas Crooks se dirigió a Home Depot. Las imágenes de las cámaras de vigilancia lo muestran entrando solo en la tienda a las 9:27 a.m. y saliendo 15 minutos después con una escalera. Luego condujo su Hyundai Sonata hasta el Recinto Ferial de la Granja Butler para asistir a un mitin de Trump, al que llegó alrededor de las 10 de la mañana y en el que permaneció unos 70 minutos.

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Cuando Crooks se fue, condujo de regreso a su ciudad natal de Bethel Park y compró 50 cartuchos de munición en Allegheny Arms and Gun Works. No está claro si utilizó la munición y la escalera recién compradas en su ataque a Trump. Pero después de estas compras, condujo nuevamente una hora hacia el norte hasta el Recinto ferial de la granja Butler.

Un francotirador de la policía localizó a Crooks cerca de un almacén de American Glass International casi 90 minutos antes de que comenzara el mitin. Le envió un mensaje de texto a su relevo a las 4:26 p.m. sobre un hombre sospechoso sentado junto a una mesa de pícnic. El nuevo francotirador confirmó la recepción del mensaje de texto y vigilo a Crooks durante más de una hora. Tomó una foto de Crooks a las 5:14 p.m. y otra a las 5:32 p.m. La segunda foto mostraba a Crooks mirando su teléfono y usando un telémetro, una herramienta utilizada por los tiradores para medir distancias. Imágenes de video del césped entre el almacén de American Glass International y el sitio del mitin muestran a agentes de policía retirando a los espectadores del césped, pero ninguno de estos agentes retiró a Crooks. De hecho, el francotirador de la policía no “llamó al mando” con respecto a Crooks hasta las 5:41p.m.

Mientras tanto, Crooks recogió un rifle AR-15 que había escondido en el lugar y subió al techo. La Unidad de Servicios de Emergencia del Condado de Beaver lo vio en el techo a las 5:45 p.m.

Incluso después de que la seguridad detectara a Crooks, que estuvo en el techo durante más de 20 minutos, el Sr. Trump no fue advertido al respecto. Mientras continuaba hablando, los asistentes al mitin gritaban a los agentes que hicieran algo con el misterioso hombre en el techo al menos dos minutos antes del primer disparo. A las 5:59 p.m., el Servicio Secreto confirmó la recepción de la información que el francotirador de la policía local les había enviado 18 minutos antes. Pero en lugar de impedir que Trump subiera al escenario, simplemente se limitaron a pedir más información sobre los movimientos de Crooks. Entonces el francotirador local abandonó su puesto para alertar personalmente a las autoridades sobre la presencia de Crooks en el techo.

Mientras tanto, cuatro agentes del municipio de Butler asignados al servicio de tráfico salieron disparados de su puesto y corrieron a enfrentarse al tirador. Cuando uno de ellos asomó la cabeza por encima del techo, Crooks le apuntó con su rifle por lo que el agente se agachó. Tan pronto Crooks vio a los policías, se dio media vuelta y empezó a disparar contra Trump.

Sólo después de que Crooks hubiera disparado ocho veces contra Trump, un francotirador situado en un techo adyacente lo mató.

La cantidad de fallas de seguridad en este evento fue tan asombrosa que parece que tuvieron que haber sido deliberadas. Como mínimo, las agencias federales y las fuerzas del orden despejaron el camino para que el tirador pudiera disparar. Por inquietante que sea esta idea, nada tiene sentido a menos que alguien de dentro quiera a Trump muerto.

‘Premeditación y alevosía’

No es difícil imaginar que alguien tenga este motivo maligno. Basta considerar la serie de intentos fallidos que ha hecho la clase política para evitar que Donald Trump vuelva a ocupar un cargo: inculparlo por confabularse con oligarcas rusos; iniciarle un proceso de destitución por pedir que se investigue la corrupción de la familia Biden en Ucrania; acusarlo falsamente de liderar una insurrección violenta después de que le robaron unas elecciones; una serie de casos extraños de guerra jurídica. Su creciente desesperación por encontrar algún medio de acabar con las aspiraciones presidenciales de Trump ha llevado a muchas personas a creer que sus esfuerzos seguramente escalarían a un nivel más letal.

“El régimen de seguridad de Joe Biden creó deliberadamente y con premeditación y alevosía las condiciones que llevaron a un fallido asesino a disparar a la cabeza de Donald Trump”, escribió Sean Davis, cofundador del Federalist (16 de julio). Es una afirmación fuerte, pero piense en las pruebas que la respaldan. La izquierda radical lleva años calificando a Donald Trump de nazi, supremacista blanco y amenaza mortal para la democracia estadounidense. En un entorno tan mordaz, un intento de asesinato era casi inevitable. Sólo unos días antes del incidente, Joe Biden dijo públicamente que era “hora de poner a Trump en la diana”. Sin embargo, en lugar de aumentar la protección para el candidato republicano, la directora del Servicio Secreto permitió que un tirador solitario se subiera a un techo y se situara en una posición de tiro expuesta a una distancia de sólo un campo de fútbol del expresidente.

Muchos partidarios acérrimos de la administración Biden tachan las acciones del Servicio Secreto de absoluta incompetencia porque saben que estas acciones no pueden defenderse. Pero veamos algunos hechos más y consideremos si un incumplimiento del deber tan escandaloso es el resultado de “incompetencia” o de “premeditación y alevosía”.

El demócrata Bennie Thompson, miembro de mayor rango del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, presentó en abril una legislación en el Congreso para eliminar la protección del Servicio Secreto a Donald Trump. Ocho demócratas lo copatrocinaron. Aunque esta propuesta legislativa fue rechazada, el hecho de que nueve demócratas intentaran despojar a Trump de su protección del Servicio Secreto alegando que es un delincuente nos demuestra que existe realmente un movimiento del Partido Demócrata para privar a Trump de recursos de seguridad. Eso ciertamente suena como “premeditación y alevosía”.

La legislación del Congreso no es la única manera de despojar de protección a un expresidente.

Recursos limitados

Dos fuentes anónimas del Servicio Secreto informaron a Susan Crabtree, de RealClearPolitics, que el equipo de seguridad habitual de Trump había estado sobrecargado de trabajo, por lo que se llamó a agentes suplementarios de diferentes oficinas del área para dotar de personal su mitin en la Granja Butler. Esta declaración se complementó con un informe entregado al senador Josh Hawley que mostraba que en el equipo de seguridad de Trump no todos eran agentes altamente entrenados del Servicio Secreto; el Departamento de Seguridad Nacional asignó personal de seguridad poco calificado, sin experiencia y sin preparación para proteger al expresidente. Así que, aunque la administración de Biden no pueda eliminar el equipo de seguridad de Trump sin autorización del Congreso, ciertamente puede negar su solicitud de más seguridad al tiempo que asigna a los peores agentes del departamento para que hagan a un trabajo mediocre protegiéndole.

Las fuentes de Crabtree señalaron además que parte de la seguridad de Trump fue desviada al evento de Jill Biden que casualmente coincidía con el mitin de Trump. Por supuesto, el Servicio Secreto niega oficialmente haber desviado recursos de Trump a Jill Biden, pero es innegable que el equipo de seguridad del Recinto Ferial de la Granja Butler carecía de personal, de recursos y estaba al límite en un momento en que los demócratas del Congreso intentaban negar totalmente la protección del Servicio Secreto a Donald Trump.

Fuera del perímetro de seguridad

Hasta un niño debería haber sido capaz de identificar el techo de las instalaciones de American Glass Research como una ubicación potencial para un asesino. Entonces, ¿por qué se dejó este lugar completamente desprotegido antes y durante el mitin de Trump?

Mucha gente hizo esta pregunta obvia, por lo que un portavoz del Servicio Secreto respondió a estas preocupaciones. Él dijo a nbc News que el Servicio Secreto había señalado la azotea como un problema de seguridad, pero determinó que estaba fuera del perímetro de seguridad del evento y, por lo tanto, quedaba bajo la jurisdicción de las autoridades locales.

Así es: el Servicio Secreto dijo a las autoridades locales que aseguraran las instalaciones de American Glass Research y no hizo ningún intento de bloquear la línea de visión desde la ubicación del asesino hasta la de Trump. Los expertos en seguridad criticaron a la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, por permitir que esto sucediera. Ella hizo a un lado las críticas, diciendo: “Ese edificio en particular tiene un techo inclinado en su punto más alto. Y así, ya saben, hay un factor de seguridad que se consideraría allí que no querríamos poner a alguien en un techo inclinado”.

Ese techo tenía una inclinación de 5 grados que hasta un niño pequeño podría manejar. El experto en seguridad ejecutiva Bill Stanton dijo que “la explicación de Cheatle de que era peligroso que el tejado estuviera inclinado, para mí equivale a la de un niño diciendo que el perro se comió su tarea. ¿Cómo puede eso ser aceptado por alguien, independientemente de su afiliación política?”. Cheatle ha renunciado por su papel en esta debacle, pero el responsable del sitio del Servicio Secreto en la Granja Butler también tiene mucho por lo que responder.

El informe preliminar del senador Ron Johnson sobre el intento de asesinato reveló un obstáculo adicional: las autoridades locales de seguridad dijeron que las comunicaciones estaban aisladas, de modo que no estaban en contacto directo por radio con el Servicio Secreto. Así que cuando el francotirador de la policía local alertó al mando de la presencia de Crooks, se produjo un retraso premeditado en la comunicación.

Mientras más de estos detalles salen a la luz, resulta más improbable que el intento de asesinato de Trump fuera simplemente una serie de errores “inocentes” e independientes.

Lo que dicen los expertos en seguridad

El francotirador del ejército canadiense Dallas Alexander hizo una publicación en Instagram que decía: “No tengo ninguna duda en mi mente de que el tirador tuvo ayuda de algún lugar dentro de una agencia, una organización o el gobierno”.

Esta es una acusación grave, pero ¿qué otra cosa puede explicar que un joven que trabajaba como ayudante en un asilo de ancianos fuera capaz de subirse a una plataforma elevada a escasos 120 metros de Donald Trump sin ninguna oposición?

“No estoy señalando a nadie”, continuó Alexander. “Es demasiado obvio que este tipo tuvo ayuda para llegar allí. Ya sea que alguien haya hecho la vista gorda o haya sido estratégicamente planeado”.

El francotirador boina verde Matthew Murphy coincide. “No hay absolutamente ninguna manera posible de que ese chico fuera capaz de subir allí y dispararle al presidente sin mucha ayuda interna”, señaló en una publicación de TikTok.

Murphy admitió que no sabía si esa ayuda interna procedía de la policía local, del Servicio Secreto o de otra agencia. Pero insistió en que Crooks no podía haber disparado sin ayuda.

El comentarista conservador Dinesh D’Souza también señaló que el monumental fallo de seguridad en el mitin de la Granja Butler no puede achacarse simplemente a pura incompetencia. “Va más allá de la incompetencia”, dijo en un podcast el 16 de julio. “Este es un asunto que no tiene, desde el punto de vista de lo que pasó, ningún sentido, excepto si había alguien en la policía, en las agencias de inteligencia o en el Servicio Secreto que estuviera involucrado; alguien que en realidad estaba trabajando en conjunto con este chico, que le permitió subir allí”.

Lobo solitario

Joe Biden ha pedido una investigación del fbi sobre el increíble fracaso del Servicio Secreto en su tarea de proteger a Donald Trump. Sin embargo, muchos republicanos están señalando que una agencia ejecutiva como el fbi no expondrá su propio fracaso o los del Servicio Secreto. Este tipo de escándalo requiere una investigación externa del Congreso.

Hace cuatro años, el fbi utilizó agentes encubiertos para manipular a un grupo de milicianos en un complot para secuestrar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer. Luego arrestó a estos hombres por seguir adelante con su complot. Se trató de una trampa. Después de que se descubriera esta corrupción, muchos de los hombres a los que el fbi traicionó fueron declarados inocentes.

También hay gran cantidad de pruebas de que infiltrados del fbi animaron a los partidarios de Trump a infringir la ley al invadir los terrenos del Capitolio durante la protesta del 6 de enero de 2021 para que la agencia pudiera procesarlos más tarde. Así es como opera el fbi: manipula a las personas para que cometan delitos. Ciertamente es posible que el fbi u otra agencia gubernamental manipulara a Thomas Crooks para que planeara un asesinato mientras el Servicio Secreto se aseguraba de que el techo no estuviera vigilado. Como señalaron Alexander, Murphy y D’Souza, alguien de dentro debió alertar a Crooks de una vulnerabilidad de seguridad premeditada.

El 17 de julio, funcionarios del fbi dijeron a los senadores estadounidenses que Crooks, pocos días antes del tiroteo, escribió un mensaje amenazador en Steam, una popular plataforma en la que decenas de millones de jugadores compran juegos y se comunican. ¿Quiénes eran los “jugadores” con los que Crooks hablaba? ¿Sabía alguno de ellos que el Servicio Secreto planeaba dejar el techo sin vigilancia? Crooks no parece haber tenido mucha presencia en las redes sociales, pero además de utilizar Steam, también tenía una cuenta en la aplicación encriptada Discord. Así que es de esos jóvenes raros de 20 años que quieren que todas sus comunicaciones en línea permanezcan privadas.

El Proyecto de Supervisión de la Fundación Heritage ha rastreado los teléfonos móviles que visitaron la casa de Thomas Crooks en los meses anteriores al intento de asesinato y descubrió que uno de ellos visitó un lugar de Washington D. C. cercano a una oficina del fbi. La Fundación Heritage también descubrió que un dispositivo vinculado a la casa de Crooks había visitado Butler dos veces días antes del tiroteo, una vez el 4 de julio y otra el 8. El Servicio Secreto ni siquiera hizo una evaluación del lugar, sino hasta el 10 de julio. Así que parece que Crooks exploró el área antes que el Servicio Secreto lo hiciera.

El tirador parecía saber que, si escondía un arma en el Recinto Ferial de la Granja Butler, podría recuperarla y subir al techo sin vigilancia de las instalaciones de American Glass Research. Este inquietante hecho es, o bien la mayor coincidencia de la historia, o bien que alguien del gobierno se lo dijo.

Es difícil evitar sacar la conclusión de que el “Estado profundo” pensó que su única opción para impedir que el favorito republicano ganara la reelección era matarlo.

El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, ha señalado durante años que la profecía bíblica indica que Donald Trump tendrá que hacer guerra para recuperar el cargo presidencial que le robaron. Ahora un misterioso tirador con aparente conocimiento interno sobre las vulnerabilidades de seguridad ha disparado balas de verdad.

Los hechos de este caso hacen que sea muy probable que el intento de asesinato fuera un trabajo desde dentro. Una comprensión profunda de la profecía bíblica hace de esta probabilidad una certeza casi absoluta.

El Estado profundo

Los estadounidenses de hoy no viven en la nación de sus Padres Fundadores, ni siquiera en la de sus propios padres. El gobierno de la nación se está alejando de la república constitucional que una vez fue para convertirse en una tecnocracia autoritaria. El presidente Trump está liderando una revuelta populista contra el Estado profundo estadounidense (que incluye la Agencia Central de Inteligencia, el Buró Federal de Investigaciones, el Servicio Secreto y docenas de otras burocracias ejecutivas). Los tecnócratas autoritarios de estas burocracias obviamente se oponen a la revolución populista de Trump y desean desesperadamente que fracase. Este deseo fue la fuerza impulsora del escándalo RussiaGate y de los varios otros intentos del Estado profundo de destruir la carrera de Trump. Cuando todos estos intentos fracasaron, parece que el Estado profundo decidió matar a Trump.

Esta es la única explicación que da sentido a todos los vergonzosos fallos de seguridad que se produjeron aquel día en el Recinto Ferial de la Granja Butler. El Estado profundo ha intentado asesinatos en otros países; no es descabellado pensar que podrían intentar uno en casa, especialmente cuando consideran que el candidato es una amenaza tan grande.

La mayoría de los cristianos reconocen que el libro de Daniel es profecía. Sin embargo, pocos se dan cuenta de que profetiza que un “Estado profundo” ascenderá a la prominencia en Estados Unidos en el tiempo del fin. Daniel 8:11-12 dice: “Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso y prosperó”.

Cuando este pasaje dice “él” se refiere a un tipo de Antíoco iv Epífanes del tiempo del fin, que profanó el templo en Jerusalén con un ídolo de sí mismo. El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, explica en su libro Estados Unidos bajo ataque que Barack Hussein Obama, el presidente más contrario a la Biblia de la historia estadounidense, cumple este papel. Sin embargo, no echa la verdad por tierra él solo. Más bien, Daniel dice que cuenta con la ayuda de un “ejército” organizado.

La Concordancia de Strong define “ejercito” como “una masa de personas (o en sentido figurado, cosas), especialmente regimientos organizados para la guerra (un ejército)”. Dependiendo del contexto, la expresión puede referirse a un ejército de demonios, ángeles u hombres. El ejército al que se refiere Daniel 8 es un ejército de demonios y hombres malvados que ayudan a Antíoco. Se trata de una profecía sobre el ejército de burócratas, líderes militares, agentes de inteligencia, magnates de los medios de comunicación, empresarios tecnológicos, financieros de Wall Street y espías chinos que ayudan a Obama a transformar fundamentalmente Estados Unidos.

Comprender a este “ejercito” es clave para entender el intento de asesinato de Trump. El hecho de que el equipo de seguridad de Trump careciera de personal, de recursos suficientes y estuviera al límite en un momento en el que los demócratas del Congreso intentaban asegurarse de que se le negara totalmente la protección del Servicio Secreto demuestra que al Servicio Secreto no le importa la seguridad de Trump. El hecho de que el director del sitio en la Granja Butler decidiera no colocar a nadie en una azotea a sólo 120 metros de Trump resalta aún más el hecho de que no le importaba si le disparaban a Trump. Y el hecho de que Thomas Crooks pareciera saber que el tejado no estaba vigilado indica claramente que había algún tipo de complot organizado contra la vida de Donald Trump. Aún no tenemos pruebas concluyentes de que Crooks tuviera ayuda interna, pero la profecía de Daniel sobre un ejército organizado de demonios y hombres malvados que ayudan a Obama a destruir Estados Unidos hace que esta inquietante posibilidad sea muy probable.

Una profecía relacionada en 2 Reyes 14:26-28 predice un tiempo en el que no hay “quien diese ayuda” al Israel del tiempo del fin, por lo que Dios tiene que levantar un antitipo del rey Jeroboam ii para salvar a la nación. Estados Unidos bajo ataque identifica a Donald Trump como este Jeroboam del tiempo del fin. Esto significa que él está solo contra un ejército organizado que lo quiere muerto.

Algo más temible que la política está ocurriendo en Estados Unidos. Se trata de una guerra total. Es un complot calculado y destructivo contra el presidente Trump.

Mucha gente reconoce el hecho de que Dios intervino milagrosamente para salvar a Trump del asesinato. Ahora necesitan empezar a hacer preguntas contundentes para saber de qué exactamente salvó Dios al presidente Trump. No se trata de un lobo solitario que quiere a Trump muerto. Se trata de un ejército organizado que quiere a Trump muerto.

Ningún hombre puede salvar a Estados Unidos de las fuerzas malignas que se han alzado contra él, ¡así que los estadounidenses deben mirar más allá de Donald Trump, hacia el Dios Todopoderoso que ha elegido utilizar esta herramienta humana imperfecta para salvar a la nación!