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Abortion

iStock.com/SteveAllenPhoto

La verdad inspiradora que los abortistas deberían saber

Es una pregunta fundamental sobre cuánto vale una vida humana.

El 22 de enero fue el 46o aniversario del caso Roe vs. Wade, la decisión de la Corte Suprema de 1973 que legalizó el aborto. El Senado del Estado de Nueva York celebró la ocasión aprobando la Ley de Salud Reproductiva, que liberalizó al ya liberal código de aborto del Estado.

Esta ley esencialmente despenaliza los abortos incluso hasta el momento del nacimiento. Si un profesional de la salud decide que matar a un bebé será bueno para la salud de la madre o incluso para su bienestar psicológico o emocional, ahora puede terminar legalmente con esa joven vida.

Cuando el gobernador Andrew Cuomo firmó la ley, el Senado de Nueva York estalló en vítores jubilosos.

Varios otros Estados se encuentran trabajando para seguir el ejemplo de Nueva York, incluyendo Massachusetts, Nuevo México, Rhode Island y Washington. La legisladora de Virginia, Kathy Tran, propuso una nueva ley estatal similar a la de Nueva York, dirigida a eliminar las restricciones a los abortos durante el tercer trimestre, incluso hasta el nacimiento. Se le preguntó en un subcomité si su ley permitiría los abortos durante la dilatación, que es cuando el bebé comienza a nacer. Ella dijo que .

Los defensores del aborto dicen que están defendiendo los derechos de las mujeres. Están noblemente en una cruzada por “la libertad”, por “la igualdad”, por “la salud”. Pero lo que Tran defiende audazmente, y lo que los líderes del Estado de Nueva York están celebrando abiertamente, no es sólo que están preservando los derechos actuales de aborto sino que los están expandiendo; y están fortaleciendo la cultura del aborto en Estados Unidos.

En este momento, en EE UU en promedio se realiza un aborto cada 30 segundos. Eso es casi 3.000 abortos por día; 1 millón de abortos por año. Excluyendo los abortos espontáneos, 1 de cada 5 embarazos termina con el envenenamiento, desmembramiento u otro método para destruir al bebé antes, o mientras está naciendo.

Pero Cuomo, Tran y otros dicen que necesitamos más.

Todo se está moviendo en la dirección de más abortos, leyes más flexibles y menos restricciones, pero los liberales actúan como si el verdadero peligro fuera un supuesto asalto a los derechos de las mujeres. Están luchando contra los esfuerzos supuestamente agresivos y peligrosos de aquellos que restringirían esos derechos, especialmente el nombramiento más reciente de la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, de quien temen pueda anular la decisión de Roe vs. Wade.

Los liberales advirtieron que la confirmación de Kavanaugh significaría que “millones de personas morirán”, y ahora están presionando por leyes para contrarrestar eso. Mientras tanto, desde Roe vs. Wade, los molinos de abortos han matado a más de 61 millones de niños y niñas por nacer.

Aquí hay una realidad inconfundible: estos defensores del aborto tienen una perspectiva casual y hasta hostil hacia la vida humana.

En oposición a esta tendencia están aquellos que ven la vida humana como algo muy especial, digno de preservación y protección.

Estas dos perspectivas no podrían ser más diferentes. ¿Cuál es el punto de vista de usted?

Estándares que cambian rápidamente

Fue en 2008, durante su primera candidatura a la presidencia, cuando Hillary Clinton (quizás la más prominente defensora del aborto en EE UU) dijo que quería reducir la cantidad de abortos. Su política era que el aborto fuera “seguro, legal y raro, y por raro, quiero decir raro”.

Esa posición, de hace apenas una década, es como una reliquia de historia antigua.

El 30 de enero, el gobernador de Virginia, Ralph Northam, habló en un programa de radio local apoyando la ley propuesta por Tran. Al explicar hasta qué momento podría ser abortado un bebé, el gobernador dijo: “Si una madre está en trabajo de parto, puedo decirle exactamente lo que sucedería: el bebé nacería; lo mantendrían cómodo; lo resucitaríansi ese fuera el deseo de la madre y la familia— y luego los médicos y la madre lo discutirían” (énfasis agregado).

No hay duda de lo que dijo. Él está describiendo a un niño que ya nació, y se está discutiendo si se permitirá que ese niño viva o muera.

Generaciones atrás, la izquierda abandonó el reino de lo absolutamente correcto o incorrecto cuando se comprometió con el aborto. Desde entonces, han razonado y hecho promesas de campaña a través de la lógica. Dijeron que el aborto debería hacerse por una buena razón. Dijeron que debería ocurrir temprano en el embarazo. Y apenas tres elecciones presidenciales atrás dijeron que debería ser raro. Pero como no hay una etapa entre la concepción y los primeros respiros de un bebé, donde de repente se convierte en un ser humano, ellos movieron sus demandas. No en la dirección de hacer el aborto más temprano y más raro, sino más y más hacia la luz al final del canal de parto.

Y ahora, incluso después de eso.

El gobernador Northam habló con una terminología tan humana, de mantener al bebé cómodo y cosas así… antes de matarlo. El lenguaje siempre suena tan honorable y de principios.

Dijo que esto se haría “en los casos en que puede haber deformidades graves” o que el niño “no es viable”. Incluso si esto fuera totalmente cierto (y probablemente no lo sea), y sólo se realizara cuando absolutamente existieran deformidades graves (¿qué es “grave”?) o no hubiera viabilidad (¿por cuánto tiempo?), seguimos hablando de una forma de eugenesia [eliminación de aquellos que no cumplen con estándares biológicos].

Esto es infanticidio. Esto es asesinato.

Mucha gente se horrorizó por lo que dijo el gobernador Northam. Pero, ¿cuál fue la historia en los medios de comunicación? Según los titulares, la verdadera historia fue la reacción exagerada de los republicanos. Aparentemente, cualquiera que sienta repugnancia por la idea de matar a un niño después del parto está tratando de negarles a las mujeres sus derechos.

Esa es siempre la historia.

No es sobre el hecho de que el aborto es un gran negocio. No es sobre el hecho de que las clínicas abortivas están fomentando el aborto y tratando que los pacientes ingresen y salgan lo más rápido posible. Que sólo Planned Parenthood recibe 1,7 mil millones de dólares al año en ingresos, y que los contribuyentes estadounidenses subsidian casi una cuarta parte de todos los costos del aborto, sin importar cuán moralmente opuestos estén. La historia ignora por completo la dimensión moral de este asunto.

Esto es lo que sucede cuando vemos la vida humana como nada más que materia, átomos que chocan con átomos. Esto es lo que sucede cuando decimos que no hay nada sagrado respecto a la vida humana.

El lugar de honor del hombre

¿De dónde proviene la visión de la santidad de la vida humana en primer lugar? Podríamos pensar que el precioso valor inherente de la vida humana es evidente por sí mismo. Pero el ejemplo de los abortistas nos enseña que no es así.

La mayoría de las personas no se detiene a pensar en ello, pero nuestra alta valoración de la vida humana proviene de la Biblia.

Este Libro revela que los seres humanos fueron creados por Dios. El primer capítulo describe a Dios renovando la faz de la Tierra, creando un bello entorno que sostendría la vida; primero las condiciones atmosféricas y geológicas, luego la vida vegetal en una variedad espectacular, luego la vida animal en los cielos y mares, luego las criaturas terrestres de toda especie, “bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie”. ¿Por qué hizo Dios todo esto? ¡Para la vida humana! Como Su creación física suprema: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (…) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).

El primer capítulo de la Biblia muestra que los seres humanos son diferentes a cualquier otra creación: estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, según “la especie Dios”. Además, revela que Dios nos dio dominio sobre todas las demás criaturas.

Sin la Biblia y su efecto visible e invisible en nuestra historia y nuestra sociedad, tal vez la mayoría, o todos nosotros, veríamos la vida humana como un accidente, como un producto de la evolución ciega y totalmente insignificante.

El resto de la Biblia revela por qué Dios hizo al hombre y cuál es Su propósito para nosotros, y es la verdad más inspiradora. Dios se esforzó por revelarlo para darnos esperanza, inspiración y motivación para vivir vidas productivas, morales y con propósito.

La mayoría de las personas no entienden la Biblia, pero ábrala en casi cualquier página y verá evidencia de la singularidad y propósito de la vida humana.

El rey David escribió: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Salmos 8:3-4). De toda Su vasta creación, ¿por qué Dios se preocupa tanto por los seres humanos? “Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar (…) ¡Oh [Eterno], Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” (versículos 5-9). David estaba impresionado por la imponente creación de Dios, y por el hecho de que Dios coronó a los seres humanos con tanto honor a la cabeza de todo.

Un autor del Nuevo Testamento citó el estudiado salmo de David. Él escribió: “Pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él?” (Hebreos 2:6). Citó los versos acerca de cómo Dios puso a la creación bajo el dominio humano, y luego los amplió. Herbert W. Armstrong explicó en su libro El misterio de los siglos: “Pero ahora el escritor del libro de Hebreos fue inspirado a ampliar la profecía de David añadiendo algo radicalmente diferente, ¡algo que sucederá en el mundo venidero!”.

“Este conocimiento revelado del propósito de Dios para el hombre, del increíble y asombroso potencial humano, sobrepasa los límites de la imaginación. La ciencia no sabe nada de ello, ninguna religión lo revela (hasta donde yo sepa) y ciertamente la educación superior lo ignora totalmente”.

“Sin embargo, es lo que Dios dice que tiene preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9-10)”.

El Sr. Armstrong mostró que el pasaje en Hebreos 2 revela claramente el propósito de Dios para el hombre. Dios realmente hizo a los seres humanos para que le ayuden a gobernar no sólo la Tierra, ¡sino el universo! ¡Este pasaje describe a Dios coronando a Jesucristo “de gloria y honra”, y luego con la intención de llevar a “muchos hijos a la gloria” de la manera en que llevó a Su Hijo Jesucristo a la gloria!

¡La verdad sobre el propósito de Dios para los seres humanos es asombrosa y maravillosa! El Sr. Armstrong escribió un libro completo al respecto, llamado El increíble potencial humano, que muestra que este propósito inspirador está en la Biblia de principio a fin (solicite una copia complementaria). Dios quiere que entendamos esta verdad que le da sentido y dirección a nuestras vidas.

Y nos da una perspectiva crucial de por qué es tan importante proteger y preservar la vida.

Cuando rechazamos esta verdad, como lo ha hecho la sociedad secular moderna, no podemos ver nada particularmente especial en la vida humana. El humanismo y otras ideologías y religiones proporcionan escasos sustitutos. Al quedar con las manos vacías, descendemos al tipo de pensamiento que se ve hoy en Estados Unidos en la cultura del aborto.

La ley de Dios protege la vida

Dios toma en serio la protección de la vida humana al habernos creado para un propósito maravilloso. Él dio varias leyes para ese fin, con la mayor fuerza en el Sexto Mandamiento, “No matarás” (Éxodo 20:13).

A lo largo de la historia, las sociedades que se alejaron más del pensamiento de acuerdo a Dios han llegado a ver el asesinato no como un pecado o un crimen, sino como una herramienta valiosa para obtener lo que quieren. Sólo en el siglo xx, los gobiernos dirigidos por Mao Zedong, Adolfo Hitler, Joseph Stalin, Hirohito, Pol Pot y Ho Chi Minh tuvieron una visión muy mezquina de la vida, y mataron a millones y millones de personas en pos de sus objetivos políticos.

Dios considera la vida humana tan valiosa que Él ordena: “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá” (Éxodo 21:12). ¿Sabía usted que esta es la única ley que se repite en los cinco libros del Pentateuco? (vea también Génesis 9:6; Levítico 24:17, 21; Números 35:16-18, 31 y Deuteronomio 19:11-13). Muchas personas creen que la pena de muerte es injusta e hipócrita, que de alguna manera degrada la vida humana. ¡Dios dice que en realidad muestra el valor supremamente alto de la vida humana! Demuestra contundentemente cuán preciosa era la vida de esa víctima inocente al exigir la pena más severa para quien la tomó.

(Ahora bien, usted no puede entender la vida humana y el plan de Dios para ella sin entender la enseñanza bíblica sobre la vida después de la muerte. La Biblia revela que Dios resucitará a todos los pecadores que nunca lo conocieron a Él, incluyendo a los asesinos que fueron ejecutados. Cada persona tendrá la oportunidad de arrepentirse y vivir para siempre (p. ej., Apocalipsis 20:11-12). Por lo tanto, la ejecución por un crimen no es una sentencia de muerte eterna).

Dios no se place en la muerte de los impíos. Pero Él exigió la pena de muerte, no sólo para sacar a un asesino de su miseria (y luego reservarlo para la resurrección) sino también para que otros pudieran escuchar y temer, para evitar que se tomen más vidas inocentes. Una orden tan seria que protege la vida tiene un efecto disuasorio poderoso: menos personas cometen asesinatos, lo que significa menos víctimas de asesinatos y menos asesinos ejecutados.

En la ley que Dios le dio a Israel, incluso la penalidad por el homicidio involuntario (el asesinato accidental) era severa: el asesino tenía que desarraigar su vida y huir a una ciudad de refugio, permaneciendo allí hasta que el sumo sacerdote muriera (Números 35). Esto también generaba un profundo respeto por la vida de nuestro prójimo.

La ley de Dios incluso ordena que se mate a un animal que haya matado a un ser humano (Éxodo 21:28-32). Muchos otros códigos de ley antiguos abordan el tema de un animal que hiere o mata a un ser humano, pero sólo en la ley de Dios el animal estaba sujeto a la pena de muerte y su carne no era apta para el consumo humano. En Babilonia, por ejemplo, la principal preocupación era proteger la propiedad de los ricos y poderosos. En la ley de Dios, la santidad de una vida humana, formada a imagen y semejanza de Dios, era primordial.

Más relevante aún para los eventos recientes, Dios incluso dio una ley para proteger la vida de un niño en gestación.

En Éxodo 21:22-23, la versión inglesa New King James, dice: “Si unos hombres pelean, y lastiman a una mujer embarazada, haciendo que ésta dé a luz prematuramente, pero no hay más daños [es decir, el feto no sufre ninguna lesión], serán castigados conforme a lo que les imponga el marido de la mujer y pagarán según determinen los jueces”. El autor del hecho sólo tenía que pagar los daños por cualquier inconveniente o dificultad que pudieran haber tenido los padres. “Mas”, continúa, “si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida”. En otras palabras, si sus acciones causaran la muerte del niño por nacer, ¡él era sentenciado a muerte!

A los ojos de la ley de Dios, la vida humana es sagrada. Y la vida de un niño por nacer es igual a la de un adulto.

Esta ley dio la sanción por matar accidentalmente a un feto. ¿Cómo se supone que el Dios que hizo esa ley ve a los médicos que realizan abortos con fines de lucro, o los servicios de asesoría que presionan a las mujeres embarazadas para que maten a sus bebés, o a los jueces que deciden que es “legal”, o a los políticos, grupos de presión y activistas que alientan tales leyes y debaten los méritos de dejar intencionalmente a un recién nacido para que muera en la mesa de un hospital?

La vida comienza en la concepción. Esto no sólo es cierto según los juicios bíblicos, sino que también es el único punto de vista científicamente viable. La pregunta no puede ser satisfactoria y definitivamente contestada de otra manera. Después de la concepción, no hay una etapa en el desarrollo de un niño, ningún momento de maduración, que de repente lo convierta en un ser humano. Él o ella es un ser humano en la concepción. La única razón por la que habría algún desacuerdo en este punto es que las personas quieren continuar con sus vidas sin un hijo no deseado aún por nacer, y por lo tanto quieren justificar matarlo.

El peligro del razonamiento humano

Este mensaje sobre el valor supremo de la vida humana es consistente en toda la Biblia. Es cuando ignoramos esa revelación de nuestro Creador que nos metemos en problemas; cuando comenzamos a justificar los actos de brutalidad hacia otros seres humanos, incluso el asesinato.

Los defensores del aborto siempre usan un lenguaje que suena noble como “libertad”, “elección”, “cuidado de la salud”, “igualdad”, “derechos de las mujeres” y “salud de las mujeres”. (Ellos no llegarían muy lejos proclamando las virtudes de la “fornicación”, el “envenenamiento” y el “desmembramiento”). Sin embargo, cuanto más se examina la verdadera realidad del aborto, más sorprendente y grotesco es. Una vez que la gente remueve a Dios del cuadro, una vez que descartan los principios y comienzan a viajar por ese camino en su pensamiento, terminan justificando acciones que son cada vez más horribles.

Cuando los seres humanos descartan la verdad de que Dios es nuestro Creador, y plantean la hipótesis de que Su creación vasta, espectacular y hermosa es un accidente cósmico sin significado, propósito o valor inherente, cuando rechazamos la revelación de Dios y comenzamos a razonar a nuestro modo las preguntas sobre la vida y la muerte, entonces la racionalización de todo tipo de conductas destructivas aumenta, incluso el asesinato.

Dios dice que el aborto es asesinato, pero la sociedad discrepa vehementemente. Hemos estado en desacuerdo durante décadas, pero últimamente este punto de vista se ha vuelto más osado y agresivo.

Estamos utilizando el loable lenguaje de “derechos” y “libertad”, incluso, irónicamente, de “salud”, pero ¿de qué estamos hablando?

Estamos hablando de facilitar el asesinato.

Un documental de 2006 llamado Lake of Fire [Lago de fuego] incluyó imágenes de un abortista, sosteniendo un recipiente con el contenido de su último procedimiento. Él está lavando una tina de intestinos, huesos, órganos y manos pequeñitas, asegurándose de que evacuó todo correctamente. Él está midiendo con una regla la longitud de un diminuto pie cortado para evaluar cuánto había avanzado el desarrollo del niño. Y este es el lenguaje que sale de su boca: “Bueno, la atención de los medios de comunicación siempre se dirige al feto y las partes sangrientas, por así decirlo, de proporcionar el procedimiento, cuando lo realmente importante es que hemos podido ayudar a esta joven a continuar con su vida. Ella está planeando ir a la escuela y no tiene que asumir las responsabilidades de ser madre. Y aquí, en sólo unos minutos, podemos facilitar su decisión de no ser madre en este momento”.

Qué compasivo. Qué magnánimo y noble es, mientras sostiene una pequeña cabeza decapitada con sus dedos. No se enfoque en las partes sangrientas, dice él. Enfóquese en el hecho de que la estamos ayudando a ella a vivir su vida de la manera que quiere. Y mire, sólo toma unos minutos convertir esa vida en una tina de pedazos del cuerpo.

Esto es lo que realmente están celebrando las personas que aprueban estas leyes. No los “derechos reproductivos”. No el “proteger la salud de una madre”. Están celebrando que una mujer gane la libertad de alejarse de la maternidad —la libertad de tomar la misma terrible decisión que puede tomar un hombre irresponsable— asesinando a su hijo.

¿Cómo pueden haberse vuelto tan crueles? ¿Qué hay realmente detrás de tal pensamiento? La Biblia expone su verdadero origen: “el dios de este mundo”, un espíritu malévolo que odia a los seres humanos y quiere destruirnos, y que al mismo tiempo gobierna este mundo (2 Corintios 4:4). “Él ha sido homicida desde el principio (…) no hay verdad en él (…) porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). Sobrecargando el aire con hostilidad hacia el Creador, él es “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).

Sí, ese espíritu asesino y mentiroso “ahora opera”, en un mundo cada vez más lleno y gobernado por “los hijos de desobediencia”.

Mire rigurosamente el tema del aborto, y el contraste es asombrosamente claro entre la visión y la influencia de ese ser maligno y la del Creador benéfico.

El apóstol Pablo profetizó en 2 Timoteo 3:1-4 que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos [egoístas, egocéntricos] (…) desobedientes a los padres (…) sin afecto natural (…) intemperantes [sin autocontrol], crueles [brutales] (…) amadores de los deleites más que de Dios”.

Estamos viviendo en estos “días postreros” de los cuales Pablo profetizó. Nuestro mundo está plagado de las actitudes que predijo: actitudes que conducen al sexo ilícito y a los bebés no deseados. A los abortos brutales a gran escala y a celebrar esta macabra realidad.

Dios ya nos está corrigiendo por estos pecados, y esa corrección está a punto de ser mucho más severa. Sin embargo, un día pronto, gracias a esa corrección, las personas se reencontrarán con el Creador al que le han dado la espalda. Y aprenderán a apreciar la santidad del don de la vida.

¡Un Dios de vida!

¡Dios es un Dios de vida! Él creó la vida, creó a los seres humanos y protege a los seres humanos de otros seres humanos. Dios ama a los seres humanos y quiere lo mejor para nosotros. Esta es una hermosa verdad que los defensores del aborto no reconocen. Cuando creemos la verdad y la revelación de Dios, cuando aceptamos Su guía, cuando seguimos Sus leyes, somos bendecidos por ello. Nuestras vidas se infunden con propósito y esperanza. Nuestro pensamiento se vuelve más puro, más brillante y más positivo. Una sociedad que respeta Su creación y Sus leyes también respeta la vida en todas sus formas.

Si usted está abierto a la verdad bíblica sobre este tema, lea “El aborto: ¿es realmente asesinato?”, en la Trompeta de mayo de 2005. Además de las pruebas físicas, ¡brinda una perspectiva espiritual convincente e inspiradora sobre lo precioso de una vida por nacer! Quedará pasmado y conmovido cuando se dé cuenta de lo que el Creador de los seres humanos está haciendo con la concepción y el nacimiento físico y espiritual.

Dios nos dice en Deuteronomio 30:19: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que VIVAS y tu descendencia”. ¡Dios quiere que vivamos! ¡Él nos da Su verdad y Su ley para que nosotros y nuestros hijos vivamos!

Y Él nos dice claramente, nos suplica: No elijas la muerte. No sigas tu propio camino. No razones tu camino en esto. Sígueme. Obedéceme. Aprende a pensar como Yo pienso. Aprende a ver la vida humana como Yo lo hago. Aprende mi maravilloso propósito, para ti y para tus hijos. ¡Y elige la vida

Boletín, AD