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La profecía comprueba que Dios existe
Los eventos mundiales han sido desconcertantes y angustiosos en los meses recientes. El coronavirus de Wuhan ha estado reestructurando la sociedad y el mundo. Pero usted puede entender los sucesos de una forma que le darán una profunda paz mental. Usted verá esto en todos los artículos de la edición [de junio] de la Trompeta . Los sucesos no son al azar o arbitrarios. Éstos pueden ser preocupantes y aleccionadores, pero Dios está observando y asegurándose que cumplan Sus propósitos.
Uno puede comprobarlo para sí mismo, ¡y esto cambiará cómo usted ve estos sucesos mundiales, y cómo vive su vida!
¿Sabía usted que un tercio de la Biblia es profecía, y que el 90% de esa profecía es para nuestro tiempo?
La Biblia está llena de profecía, la cual describe eventos antes que ocurran. La mayoría de estas profecías fueron dadas hace más de 2.500 años, pero atañen a naciones de hoy: a Gran Bretaña, a EE UU, a naciones europeas, asiáticas y de Oriente Medio; y países de todo el mundo. Éstas, predicen lo que ocurrirá en esas naciones. Muchas de estas profecías ya han ocurrido, y muchas más están en proceso de ser cumplidas justo ahora. ¡Ninguna de estas profecías ha fallado! Una y otra vez, estas profecías (registradas hace miles de años) están comprobando ser excelentes descripciones y proyecciones, ¡de eventos que están sucediendo justo ahora mismo!
Ésta es una verdad que usted puede comprobar, y que debe enfrentar honestamente. ¿Podría algún ser humano alguna vez emitir una profecía, y que ésta llegara a suceder? Estas profecías están divinamente inspiradas. Usted puede estudiar estas Escrituras, y estudiar la historia y los eventos actuales, y comprobarlo.
Hay otras pruebas que muestran la existencia de Dios y que la Biblia es la Palabra de Dios, pero que los escépticos las rechazarán. Jesús realizó milagros que incluso los paganos admitieron que sucedieron, pero los cínicos no aceptarán eso. Algunas personas consideran que las oraciones respondidas son prueba de que Dios está vivo y activo. Pero como los escépticos no tienen respuesta a sus oraciones, aquello no los convence.
¡Mas la profecía cumplida no puede ser refutada! Es la mejor prueba de la Biblia; y revela a Dios. ¿Sabía usted que la Biblia literalmente se mofa de los escépticos e incluso los ridiculiza en cierta manera? ¡Los desafía a refutar la realidad de la profecía cumplida como prueba de que Dios existe!
Profetiza otra vez
Isaías 41:21-22 dice: “Alegad por vuestra causa, dice [el Eterno]; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir”. Dios está diciendo, Escuchemos sus profecías, ¡si es que creen que pueden predecir detalladamente el futuro! Por supuesto que nadie acepta ese desafío.
Pero Dios reiteradamente da profecías asombrosas en una gran escala, y luego causa que ocurran.
Dios fue cuidadoso en registrar y preservar estas profecías, y Él ha sido cuidadoso en revelar su significado en nuestro tiempo. El fundamento de toda esa revelación y el entendimiento profético le fue dado a Herbert W. Armstrong, quien por casi 60 años, explicó la relevancia de las profecías de la Biblia para este tiempo actual.
Sin embargo, incluso dentro de la Iglesia que el Sr. Armstrong fundó, algunos ministros querían apartarse del mensaje de profecía. El Sr. Armstrong, en un sermón dado el 21 de julio de 1978, dijo: “Los últimos dos años, los ministros no han estado predicando profecía. Desearía poder hacer que nuestros ministros hablaran sobre estas profecías. Estas profecías deben ser explicadas y profetizadas a nuestro pueblo”.
Después que el Sr. Armstrong murió en 1986, casi todos los ministros abandonaron sus enseñanzas y adoptaron un mensaje de “no profeticéis”. Ellos dejaron de entregar toda esa profecía que Dios había revelado.
Así que Dios le comisionó a un remanente fiel, la Iglesia de Dios de Filadelfia, diciendo: “... Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:11). ¡Ésta es una gran orden de Dios para que profeticemos otra vez! Esto, en sí mismo, es una gran profecía que está siendo cumplida actualmente.
Considere esto: El hecho de que Dios tiene que ordenarle a Su pueblo a profetizar otra vez (queriendo decir, profetizar como el Sr. Armstrong lo hizo) debería ser una gran advertencia para todos nosotros. ¡Ésto apunta fuertemente a una terrible rebelión y apostasía de ese ministerio profético! La propia Iglesia de Dios falló, por lo cual Dios tuvo que asegurar otra manera de diseminar ese entendimiento profético.
En Isaías 56 Dios critica a esos ministros rebeldes: “Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir” (versículo 10). Qué poderoso cuadro. Dios está ilustrando a un perro guardián en el porche, con la casa de su amo rodeada de bestias invasoras feroces. Pero el perro, que debería estar alertando del peligro con mucho ruido a la familia, ¡está durmiendo!
¡Dios está diciendo que un vigilante debe advertir! Él dio la profecía por una razón, ¡y Él le ordena a Su pueblo a decirle al mundo de los peligros que vienen! Pero si no lo hacemos, no tenemos más valor que un perro guardián durmiendo. Dios hace responsables a Sus ministros que fallaron en hacer su trabajo.
El apóstol Juan escribió en Apocalipsis 19:10: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Por lo tanto, si el testimonio de Jesucristo es el espíritu de profecía, y si Él está dirigiéndonos y guiándonos, entonces nosotros deberíamos tener el espíritu de profecía también.
La señal de Su venida
Mateo 24 contiene la profecía más milagrosa para probar la promesa de la Segunda Venida de Cristo y para comprobar que Dios existe. Ésta fue la última profecía y la más importante que Cristo dio durante Su ministerio terrenal.
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (versículos 3-5). Ésta es una profecía de lo que usted ve en gran parte del mundo cristiano hoy: gente que viene en el nombre de Cristo y habla mucho acerca de Cristo, pero ellos no predican Su mensaje.
Su profecía continúa: “Porque se levantará nación contra nación, y Reino contra Reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos…” (versículo 7). Pestilencia bien podría incluir a una enfermedad como el coronavirus. Cristo profetizó que justo antes de Su retorno, ¡habría plagas y virus atormentando a las naciones! Pero estas cosas, dijo Cristo que “son el comienzo de dolores” (versículo 8). En otras palabras, se va a poner mucho peor.
Ahora, tome nota de esta gran profecía, que le muestra qué tan confiable es realmente la profecía de Cristo: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (versículo 21-22).
¡Entienda la magnitud de esta afirmación! La traducción Moffatt dice: “Si aquellos días no fueran acortados, ni un alma quedaría con vida…”. La traducción de Phillips lo arroja así: “Sí, si aquellos días no fuesen acortados, ningún ser humano sobreviviría”. La traducción New Living lo dice así: “De hecho, a menos que el tiempo de calamidad sea acortado, la raza humana entera será destruida”. Cuando Cristo hizo esta profecía, los ejércitos usaban espadas, lanzas y otras armas de guerra primitivas. Sin embargo ¡Él profetizó sobre un tiempo en que las armas serían tan potentes y letales que la propia supervivencia de la humanidad estaría amenazada!
¡Hoy las armas de destrucción masiva literalmente amenazan con la extinción humana! ¡En ningún otro momento de la historia esto fue posible!
Qué pronóstico más impresionante: ¡hace 2.000 años, Cristo nos dijo exactamente lo que ocurriría en nuestro tiempo! ¿Cómo puede alguien ignorar esta profecía espantosa?
Muchas profecías indican explícitamente que fueron pensadas para un tiempo mucho después. Por ejemplo, Dios le dijo al profeta Daniel que sus profecías no serían entendidas en su tiempo (Daniel 12:8-9). Éstas eran para el tiempo que nosotros vivimos ahora. Apocalipsis 5 describe cómo el significado de esa profecía sería sellado, pero que ahora ha sido revelado. (Solicite mi libro gratuito Daniel Unlocks Revelation [disponible en inglés] para aprender cómo estos dos importantes libros proféticos se entrelazan. El marco de todas estas profecías del tiempo del fin se encuentra en estos dos libros, y ambos han sido descifrados en estos últimos días).
En Efesios 3:3-5, el apóstol Pablo describe cómo la revelación que Dios le dio a él “no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado…”. Esto es incluso más cierto a medida que el mundo vive sus días finales antes del regreso de Cristo. ¡Profecías de gran magnitud nos han sido dadas a conocer! Y usted puede comprobarlas por sí mismo.
La Iglesia
Dios quiere que Sus profecías sean entendidas, así que revela ese entendimiento a través de Sus siervos fieles. “Porque no hará nada [el Eterno] el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Una vez que Él ha revelado ese “secreto”, lo que incluye el espíritu de profecía, ¡entonces espera que esos siervos compartan ese entendimiento, lo publiquen y lo transmitan! “¿Quién no profetizará?” dice Él (versículo 8). Aquellos que están sintonizados con Dios saben que tienen un importante trabajo que hacer: ¡Ellos deben profetizar por Dios!
Esto es lo que hace ese pecado tan grave, cuando aquellas personas fallan en cumplir esa responsabilidad —cuando ellos comienzan a decir, “No profeticéis” (Amós 2:12).
La Iglesia no sólo cumple un papel crucial en predicar sobre la profecía, sino también es el tema de una profecía bíblica muy importante.
Durante Su ministerio terrenal, Jesucristo profetizó: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Cristo Mismo fundó la Iglesia del Nuevo Testamento, y Él prometió que la Iglesia nunca moriría, ¡que siempre estaría ahí! Por lo tanto, esa Iglesia debe existir todavía hoy.
El libro de Apocalipsis revela la gran visión general de los eventos del tiempo del fin. Y los primeros tres capítulos se enfocan en la profecía acerca de la Iglesia de Cristo. El apóstol Juan escribió: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete [lámparas es una mejor traducción] candeleros de oro. (…) El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros [lámparas] de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y las siete [lámparas] que has visto, son las siete iglesias” (Apocalipsis 1:12, 20). Estas lámparas representan las siete eras sucesivas de la verdadera Iglesia de Dios, comenzando en el primer siglo y extendiéndose hasta hoy. Hoy estamos en la última de esas siete eras. (Solicite una copia gratuita de mi libro The True History of God’s True Church [disponible en inglés] para aprender acerca de esta historia).
Fíjese en Apocalipsis 1, ahí se describe a Cristo como estando justo en medio de esas siete eras (versículo 13). Sus ojos como llama de fuego, Su rostro como el sol cuando resplandece en toda su fuerza, y Su voz como estruendo de muchas aguas (versículos 14-16). ¡Qué Ser tan poderoso!
Guiada por Jesucristo, la Iglesia de Dios es una brillante lámpara en este mundo oscuro. Sólo hay una Iglesia —un “pequeño rebaño”, como Cristo la llamó (Lucas 12:32)— donde usted encontrará esta lámpara brillante. Ahí es donde nos debemos enfocar. Ahí usted encontrará la luz para mostrarle al mundo el camino para resolver sus problemas, sean éstos el coronavirus o cualquier otra plaga. La gente en este mundo podría tener luz, si sólo la reconocieran y comenzaran a cambiar sus vidas.
El mensaje del vigilante
Cristo le da a Su Iglesia “el espíritu de profecía” y luego, justo antes de la Segunda Venida, le da a este pequeño grupo un gran trabajo para hacer: advertirles al resto del mundo de la severa tribulación que precederá a Su retorno.
Ahora bien, si usted fuera un vigilante para Dios, ¿podría derivar su mensaje tomándolo de la transmisión de noticias de la televisión, y de los periódicos de este mundo?
Dios instruye a Su vigilante diciendo: “A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya [vigilante] a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte” (Ezequiel 33:7). El vigilante de Dios no debe recibir su mensaje de las fuentes noticiosas del mundo, sino de la Palabra de Dios: la Biblia. Dios nos mostrará exactamente lo que viene.
En Jeremías 23:16, Dios condena a los falsos profetas. “No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan”, dice Él, “os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de [el Eterno]”. Eso es todo lo que usted va a tener de cualquier fuente de este mundo. Simplemente a gente elaborando sus propias visiones. Ellos no están mirando a Dios por Su mensaje, y Su profecía de lo que ocurrirá.
¿Está usted escuchando la palabra de la boca de Dios? ¡Él realmente quiere que usted entienda Sus profecías, y que las compruebe!
Tristemente, el mundo no está interesado en la Palabra de Dios ni en lo que Dios tiene que decir. Viven en la oscuridad y desprecian el mensaje de Dios. El apóstol Pedro profetizó de tal tiempo. Él escribió que en los últimos días —el tiempo en el que vivimos ahora— habría burladores (2 Pedro 3:3-4). Muchos cuestionarán la prueba de la promesa de la Segunda Venida de Cristo.
Ezequiel 33 continúa mostrando que finalmente todos llegarán a entender que las profecías de Dios eran seguras: “Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos” (versículo 33). ¡La tragedia es que la mayoría de la gente no llegará a reconocer esto hasta después que las peores plagas nos hayan sobrevenido! Debido a que los seres humanos son tan testarudos y obstinados, eso es lo que se requerirá; a saber, plagas y violencia que escalarán hasta el borde de la extinción humana, ¡antes de que la gente reconozca que Dios estaba en lo correcto!
Dios le da este mensaje urgente a Su vigilante: “Diles: Vivo yo, dice [el Eterno] el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” (versículo 11). ¡Dios está suplicando que nos volvamos de nuestros caminos impíos! Él está haciéndonos un llamado al arrepentimiento a todos. Ese es realmente el propósito de Sus profecías. Pero trágicamente, el mundo no entiende sobre el arrepentimiento.
Cuando estaba tratando con un falso profeta, el profeta Jeremías dijo: “El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el profeta que [el Eterno] en verdad envió” (Jeremías 28:9). Hay falsos profetas. ¡Usted sabe que sí es un profeta verdadero cuando lo que él dice, ocurre! Dios envió profetas para advertir y darle a la gente una oportunidad de escapar, y evitar el castigo severo y las plagas. ¡Entonces ponga mucha atención, y usted podrá discernir que Dios está apoyando a ese profeta!
La profecía es la prueba de que Dios existe. La profecía muestra que Dios está vivo y activo. Que está haciendo que suceda hoy, lo que Él anunció hace miles de años. Compruebe esas profecías, y reconozca que el Dios omnipotente que las dio, ¡quiere tener una relación con usted! ▪