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La peligrosa prensa izquierdista
Una prensa libre y justa es fundamental para nuestra libertad. Cuando ésta está comprometida, se producen peligros que destruyen naciones.
Los medios de comunicación en EE UU y Gran Bretaña se han convertido en herramientas políticas. La prensa ya no toma un punto de vista imparcial y objetivo de los eventos. Muchos en los medios de comunicación han adoptado una visión política de extrema izquierda, al grado que ni siquiera pueden reconocer cuán partidistas se han vuelto.
Los imperios mediáticos son extremadamente poderosos. Los medios de izquierda están en una lucha por tener el control; y han estado ganando. Aunque no fueron elegidos, se han vuelto demasiado poderosos para que los políticos los desafíen. Desafiar directamente a los mega-medios de comunicación, a menudo conduce a la muerte política.
La única excepción ha sido el presidente de EE UU, Donald Trump. Él por sí solo ha desafiado a la prensa y ha expuesto una gran parte de sus prejuicios. Sin embargo, esto sólo ha causado que la prensa redoble su oposición contra él, y su defensa de la política de izquierda.
¡Muchos en los medios han olvidado su obligación de decir la verdad! Han olvidado cuán noble es buscar y decir siempre la verdad. Sólo la verdad puede hacernos libres (Juan 8:32).
Un problema similar se apoderó de Gran Bretaña en la década anterior a la Segunda Guerra Mundial. Ésta es historia con extraordinaria relevancia para hoy. Los medios y los líderes de Gran Bretaña y EE UU deberían haber aprendido algunas lecciones cruciales, pero la mayoría no lo hizo. No ha habido arrepentimiento por su vergonzoso fracaso. Como resultado, están repitiendo los mismos errores. No podemos ni siquiera calcular cuánto daño está haciendo esto a nuestras naciones. Las consecuencias esta vez serán mucho más severas.
Estafados por Hitler
Adolf Hitler había publicado sus puntos de vista tóxicos, años antes de llegar al poder en Alemania, pero casi nadie le creyó. Los medios de comunicación libres fueron peligrosamente manipulados por Hitler. Ellos probablemente nunca antes habían estado más engañados; ¡hasta hoy!
En 1933, durante las conversaciones de desarme en Ginebra, el presidente de EE UU Franklin Roosevelt propuso una prohibición sobre todas las armas ofensivas. Hitler aborrecía la idea, pero pretendió amarla. Prometió eliminar todas las armas ofensivas de Alemania junto con otras naciones, ¡incluso su establecimiento militar completo! “Su respuesta a Roosevelt fue un fraude, por supuesto, pero fue la obra de un estafador maestro, y convenció casi a todos”, escribió William Manchester en The Last Lion: Alone [El último león: Solo]. “El Daily Herald de Londres, el órgano oficial del Partido Laborista declaró que a Hitler, como un estadista digno de confianza, se le debe creer su palabra. El semanario conservador Spectator lo llamó la esperanza de un mundo atormentado; para el Times su afirmación era ‘irrefutable” (énfasis mío en todo).
¡Estos periódicos estaban totalmente engañados por aquel demente!
Mientras tanto, muchas señales mostraban que los eventos en Alemania se movían rápidamente en una dirección peligrosa: el partido gobernante estaba organizando quemas públicas masivas de libros. Los sindicatos fueron prohibidos y los líderes sindicales eran encarcelados. Todos los partidos políticos no nazis fueron eliminados. Los judíos estaban siendo maltratados y abusados, y los campos de concentración se estaban llenando. Pero estas realidades no eran de interés para la clase gobernante británica y su prensa.
Es difícil comprender cuán patético se había vuelto el Times al postrarse ante Hitler. En 1937, el editor del Times escribió: “Me gustaría seguir adelante con los alemanes. Simplemente no puedo entender por qué aparentemente ellos deberían estar tan molestos con el Times en este momento. Me paso las noches suprimiendo cualquier cosa con la cual pienso que heriré sus susceptibilidades, e incluyendo cosas pequeñas que tengan la propensión de calmarlos”. ¡Tal razonamiento refleja una enfermedad profunda! Esto es lo máximo de una actitud derrotista, ¡y conduce a la muerte de naciones!
Abundan ejemplos de la credulidad vergonzosa de los intelectuales, a pesar de tanta evidencia contraria. “Una vez que Hitler fue investido y sus Strassenkämpfer (luchadores callejeros) comenzaron a desenfundar sus grandes cuchillos, el gobierno británico tomó la memorable posición de que los reportes detallados de dos de sus embajadores más eminentes, describiendo las condiciones en el Tercer Reich, estaban basados en malentendidos, tergiversaciones y rumores no confirmados”, escribió Manchester. “De acuerdo con un documento de Wilhemstrasse (la cancillería del Reich), el cual llegó a manos británicas cuando Berlín cayó en mayo de 1945, [el primer ministro británico Ramsay] Macdonald le aseguró al embajador alemán en Gran Bretaña, Leopoldo von Hösch, que él sabía que no había atrocidades, ni golpizas, ni profanación de sinagogas; que todo lo que los propios enviados de Inglaterra habían reportado, era, en resumen, una mentira”. ¡Ellos les creyeron a los nazis en lugar de a sus propios enviados! ¡Eso desafía la lógica!
“De acuerdo con el Times, Baldwin le dijo a Hösch que Inglaterra estaba ‘completamente dispuesta a trabajar estrechamente (…) con una Alemania bajo el nuevo orden’, die Neuordnung (la reorganización). Es sorprendente leer esta frase nazi, tan cargada de maldad, citada por un futuro y anterior primer ministro en las columnas del Times . Indudablemente Baldwin no había captado sus implicaciones. Pero debería haberlo hecho. Y debería haber hablado claro. Su silencio, su renuencia a ver, oír y hablar (…) mal del canciller nazi, fue característico de la respuesta entre las clases gobernantes de Inglaterra [liderada por la prensa]. Si ellos lo ofendían, se dijeron entre sí, Hitler se volvería hostil, y su hostilidad lo cegaría para razonar” (ibíd.).
¡Qué repugnante y vergonzoso! ¡Estos líderes estaban aterrados de ofender a Hitler y provocarlo! Ellos sabían que él era inestable y violento, sin embargo, por alguna razón pensaban que todo funcionaría si ellos pudieran evitar ofenderlo. ¡Era la muestra perfecta de cómo Gran Bretaña (y EE UU) se había vuelto sumiso y pasivo en la década de 1930! Y los medios de comunicación eran líderes en esto.
Esta historia es dolorosa y vergonzosa. Pero ¿qué aprendieron estos líderes y los medios al respecto?
La voluntad de Churchill para ganar
Todo este tiempo, Winston Churchill estuvo entregando un mensaje muy diferente. Él estaba haciendo todo lo posible por advertir y salvar de Adolf Hitler a su país y al mundo.
El 24 de abril de 1932, él dio un discurso diciendo que aunque creía en las instituciones de Gran Bretaña, las dificultades siempre venían de “la actitud de auto-humillación injustificable a la cual todos hemos sido lanzados, por un grupo poderoso de nuestros propios intelectuales”; muchos de los cuales estaban en los medios de comunicación, como lo están hoy. Él criticó sus “doctrinas derrotistas”. “¿Qué tienen ellos para ofrecer sino un internacionalismo vago, un materialismo escuálido y la promesa de utopías imposibles?” preguntó él. “Nada puede salvar a Inglaterra si ella no se salva a sí misma. Si perdemos la fe en nosotros mismos, en nuestra capacidad de guiar y gobernar, si perdemos nuestra voluntad de vivir, entonces verdaderamente nuestra historia fue dicha”.
¡Éste es el mismo problema que tantos de nuestros periodistas y la gente tienen hoy día! Los intelectuales se complacen en la auto-humillación. Ellos son hostiles a que EE UU y Gran Bretaña ejerzan liderazgo real y fuerza. ¡Carecen de voluntad para pelear incluso contra nuestros peores enemigos! Varias naciones hoy plantean serias amenazas políticas, económicas y militares. Sin embargo, los intelectuales fingen que el mundo es mejor con un EE UU débil y que pide disculpas, y que la mejor manera para asegurar la paz es a través del desarme, la negociación y la transigencia. Ellos actúan como que el mundo está lleno de personas razonables, y que la paz es posible por el consenso internacional. ¡Esto es peligrosamente ilusorio!
“La izquierda británica, liderada por Clement Attle y comprometida con el pacifismo y el desarme, desconfiaba profundamente [de Churchill]”, escribió Manchester. “Así que [Churchill] indignó a los diputados de ambos lados de la Cámara de los Comunes. (…) Después él dijo que había ‘mucha burla en la prensa’ sobre su caída en desgracia. Los caricaturistas políticos del Punch, el Daily Herald, el Express, y sobre todo David Low en el Evening Standard de Beaverbrook, fueron brutales. Las presentaciones públicas se volvieron un calvario para él. Elegido rector de la Universidad de Edimburgo, no pudo ni dar su discurso como rector; los estudiantes, hostiles a su llamado por una defensa nacional fortalecida, repetidamente le gritaban hasta que se dio por vencido y se retiró de la plataforma” (op. cit.).
Estos estudiantes nunca habían aprendido acerca de la libertad de expresión, ¡y Hitler casi les quitó eso para siempre! La mayoría de los periodistas son educados en tales instituciones.
Los pacifistas estaban completamente equivocados. Y si no fuera por Churchill, ¡la mayoría de ellos habría terminado simplemente muertos en la guerra!
¿Están nuestros pacifistas de hoy llevándonos a un destino similar?
Ceguera vergonzosa
Hitler era hábil en tomar ventaja de la ingenuidad de los líderes británicos. “Hitler, decidiendo que Europa necesitaba más tranquilidad, convocó al Reichstag el 21 de mayo [1935] y dio otro Friedensrede (discurso de paz), declarando que Alemania nunca soñaría con amenazar a otros países, que el Reich ‘solemnemente le ha reconocido y garantizado a Francia sus fronteras’, incluyendo la renuncia a ‘todo reclamo de Alsacia-Lorena’, y que ‘Alemania no intentaría ni desearía interferir en los asuntos internos de Austria, anexar Austria, o concluir un Anschluss [conexión]’; y todo esto, en un momento en que los Strassenkämpfer (luchadores callejeros) nazis estaban asaltando las calles de Viena, golpeando a los transeúntes austríacos que no los habían saludado con el saludo de Hitler del brazo estirado”. Esto contradecía directamente la clara declaración de Hitler en Mein Kampf (Mi lucha) de que él forzaría a Austria al Reich. Pero los medios de comunicación le creyeron sus mentiras de todos modos.
El Times calificó el discurso de Hitler como “razonable, sincero y exhaustivo”. “Ninguno que lo lee con mente imparcial puede dudar que los puntos de la política establecidos por Herr Hitler pueden constituir justamente las bases de un acuerdo completo con Alemania; de una Alemania libre, equitativa y fuerte en lugar de la Alemania postrada sobre la cual fue impuesta la paz hace 16 años”, escribió. El Times le estaba haciendo relaciones públicas a Hitler, tan bien como su propio ministro de propaganda.
Inmediatamente después, Alemania ocupó Austria, claramente exponiendo como un engaño total, las afables palabras de Hitler.
Churchill dio un poderoso mensaje acerca de la crisis de Austria. El 24 de marzo de 1938, él le advirtió a la Cámara que no se volviera complaciente, debido a una breve disminución de las tensiones. Cada vez que Alemania hacía una movida, esperaba un poco antes de hacer otra. “Después de que una boa constrictora ha devorado su presa, a menudo tiene un considerable rato digestivo”, dijo él. “Ahora, después que Austria ha sido derribada, todos estamos perturbados y alarmados, pero por un momento podría haber otra pausa. [S]i hay una pausa, la gente estará diciendo, ‘Vea cómo los alarmistas han sido refutados; Europa se ha calmado, todo se ha apaciguado y el susto de la guerra ha desaparecido’. (…) El Times escribirá un artículo destacado para decir cómo la gente tonta, quienes al día siguiente de la incorporación de Austria levantaron un clamor por una acción excepcional en la política exterior y defensa del interior, y cuán sabio fue el gobierno para no dejarse llevar por este incidente pasajero”. Tal pensamiento era una trampa, él argumentó.
Él terminó advirtiendo, “Por cinco años he hablado a la Cámara de estos asuntos, no con un gran éxito. He visto esta famosa isla descendiendo incontinentemente, irresponsablemente, las escaleras que llevan a un golfo oscuro. Es una escalera buena y ancha al principio, pero después de un rato termina la alfombra. Un poco más lejos sólo hay losas, y un poco más adelante aun éstas se quiebran debajo de sus pies. [S]i una catástrofe mortal sobrepasara a la nación británica y al Imperio Británico, los historiadores dentro de mil años aún estarán desconcertados por el misterio de nuestros asuntos. Ellos nunca entenderán cómo fue que una nación victoriosa, con todo en la mano, ¡se dejaron derribar y desecharon todo lo que habían ganado por el sacrificio sin medida, y la victoria absoluta que el viento se llevó! Ahora los victoriosos son los vencidos, y aquellos que tiraron sus armas en el campo y exigieron un armisticio, están avanzando a pasos agigantados hacia el dominio del mundo”.
¿Cómo respondió la gente a esta simple verdad? Ese mismo día, el Evening Standard decidió detener la impresión de los artículos de Churchill. ¡Su columna sindicada no aparecería más en casi 50 periódicos alrededor del mundo! A Churchill le fue negada su plataforma en los medios de comunicación, para advertir al mundo.
En cuestión de días el gerente de sindicación le escribió a Churchill: “He recibido expresiones de pesar de todos los diarios en Inglaterra de los cuales hemos tenido que retirar las series. Todos los editores están de acuerdo en que los artículos eran extraordinariamente muy apreciados por todos sus lectores”. Sería difícil encontrar una declaración más condenatoria de los medios y de las universidades, ¡las cuales producen estos líderes! La gente era mucho más sabia, menos parcial, ¡y mucho menos arrogante que los medios!
No pasó mucho tiempo antes de que Hitler comenzara la agitación por la región de los Sudetes, parte de Checoslovaquia, la cual estaba en alianza con Gran Bretaña. Sorprendentemente, la prensa (en especial el Times), argumentó que los checos debían rendirse ante Hitler. ¡Ellos dijeron que la principal amenaza a la paz era la obstinación de los checos! Pero la única razón de los checos para ser obstinados era porque ¡no querían darle a Alemania una gran porción de su país!
¡Lo que estos líderes y los medios hicieron en tratar con Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial fue despreciable! Los eventos dejan esto incuestionablemente claro. Casi todos los medios de comunicación rehusaron verlo por lo que realmente era, ¡hasta que fue demasiado tarde! Gran Bretaña casi pierde la Segunda Guerra Mundial. El mundo estuvo peligrosamente cerca de ser masacrado y esclavizado por la Alemania nazi.
¡Finalmente Hitler los forzó a ver cuán malvado era realmente! Ellos no lo vieron hasta que fueron forzados a hacerlo. ¡No olvide eso!
Así como Churchill trabajó intensamente para salvar a la civilización occidental, ¡la mayoría de los medios trabajó igualmente duro por destruirla! ¡Le ocasionaron un mal espantoso a Churchill porque él estaba tratando de salvar al mundo de la tiranía! ¡Este fue un acto gravemente criminal que nunca debe ser olvidado! Y debería provocar que los medios se arrepientan amargamente. Debería haber habido cambios profundos después de la Segunda Guerra Mundial, volviéndose de tal pensamiento peligroso.
Sin embargo, tal arrepentimiento nunca tuvo lugar. Los medios simplemente siguieron adelante como si no tuvieran culpa en absoluto. Y no espere que ellos voluntariamente se arrepientan hoy. La prensa de izquierda hoy está cometiendo incluso mayores errores, al igual que nuestros políticos, instituciones educativas y líderes religiosos.
¿Qué presagia esto para la supervivencia de Gran Bretaña, EE UU y el mundo occidental?
Tiranos del intelecto
Hoy día los medios de comunicación son mucho más de izquierda que en la década de 1930. Sus reportajes son más polarizados y peligrosos. Tienen incluso un mayor odio arraigado por el poder de EE UU y Gran Bretaña, un compromiso más profundo con el pacifismo y el internacionalismo fallido, pero todavía, ninguna comprensión de la naturaleza del mal.
Ellos atacan la administración Trump por presionar a Irán, el Estado número uno patrocinador del terrorismo en el mundo. Cuando el Presidente ordenó un ataque al general Qassem Suleimani, quien había asesinado a cientos de estadounidenses, ¡lo tildaron de ser una provocación peligrosa y describieron a ese asesino como a un santo querido! Están enojados con el presidente Trump por hacerle frente a China en la política comercial y económica. Están enfurecidos por su presión a México y los países de Latinoamérica para que dejen de alentar a los inmigrantes a entrar ilegalmente en masa a EE UU. Todo movimiento que hace el Presidente para proteger y defender los intereses estadounidenses, ellos lo condenan.
La prensa izquierdista casi siempre está contra el uso de nuestro poder militar para detener a tipos como Hitler, y hacer el bien en el mundo. Eso significa que publican muy poco contexto en sus reportajes. Dan su opinión polarizada y a menudo fallan en relatar la historia completa. Ellos luchan contra la verdad y ciegan a la realidad, a mucha de nuestra gente. Eso significa que nuestros líderes casi siempre carecen del apoyo para enfrentar al enemigo real, incluso si tuvieran la voluntad de hacerlo.
Los medios de izquierda están perdidos en su propio razonamiento humano retorcido. Son un peligro incluso para sí mismos, y un grave peligro para las muchas personas que confían en ellos. ¡Están destruyendo el espíritu militar que defiende nuestro pueblo! Están destruyendo la seguridad de EE UU, Gran Bretaña e Israel. Nuestro poder militar es de poco valor si carecemos de la voluntad para usarlo. Hemos degenerado en egoísmo y temor sin paralelo.
¿Por qué deberían nuestros hombres y mujeres jóvenes más valientes, arriesgar sus vidas mientras la mayoría de los medios de comunicación condenan lo que están haciendo? En el proceso estamos cumpliendo una profecía en la que Dios dice que Él “quebrantará la soberbia de vuestro orgullo”, o la voluntad para usar ese poder, a causa de nuestros pecados (Levítico 26:19). Este es el problema real que debemos enfrentar, ¡a pesar de nuestra filosofía política! En la era de las armas nucleares, biológicas y químicas, ¡tal debilidad lleva a la muerte de naciones enteras!
El objetivo de esos medios es cambiar a la gente a su manera de pensar. Y están teniendo un éxito aterrador. En su arrogancia, ellos creen que están calificados para decirle a la gente cómo pensar. Su objetivo es el de no darles los hechos a la gente, lo que los periodistas deberían estar haciendo. Ellos quieren gobernar, no informar. ¡Son tiranos y terroristas del intelecto!
Es la década de 1930 de nuevo. Como decía Churchill, nunca aprendemos de la historia. ¡Eso significa que la historia va a repetirse! Y la próxima vez, ¡no habrá un líder político para salvarnos!
La mayor amenaza hoy día
Los medios de izquierda desprecian la historia. Por eso parece que ellos nunca aprenden las lecciones de la historia, incluso la historia reciente como los eventos que llevaron a la Segunda Guerra Mundial. Si los “pacificadores” hubieran ganado su batalla contra Winston Churchill (y casi lo lograron), ¡no habría libertad en los medios de comunicación en el mundo occidental!
Los medios de izquierda no aprendieron nada de ese mega-desastre. Los líderes de los medios aún no pueden ver eso, y no se arrepentirán de sus flagrantes defectos. Simplemente, son muy arrogantes. Los líderes de los poderosos medios deben tener humildad abundante, o si no, ¡ellos son un peligro mortal para su nación y el mundo!
Entonces, ¿en quién podemos confiar? La Biblia advierte que confiar en los hombres nos traerá muchas maldiciones (por ej., Jeremías 17:5).
En muchas formas los peligros en el mundo de hoy, son incluso más amenazadores de lo que fue Hitler. Piense acerca de lo que los Estados sin escrúpulos y los terroristas pueden hacer con armas de destrucción masiva. Este tema toca el corazón de la supervivencia de nuestros pueblos. Así de importante es esto.
Algunas personas van a desdeñar este análisis, pero no por mucho tiempo.
Solo palabras no sacarán a las personas de esta oscuridad. Se necesitará una sacudida tipo Segunda Guerra Mundial. Esa es la única razón por la que Winston Churchill llegó al poder. Y si no despertamos, ¡vamos a ser golpeados por una Tercera Guerra Mundial de bombas nucleares mucho peor, para despertarnos!
La mentira nos esclaviza y nos lleva a un mundo oscuro de engaño. Es menos violento que por lo que luchan los terroristas; pero aun así, ¡es esclavitud! ¡Es una esclavitud del intelecto! Nos volvemos esclavos del error, la maldad y la fantasía, y los llamamos verdad y libertad.
Este tema llega al corazón de si amamos o no la verdad y la libertad realmente. Cualquier cosa menos que la verdad, también es otra forma de esclavitud y terrorismo.
Los obstinados y arrogantes medios de comunicación de izquierda están tratando de esclavizarnos, ¡así como los peores terroristas del mundo lo hacen! Aquello es solo otra forma de terrorismo.
Venga de derecha o de izquierda, es igualmente repugnante. Mientras más vemos ese odio por la verdad, más deberíamos ver cuán preciosa es la verdad.
Ya sea que nos demos cuenta o no, Dios usó a Winston Churchill para salvarnos. Pero ningún vigilante político como él será usado para salvarnos hoy. Muchas profecías bíblicas advierten que sólo el arrepentimiento de nuestros muchos pecados puede salvarnos ahora. Dios dará Sus bendiciones y protección a cualquier individuo que aprenda esta lección. ▪