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La osadía
Al calcular quién sobresaldrá más en el trabajo, la escuela, las competencias y la vida, la osadía pesa más que el talento y el genio. Obviamente tener osadía (ánimo, empuje, firmeza) es un rasgo deseable para que una persona la tenga en abundancia, pero muchos suponen que la osadía de una persona es como la estatura o el color de los ojos; o sea, que es algo fijo e inmutable. Éste no es el caso. Angela Lee Duckworth, autora del libro Grit: The Power of Passion and Perseverance [Osadía: el poder de la pasión y la perseverancia], dice que la osadía es algo que cada uno de nosotros puede desarrollar. “Usted puede desarrollar la osadía desde adentro hacia afuera”, escribe ella.
Durante más de una década de estudio intensivo y de entrevistar a soldados, atletas, artistas, gente de negocios, estudiantes y más, Duckworth ha identificado cuatro cualidades principales que las personas osadas desarrollan en abundancia.
1) Enfóquese en su principal interés
La osadía tiene sus inicios en la gente que disfruta lo que está haciendo. Algunos aspectos del trabajo que hacen pudiera ser poco agradable pero “la gente osada está cautivada con el esfuerzo en su totalidad”, escribe Duckworth. Para que ese interés sea del tipo que desarrolla la osadía, éste no puede centrarse en una cosa por unos pocos meses y luego cambiarse a otra. En vez de eso, tiene que ser constante.
En vez de estar cambiando siempre su enfoque de una cosa (con la cual ya se aburrió) a otra cosa (con la que se va a aburrir), usted debe esforzarse por descubrir una nueva faceta o un nuevo nivel de aquella cosa en la que ya estaba enfocado. Eso le infundirá retos nuevos y emocionantes a su interés en desarrollo.
Si usted tomó interés en el ukelele, entonces introduzca a su conjunto de destrezas, patrones de rasgueos de flamenco. Si se interesó en la cocina, amplíe su menú con algunos nuevos estilos étnicos. Si su interés fue en la pintura de lienzos, considere pintar todo un mural. Si fue en la geografía asiática, puede que sea tiempo de expandir sus fronteras hacia Europa. Si su interés fue por la soldadura, añádale un poco de MIG a su TIG [dos técnicas de soldadura].
2) Practique deliberadamente
Una vez que el fundamento básico de la disciplina y el constante interés han sido establecidos, una persona que busca impulsar sus niveles de osadía [firmeza del buen carácter] debe practicar . Pero no puede ser cualquier tipo de práctica. Kaizen es un término japonés para evitar los períodos de estancamiento. Literalmente se traduce como “mejoramiento continuo”. Y para que la práctica produzca la osadía, la persona que está practicando debe exudar grandes cantidades de kaizen . En otras palabras, la práctica tiene que ser deliberada . Y la práctica deliberada es trabajo duro.
Duckworth escribe: “La práctica deliberada, exige más esfuerzo y es considerablemente menos agradable” que otros tipos de práctica. Ésta consiste en “trabajar al máximo de nuestras habilidades con una concentración total”. Se trata de “intentar hacer las cosas que [uno] aún no puede hacer”.
Ya sea que usted esté interesado en el baile o en el diseño, en esprintar o navegar a vela, en escribir o en luchar, en la flauta o la cetrería, en la herrería o la composición de canciones, en la jardinería o en el paisajismo, usted necesita ser osado. Y para llegar a ser osado, usted necesita días y años de práctica deliberada.
3) Un propósito brillante
Una vez que usted tenga un interés entusiasta al cual se ha comprometido y aferrado y un método de práctica deliberada que le permita mejorar constantemente en ese interés, el siguiente paso para desarrollar osadía es desarrollo de propósito. En este contexto, propósito significa dar a otros .
Duckworth escribe: “en esencia, propósito es la idea de que lo que hacemos le importa a otros más que a nosotros mismos”. Es “la intención de contribuir al bienestar de los demás”.
Cuando Duckworth entrevista a “modelos de la osadía” sobre el propósito de su labor, ellos siempre, siempre mencionan a otras personas. “Algunas veces es muy específico (‘mis hijos’, ‘mis clientes’, ‘mis estudiantes’) y algunas veces completamente abstracto (‘este país’, ‘el deporte’, ‘la ciencia’, ‘la sociedad’)”, escribió ella. “Sin embargo ellos dijeron que el mensaje es el mismo: los días y las tardes de esfuerzo, los contratiempos y desilusiones, las batallas y el sacrificio, todo vale la pena porque, a la final, sus esfuerzos pagan dividendos a otras personas”.
4) Esperanza empedernida
El último componente de la fórmula de la osadía es la esperanza; incluso cuando parece que todo se ha perdido. No es la clase de esperanza que pone la responsabilidad sobre “el universo” para que suavice las circunstancias difíciles. En lugar de ello, debe ser el tipo de esperanza que “descansa en la expectativa de que nuestros propios esfuerzos pueden mejorar nuestro futuro”, escribió ella.
La gente que se siente víctima de las circunstancias casi nunca tiene osadía, y casi nunca alcanza la excelencia en su campo. “La esperanza que hay en la gente osada, no tiene nada que ver con la suerte pero sí tiene todo que ver con el levantarse de nuevo”, escribe ella.
“Realmente usted necesita esperanza desde el comienzo hasta el final”, dijo Duckworth en una entrevista. “No importa en qué etapa del camino usted vaya, van a haber baches y desvíos y cosas que le hagan pensar que no vale la pena seguir en esa senda”.
La esperanza, en este contexto, es el punto de vista de que tenemos el poder para recuperarnos de los desafíos y tropiezos, sean grandes o pequeños. Ya sea que el camino áspero requiera de un papel de lija de grano P40 o una de grano P400, esta clase de esperanza se mantiene segura de que ese camino puede ser suavizado. ▪