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La mayor ganancia —y pérdida— de lotería de todos los tiempos
Alex y Rhoda Toth pasaban apuros. Con seis hijos y pocos ingresos, era difícil salir adelante. Luego se sacaron el premio gordo, literalmente, y ganaron 13 millones de dólares en la lotería. Pero no vivieron felices para siempre. Se declararon en bancarrota, dos veces. Cuando Alex Toth murió en 2008, eran tan pobres que la única electricidad que tenían en casa procedía de la batería de un coche. Rhoda luego se declaró culpable de evasión de impuestos.
Quizás la parte más sorprendente de la historia de los Toth es lo común que es. Aproximadamente 1 de cada 3 ganadores de la lotería gasta las ganancias en automóviles, viajes, lujos, amigos y drogas; y acaban en bancarrota.
“Gente que era sencilla, gente común, de repente se vuelve extraordinaria”, dijo Steve Lewit, director de Wealth Financial Group. “Están eufóricos. Pierden todo sentido de la realidad. Se creen invencibles y poderosos. Se creen Superman”. Pero sin ejercer fuerza de carácter, la eufórica cantidad de efectivo del ganador de la lotería se acaba abruptamente, las deudas se disparan y los acreedores comienzan a llamar.
Esto describe a Estados Unidos hoy, a gran escala.
“Si usted ganara la lotería y quisiera comprar un país para vivir, el primero que le mostraría el agente inmobiliario sería Estados Unidos de América”, escribe el autor de Prisoners of Geography [Prisioneros de la geografía], Tim Marshall. “Esta placentera propiedad inmobiliaria de América del Norte ofrece los océanos Atlántico y Pacífico para mantener el área segura y bien conectada. La propiedad alberga más ríos navegables que los del resto del mundo juntos, lo que brinda vistas pintorescas y oportunidades prácticas de transporte. Ofrece también el área contigua de tierras de cultivo y recursos naturales más grande del planeta, lo que lo convierte en una excelente inversión. Según una valoración de William Larson, de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio, la propiedad tiene un valor de 23 billones de dólares. Y eso es sólo por el terrero; los edificios van aparte”.
Además, cada año la economía estadounidense produce la misma cantidad que las economías de Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India e Italia juntas.
La riqueza es enorme, pero también lo son los gastos: el ejército más grande del mundo, Medicare, Medicaid, asistencia social, pago de deudas universitarias, financiación extranjera, y así sucesivamente.
Los ganadores de lotería que no se arruinan, ahorran o invierten parte de su dinero. En cambio, EE UU ha pedido prestado cuando los tiempos son malos, con la intención de devolverlo cuando los tiempos sean buenos, y cuando los tiempos son buenos, sigue pidiendo prestado.
La deuda de EE UU es ahora más alta que durante la Segunda Guerra Mundial, la Gran Depresión o la Guerra Civil. Incluso antes de que destruyera voluntariamente grandes partes de su economía con drásticos bloqueos, aumentó la deuda sólo para cubrir los gastos diarios.
Como un ganador de la lotería desesperado, EE UU ha recurrido a prácticas financieras “creativas” para continuar la fiesta. Después de la crisis financiera de 2008, la Reserva Federal comenzó a crear dinero de la nada y a prestarlo a gobiernos y bancos estatales locales (“flexibilización cuantitativa”). Esto se disparó a una velocidad aún mayor durante la covid-19. Crear dinero de la nada rompe las leyes más fundamentales de las finanzas, y por lo tanto no nos saldremos con la nuestra.
Estamos viendo cómo se desarrolla la historia de los Toth a nivel nacional. Y ya sabemos cómo termina.
¿Cómo y por qué Estados Unidos recibió el mayor “premio de lotería” de todos los tiempos? ¿Por qué estamos fallando tan estrepitosamente en aprovecharlo?
El libro de Génesis registra la promesa de Dios a Abraham de que se convertiría en “padre de muchedumbre de gentes [naciones, vkj]” (Génesis 17:5) y que sus descendientes en estas naciones recibirían “las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto” (Génesis 27:28).
Los judíos saben que descienden de Abraham. Pero estas profecías no pueden aplicarse sólo a los judíos. El libro de Herbert W. Armstrong Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía prueba que los descendientes de Abraham también incluyen a los estadounidenses. ¡La ganancia inesperada de EE UU vino porque Dios cumplió Su promesa a Abraham! Como dijo Abraham Lincoln sobre “estas bendiciones fundamentales”, “no nos esforzamos en adquirirlas o establecerlas”. EE UU ni siquiera compró un billete de lotería.
Ahora lo estamos despilfarrando y estamos perdiendo nuestra propia nación.
El profeta Isaías, al escribir “para el tiempo por venir”, dijo de los estadounidenses modernos: “Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos” (Isaías 2:7-8). Al adorar a otros dioses, incluso a los propios tesoros, estamos rechazando al Dios que nos dio nuestros tesoros.
Al igual que un ganador de lotería indigente y en bancarrota, EE UU carece del carácter para aferrarse a su increíble riqueza.
Dios nos está castigando, como continúa describiendo Isaías 2. ¿Por qué? Porque Él quiere hacer más que simplemente darle a la nación otro préstamo o incluso otra ganancia inesperada. Quiere corregir su carácter.
Dios quiere bendecir a EE UU, así como quiere bendecir a todas las personas, con riqueza, y con el carácter para conservarla y usarla correctamente. Una vez que hayamos formado el carácter para manejar adecuadamente la riqueza, el mundo entero recibirá una gran ganancia inesperada, una que no desperdiciarán, sino que continuarán hacia una prosperidad cada vez mayor.