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La lucha entre DeSantis y Disney se intensifica
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, está luchando contra el adoctrinamiento sexual de los niños de las escuelas de Florida. Sin embargo, la compañía Walt Disney está contraatacando. El año pasado, DeSantis firmó la ley de Derechos de los Padres en la Educación, que prohíbe la instrucción sobre orientación sexual e identidad de género desde el jardín de infancia hasta el tercer grado. Disney contraatacó prometiendo aumentar el número de personajes homosexuales y transexuales en su programación infantil.
DeSantis contraatacó intentando despojar a Disney de su estatus de autogobierno en el Distrito de Supervisión Turística de Florida Central, pero Disney puso en marcha un “acuerdo entre bastidores” de última hora para frustrar el intento de toma de control de DeSantis. Entonces Disney incremento su postura al aprobando su primera Noche del Orgullo para homosexuales y transexuales. Entonces DeSantis amplió el 19 de abril su emblemática ley de Derechos de los Padres en la Educación para incluir todos los grados, desde el preescolar hasta el duodécimo.
Guerra cultural: el presidente Donald Trump menospreció a DeSantis por haber sido “absolutamente destruido por Disney”. El ex gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, criticó las habilidades negociadoras de DeSantis, y el gobernador de Nuevo Hampshire, Chris Sununu, opinó que la disputa de DeSantis con Disney “ confunde todo el mensaje republicano.” A pesar de estas críticas, la guerra cultural es la guerra más importante que deben ganar los conservadores si quieren que Estados Unidos vuelva a ser grande.
“No se puede tener un gobierno conservador en una cultura liberal, y ésa es la posición en la que se encuentra el Partido Republicano”, explicaba Mark Steyn hace nueve años en su artículo “Por qué la verdadera batalla por Estados Unidos es por la cultura, no por las elecciones”. “Los liberales invierten enormes recursos en cambiar la cultura. Los conservadores gastan enormes recursos en cambiar a los funcionarios públicos electos cada dos noviembre, y luego se sorprenden de que no haya mucha diferencia. La cultura triunfa sobre la política; por eso, una vez que la cuestión se ha resuelto culturalmente, los conservadores se ven obligados a ponerse al día, contorsionándose para explicar por qué el matrimonio homosexual realmente es conservador después de todo, o por qué 30 millones de inmigrantes no especializados y con una mayoría de nacimientos fuera del matrimonio son ‘aliados naturales’ del Partido Republicano”.
Arrepentimiento nacional: los fundadores de Estados Unidos fueron criados por una generación que había dejado atrás las sociedades decadentes de Europa e intentó construir una nueva sociedad basada en los principios enseñados en la recién traducida Biblia del Rey Jacobo. Comprendieron que una moral elevada y una religión sincera eran los pilares fundamentales de una sociedad virtuosa. El presidente George Washington dijo durante su famoso Discurso de Despedida en 1796: “De todas las disposiciones y hábitos que conducen a la prosperidad política, la religión y la moralidad son apoyos indispensables” (énfasis añadido).
Un presidente conservador, un Tribunal Supremo conservador o incluso un gran despertar no pueden salvar a Estados Unidos a menos que ese despertar lleve a los estadounidenses de regreso no sólo a la Constitución, a sus fundadores o incluso al protestantismo, ¡sino a las leyes de la Biblia! Solamente un arrepentimiento a nivel nacional puede salvar a nuestros hijos y revertir el declive de Estados Unidos.
Conozca más: lea “Disney y la lucha por nuestros hijos”.