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Drug, War

iStock.com/Jamesmcq24

La guerra de las drogas de China—contra EE UU

La sorprendente historia de la estrategia de China para usar la adicción de Estados Unidos a las drogas como un arma en su contra.

Estados Unidos se está exponiendo a un ataque químico. Este continuo asalto ha dado muerte a más de 700.000 personas desde el año 2000. El arma es el uso de drogas ilícitas, y los estadounidenses están muriendo con éstas.

Además de estas muertes por sobredosis, alrededor de 100.000 estadounidenses han muerto en homicidios relacionados con las drogas. Esta epidemia del uso de drogas ilegales le está costando a la economía del país más de 1 billón de dólares cada año y está destruyendo la fuerza de voluntad de millones de personas que usan estas armas químicas en sí mismos. Ya que 1 de cada 6 estadounidenses menores de 34 usa drogas ilegales mensualmente, el daño auto infligido en EE UU va a empeorar y empeorar.

Si un enemigo extranjero quisiera atacar a EE UU desde adentro, facilitar el flujo de drogas ilegales al país sería una manera efectiva de hacerlo. La República Popular China ha adoptado tal estrategia.

Un arma química

La sobredosis de drogas es ahora la principal causa de muerte en estadounidenses menores de 50 años. Un tercio de estos fatales envenenamientos es causado por opioides sintéticos como el fentanilo. En 2017, casi 30.000 personas tuvieron una sobredosis con fentanilo o análogos del fentanilo. Ya que el fentanilo es hasta 50 veces más poderoso que la heroína, sólo está disponible legalmente para pacientes con cáncer y con una prescripción médica. Pero un gran número de estadounidenses están obteniendo fentanilo ilegalmente, llegando gran parte de éste a través de laboratorios químicos en China, directamente por el correo o indirectamente a través de México.

De acuerdo a un reporte del Senado de Estados Unidos publicado en enero, los estadounidenses compraron ilegalmente casi el equivalente a 800 millones de dólares en píldoras de fentanilo directamente de laboratorios químicos chinos en un periodo de dos años. Los clientes estadounidenses usan dinero digital como el bitcoin para permanecer en el anonimato y los vendedores chinos les envían fentanilo a través del Servicio Postal estadounidense.

Los laboratorios chinos también se han hecho socios de cárteles mexicanos para contrabandear fentanilo hacia EE UU. El comisionado de seguridad nacional de México le dijo al periódico Reforma que la mayoría del fentanilo que entra a México proveniente de China, viene a través del Puerto de Manzanillo. Una vez que el fentanilo es descargado en los muelles, es contrabandeado a Estados Unidos, ya sea a través del cártel de Sinaloa que ha estado establecido por mucho tiempo o del prometedor cártel Jalisco Nueva Generación.

El subdirector del departamento de información del Ministerio de Asuntos Exteriores de China dijo en enero que su nación está “lista para trabajar con Estados Unidos” para tomar medidas enérgicas contra el envío de drogas ilícitas. Pero China no ha tomado ninguna acción significativa.

En noviembre de 2017 el presidente estadounidense Donald Trump le pidió al presidente Xi Jinping que detuviera la “inundación del letal y barato” fentanilo a EE UU. Pero el subjefe de la Comisión Nacional del Control de Narcóticos de China dijo que, en lugar de culpar a China por su crisis con las drogas, Estados Unidos debería examinar la situación interna de su nación. El exembajador mexicano Jorge Guajardo le dijo al New York Times en 2015 que en todo el tiempo que trabajó para el gobierno mexicano, “los chinos nunca mostraron ninguna voluntad de cooperar en detener el flujo de químicos a México”.

Los usuarios estadounidenses están demandando estas drogas, y los criminales chinos las están proveyendo. Aunque el gobierno chino mismo no las está enviando, tampoco está tomando medidas contundentes para reprimir el suministro. Los líderes chinos pueden negar de manera convincente que no tienen nada que ver con el debilitamiento de EE UU a través de las drogas ilegales.

Pero si usted examina la historia reciente, encontrará sorprendentes ejemplos del Partido Comunista chino llevando activamente drogas ilegales a las manos de sus enemigos, dándoles armas químicas para usarlas sobre sí mismos.

La ofensiva de las drogas de China

Los líderes chinos conocen el devastador efecto que pueden tener los narcóticos. Las guerras de opio en los años 1800 involucraron miles de toneladas de opio entrando a China, volviendo adictos a millones de chinos, devastando su economía, y contribuyendo a su fracaso militar contra el Imperio Británico.

En 1927, China estalló en una guerra civil entre el Partido Comunista y el Partido Nacionalista. El líder comunista Mao Zedong instruyó a sus subordinados a cultivar amapolas, crear opio y traficarlo en las regiones no comunistas de China. A medida que las drogas se hacían disponibles más rápidamente, la gente las usaba más rápidamente también. El opio debilitó a quienes lo usaban, a la gente a su alrededor, a sus sociedades, sus gobiernos y sus ejércitos. Los comunistas entonces conquistaban el área—y tomaban medidas draconianas para erradicar el consumo de drogas, destruyendo los campos de amapolas, metiendo a la cárcel a millones y ejecutando a los sospechosos de ser traficantes.

Después de que el Partido Comunista conquistó el continente chino en 1949, Mao de hecho nacionalizó la producción de opio y comenzó a usar los narcóticos como un arma química para desestabilizar a sus rivales, principalmente a Japón y Estados Unidos.

Durante las décadas de 1950 y 1960, el premier chino Zhou Enlai dirigió las operaciones de narcóticos de su nación. En 1955, supuestamente le dijo al presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser que los comunistas usarían drogas en contra de la moral de las fuerzas de Estados Unidos en Asia (Edward R. Slack, Opio, Estado y Sociedad). El estadista soviético Mikhail Suslov dijo en 1964 que la estrategia de Zhou era “desarmar a los capitalistas con las cosas que les gusta probar”.

Hay escasa evidencia de que algún primer ministro después de Zhou haya dirigido activamente el narcotráfico en China, pero la estrategia china todavía incorpora la “guerra de las drogas” en una estrategia militar más grande para desestabilizar a los rivales.

“La reciente doctrina china articula el uso de un amplio espectro de guerra contra sus adversarios, incluyendo a Estados Unidos”, decía un reporte de 2014 del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos. “Los coroneles del Ejército Popular de Liberación (EPL), Liang y Xiangsui, describen la visión de China sobre cómo atacará a Estados Unidos a través de una combinación de acciones militares y no militares… Estos métodos incluyen guerra comercial, financiera, ecológica, psicológica, de contrabando, guerra de medios de comunicación, de drogas, de redes, guerra tecnológica, guerra de fabricación, de recursos, de ayuda económica, cultural y guerra de derecho internacional” (26 de sept. de 2014).

Al hacer la vista gorda, al menos, con los traficantes chinos de fentanilo, el gobierno chino disfruta del beneficio de librar una guerra de drogas contra los estadounidenses y debilitarlos. Un ataque militar chino usando armas químicas reales arriesgaría una abrumadora respuesta militar, pero usar el arma química de las drogas ilícitas es un asedio sutil que rasga la frágil tela de la sociedad estadounidense al atacar, no sus vulnerabilidades estratégicas, sino su moral.

EE UU se está auto infligiendo y la epidemia de fentanilo facilitada por China está destrozando familias, multiplicando el crimen, asfixiando la economía y destruyendo la mente de la siguiente generación de estadounidenses.

Destruyendo la fuerza de voluntad de EE UU

Sorprendentemente, 1 de cada 10 estadounidenses admite que ha usado drogas ilícitas el mes pasado. Incluso muchos líderes estadounidenses de negocios, cultura y política han admitido haber usado drogas en el pasado. El Partido Comunista Chino y los cárteles mexicanos están facilitando y aprovechándose de esta autodestrucción estadounidense, pero la culpa finalmente yace en las depravaciones del pueblo norteamericano.

Los vendedores de estupefacientes quizás estén poniendo estas armas químicas en las manos de los estadounidenses, pero son éstos los que las están usando y demandando más y más “cosas que les gusta probar”.

Los cárteles mexicanos y los laboratorios chinos no tendrían ningún efecto en la sociedad estadounidense si la gente conociera y se aferraran a las leyes de moralidad y salud de Dios. Pero el pueblo estadounidense ha rechazado a Dios y se ha entregado a placeres que sabe que son destructivos. Y aquellos que no usan drogas fallan en erradicarlas, continúan tolerando y se han rendido a los efectos de esta arma química en la sociedad. La adicción a las drogas, el crimen, la violencia de pandillas y la fractura familiar están desgarrando a Estados Unidos desde adentro.

Algunos argumentan que la solución es legalizar y regular las drogas para que las personas puedan complacer sus adicciones y drogarse “con seguridad”. Pero aquellos que se dedican a derribar a EE UU saben que llevar drogas a las manos de un enemigo es una manera efectiva de destruirlo. Más de 77 millones de estadounidenses han inhalado, fumado, tragado o se han inyectado drogas para los mal llamados propósitos “recreativos”. Su uso de drogas no les ha traído libertad, y ha esclavizado a muchos con hábitos destructivos, permitiendo a organizaciones criminales invadir grandes sectores del país.

Con respecto a aquellos que tienen la equivocada idea de libertad, el apóstol Pedro escribió, “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció” (2 Pedro 2:19).

Ahora mueren más estadounidenses por adicción a las drogas cada año que los que murieron durante los veinte años que duró de la guerra de Vietnam. Esto está destruyendo la fuerza de voluntad de una generación, y está llevando a un tiempo profetizado cuando enemigos extranjeros esclavizarán a esta nación. Sólo el arrepentimiento puede desmantelar la cultura de escapismo de EE UU y volver a la gente a la forma de vida pura, sana y feliz de Dios.

Una nación esclavizada

(Cita de No Freedom Without Law [No hay libertad sin ley, disponible sólo en inglés], por Gerald Flurry)

¿Por qué los jóvenes quieren tomar drogas y destruir sus mentes? La mente es la única cosa que realmente nos separa de los animales. ¿Qué les hace falta en sus vidas que hace que quieran hacerse eso? ¿Por qué siquiera tomar el riesgo en algo tan destructivo? Porque su voluntad está tan debilitada, que deben tener algo que llene el vacío que sus padres han dejado—en la mayoría de los casos. Claro que las drogas en verdad no llenan ese vacío en absoluto—sólo traen a las personas a la peor esclavitud posible.

¡La adicción a las drogas destruye la voluntad! ¡La adicción al sexo destruye la voluntad! Mientras peor es la adicción, más débil es la voluntad de resistir, de luchar contra el mal.

Nuestros jóvenes hoy en día incluso han perdido la voluntad de participar en el ejército para proteger la libertad de la nación. La historia muestra la terrible consecuencia de una voluntad dañada: Cuando la voluntad de una nación es quebrantada, se vuelve débil e inefectiva—y, a menudo, ¡esclavizada por una nación enemiga! 

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