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iStock.com/jhorrocks/Julia Goddard/La Trompeta

La guerra contra la Historia

¿Cómo se puede deshacer la democracia? Deshaciendo la educación de los votantes.

La democracia está perdiendo rápidamente su encanto. Actualmente, un creciente número de jóvenes tienen una visión reducida de la democracia como una forma viable de gobierno. Una de las causas de esta tendencia son las décadas de decadencia de la enseñanza de Historia en las escuelas públicas y universidades en Estados Unidos.

La Asociación de Historia Estadounidense (aha, por sus siglas en inglés) publicó un reporte en septiembre pasado mostrando que entre los años escolares 2012 a 2013 y 2014 a 2015, las matrículas de pregrado en historia descendieron un 7,6 por ciento. De 123 departamentos de historia, 96 reportaron decrecimiento, 55 de los cuales cayeron en un 10 por ciento, o más.

La disminución de los grados en historia otorgados en el mismo período es el cambio más grande, hacia arriba o hacia abajo, en los pasados 15 años. Los millennials (aquellos nacidos en las décadas de 1980 y 1990) mostraron un marcado desinterés en aprender historia en la secundaria. El hecho de que haya menos jóvenes aprendiendo del pasado puede explicar por qué hay una creciente minoría, a la que no le inquieta la posibilidad de golpes militares, tecnocracias y otros regímenes autoritarios.

Pero incluso para aquellos que están interesados en aprender historia en las universidades estadounidenses, ¿qué tipo de cursos están enseñando los profesores?

La aha señaló en otro reporte publicado en diciembre de 2015, que en los últimos 40 años el porcentaje de miembros del profesorado que enseñan historia intelectual clásica ha estado cayendo. Mientras tanto, en el mismo período, los estudios de historia respecto a mujeres y género incrementaron un 797 por ciento, y la participación de profesores en esos estudios también pasó de ser 1%, a casi 10 por ciento. Los estudios de historia ambiental crecieron del 0,2 al 2,7 por ciento. Los estudios de raza y etnia pasaron del 0,7 al 2,1 por ciento. La facultad de especialización en historia legal y constitucional decreció del 3 al 2 por ciento. La facultad de especialización en historia intelectual cayó drásticamente del 10,3 al 5 por ciento. Historia diplomática cayó cerca de 5 puntos porcentuales, e historia económica cayó casi 3 puntos.

Los incrementos en historia especializada han ido acompañados de una disminución en la enseñanza de materias básicas y esenciales para el bienestar nacional, tales como la Constitución, la guerra civil, la vida de grandes líderes e historia general de la civilización occidental.

Los administradores universitarios han reemplazado estos cursos de estudio con clases especializadas; por nombrar algunos ejemplos, Harvard enseña “Las emociones en la historia” y Yale tiene “Historia religiosa indígena”, “La brujería y la sociedad de la América colonial”, “Historia de lo sobrenatural” y “Sexo, vida y generación”. Stanford ofrece un curso sobre “Mujeres locas: la historia de la mujer y las enfermedades mentales en EE UU”.

Esta falta de educación sólida en historia puede ser una razón clave por la que muchos millennials [la generación del mileno] dicen que tolerarían un golpe militar o la eliminación de todos los controles y contrapesos en el gobierno de EE UU. Ellos nunca aprendieron si posiblemente o por qué su forma constitucional de autogobierno trajo seguridad, oportunidades y prosperidad para los ciudadanos estadounidenses y ayudó al mundo: esto simplemente no se habló en clase. Pero la ignorancia de la historia deja al individuo sin más memoria que la suya propia, sin ninguna guía para tomar decisiones. Por ejemplo, un líder fuerte y autocrático puede parecer atractivo si uno nunca ha conocido los hechos históricos relacionados con Mussolini, Hitler, Stalin o Mao.

Las clases especializadas no solo evitan estas lecciones de la historia sino que también suelen llevar un mensaje politizado. Estudios de temas tales como raza, género, religión y el medioambiente confinan su enfoque a temas sociales, defendidos por aquellos con una agenda social y política. Por su estrecho enfoque, tal curso se desconecta de su lugar en el arco de la historia, conllevando a conclusiones equivocadas y creando posiblemente un sesgo injusto en el cual la verdad y el pasado están distorsionados.

¿Qué causó el deterioro de la educación en historia en Estados Unidos? ¿Fue negligencia? ¿Fue un accidente? ¿Fue intencional?

La educación estadounidense adoptó sin reparos el liberalismo del racionalismo alemán a principio de 1900. Dos guerras mundiales después, las políticas estadounidenses se volvieron mucho más liberales entre las décadas de 1950 y 1970. Los diversos asuntos de derechos sociales y civiles desencadenaron una ola de cambios. El comunismo, la promesa de una utopía de igualdad de ingresos sin clases ni fronteras, se volvió popular entre los jóvenes y los profesores; muchos elogiaban abiertamente a Karl Marx y Frederich Engles, e incluso a Joseph Stalin y Mao Zedung.

“En las décadas de 1960 y 1970, Estados Unidos tuvo muchos problemas de disturbios y violencia en los campus universitarios”, escribe el jefe de redacción de Trompeta Gerald Flurry en su folleto Great Again (Grande otra vez). “Los educadores preguntaba quién estaba a cargo, y en casi cada caso, no había nadie a cargo excepto los que hacían los disturbios.

“Pronto, la nueva izquierda comenzó a meterse en esas instituciones y ganar control. Fue en el sistema educativo donde la izquierda se infiltró en la nación: primero en las universidades, luego en las escuelas secundarias e incluso en las primarias. Del sistema educativo es de donde la nación obtiene su liderazgo. ¿De dónde vienen las ideas de los líderes actuales de Estados Unidos? De nuestras
instituciones educativas”.

John Lukacs escribió en su libro Remembered Past (El pasado recordado) acerca de una “ola de revisionismo” que “no vino de la Nueva derecha, sino de la Nueva izquierda. Estos eran los historiadores quienes durante la inquietante década de 1960 intentaron reescribir los orígenes de la Guerra fría con Rusia, argumentando y sosteniendo que Estados Unidos con su política exterior y agresividad fue cuando menos tanto, o hasta más, responsable de la llegada de la Guerra fría que la Unión Soviética. (…) A diferencia de los revisionistas de los años 1920 y 1940, estos autores tuvieron poca oposición por parte de la mayoría de sus colegas historiadores: porque tal era la tendencia intelectual generalmente izquierdista de los
estadounidenses, en la década de 1960”.

Los estudiantes que manifestaron en los campus universitarios contra la guerra en Vietnam o que protestaron por los derechos civiles ahora son los instructores. Individuos con opiniones políticas radicales, especialmente aquellos que defienden el comunismo, se han convertido en poderosas voces en el sistema educativo estadounidense. Muchos ven el comunismo como una alternativa frente a la constitución de EE UU. Barack Obama es producto de tales instructores radicales. (Solicite una copia gratuita de Estados Unidos bajo ataque , para más antecedentes de la educación del Sr. Obama).

¿Han encontrado los millennials, eruditos y educadores una mejor alternativa para la democracia? ¿Ha llevado la erosión de la educación en historia y el establecimiento de una visión mundial izquierdista radical y antidemocrática a una mejor nación y un mundo mejor?

Las democracias mueren en las manos de aquellos a quienes gobiernan. Aunque hay muchas causas para el descontento con la democracia hoy día, una causa importante es la ignorancia de las alternativas humanas.

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