(AFRL)
La fuerza y vulnerabilidad de la inteligencia artificial de Estados Unidos
El 25 de junio, la Fuerza Aérea de Estados Unidos voló su primer vehículo aéreo de combate no tripulado que utiliza inteligencia artificial (IA). El ejército estadounidense planea integrar drones dotados de IA en una estrategia conjunta de mando y control multidominio (jadc2, por sus siglas en inglés).
Detrás de la jerga militar hay un objetivo sencillo: la eficacia. Mientras más grande sea la operación militar, mayor será la necesidad de coordinación y toma de decisiones centralizada. Cuanto más compleja sea la operación, mayor será la necesidad de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), para poder procesar todos los datos.
En el futuro, todos los barcos, tanques, aviones, drones y satélites podrán compartir datos y ajustar los procesos de toma de decisiones. En cuestión de segundos, un misil, tanque o avión de combate podría derribar un objetivo que un dron identificó previamente. Las decisiones podrían ser tomadas de forma automatizada, en lugar de ser aprobadas por un centro de mando.
Esto podría considerarse una decisión sensata. Un enjambre de drones que tienen que coordinarse con pilotos de combate, que tienen que coordinarse con otras partes del ejército que abarcan múltiples dominios, hace más lento el proceso de toma de decisiones. Las nuevas tecnologías pueden integrar distintos aspectos del ejército. Pueden ayudar a ejecutar un objetivo y adaptarse a amenazas nunca antes vistas.
A medida que los rivales de Estados Unidos utilizan sistemas y planes de batalla cada vez más complejos, Washington busca formas de superar su fuerza combinada. Para ello, EE UU quiere cooperar con aliados y socios.
“La integración de los sistemas entre socios de misiones es ideal cuando los datos de los sistemas C2 [mando y control] de cada socio pueden ser accesibles, ser vistos y ser utilizados por todos los demás socios autorizados”, escribió el Departamento de Defensa el año pasado. “En última instancia, la interoperabilidad del sistema jadc2 es fundamental para llevar a cabo operaciones combinadas y asociadas con rapidez, precisión, relevancia y seguridad”. La Estrategia de Defensa Nacional de EE UU 2022 se comprometió a “anclar nuestra estrategia entre aliados y socios”.
El jadc2 une a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en particular a Estados Unidos, Canadá, Francia y Alemania, junto con Japón y Corea del Sur, contra enemigos como China, Irán, Rusia y Corea del Norte. Aunque el poder militar combinado de la otan y sus socios ofrece una fuerza incomparable, hay otras consideraciones que deben tenerse en cuenta. La confianza es una de ellas.
El acuerdo de defensa mutua de la otan inicialmente se interpretó como una promesa estadounidense de defender a sus aliados. Pero a medida que China, Rusia y otros países colaboran más estrechamente y se muestran cada vez más agresivos hacia EE UU, puede que Estados Unidos necesite la ayuda de sus aliados en una posible confrontación. Entre más integradas estén estas fuerzas, con mayor eficacia operarán. El periódico War on the Rocks señaló el 24 de julio que los aliados y socios de Estados Unidos están presionando a EE UU para que incremente la información compartida y la planificación estratégica conjunta con el fin de lograr una mayor cooperación. Pero ¿qué ocurriría si los socios de Estados Unidos tuvieran en mente un objetivo totalmente distinto?
En abril, el presidente francés Emmanuel Macron instó a Europa a desarrollar una estrategia propia hacia China, en lugar de seguir a Estados Unidos. En su podcast, titulado “¿Sigue siendo Estados Unidos nuestro amigo?”, el político alemán izquierdista Gregor Gysi y el ex ministro alemán de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg se preguntaron cuántos alemanes apoyarían defender a Estados Unidos en caso de ataque.
Si China declarara la guerra a EE UU, ¿acudirían en su ayuda sus aliados y socios? Algunos podrían optar por permanecer neutrales o incluso unirse al otro bando. Un “aliado” podría filtrar todos los datos y estrategias compartidos, lo que llevaría a una nación enemiga a lanzar un ciberataque. O quizá un “aliado” podría unirse a las fuerzas enemigas y atacar la defensa estadounidense desde el interior. Una traición a tal nivel sería catastrófica.
El presidente de Estados Unidos, George Washington, aconsejó que Estados Unidos “se mantuviera alejado de alianzas permanentes con cualquier parte del mundo extranjero”. Sin embargo, hoy en día, Estados Unidos confía más que nunca en sus aliados. Eso, combinado con su confianza en la tecnología, puede ser precisamente su principal vulnerabilidad.
La profecía bíblica de Ezequiel 7 dice: “Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud” (versículo 14). Ezequiel 7 se está dirigiendo a “la tierra de Israel” en el tiempo del “fin”, lo que significa que se refiere a Estados Unidos y Gran Bretaña modernos (solicite un ejemplar gratuito de Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía para obtener pruebas).
En enero de 1995, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, dijo que esta “alarmante” Escritura describe una época en la que la tecnología militar estadounidense quedará expuesta: “Parece que todo el mundo espera que nuestro país vaya a la batalla, ¡pero ocurre la mayor tragedia imaginable! Nadie va a la batalla, ¡a pesar de que se toca la trompeta! ¿Será por culpa de un terrorista informático?”.
Queda por ver qué conducirá a este golpe fatal. Pero la Biblia revela en Ezequiel 16 que el autor de este ataque será uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos. Esta profecía hace que el exceso de confianza de Estados Unidos en su tecnología y en sus aliados sea aún más preocupante. Pero las profecías de la Biblia son aún más específicas. Identifican quién será este perpetrador profetizado. Lea Ezequiel: El profeta del tiempo final, por Gerald Flurry, para una explicación detallada.