HEIDI RODIS/TRUMPET
La conspiración contra el Brexit —revelada
Uno puede llamarlo el “Estado profundo”, el “establecimiento” o simplemente “los grandes y buenos”. Durante los últimos tres años, prácticamente toda persona de alguna fama, se ha estado esforzando por detener el Brexit, y mantener a Gran Bretaña en la Unión Europea.
Sólo ahora se ha podido conocer todo el alcance de la trama, años después que los ciudadanos británicos votaron por salirse de la Unión Europea. Y esta conspiración revela una fuerza trabajando tras bastidores, no sólo en la política británica, sino también en todo el mundo.
Mentiras
Durante años, un segmento muy ruidoso de la población ha querido que Gran Bretaña abandone la UE. El referendo del Brexit fue diseñado para callarlos. Éste referendo fue llamado por el primer ministro David Cameron (un “Remainer”, o “Continuista”), una forma de finalmente resolver el problema.
Los “Continuistas” pensaron que ganarían fácilmente. Después de todo, miren quiénes estaban de su lado: todos los ex primer ministro vivos, todos los principales partidos políticos, todas las agencias gubernamentales, la bbc, el Banco de Inglaterra, todos los principales bancos internacionales, el Fondo Monetario Internacional (fmi), la Confederación de la Industria Británica, el entonces presidente de EE UU y una gran cantidad de famosos.
¿Cómo podría el Brexit tener éxito contra todo eso?
Sólo para asegurarse, los “Continuistas” se aferraron a un mensaje consistente: el Brexit significa la catástrofe.
El Ministerio de Economía dijo que una votación en el referendo a favor de “salir” (Brexit), desencadenaría una recesión inmediata y que el Reino Unido perdería medio millón de empleos al año siguiente de la votación. El Ministro de Hacienda, George Osborne, dijo que tendría que convocar un presupuesto de emergencia y aumentar los impuestos para cubrir el hueco de 30.000 millones de libras (38.700 millones de dólares) que el Brexit abriría en las finanzas de la nación.
El fmi dijo que un voto de Brexit causaría “fuertes caídas en la plusvalía y en los precios de las viviendas”. El gobierno afirmó que los hogares perderían 4.300 libras esterlinas anualmente, durante el futuro previsible. Barclays dijo que la economía se encogería en un 0,4% en 2017; Credit Suisse dijo que se reduciría en un 1%. Un experto en cnn dijo: “El colapso de Lehman Brothers podría ser insignificante comparado con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea”.
Otros expertos predijeron escasez de alimentos. The Food Research Collaboration (La Colaboración en Investigación Alimentaria) pronosticó “interrupciones importantes” en las cadenas de suministro de Gran Bretaña. En todo el país, los enfermos morirían al perder acceso a los medicamentos.
Dada toda esta presión, muchos pensaron que la victoria de los “Continuistas” era inevitable. Incluso Nigel Farage, uno de los principales líderes de la campaña Leave (salir), pensó que habían perdido. En el día de la votación, dijo que “parecía que los ‘Continuistas’ los superarían”.
Pero entonces, sucedió lo inesperado. Más de 16 millones votaron por Remain (permanecer), pero más de 17 millones votaron por Leave (abandonar). La victoria de 52% a favor del Brexit y 48% en contra, ¡le dio a la nación su mayor mandato democrático en la historia!
Luego de la votación a favor de Leave (Brexit), salió a flote que todas aquellas terribles advertencias eran mentiras. La economía británica no se contrajo en un 1%, ni siquiera en un 0,5%. Al contrario, creció un 1,4%. No hubo escasez de alimentos ni de medicamentos. Ninguna de las calamidades previstas ocurrió.
Hipocresía
El día después de la votación, grupos de campaña pro-UE pidieron un segundo referendo. Esta es la táctica ya conocida y comprobada de la UE. Ellos la utilizaron después que Irlanda rechazó el Tratado de Niza y cuando rechazaron el Tratado de Lisboa; te equivocaste —inténtalo de nuevo.
Pero los políticos pro-UE no pudieron hacer este llamado con tanta rapidez. Durante su campaña de “Continuar” ellos habían enfatizado que ésta sería la única votación, ya que estaban confiados en la victoria. “No habrá segundas oportunidades ni repeticiones”, había dicho la oficina de campaña de los “Continuistas”. El ex primer ministro John Major declaró: “No habrá otro referendo sobre Europa. Eso es todo”. Un folleto del gobierno, enviado a todos los hogares del país, prometía que el sufragio sería una “decisión única en toda una generación”. “El gobierno implementará lo que usted decida”, decía el folleto. Que los políticos dieran la vuelta e hicieran campaña para un segundo referendo el día después de esta “decisión única en toda una generación”, los habría expuesto como mentirosos e hipócritas.
Ahora vemos que ellos adoptaron una estrategia más perspicaz. Al mismo tiempo que afirmaban que respetaban la voluntad del pueblo y el resultado del referendo, trabajaron para retrasar su implementación. Su estrategia era hacer que pasara el tiempo suficiente para que pudieran convocar una segunda “decisión única en toda una generación”, conseguir esta vez la respuesta “correcta” y mantener a Gran Bretaña dentro de la UE.
Nueve meses después de la votación del Brexit, Gran Bretaña realizó elecciones generales. Los políticos tuvieron que dejar muy claro cuál era su posición con respecto al Brexit; y todos los principales partidos dijeron que respetarían el resultado de la votación. Los políticos pro-UE sabían que, si eran honestos sobre sus intenciones, serían rechazados por un electorado pro-Brexit. Así que ellos también prometieron respetar el Brexit. He aquí una pequeña muestra de una montaña de declaraciones similares de los miembros del Parlamento:
“Yo era una Continuista, pero en el momento en que empezamos a ignorar la voluntad democrática de la gente de este país, empezamos a deslizarnos muy rápidamente hacia la clase de república bananera en la que yo no quiero vivir”. —Heidi Allen, entonces conservadora, y ahora saltando entre varios partidos.
“Nadie dijo, ‘Bueno, sabe qué, yo no voy a respetar el resultado después’—ese es el tipo de cosa que Donald Trump dice”—Yvette Cooper, Partido Laborista.
“Muchas personas votaron Leave por razones genuinas y respetadas. Tenemos que respetar el resultado”. —Anna Soubry, entonces Conservadora, ahora con el Grupo Independiente.
“El público ha votado, y es muy irrespetuoso y políticamente contraproducente decir: ‘Lo siento muchachos, ustedes se equivocaron. Vamos a intentarlo de nuevo’”—Sir Vince Cable.
“Todos tenemos que aceptar y respetar el resultado del referendo. Yo hice campaña para permanecer en la UE. Yo esperaría que el resultado fuera respetado si lo hubiéramos ganado”—Sir Keir Starmer, Laborista.
Pero una vez que estas promesas los llevaron a ser elegidos, estos mismos miembros del Parlamento procedieron a seriamente faltarle al respeto a la voluntad democrática del pueblo. Trabajaron para mantener a Gran Bretaña dentro de la Unión Europea.
Una y otra vez, el Parlamento bloqueó cualquier forma de acuerdo del Brexit. Cada uno de los parlamentarios citados anteriormente ha apoyado desde entonces un segundo referendo o la cancelación del Brexit sin ningún tipo de votación. Ellos fueron elegidos bajo pretensiones falsas.
Excusas
Inmediatamente después de la votación para abandonar la UE, la actual fecha del Brexit fue aplazada para más tarde. Los funcionarios insistieron en que la relación de Gran Bretaña con la UE tardaría años en terminar. Los que apoyaron el Brexit estuvieron de acuerdo con el aplazamiento. Después de todo, el control omnipresente de Bruselas sobre todos los aspectos de la ley y vidas británicas era una de las principales razones por las que querían el Brexit; si les tomaba tiempo hacer una ruptura adecuada, razonaban ellos, valdría la pena hacerlo.
Así que Gran Bretaña esperó hasta el 29 de marzo de 2017 para comenzar el proceso oficial. Esto comenzó una cuenta regresiva de dos años, con la fecha límite para la salida real fijada para el 29 de marzo de 2019. Mientras las negociaciones y las demoras continuaban tras bambalinas, las figuras públicas comenzaron a promover una serie de excusas para un segundo referendo: El público no sabía por lo que estaba votando. La campaña por “Leave” fue basada en mentiras. ¡Los rusos lo hicieron!
La Comisión Electoral (un organismo supuestamente neutral diseñado para garantizar elecciones justas), entró en acción. Aunque ignoró cualquier irregularidad cometida por los grupos de la campaña de “Continuistas”, un joven activista de Leave, llamado Darren Grimes, fue investigado tres veces, hasta que la Comisión finalmente encontró un cuadro que él marcó de manera incorrecta. Gastaron un millón de libras tratando de procesarlo, pero los tribunales finalmente lo absolvieron.
La campaña oficial de Leave también sintió el golpe de la Comisión. Ellos le pidieron consejo sobre la manera correcta y legal de manejar las donaciones. La Comisión dio el consejo y la campaña de Leave lo siguió. Sin embargo, después de la votación, la Comisión acusó a la campaña de Leave, diciendo que su comportamiento era ilegal, aunque los tribunales nuevamente no estuvieron de acuerdo.
La Comisión Electoral denunció a Arron Banks, un importante donante de la campaña de Leave, a la Agencia Nacional del Crimen. Él también estaba completamente limpio. La Campaña de Leave también ha sido acusada repetidamente de colusión rusa. En su investigación, la Agencia Nacional del Crimen también liberó a Banks de esta calumnia.
Esta ha sido una parte significativa, aunque fallida, del complot contra el Brexit. Los “Continuistas” esperaban encontrar una excusa para invalidar la elección, pintándola toda como defectuosa, a fin de poder rehacerla. El exministro del Partido Laborista Ben Bradshaw, dijo que era “altamente probable” que la guerra cibernética rusa hubiera sido la causa de la votación del Brexit de Gran Bretaña y los medios izquierdistas se abalanzaron sobre la idea. Concretamente, el periódico Guardian ha pasado meses vendiendo con malicia teorías de conspiración izquierdistas sobre Rusia. Incluso afirmó que el entonces líder del Partido de la Independencia del Reino Unido, Nigel Farage, pasó datos entre la campaña de Donald Trump y el fundador de Wikileaks, Julian Assange, en una memoria de usb, como parte de una conspiración rusa para robar tanto el voto del Brexit como la elección presidencial de EE UU.
Una y otra vez se ha comprobado que estas acusaciones eran falsas. Pero eso no impide que hagan nuevos reclamos. Se trata de un esfuerzo desesperado pero potente por fabricar alguna excusa para un segundo referendo.
Conquista
Mientras se multiplicaban las excusas, las negociaciones del Brexit continuaban. Los dos años de negociaciones decepcionaron a todos. Éstas fueron lideradas por la primera ministra Theresa May (quien apoyó la campaña “Remain”, o “Continuar”) y fueron realizadas por un funcionario civil que trabajó por detener el Brexit.
El acuerdo del Brexit de May fue revelado en noviembre de 2018. “Si los miembros del Parlamento votan por este acuerdo, nos inclinamos ante el yugo”, escribió Boris Johnson, entonces parlamentario. “Nos estamos preparando para aceptar el dominio colonial de las potencias y tribunales extranjeros”. Tal como la mayoría de los de Leave, él había renunciado al gobierno, para no apoyar el enfoque de May.
El profesor de historia de Cambridge, Robert Tombs, estuvo de acuerdo: “Es prácticamente inaudito en las relaciones internacionales modernas que un Estado independiente se coloque bajo jurisdicción y legislación extranjera”, escribió él. “Uno tendría que pensar en el estatus colonial (por ejemplo, de las colonias estadounidenses antes de 1776) para tener una analogía adecuada”. La UE había respondido efectivamente a la votación de Leave en Gran Bretaña, al intentar convertir el Reino Unido en una colonia. Tal como lo escribió Ambrose Evans-Pritchard, del Telegraph: “Ninguna nación aceptaría normalmente tales términos a menos que fuera muy pequeña, o que estuviera en la bancarrota, o que hubiera sido derrotada en la guerra”.
El acuerdo fracasó repetidamente en el Parlamento. Esto dejó a los políticos pro-UE con un problema. Según las leyes aprobadas en los meses posteriores al referendo, Gran Bretaña abandonaría la UE el 29 de marzo de 2019. Si el acuerdo de la Sra. May fuera rechazado, entonces, tal como estaba redactada la ley, Gran Bretaña abandonaría por completo la UE el 29 de marzo sin ningún acuerdo. Inicialmente, May se aferró a esa estricta fecha límite, tratando de presionar a los renuentes miembros del Parlamento para que aceptaran su propuesta.
Los miembros parlamentarios de “Continuar” lanzaron entonces una ofensiva para derrocar la Constitución Británica.
Gran Bretaña no tiene un documento constitucional escrito singular. En lugar de eso, su historial de normas y procedimientos establecidos, es su constitución. Esa constitución define claramente las funciones del gobierno y el parlamento. En general, el gobierno inicia la legislación, controla el programa del parlamento y lleva a cabo la diplomacia con otras naciones.
En un esfuerzo por detener el Brexit, los políticos pro-UE atacaron a todos estos poderes.
Los parlamentarios iniciaron un movimiento sin precedentes para controlar el programa del parlamento, para decidir qué leyes eran aprobadas y cuándo. Por lo general, tal movimiento sería rechazado. Pero el portavoz de la Cámara, el hombre que actúa como árbitro y desempeña un papel crucial en la defensa de la Constitución, fue hasta hace poco, John Bercow, un apasionado “Continuista”. Bercow conduce su carro con una calcomanía en el parachoques, usando una palabrota para describir lo mucho que odia al Brexit. Cuando el Brexit llegó a la agenda, rutinariamente ignoró el consejo de los secretarios del Parlamento y dijo que, en lugar de guiarse por los antecedentes, necesitamos “flexibilidad política e intelectual”. Cuando le convenía a su causa, era muy estricto con los antecedentes y la Constitución, desenterrando reglas olvidadas desde hace cientos de años. Pero si esto obstaculizaba al Brexit, él distorsionaba las reglas en asombrosos grados de “flexibilidad política e intelectual”.
La primera ministro May, reacia a abandonar la UE sin un acuerdo, retrocedió y pidió a los líderes europeos que otorgaran una extensión a la membresía de Gran Bretaña en la UE. A medida que pasaban las semanas, quedó claro que ella no podría obtener ningún tipo de acuerdo a través del Parlamento. El 24 de mayo, anunció su renuncia como líder del Partido Conservador.
El partido realizó elecciones para su nuevo líder. El 23 de junio, Boris Johnson fue anunciado como el ganador, y fue nombrado Primer Ministro al siguiente día. Ganó por ser el candidato más apegado al Brexit, prometiendo sacar a Gran Bretaña de la UE.
Los “Continuistas” reaccionaron intensificando su esfuerzo para detener el Brexit por cualquier medio necesario.
Golpe
Desde el primer día del mandato de Boris Johnson, ha habido un esfuerzo por presentar su cargo como ilegítimo. Los votantes británicos votan por un partido, no específicamente por un primer ministro. El líder del partido o coalición que obtenga la mayoría en el Parlamento es el primer ministro. Muchos han llegado al poder entre una elección y otra. Pero debido a que el Brexit estaba involucrado, los “Continuistas” argumentaron que Johnson no era un primer ministro legal, sin una elección.
“Boris Johnson ha obtenido el apoyo de menos de 100.000 miembros no representativos del Partido Conservador al prometer recortes de impuestos a los más ricos, presentándose como amigo de los banqueros y presionando para conseguir un “Brexit Sin Acuerdo” dañino. Pero él no se ganó el apoyo de nuestro país”, dijo en Twitter el líder laborista Jeremy Corbyn. “El pueblo de nuestro país debería decidir quién es el primer ministro en una elección general”, añadió.
Los parlamentarios también se pusieron en acción para impedir que el Sr. Johnson cumpliera su promesa de sacar a Gran Bretaña de la UE antes de la nueva fecha límite, el 31 de octubre. El Parlamento se apoderó del control de su agenda y de la política exterior británica del gobierno, aprobando una ley que establece que el primer ministro debe solicitar una prórroga del Brexit.
Los “Continuistas” sacaron a relucir los mismos fantasmas que habían utilizado en la campaña para el referendo de 2016. Si Gran Bretaña se marchara sin un acuerdo, la economía se derrumbaría. Cada hogar se volvería miles de libras más pobre. Las tiendas se quedarían sin comida. La gente moriría cuando terminara el suministro de medicamentos. Clamaban que era su deber patriótico detener el Brexit.
Eso lo hicieron en complicidad con la Unión Europea, un verdadero ejemplo de colusión extranjera en el debate del Brexit. El ex canciller de economía dirigió sus propias conversaciones con los negociadores de la UE para el Brexit. El supuestamente neutral Sr. Bercow se reunió con funcionarios de la UE para discutir el camino a seguir. El ex primer ministro y ardiente pro-europeo Tony Blair viajó por Europa, reuniéndose con líderes nacionales. Los líderes parlamentarios que trabajaron para detener el Brexit recibieron consejos del extranjero sobre cómo redactar la legislación. Otros buscaron la ayuda de Europa para presionar a Gran Bretaña hacia un segundo referendo. La interferencia extranjera se volvió tan irritante que el gobierno consideró aprobar un equivalente británico a la Ley Logan para detenerla.
El gobierno intentó luchar contra esta toma de poder parlamentario por medio de “prorrogar” (lo mismo que suspender) al Parlamento. Entonces se interpuso un sistema de justicia abrumadoramente favorable a la UE. El Tribunal Supremo del Reino Unido creó una nueva ley que limita la duración de la suspensión del Parlamento. Constitucionalmente es la Reina con el consejo de sus parlamentarios, quien prorroga el Parlamento. La Corte Suprema, al promulgar esta nueva ley, se constituyó como la autoridad máxima en la nación, invalidando incluso a la Reina. Así, de repente, Gran Bretaña tiene ahora una Corte Suprema al estilo estadounidense, que se involucra en los asuntos políticos más importantes del momento, pero sin el balance de poderes de EE UU en lo que respecta a la selección de jueces.
Los partidarios de Leave no fueron los únicos en condenar la atrocidad de la toma de poder de la Corte. Fact Check del Canal 4 afirmó: “Los expertos con los que hemos hablado son unánimes: el veredicto de hoy es masivo”. El profesor Tom Poole, de la Escuela de Economía de Londres, dijo a la fuente de noticias con sede en Reino Unido: “Me es imposible pensar en un caso más importante de derecho constitucional en Reino Unido”. El historiador David Starkey dijo: “Los acontecimientos desde el referendo han violado la Constitución inglesa. La han quebrantado y hecho pedazos como una noble estatua que ha sido empujada y deliberadamente quebrada. Es un acto de vandalismo total. Y una vez que es quebrada, no creo que se pueda volver a armar. La última vez que estuvimos en una situación como ésta, fue solucionado por una guerra civil”.
Derrocar al Brexit
Con la ofensiva del Sr. Johnson por el Brexit bloqueada, el único camino a seguir parecía ser hacer nuevas elecciones. Pero, a pesar de haber insinuado que el Sr. Johnson era ilegítimo porque no había sido elegido en una votación nacional, Jeremy Corbyn luchó contra las nuevas elecciones. Los parlamentarios pro-UE insistieron en que sólo podían celebrar elecciones una vez que un “Brexit Sin Acuerdo” fuera descartado.
La situación se convirtió en una farsa. El gobierno no pudo lograr nada y fue bloqueado repetidamente en el punto más importante de su agenda. Finalmente, el 29 de octubre, el Parlamento votó a favor de realizar una elección.
En 2017, todos los principales partidos políticos habían fingido apoyar el Brexit. Todos prometieron respetar el resultado del referendo. Los dos años que siguieron revelaron la verdad. Ahora ya no era posible fingir.
Así los demócratas liberales planean ahora cancelar por completo el Brexit. Su manifiesto dice que si son elegidos, harán de cuenta que el referendo nunca sucedió. Borrarán el mayor mandato democrático en la historia de Gran Bretaña.
La posición del Partido Laborista es más retorcida aún. Ellos prometieron un segundo referendo. Pero éste no será una repetición del primero, porque temen que los votantes lleguen a la respuesta “equivocada” de nuevo. En cambio, un gobierno laborista pro-UE negociaría un nuevo acuerdo con la UE, uno que mantenga a Gran Bretaña anclada a la UE aún más que los acuerdos de la Sra. May o del Sr. Johnson. Entonces darán a los votantes la opción de elegir entre ese acuerdo o permanecer en la UE.
Ésta sería una opción entre “Continuar mientras decimos que salimos” o “Sólo Continuar”.
Si lo logran, la élite se habrá antepuesto con éxito a la voluntad del pueblo.
Pero esto no está sucediendo en un vacío. La historia del Brexit ilustra poderosamente una tendencia global. En EE UU, los políticos están trabajando para deshacer la elección de un presidente que les desagrada. En Israel, la prensa y el poder judicial están intentando derrocar al primer ministro Benjamín Netanyahu.
La causa espiritual
El jefe editor de la Trompeta, Gerald Flurry, comenta esta tendencia en su folleto Great Again (Grande otra vez, disponible en inglés), escribiendo: “¿Tiene usted una visión favorable de los Padres Fundadores, la Constitución, la separación de poderes, el Estado de derecho, el Destino Manifiesto, la libertad de religión, libertad de expresión, economía de libre mercado y el papel de Estados Unidos en la I y en la II Guerra Mundial? De hacerlo, seguramente se sentirá profundamente alarmado por la actual situación de EE UU. Todos estos pilares de la historia e identidad de EE UU están siendo vilipendiados y destruidos”.
La misma tendencia existe en Gran Bretaña, y debido a una razón común. “Hay una dimensión espiritual en el declive de EE UU que la mayoría de la gente no ve”, escribe el Sr. Flurry. “¡La crisis que enfrenta esta nación no es causada por un mal presidente! La causa es mucho más profunda. Pero la mayoría de la gente no está dispuesta a enfrentarla”.
En ambos países, vemos la misma arrogancia y poder de las élites. “Antes de las últimas elecciones presidenciales, esta gente sabía que iba a ganar”, escribió el Sr. Flurry en la edición de la Trompeta de julio de 2019. “¡Ellos creen que están destinados a ‘gobernar el universo’! En la mayoría de los casos, no son funcionarios electos, nadie votó por ellos, pero se consideran como los únicos capacitados para gobernar. No pueden creer que un ‘bárbaro’ como Donald Trump se haya convertido en presidente, ¡y no pueden aceptarlo! Por eso, tienen que derrocarlo”. En Gran Bretaña, no pueden creer que el ciudadano promedio bárbaro haya votado por el Brexit. Por lo tanto, tienen que anular el resultado.
“¡Estas élites intelectuales intentan derrocar los votos de 63 millones de estadounidenses!”, escribió el Sr. Flurry (ibíd). Y en Gran Bretaña, están tratando de anular los votos de 17 millones de personas.
“Estos individuos sienten que no están obligados a obedecer la Constitución [de EE UU], ¡la ley suprema de la nación! No tienen ningún respeto por nuestra Carta de Derechos, que salvaguarda nuestra libertad de expresión y nuestra libertad de religión y nos protege de los abusos gubernamentales” (ibíd). Lo mismo ocurre en Reino Unido. Los acontecimientos en ambas naciones han hecho que esta tendencia sea más clara que nunca.
“Desde que Donald Trump se convirtió en presidente, la profundidad de la ilegalidad y la corrupción que impregnan el liderazgo de EE UU con la ayuda de la prensa estadounidense, está siendo descubierta”, escribió el Sr. Flurry. “Si Hillary Clinton hubiera ganado las últimas elecciones, ‘¡nada de esta corrupción habría salido a la luz!’ ¡Pero Dios quiere que sea expuesta! Él está salvando a EE UU temporalmente, y es una de las razones es para exponer esta maldad” (The Trumpet, noviembre de 2018).
El voto Brexit está exponiendo el mismo tipo de mal. Nadie pensaba que los políticos eran santos, pero la terquedad de la clase dirigente pro-UE por salirse con la suya en contra de la voluntad del pueblo, es chocante.
Hay una razón por la cual Dios quiere que la verdad salga a la luz. Observe lo que escribió el Sr. Flurry: “Dios quería que ese cáncer fuera expuesto. Todos tenemos que pensar seriamente sobre la razón, ¡y la responsabilidad que eso nos confiere individualmente!” (ibíd).
Una fuerza maligna está tratando de derribar, tanto a Gran Bretaña como a EE UU. Si usted cree que la Biblia es la Palabra de Dios, entonces no puede negar que existe un diablo. Y no puede negar que Gran Bretaña y EE UU han sido bendecidos por Dios. El diablo está trabajando contra esas bendiciones para derribar a nuestras naciones.
“Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de [el Eterno]”, dice Dios en Isaías 30:9, describiendo nuestra política actual. ¿De dónde vienen todas estas mentiras? Cristo llamó a Satanás el padre de mentiras (Juan 8:44).
“Dios quiere que reconozcamos la participación y actividad de Satanás, para que podamos ver el peligro real, entender hacia dónde está llevando a la nación y buscar individualmente la protección de Dios contra todo eso”, escribió el Sr. Flurry (ibíd).
Satanás está trabajando para derribar a EE UU a través del Estado profundo. Y está trabajando en derribar a Gran Bretaña a través de la Unión Europea. La UE es simplemente una fachada para el Sacro Imperio Romano, un poder dictatorial que se ha levantado repetidamente en Europa para tratar de imponer su voluntad y religión en el mundo.
A pesar de estos ataques, Gran Bretaña y EE UU no se han arrepentido de sus pecados ni se han vuelto a Dios. Ellos no han buscado Su ayuda. Sin embargo, Dios ha salvado a nuestras naciones temporalmente. Y Él ha estado usando este tiempo para exponer la maldad. El hecho de que existe una fuerza espiritual anarquista trabajando contra Gran Bretaña y EE UU es más claro que nunca. Él quiere que nuestras naciones vean el peligro, y se arrepientan.
Pero no hay evidencia de que nuestras naciones lo estén haciendo. Sin arrepentimiento, este resurgimiento será sólo temporal. La ira de Satanás en contra de estas potencias continuará.
Pero usted puede ver el peligro y buscar a Dios. Usted puede intensificar sus oraciones y apoyo a la obra de Dios, y ayudar a difundir este mensaje de advertencia. ▪