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La conquista árabe no tan tranquila del Monte del Templo

EYAL WARSHAVSKY/SOPA IMAGES/LIGHTROCKET VÍA GETTY IMAGES

La conquista árabe no tan tranquila del Monte del Templo

En el terreno más explosivo de la Tierra, el delicado statu quo está siendo desafiado.

Un rey de Oriente Medio pide la toma de Jerusalén. Desde las murallas de la Ciudad Vieja ondea una bandera de la yihad. Se construyen mezquitas para reclamar Haram al-Sharif (el Monte del Templo) para el islam. Se ordena a los infieles salir. Se está gestando un enfrentamiento entre los árabes y sus enemigos occidentales. Tiene el potencial de salirse de control e involucrar al mundo entero.

Esto no es una escena de una cruzada medieval. Está ocurriendo ahora mismo en Israel. Y lo que está en juego es más importante ahora que en cualquier momento de la Edad Media.

El principal foco de tensión es el Monte del Templo. Los judíos veneran el lugar por ser la ubicación del Muro de los Lamentos, el que creen es un vestigio del antiguo complejo del templo. Es el lugar más sagrado del judaísmo. Los musulmanes lo llaman Haram al-Sharif: es el lugar de la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, desde donde creen que Mahoma viajó al cielo. Israel obtuvo de Jordania el control militar del Monte del Templo tras la Guerra de los Seis Días en 1967. Pero eso no ha impedido que la población árabe de Israel organice levantamientos para conseguir el control del lugar.

Para preservar la paz, Israel impuso un statu quo en el Monte del Templo a partir de 1967. El Waqf islámico de Jerusalén, una fundación religiosa musulmana patrocinada por Jordania, controlaría la administración religiosa de los lugares sagrados musulmanes, mientras que Israel controlaría la seguridad del Monte del Templo. Los musulmanes no han organizado una ocupación violenta del Monte del Templo, no todavía. Pero muchos grupos musulmanes destacados están socavando el statu quo, ganando cada vez más control sobre el monte, e Israel hace poco o nada al respecto.

Desde 1967, los musulmanes han construido cuatro nuevas mezquitas. La Cúpula de la Roca, que era un santuario, se convirtió en una mezquita. Los Establos de Salomón, una antigua estructura utilizada como establo durante la época de las cruzadas, también se ha convertido en una mezquita. Una tercera mezquita, la Antigua Al-Aqsa, se construyó debajo de la mezquita original de Al-Aqsa en 1998. En 2019, se habilitó una zona de oración cerca de la Puerta Dorada del Monte del Templo, que posteriormente se convirtió en mezquita.

Una de las razones de estas ampliaciones fue el cambio en la definición del Monte del Templo. El nombre “Al-Aqsa” se refería únicamente a la Mezquita de Al-Aqsa; el conjunto del recinto se conocía como Haram al-Sharif. Pero muchos musulmanes empezaron a llamar “Al-Aqsa” a todo el monte en sí, lo que implicaba el control musulmán sobre toda la zona.

El acceso de los judíos al monte se ha ido reduciendo paulatinamente. Al principio, los judíos tenían acceso ilimitado al Monte del Templo durante la mayor parte del día y podían incluso entrar a las mezquitas. Pero, una tras otra, el Waqf cerró diferentes puertas de entrada a los no musulmanes. Ahora, los no musulmanes sólo pueden entrar por la Puerta Magrebí en el Muro de los Lamentos. Los judíos sólo pueden visitarlo de domingo a jueves durante 4 horas y media cada día.

La autoridad de la ley israelí es desafiada constantemente. Los trabajadores del municipio de Jerusalén ya no pueden entrar en la zona. La Autoridad de Antigüedades de Israel coopera con el Waqf para preservar el patrimonio antiguo del Monte del Templo. Pero el Waqf ha seguido adelante con los proyectos de construcción de su elección, a costa de perturbar toneladas y toneladas de tierra llena de artefactos.

En 1967, se prohibió ondear cualquier tipo de bandera en el monte. La prohibición de las banderas se sigue aplicando, cuando se trata de una bandera israelí. Pero el 2 de mayo el grupo terrorista Hamás pudo desplegar una gigantesca pancarta deseando a los musulmanes un feliz Ramadán con la imagen de un lanzacohetes. Las banderas israelíes han sido permitidas si son llevadas por manifestantes árabes con el fin de profanarlas y quemarlas.

Movimientos más audaces

Tal vez sintiendo debilidad, el rey Abdalá ii de Jordania está tratando de tomar el control total del Monte del Templo. El 29 de abril, el Jewish News Syndicate escribió: “Jordania habría presentado una carta al gobierno de Biden, exigiendo que el Waqf (guardias religiosos musulmanes) tenga el control total del Monte del Templo. Quiere instituir un código de vestimenta para los no musulmanes, así como limitar los visitantes a grupos de no más de cinco personas. Jordania también exige que no se permita más a la policía israelí entrar en el Monte del Templo, aunque los alborotadores ataquen a los fieles judíos en el Muro de los Lamentos o a los visitantes del lugar.

“Sus demandas también incluyen dar al Waqf la autoridad para restringir severamente las visitas de los no musulmanes al Monte del Templo, exigiéndoles que soliciten la visita por escrito con antelación, y estableciendo rutas turísticas restrictivas de no más de 500 pies (150 metros) en cada dirección para dichos visitantes”.

Las peticiones de Abdalá son audaces. Pero la administración Biden tiene un historial de apuñalar por la espalda a Israel, especialmente en lo que respecta a las relaciones de Jerusalén con sus vecinos árabes. Jordania podría estar aprovechando su oportunidad mientras Joe Biden está en la Casa Blanca. Otro posible motivo podría ser la amistad de Israel con los Emiratos Árabes Unidos. Los EAU son un Estado rico con un fuerte ejército que ha apoyado más las políticas de Israel en el Monte del Templo. A Abdalá le puede preocupar que Jordania pierda su influencia.

Aunque Biden les presione, es poco probable que los israelíes cedan a estas exigencias. Pero el impulso está definitivamente con los árabes.

No se trata de una cuestión local menor. Se han librado guerras por el Monte del Templo recientemente y desde hace miles de años. Oriente Medio es la región más volátil del mundo. Jerusalén es su ciudad más importante, y el Monte del Templo es, posiblemente, su mayor polvorín.

Musulmanes como el rey Abdalá, los líderes de Hamás y otros están encendiendo cerillas y desafiando al mundo a negar sus demandas.

Mientras tanto, la coalición del primer ministro israelí, Naftali Bennett, es débil. Controla una minoría de los 120 escaños de la Knesset [parlamento israelí], y algunos de ellos están controlados por Ra’am, un partido árabe-israelí con simpatías islamistas. Bennett no puede darse el lujo de perder su apoyo, lo que podría explicar su suave respuesta a los recientes ataques terroristas contra Israel.

Una fuente dice que el conflicto en Israel, especialmente en Jerusalén y sobre todo en el Monte del Templo, está a punto de volverse mucho más violento. Esa fuente es la Biblia.

Lo que dice la profecía

“He aquí, el día de [el Eterno] viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad” (Zacarías 14:1-2). El contexto de esta profecía es anterior al Día del Señor, una catástrofe mundial que se avecina (vea Joel 2:31 y Apocalipsis 6:12-17). Antes de que llegue el Día del Señor, la mitad de “la ciudad” (refiriéndose a Jerusalén) caerá en cautiverio.

El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribe en Jerusalén en profecía: “La nación de Israel fue establecida en 1948. En aquel momento los judíos sólo tenían alrededor de la mitad de Jerusalén. Los árabes tenían Jerusalén Oriental. Zacarías 14 es también una profecía de que los judíos conquistarían toda Jerusalén, porque para que la mitad de la ciudad sea tomada justo antes del regreso de Cristo, ¡la ciudad entera debe ser controlada por los judíos justo antes de ese momento! Los judíos sí tomaron control total en la guerra de 1967”.

La perspectiva de una toma violenta de la mitad de Jerusalén por parte de los musulmanes es preocupante. El gran derramamiento de sangre que se producirá en Jerusalén y en todo el mundo es aterrador.

Pero la misma Biblia que profetiza la próxima caída de Jerusalén también predice lo que seguirá a ese evento; y muestra que el resultado final es espectacular.

El versículo 3 continúa: “Después saldrá [el Eterno] y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla”. Jerusalén significa “ciudad de paz”. En la mayor parte de su historia, Jerusalén no ha conocido la paz. Pero la profecía de Zacarías 14 revela que la caída de la mitad de Jerusalén es una señal de las mejores noticias tanto para los judíos como para los árabes: ¡Dios Mismo pondrá fin a la violencia!

“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a [el Eterno] de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (versículo 16). El conflicto sobre la religión en Jerusalén tendrá como resultado que Jesucristo Mismo se hará cargo no sólo de la religión, sino del gobierno político mundial.

La visión de Zacarías es ampliada por una profecía del libro de Isaías: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de [el Eterno] como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de [el Eterno], a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de [el Eterno]. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más la guerra” (Isaías 2:2-4).

Pronto Jerusalén no pertenecerá a Israel, ni a Jordania ni a ningún otro país moderno, sino a Dios. Todos recibirán la oportunidad de adorar al Dios verdadero, de la manera correcta, dentro de esta preciosa ciudad.

Observe esta actual tensión y violencia en el Monte del Templo, y mantenga la perspectiva. Tengan en mente la visión de la profecía bíblica del rumbo final que tomarán estos acontecimientos en nuestro mundo.


JERUSALÉN EN PROFECÍA

Jerusalén significa “ciudad de paz”. Sin embargo, ¡la historia de esta ciudad está llena de ríos de sangre! Ninguna ciudad ha sufrido como Jerusalén. Ésta casi no ha conocido la paz. Pero hay muy buenas noticias. Dios estableció a Jerusalén para ser una ciudad de paz, ¡y un día Él se asegurará de que así sea! En realidad ésta es la ciudad desde la cual la Familia de Dios gobernará ¡a todo el universo!