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La beatificación de la ‘Zarina de la frontera’

Kassandra Verbout/ANDREW HARNIK/GETTY IMAGES

La beatificación de la ‘Zarina de la frontera’

De 2020 a 2024, la estrategia general de los izquierdistas radicales ha sido la misma: un golpe de estado permanente.

Donald Trump no está luchando contra un candidato: está luchando contra un sistema. Este hecho ha sido expuesto al mundo en los últimos meses.

Vivimos tiempos extremadamente turbulentos. Comencemos por el estado actual de la política presidencial estadounidense y luego analicemos su evolución. Ahora mismo, Kamala Harris es el epicentro de la “Kamala-manía”. Ella es la salvadora del Partido Demócrata y del futuro del país. Pero hace sólo un par de meses, era la compañera impopular y poco cualificada de Joe Biden, quien es el compañero impopular y poco poderoso de Barack Obama. En cuanto a su experiencia real en el gobierno, era conocida principalmente por haber sido delegada en la crisis fronteriza.




Han pasado tres años desde que Biden nombró a Kamala como su “zarina de la frontera”, pero ni Biden ni Kamala han tomado medidas significativas para detener el flujo de extranjeros ilegales. De hecho, su administración ha enviado inmigrantes en avión a ciudades del interior de Estados Unidos para dar cabida a más inmigrantes en la frontera. Sin embargo, usted nunca se percatará de esto si su único contacto con las noticias estadounidenses son los discursos de la Convención Nacional Demócrata.

“Por 20 años, Kamala Harris siempre ha sido dura como una roca cuando se trata de asegurar nuestra frontera”, dijo el senador demócrata Chris Murphy a los asistentes a la convención el pasado 20 de agosto. “Cuando era fiscal de California, persiguió a los contrabandistas de drogas, a los traficantes de personas, y encarceló a 100 miembros de pandillas en una redada”.

Sin embargo, a pesar de los elogios de Murphy, el historial de Kamala demuestra que es un camaleón político. Cuando le conviene para sus ambiciones profesionales ser dura con la delincuencia, puede endurecer su resolución. Cuando le conviene ser blanda con la delincuencia, entonces es blanda. Cuando era fiscal del distrito de San Francisco, le interesaba reducir la altísima tasa de asesinatos de la ciudad. Después de convertirse en vicepresidenta, los antiguos alumnos de Obama que la rodeaban querían más inmigrantes ilegales en este país. Así que cuando Biden le encargó asegurar la frontera, ella hizo la vista gorda ante la crisis.

Cuesta creer que los estadounidenses se traguen la propaganda de que Harris es “dura como una roca”, pero lo cierto es que hay millones de personas que se disponen a votar por ella con la esperanza de que ponga fin a la crisis existencial en la frontera sur de EE UU. ¡Tiempos turbulentos, sin duda!

Montaña rusa mediática

Se trata de la misma Kamala Harris cuyo ascenso en la política en California fue notoriamente menos que respetable, la misma Kamala Harris que contaba con un 3% del apoyo demócrata en las encuestas y que abandonó la campaña presidencial de 2020 mucho antes de que se celebraran las primarias demócratas. En 2024, incluso cuando el deterioro mental de Joe Biden era bien conocido, Harris no fue presentada como candidata y obtuvo cero votos de los votantes demócratas en las primarias. Sin embargo, ahora es la candidata ideal.

¿Por qué? No porque hiciera campaña, celebrara ruedas de prensa y entrevistas, respondiera a preguntas desafiantes de ciudadanos y periodistas, y convenciera a los estadounidenses en general (o al menos a los demócratas en particular) de su visión y capacidad de liderazgo. Fue debido al sistema y a las élites radicales que lo controlan.

Fue un espectáculo asombroso: las enormes maquinaciones de los políticos de izquierda y los medios de comunicación instantáneamente se inclinaron por Kamala. Después de retirarse Biden, Bill y Hillary Clinton tardaron menos de 90 minutos en apoyar a Harris. Obama esperó unos días, pero luego hizo una llamada telefónica forzada para respaldarla. En cuanto esto ocurrió, los medios del régimen se pusieron en marcha al instante.

Con un cambio de dirección tan abrupto y sospechoso, uno habría esperado al menos algunas diferencias de opinión o algún debate dentro del Partido Demócrata. Sin embargo, ¿a cuántos políticos o medios de izquierda escuchó usted que apoyaron, debatieron sus méritos o incluso hablaron de otro demócrata que no fuera “Kamala”?

Las mismas organizaciones de noticias que nos informaron que “Harris es la zarina de la frontera” pero fracasó en reducir la inmigración de pronto nos dicen que “Harris nunca fue la zarina de la frontera”, pero si fue más estricta con la inmigración que Donald Trump. Las personas que sabían que Harris nunca fue una candidata presidencial seria, de repente afirman que Harris es la candidata presidencial más emocionante.

Fue una creación magistral por parte de las élites políticas y mediáticas radicales. Cuando usted ve el espectáculo y escucha el bombo publicitario a favor de Kamala, está viendo en acción un enorme complejo de engaño político-mediático de izquierda. Y aunque está empezando a perder su poder, todavía hay una élite entre ellos al que hay que prestar atención de cara a estas elecciones: Barack Hussein Obama.

De 2020 a 2024

¿Pueden las élites mediáticas hacer que alguien pase artificialmente de la irrelevancia a la Casa Blanca? Ya lo han hecho antes.

La introducción del libro de mi padre Estados Unidos bajo ataque se titula “Los medios de comunicación ‘embelesados”. Se centra en los numerosos incidentes de periodistas cuyo comportamiento cambiaba drásticamente cuando estaban cerca de Barak Obama. ¡Desde hace años, este hombre ejerce un poder sobre la política estadounidense que es altamente anormal!

Tras el apoyo de Obama, los medios comenzaron a trabajar a toda máquina para convertir a una candidata impopular en una santa moderna y progresista. Kamala es una heroína afro-india-estadounidense, modelo a seguir para las niñas, que no es responsable de la situación en la frontera pero es dura con la inmigración, maravillosamente woke (progresista), una inspiración de alegría, inteligencia, muy capaz, implacable, compasiva, pragmática, formidable, de aspecto fabuloso y la única persona que puede derrotar a Donald Trump.

Nunca ha quedado tan claro que los informes de los medios estadounidenses son un esfuerzo deliberado por alterar la realidad pasada, presente y, sobre todo, futura, repitiendo mentiras con tanta frecuencia que las personas comienzan a dudar de la realidad.

“El entusiasmo fabricado por Kamala Harris ha comenzado, y las primeras 48 horas del bombardeo de publicitario son exactamente como cabía esperar”, escribió Mark Bradman en el Conservative Treehouse. “Los próximos meses van a ser ridículos a un nivel superior al del Lightbringer [Barack Obama]. Afortunadamente, una persona que quizá no estaba prestando atención en 2007 y 2008 ahora podrá presenciar algo de lo que no se percató antes y puede que sus oídos no estén tan sordos como hace 16 años” (24 de julio).

Contorsión mental

Además de mentir sobre la popularidad de Kamala y su papel en la crisis fronteriza, los medios también mienten sobre Kamala como defensora de la “democracia”. Los demócratas llevan años autoproclamándose “salvadores de la democracia”, haciendo la mentira tan grande y audaz, y respaldada con tanto poder que la gente tiene miedo de cuestionarla.

Los demócratas son el partido que transfiere continuamente el poder sobre su vida de sus manos a las manos del gobierno central, que aumenta constantemente la dependencia del gobierno —en especial en tiempos recientes— de la burocracia irresponsable, las fuertes regulaciones, la confiscación de armas, la negación de la Libertad de Información, los procedimientos secretos, el espionaje, la delación, la guerra legal, la colusión, la censura, la propaganda, la división sobre el sexo y la sexualidad, la división por la raza, la inmigración ilegal, la importación de no ciudadanos, la “flexibilidad” constitucional y, lo que es más importante, las irregularidades electorales.

Ese partido fue el que sacó a Joe Biden del sótano durante el confinamiento impuesto por el gobierno y lo instaló como presidente en 2020. Ahora intenta instalar, sin un solo voto en las elecciones primarias, a Kamala Harris en 2024. Cuando Joe Biden se rindió y se retiró como candidato presidencial este verano, dijo que lo hacía para detener a Donald Trump y salvar la democracia. Si usted puede hacer este tipo de contorsionismo mental, esto significa que el candidato que supuestamente derrotó a Donald Trump y ganó la presidencia limpiamente con 81 millones de votos ahora pretende “salvar la democracia” no convenciendo a los estadounidenses de que vuelvan a votar por él, sino renunciando para que las élites demócratas puedan instalar a alguien que nunca ha ganado ningún voto. Biden, las élites y los medios demócratas intentan cualquier cosa —incluyendo difamaciones, guerra jurídica y destruir su propia credibilidad para fabricar la “Kamala-manía”— para bloquear la voluntad de decenas de millones de estadounidenses que sólo quieren unas elecciones libres y justas en las que puedan votar por el candidato de su elección.

Sin embargo, este es el partido que tuvo la osadía de plasmar la palabra “libertad” en letras enormes por toda su convención nacional en agosto pasado y gritar que ellos están salvando la democracia. En esta convención, supuestamente, los demócratas eligen a su candidato por voluntad mayoritaria, lo que sería una aplicación especialmente buena de la “democracia” cuando el titular se retira poco antes. Pero las élites demócratas impidieron que eso sucediera, cambiando las reglas del partido para designar a Harris como candidata semanas antes del evento, invalidando todo el ejercicio democrático de sus propias primarias presidenciales y la voluntad de millones de votantes demócratas. ¡El Partido Demócrata es todo menos democrático!

Sin embargo, no sólo mantendrán el nombre, sino que se aferrarán a la narrativa de que están “salvando la democracia”.

Si esto le recuerda la novela distópica 1984 de George Orwell, usted no es el único. Ese libro presenta una poderosa y muy familiar agencia de propaganda gubernamental que convence a una población débil e ignorante de que no sólo su aliado es su enemigo, sino que siempre lo ha sido.

Guerra en 2024

En noviembre de este año, los 72 millones de demócratas registrados en EE UU podrían tener la oportunidad de decidir si prefieren a Harris o a Trump, pero sólo sus élites, en particular Obama, tuvieron algo que decir a la hora de destituir a Biden y poner a su sustituto. Con tales movimientos orwelianos [dictatoriales], se puede ver por qué los demócratas están confiando tanto en la ficción de los medios izquierdistas sobre la “Kamala-manía”. Su objetivo es hacer que lo que han hecho sea aceptable, y que la victoria de Kamala Harris sobre Donald Trump en las elecciones presidenciales sea algo casi plausible.

Este complejo político-medios de comunicación está preparando a los estadounidenses para un nuevo fraude y robo electoral, convenciéndoles ahora de que la mujer por la que nadie votó es la candidata presidencial más popular posible.

Muchos comentaristas políticos están despertando al hecho de que EE UU está al borde de una guerra civil. Un video recientemente publicado en febrero de este año muestra al congresista Jamie Raskin afirmando que si el Tribunal Supremo no bloquea a Donald Trump para ser presidente, él y otros miembros del Congreso lo harán. ¡Usted ha leído bien! El congresista Raskin está tan preocupado por la “democracia” que si el pueblo estadounidense decide elegir a Donald Trump como presidente, él está dispuesto a instalar a Kamala para que sea la presidenta por medio del voto del Congreso. Esta es una mentalidad peligrosamente ilegal que implica ganar a cualquier precio.

M. D. Kittle en el Federalist escribió: “En un año electoral inestable, marcado por un intento de asesinato contra el candidato presidencial del Partido Republicano, la retórica amenazante de Raskin ahora parece más que nunca que está por desatarse una tempestad” (6 de agosto). ¡Eso es absolutamente cierto!

Es interesante que Kittle haga referencia al atentado contra Trump del 13 de julio. Por un lado, ese dramático acontecimiento fue rápida y antinaturalmente atenuado por la élite liberal de los medios para minimizar cualquier efecto positivo para Donald Trump. Pero hay otra razón para distraer a la gente del intento de asesinato. Existen pruebas no sólo de que el Servicio Secreto dejó al Sr. Trump casi completamente vulnerable y de que el fbi está manejando la investigación de manera sospechosa, ¡sino que además personas de ambas agencias pueden incluso haber ayudado a perpetrar el tiroteo!

Si esa bala se hubiera desviado sólo unos centímetros a la derecha, EE UU se habría sumido casi con toda seguridad en una guerra civil. Pero ahora es “noticia antigua”. ¿Por qué? Porque los demócratas, muchos de los cuales desearían que ese disparo hubiera sido mortal, no quieren que el pueblo estadounidense examine lo ocurrido.

Teniendo en cuenta este contexto, el hecho de que Biden (o alguien en la oficina de Biden) anunciara que abandonaba la candidatura presidencial sólo horas antes de iniciar la audiencia del Congreso sobre el intento de asesinato podría no ser una coincidencia. Dado que Obama fue quien forzó la retirada de Biden, probablemente ésta se anunció justo cuando a Obama le pareció mejor. Este momento desvió la atención de la gente del intento de asesinato.

A muchos demócratas les encantaría ver muerto a Donald Trump. Muchos lo han dicho, y otros son mucho más cautelosos al respecto. Obama y otros pueden haber pensado que Biden tenía una oportunidad de ganar si Trump estuviera muerto. Pero ahora están en su posición de repliegue y tratan de convencer a EE UU de que Kamala Harris es, si no una buena líder, al menos enormemente popular, y cualquier irregularidad electoral en las próximas elecciones debe ignorarse, como pasó en 2020.

La estrategia demócrata en este momento es el golpe de Estado permanente.

Cuando Trump ganó las elecciones en 2016, las protestas de “no es mi presidente” sacudieron a la nación por semanas. Sin duda, esto volverá a ocurrir al acercarse las elecciones. Y hoy, hay millones de extranjeros ilegales en EE UU que no estaban aquí en 2016, y muchos de ellos podrían ser usados para votar por los demócratas. Estos ilegales, algunos de los cuales son pobres y desesperados por permanecer en el país, y otros son terroristas y agentes de gobiernos extranjeros, podrían enfrentar una posible deportación o la guerra.

¡Prepárese para el caos! Hasta ahora este año ha sido bastante violento, y en lo que resta del año, lo será aún más.

Nunca ha sido más claro que alguien aparte de Joe Biden controla el régimen. Obama sigue conservando mucho poder, pero este cambio de última hora de Biden por Kamala es un indicio de que su control del poder está desapareciendo. Puede que se desespere más y sea más violento en su lucha por retener el poder. El 20 de agosto dijo a los delegados de la Convención Nacional Demócrata de Chicago, su ciudad de origen: “Ahora nos toca a todos luchar por el EE UU que creemos. Y no se equivoquen, será una lucha”.

No se equivoquen.

Resurgimiento temporal

En EE UU se está gestando una tormenta perfecta. De joven, en el Occidental College, Obama se unió a la Alianza Socialista Democrática, una agrupación marxista-socialista fundada por el Dr. John Drew, un politólogo conservador que desde entonces ha repudiado el marxismo. En aquella época, Obama abogaba por una revolución violenta en EE UU. Pero otros marxistas lo convencieron de que era mejor infiltrarse en el sistema desde dentro. Obama hizo caso de sus palabras y ha tenido un gran éxito transformando lentamente a EE UU en un Estado socialista. Pero si Trump revierte su revolución gradual, Obama podría volver a su antigua estrategia.

Una profecía en Ezequiel 5:12 revela que un tercio de la población del Israel del tiempo del fin, principalmente EE UU, Gran Bretaña y la nación judía en Oriente Medio, morirá a causa de la pestilencia, el hambre y la violencia que resultará de la guerra civil. Esto significa que la violencia está cerca. La administración de Biden ha dejado entrar a EE UU a más de 8 millones de inmigrantes ilegales que podrían participar en violentos disturbios raciales contra el candidato que quiere defender la frontera sur de la nación. Así que Dios tendrá que intervenir para salvar temporalmente a la nación.

Otra profecía en Amós 7 dice que Dios será tolerante con EE UU una última vez para darles una última oportunidad de arrepentirse de sus terribles pecados. “[El Eterno] entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más” (versículo 8).

Esta profecía es la razón por la que hemos insistido constantemente en que el presidente Trump volverá al poder. No sabemos exactamente cómo sucederá, pero es probable que implique algún tipo lucha literal. Una profecía en 2 Reyes 14:26-28 habla sobre un tipo del rey Jeroboam ii del tiempo del fin, que luchará para recuperar algo que le fue robado, y el régimen Obama-Biden-Harris ha demostrado que no renuncia al poder fácilmente, incluso cuando las personas no votan por ellos. Continúe atento a los discursos que el Sr. Trump da en sus mítines por todo el país, ¡porque una gran ola roja va a barrer a EE UU después de un periodo difícil de conflicto! Pero este resurgimiento será sólo un respiro temporal antes de la destrucción profetizada de EE UU si la gente no se arrepiente.

ESTADOS UNIDOS BAJO ATAQUE

La profecía bíblica le ayudará a entender la traición en nuestro país. Gerald Flurry, autor del libro de 2013 Estados Unidos bajo ataque, ha expandido considerablemente el libro a 208 páginas, incluyendo apéndices, un glosario y un índice. El nuevo libro todavía no está disponible en español, pero abajo usted puede solicitar su ejemplar por adelantado. Conforme traducimos cada capítulo, los publicamos en laTrompeta.es. Usted puede encontrar la primera parte aquí. Haga clic aquí y suscríbase para recibir nuestros correos con las traducciones más recientes.