Cortesía Dra. Eilat Mazar (2)
La arqueología enseña una lección del tipo de fe que salva a una nación
La Dra. Eilat Mazar (arqueóloga israelí) ha excavado algunos artefactos sorprendentes. Dos de sus mayores descubrimientos fueron las impresiones de los sellos personales del rey Ezequías y el profeta Isaías. Estas pequeñas bulas se usaban para sellar documentos importantes y portar la autoridad de estos hombres.
Tuvimos el honor de mostrar esas dos impresiones de sellos en una exhibición de estreno mundial en el Armstrong Auditorium durante casi un año. Muchas personas de todo el mundo la visitaron. (Puede solicitar una copia gratuita del folleto de la exposición, Seals of Isaiah and King Hezekiah Discovered; Los sellos de Isaías y el rey Ezequías descubiertos, disponible en inglés).
Juntos, estos dos artefactos cuentan una historia poderosa sobre un rey de Judá trabajando con un profeta de Dios. Descubiertos en el mismo estrato de tierra a solo 3 metros de separados, estas bulas ofrecen una fuerte evidencia de lo cerca que estos dos hombres trabajaron juntos. Esa es una situación única y poco común. Los reyes a menudo mataban a los profetas porque odiaban su mensaje. Pero Ezequías e Isaías forjaron quizás la relación más fuerte de la historia entre un rey y un profeta, ¡y resultó en un tremendo milagro!
Éste es uno de los ejemplos más fuertes de la Biblia del tipo correcto de fe. Se encuentra en el libro de Reyes, el cual pertenece a los profetas anteriores (una sección del Antiguo Testamento) que es profecía principalmente para este tiempo del fin. (Para obtener más información, solicite mi libro gratuito The Former Prophets: How to Become a King; Los profetas anteriores: cómo llegar a ser un rey, disponible en inglés). Durante su asociación, Isaías escribió su libro bíblico que también contiene profecías específicamente para nuestro tiempo de hoy (Isaías 30:8).
El 90% de la profecía bíblica es para este tiempo del fin. Si usted comprende lo que está sucediendo en el mundo, puede ver que la profecía se está cumpliendo cada semana. Humanamente visto, lo que está ocurriendo puede ser aterrador; el mundo puede parecer sin esperanza. Sin embargo, hay ejemplos en la Biblia que ofrecen una esperanza extraordinaria.
El relato bíblico de Isaías y Ezequías está respaldado no solo por la arqueología sino también por la historia secular. Compruebe esto, y fortalecerá su fe en la Palabra de Dios. Puedo garantizarle que, si lo hace, ocurrirán milagros notables en su vida.
El tipo de fe que necesitamos es la fe que cree en Dios y Su Biblia, y que luego avanza y actúa basado en esa fe. Cualquier fe por debajo de eso es una fe muerta. A pesar de la abundancia de evidencia, casi nadie tiene fe en Dios y Su Palabra hoy.
La Dra. Mazar a menudo dice “dejen que las piedras hablen” y le cuenten su historia. La historia de los sellos de Isaías y Ezequías es una historia a la que debemos prestar especial atención. Contiene una increíble lección sobre cómo usted como individuo, o incluso naciones enteras, ¡pueden salvarse de la destrucción física y espiritual!
Una alianza vana
A finales del siglo viii a. C., el rey Ezequías fue uno de los reyes más justos de la historia de Judá. Trabajó duro para reformar a la nación. “E hizo lo recto ante los ojos de [el Eterno], conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” (2 Crónicas 29:2). Ezequías limpió el templo que Salomón había construido y restauró el sacerdocio. Bajo su liderazgo, la mayor parte de la nación comenzó a apartarse de la idolatría y volverse a Dios.
Sin embargo, como todos los seres humanos, Ezequías tenía sus debilidades. Judá afrontaba la destrucción a manos del Imperio Asirio. Para proteger a su nación, Ezequías buscó ayuda en Egipto. Isaías le había advertido al rey que aliarse con Egipto sería un grave error (Isaías 30 y 31). Pero Ezequías no hizo caso.
Dios vio que para que Ezequías fuera un gran rey, tenía que construir más fe. Y para que Judá fuera una gran nación, la gente también necesitaba más fe. Ezequías y la nación habían declinado buscar protección en Dios, y ¡Dios usó al ejército asirio para castigarlos!
Isaías 36:1 muestra que el rey asirio, Senaquerib, “subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó”. La invasión de Senaquerib fue similar a la actual guerra relámpago [tipo blitzkrieg, de los alemanes]; ¡su ejército conquistó 46 ciudades bien defendidas en un año! Él registró sus conquistas en un artefacto conocido hoy como el Prisma de Taylor, que dice: “En cuanto a Ezequías, el judaíta que no se sometió a mi yugo, puse sitio a 46 de sus ciudades fuertemente amuralladas, así como a los innumerables pueblitos en sus inmediaciones, y los tomé arrasando con arietes”. Este documento asirio es paralelo al registro bíblico. También registra algo de la crueldad que los asirios conquistadores infligieron sobre los judíos.
¡Dios prácticamente estaba obligando a los judíos a mirarlo a Él y no a Egipto! Confiar en una alianza física es un terrible error para una nación. Dios dice que lo miren ante todo a Él, todo el tiempo. Luego promete realizar milagros y salvarnos de la catástrofe.
Sé que esta promesa es absolutamente confiable porque conozco a un grupo de personas que confía en Dios y cree en Su Palabra, ¡y veo milagros realizados en sus vidas todo el tiempo! Esta es una verdad que cada persona puede probar por sí misma, pero pocas lo hacen.
Un segundo intento fallido
Después de todas esas conquistas, la única gran ciudad que quedaba en Judá era Jerusalén. Si su ciudad capital caía, toda Judá sería conquistada y controlada por Asiria.
Ezequías entonces hizo un segundo intento desesperado por salvar a Judá. Fue a la estructura más hermosa de la Tierra, el templo de Dios, y lo despojó de oro, plata y otros objetos de valor para dárselos a Senaquerib como tributo (2 Reyes 18:14-16). Él estaba tratando de comprar la protección del rey gentil que amenazaba a Judá.
Senaquerib registró haber recibido este tributo en su inscripción del Toro Alado, un documento antiguo que también demuestra la veracidad de la Biblia.
Este segundo intento desleal también fracasó. Ese pago solo envalentonó a Senaquerib, quien puso su mirada en Jerusalén y envió a su principal general, Rabsaces, para entregar un angustioso mensaje a sus líderes y habitantes. “No os engañe Ezequías”, dijo, “porque no os podrá librar de mi mano [de Senaquerib]. “Y no os haga Ezequías confiar en [el Eterno]...” (versículos 29-30). ¡Este general asirio le dijo a la gente que no confiara en Dios! Dios tomó esto como algo personal.
Senaquerib luego envió una carta a Ezequías, burlándose de Dios y diciendo que Él no podría proteger a Judá.
En este punto, Ezequías finalmente aprendió su lección. Después de que fracasaron sus intentos físicos de tratar con Asiria, Ezequías se dio cuenta de que solo había una fuente en la que realmente podía confiar. ¡Llevó la carta de Senaquerib al templo, la extendió ante Dios (2 Reyes 19:14) y clamó en oración sincera!
Dios respondió a través del profeta Isaías: “Por tanto, así dice [el Eterno] acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice [el Eterno]. Porque yo ampararé esta ciudad, para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo” (versículos 32-34). Dios escuchó la oración del rey e hizo una promesa: ¡ni un solo soldado o flecha entraría en Jerusalén!
El resultado de la fe
Determinado a conquistar, Senaquerib y su ejército de 185.000 hombres marcharon hacia Jerusalén. Acamparon fuera de sus muros y se prepararon para atacar.
El Prisma de Taylor registra lo siguiente: “En cuanto a Ezequías, lo encerré como un ave enjaulado en su ciudad real de Jerusalén”. Nadie podía entrar a la ciudad ni nadie podía salir. El ejército de Senaquerib parecía tener la batalla esencialmente ya ganada. ¡Sin embargo, Dios había hecho una promesa a un hombre que oró en fe por protección!
Este asedio de Jerusalén tiene perplejos a muchos historiadores. Ningún documento histórico registra que Senaquerib haya entrado a Jerusalén. Muchos se preguntan por qué. ¡La verdad es que Senaquerib estaba completamente avergonzado de registrar lo que sucedió! Pero está registrado en la Biblia.
“Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de [el Eterno], y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos” (versículo 35). ¡El ejército más fuerte de la Tierra fue aniquilado de la noche a la mañana! ¡Dios había salvado a Jerusalén y Judá!
Pocos registros históricos sobreviven, pero en el siglo iii a. C., el historiador babilónico Beroso escribió que Senaquerib encontró a sus generales y su ejército “destruidos” por la mano de Dios en las afueras de Jerusalén.
En 1815, Lord Byron, uno de los poetas más grandes del mundo, escribió esto en un poema sobre la derrota:
Y allí yacía el jinete, deformado y pálido,
Con rocío en la frente y herrumbre en su armadura,
Y las tiendas todas silentes, y solos los estandartes,
Las lanzas sin levantar y la trompeta sin tocar.
Y las viudas de Asur con gran voz se lamentan,
Y los ídolos son quebrados en el templo de Baal;
Y el poder del gentil, sin recibir golpe de espada,
¡Se ha derretido como nieve ante la mirada del Eterno!
Este poeta creía lo que la Biblia dice que Dios hizo por Judá. La mayoría de los historiadores y autores seculares hacen a un lado el relato bíblico, rechazando la verdad de que Dios realiza milagros. ¡Pero esta historia del rey Ezequías lo demuestra absolutamente!
Ezequías aprendió una importante lección de la manera difícil: aprendió a confiar en Dios.
Recuerde, los profetas anteriores son profecía para nuestros días. Asiria influye fuertemente en los eventos bíblicos del tiempo del fin. Usted puede comprobar la identidad de la Asiria moderna en su propia Biblia. (Para comprobar qué nación es Asiria hoy, solicite nuestro artículo reimpreso, “The Remarkable Identity of the German People”; La notable identidad del pueblo alemán, disponible en inglés). Dios usará a los asirios modernos para castigar a Su pueblo, tal como lo hizo con Judá en la antigüedad.
Una promesa sólida
Dios nos ordena vivir por toda palabra que sale de Su boca (Deuteronomio 8:3). Casi nadie lo hace. Sin embargo, conozco un pequeño grupo que sí lo hace, y Dios los bendice poderosamente. Dios bendice a cualquiera que viva por cada una de Sus palabras y se esfuerce por obedecerle. Y cuando ven que cometen errores, como lo hizo Ezequías, se arrepienten y se vuelven hacia Él, su Biblia y Sus profecías. Así es como construimos la fe. Si hacemos eso, Dios entonces responderá nuestras preguntas y nos ayudará, a pesar de nuestras debilidades.
La fe viene de leer, estudiar y conocer la Biblia, y luego aplicar lo que dice. Así es como usted construye su fe.
Dios lo creó a usted; creó su mente. ¡Y quiere que usted confíe en Él, que ponga su fe en Su Palabra y que viva por toda palabra Suya! La Biblia es la majestuosa y real Palabra de Dios. Puedo garantizarle que, si camina por su fe y actúa de acuerdo con ella, Dios lo bendecirá y llenará su vida de milagros y bendiciones. ¡Esa es una promesa sólida de Dios! ▪