Reciba nuestro boletín gratis

Joe Biden planea contrataciones masivas

Joe Biden planea contrataciones masivas

La propuesta presupuestaria de Joe Biden pondrá en marcha una de las expansiones más rápidas de la burocracia gubernamental en la historia de Estados Unidos. Añadirá 75.000 empleados no relacionados con la defensa a las nóminas del gobierno en sólo un año. Se trata de un asombroso aumento del 5%.

Cuando el presidente Donald Trump dejó el cargo el 20 de enero de 2021, había 2,2 millones de empleados del poder ejecutivo, excluyendo al personal militar y al Servicio Postal de Estados Unidos. Biden sólo ha añadido unos pocos miles de nuevos empleados hasta ahora, pero planea añadir cerca de 175.000 más antes del final de su mandato.

Estado administrativo: Unos 1.000 empleados no militares ayudaron a George Washington. Un siglo después, unos 40.000 empleados no militares asistieron a Benjamin Harrison. Menos de 50 años después, Franklin Roosevelt engrosó el número de burócratas federales hasta un máximo histórico de 3,5 millones de empleados no militares. En la actualidad, hay unos 2.849.000 empleados federales en 15 departamentos ejecutivos y 438 agencias no militares. Este Estado administrativo en expansión consumirá 6,2 billones de dólares en 2023, casi una cuarta parte de la producción económica de Estados Unidos.

Gobierno en la sombra: los nuevos presidentes suelen nombrar a menos del 1% de los cargos federales. El 99% restante son burócratas de carrera. Por eso, la mayoría de las agencias federales se han convertido en entidades independientes sobre las que los presidentes conservadores tienen un control limitado. El llamado “Estado profundo” opera según su propio rumbo independientemente de quién esté formalmente en el poder.

En Daniel 8:11-12, Dios dice que este Estado profundo es una hueste organizada, o ejército, que da poder a un Antíoco político para echar por tierra la verdad. Para saber más sobre el funcionamiento interno de esta hueste, lea “El imperio mediático de Obama contrataca” y “¿Es real el ‘Estado profundo’?