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Hora de irse

DAVE CHAN/AFP VIA GETTY IMAGES

Hora de irse

¿Qué causó realmente la caída de Justin Trudeau?

Canadá es testigo del final de una era. Justin Trudeau anunció el 6 de enero su intención de renunciar como primer ministro y líder del Partido Liberal tan pronto como el partido elija un nuevo líder. También anunció que hasta el 24 de marzo, el Parlamento canadiense no podrá aprobar leyes, debatir ni celebrar reuniones de comisiones. Lo más importante es que no puede llevar a cabo votos de censura. Probablemente se convoquen elecciones en cuanto se reanude el Parlamento, previsiblemente en abril.

¿Quién reemplazará a Trudeau como líder del Partido Liberal? Los dos principales contendientes son la ex ministra de Finanzas Chrystia Freeland y el ex director del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Mark Carney. Sea quien sea, se enfrentará al olvido en las urnas.




Trudeau llegó al poder con sus “modos soleados”; su campaña carismática y favorable a los medios sociales ocultó sus políticas radicales. Los canadienses querían progresismo. Pero 10 años de los frutos de la agenda comunista de Trudeau han dejado un sabor amargo en la boca de los canadienses. El país ha sufrido daños irreparables. A la salida de Trudeau, la mayor parte de la nación está pensando: Que buena decisión.

Con Trudeau, Canadá sufrió una amarga aflicción: inflación descontrolada, aumento de la pobreza, incremento de la delincuencia violenta, crisis de vivienda, crisis migratoria, consumo desenfrenado de drogas, un ejército en decadencia, una reputación mundial destrozada, un déficit de 62 mil millones de dólares y libertades reducidas.

Sin embargo, durante una década, Trudeau fue invencible. Aunque su gobierno provocó escándalo tras escándalo, nunca rindió cuentas. Durante la pandemia de covid-19, Trudeau gobernó como un monarca. El Convoy de la Libertad fue la protesta popular más grande de la historia, y Trudeau la aplastó con puño autoritario.

Ahora la marea está cambiando. El rumbo de la política canadiense ha cambiado radicalmente en el último año. Aunque el electorado canadiense sigue sin responsabilizar a Trudeau, hay otra fuerza detrás de su salida. Su dimisión está ligada a profecías bíblicas trascendentales.

Una de las tendencias más importantes de 2024 fue el repentino declive de la izquierda radical en Norteamérica. Joe Biden y Justin Trudeau siguieron cursos paralelos. Su caída política comenzó con pocos días de diferencia: El partido de Trudeau perdió las elecciones parciales del 24 de junio en el tradicional bastión liberal de St. Paul, en Toronto, y el desastroso debate de Biden tuvo lugar el 27 de junio.

Ambos hombres eran títeres de Barack Obama. Dependían de él para obtener y mantener el poder. Sus regímenes repetían como loros las políticas del otro y trabajaban en conjunto. Como explica el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en Estados Unidos bajo ataque, Obama encarna el movimiento para raer el nombre de Israel: EE UU y la Mancomunidad Británica. (Para comprobarlo, solicite su propio ejemplar gratuito de Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía.)

El primer punto de inflexión significativo fue cuando Dios empezó a silenciar a Obama. El Sr. Flurry escribió en la Trompeta septiembre de 2024: “El poder de Barack Obama está disminuyendo ante nuestros ojos. (…) Se propuso borrar el nombre de Israel y ahora Dios le está dando una muestra de su propia maldad: Dios está borrando su poder y silenciándolo. (…) Veremos esto aún más claramente en el futuro”.

El destino de Trudeau está ligado al de Obama. El colapso de la campaña de Biden, y después la de Kamala Harris, fueron presagios de la caída de Trudeau.

Tras la derrota en las elecciones parciales del 24 de junio, observe cómo Trudeau perdió el control:

  • Septiembre: Se pierde el bastión liberal de las elecciones parciales de LaSalle-Émard-Verdun (Montreal). El nuevo líder del Partido Demócrata, Jagmeet Singh, pone fin al acuerdo que protege al gobierno de Trudeau de una moción de censura.

  • Octubre: Dos docenas de miembros del caucus liberal se rebelan y envían a Trudeau una carta solicitando su renuncia.

  • Noviembre: El presidente electo Donald Trump amenaza con imponer aranceles del 25% al comercio canadiense.

  • Diciembre: La viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, dimite del gabinete. Los caucus del Atlántico y Quebec piden la renuncia de Trudeau.

El golpe al que Trudeau no pudo sobrevivir fue el regreso de Donald Trump, cuya resurrección política cumple las profecías de Amós 7 y 2 Reyes 14 (explicadas en Estados Unidos bajo ataque). Las amenazas arancelarias de Trump expusieron la debilidad de Trudeau. Sus humillantes publicaciones en las redes sociales sobre la posibilidad de que Canadá se convirtiera en el Estado número 51 derrumbaron cualquier confianza que los partidarios de Trudeau tuvieran en su liderazgo. Al final, fue Donald Trump quien derribó a Justin Trudeau, no los canadienses.

Esto es milagroso. Dios intervino para romper el control de hierro de Trudeau sobre Canadá. La verdad es que Trudeau no está siendo expulsado del poder por los votantes, sino por la mano de Dios.

Trudeau no es un primer ministro normal; es un tirano, un déspota y un traidor. Pero se está posicionando para dejar el trono que él mismo se hizo sin tener que afrontar un ajuste de cuentas. Dimitió en sus términos y se dio tres meses para gobernar Canadá sin supervisión parlamentaria. ¿Esconderá pruebas de delitos graves? ¿Intentará atrincherar su agenda comunista-progresista en el servicio público? ¿Está tramando su propia resurrección política, como lo hizo su padre, Pierre Trudeau, en 1980? Esperemos que la verdad salga a la luz.

La partida de Trudeau es un momento histórico. Marca el posible fin de la infiltración comunista que ha afligido a Canadá durante generaciones, a partir de la elección de Pierre Trudeau en 1968. De los últimos 57 años, Canadá ha sido gobernada por la familia Trudeau durante 25. Ha sido transformada fundamentalmente.

¿Por qué Dios expulsó a Justin Trudeau de su cargo? Este momento es una oportunidad de oro para lograr un cambio real en el país. No es un cambio que provenga de la política, de las elecciones o de la salida de un tirano. El cambio que necesita Canadá es el arrepentimiento hacia Dios.

Es fácil culpar a Trudeau de los problemas de Canadá, y ciertamente es responsable de lo que ha hecho. Pero el problema es mucho más profundo. El peor tirano de Canadá no es Trudeau, sino sus propios pecados.

Fíjese en la evaluación que hace Dios de Canadá hoy en Isaías 1:4-6: “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a [el Eterno], provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”.

Ese es un mensaje difícil de aceptar, pero la partida de Trudeau es una oportunidad para evaluar honestamente nuestras propias vidas. Debemos tener cuidado con la tiranía del pecado. Así como Dios sacó a Trudeau, Él puede eliminar el pecado de nuestras vidas. Al terminar la era Trudeau, podemos iniciar una nueva era de arrepentimiento y fe.

ESTADOS UNIDOS BAJO ATAQUE

La profecía bíblica le ayudará a entender la traición en nuestro país. Gerald Flurry, autor del libro de 2013 Estados Unidos bajo ataque, ha expandido considerablemente el libro a 208 páginas, incluyendo apéndices, un glosario y un índice. El nuevo libro todavía no está disponible en español, pero abajo usted puede solicitar su ejemplar por adelantado. Conforme traducimos cada capítulo, los publicamos en laTrompeta.es. Usted puede encontrar la primera parte aquí. Haga clic aquí y suscríbase para recibir nuestros correos con las traducciones más recientes.