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¿Hay un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí en el horizonte?
Desde su fundación en 1948, la nación de Israel ha permanecido en un estado de guerra casi constante con sus vecinos árabes. Pero pronto, Israel y el líder no oficial del mundo árabe moderado podrían lograr lo que no hace tanto tiempo era impensable: Israel y Arabia Saudí podrían establecer pronto relaciones diplomáticas. Aún más sorprendente es el papel de EE UU en este nuevo avance.
El 9 de marzo, el Wall Street Journal informó que Israel y Arabia Saudí estaban en negociaciones bajo mediación estadounidense. Desde entonces, Israel y EE UU han confirmado que las conversaciones continúan. Un artículo del Wall Street Journal del 9 de agosto afirmaba que EE UU y los saudíes habían acordado un marco para la normalización. EE UU espera que los detalles puedan acordarse en el plazo de un año. Pero ¿qué se está negociando exactamente?
¿‘Acuerdos de Abraham’ adicionales?
En 2020, Israel negoció tratados con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Sudán y Marruecos. Ahora se permiten vuelos desde Tel Aviv a la mayoría de estos países. Israel ha intercambiado embajadores con los EAU y Baréin, y se está preparando un intercambio con Marruecos. Israel quiere que los saudíes se unan a estos Acuerdos de Abraham.
A cambio de normalizar las relaciones con Israel, los saudíes quieren asistencia estadounidense en materia de defensa, incluida la ayuda para construir un programa nuclear civil, compromisos de defensa estadounidenses si Arabia Saudí es atacada por Irán y acceso a armas como los sistemas de defensa antimisiles. Las negociaciones son tanto para un acuerdo EE UU-Arabia Saudí como para un acuerdo Israel-Arabia Saudí.
En muchos sentidos, las relaciones entre Israel y Arabia Saudí ya son prósperas. Israel y Arabia Saudí participan en maniobras militares conjuntas desde 2022. Israel está trabajando en un proyecto comercial para conectar Jordania, Arabia Saudí y los EAU con una autopista. Un representante del ministerio de Asuntos Exteriores de Israel dijo a Al-Monitor que esta vía funcionaría aunque los países no oficializaran sus relaciones. Y los acuerdos de normalización con EAU y Baréin nunca se habrían producido sin el consentimiento saudí. El príncipe heredero saudí (y líder de facto) Mohamed bin Salman permite incluso los vuelos israelíes a través del espacio aéreo saudí a los dos países más pequeños.
La cuestión palestina
El príncipe heredero Mohamed ha dicho que Arabia Saudí no reconocería a Israel sin un acuerdo con los palestinos. Pero según el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, la cuestión palestina no preocupa mucho a los saudíes. “Es una especie de casilla de verificación”, declaró a Bloomberg. “Tienes que marcarla para decir que lo estás haciendo. ¿Es eso lo que se está diciendo en los pasillos? ¿Es eso lo que se dice en las negociaciones discretas? La respuesta es mucho menos de lo que crees” (6 de agosto).
Arabia Saudí nombró recientemente a su primer embajador en Palestina y cónsul general no residente en Jerusalén. Pero los saudíes no pueden esperar que Israel permita que un Estado palestino controle Jerusalén a cambio de la construcción de una embajada saudí en Tel Aviv. Muchos ven a Arabia Saudí como el líder no oficial del “bloque árabe moderado”. Cualquier acuerdo con Israel sin algún tipo de concesión a los palestinos destruiría esta reputación. Cuando el presidente egipcio Anwar Sadat hizo eso en 1978, se convirtió en un paria en el mundo musulmán y acabó siendo asesinado. El consulado de Jerusalén podría ser una medida para guardar las apariencias, señal de que un acuerdo entre Israel y los saudíes está cerca.
En esta coyuntura, en contraste con Irán y otros Estados islámicos, los saudíes parecen menos preocupados de lo que se cree por utilizar a los palestinos como arma contra Israel. Israel tiene mucho más que ofrecer a los saudíes que los palestinos.
Pero según el artículo del Wall Street Journal del 9 de agosto, citando a “funcionarios estadounidenses”, los saudíes exigen concesiones a los palestinos como requisito previo. Esto se debe a que Netanyahu afirma que la cuestión palestina es más bien una “casilla de verificación” que ambas partes deben marcar.
¿Para quién es la casilla? La respuesta puede ser Washington.
La relación de defensa que pide el príncipe heredero Mohamed requiere la implicación del Congreso estadounidense. Ningún acuerdo puede producirse sin la luz verde de al menos dos tercios de los senadores. Y el Partido Demócrata controla actualmente el Senado.
Según “un importante colaborador del Congreso” citado por Haaretz, al príncipe Mohamed “puede que no le importen los palestinos y una solución de dos Estados, pero al Congreso desde luego que sí”. El senador demócrata Chris Van Hollen declaró a Haaretz: “Seguimos oyendo decir al gobierno de Israel que a Mohamed bin Salman no [le importan] los intereses palestinos, pero muchos de nosotros creemos que la paz sostenible a largo plazo sólo puede asegurarse abordando las cuestiones críticas palestinas” (8 de agosto).
El papel de Irán
Mientras tanto, los que actualmente están en el poder en Washington están haciendo todo lo posible para potenciar a Irán, hasta el punto de crear un acuerdo nuclear no oficial que casi garantice que Irán consiga la bomba. Irán es un Estado paria radical que lucha por convertirse en el “rey” de Oriente Medio y del terrorismo islámico. La región no es lo suficientemente grande para el poder tanto iraní como saudí. E Irán nunca transigirá con su objetivo de destruir lo que llama el “pequeño Satán”, el Estado de Israel.
Esta es la razón por la que Israel y Arabia Saudí están alineando repentinamente sus intereses, y por la que los saudíes se están desesperando por tener un programa nuclear propio.
La única razón por la que el príncipe heredero Mohamed está interesado en un programa de energía nuclear es para estar preparado para crear un programa de armas nucleares en caso de que Irán alcance un avance nuclear. También solicitó el sistema de defensa antimisiles Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (thaad, por sus siglas en inglés), que se había desplegado en Arabia Saudí hasta que Joe Biden lo retiró. Israel siempre ha estado aterrorizado por las intenciones iraníes. Las exigencias de los saudíes demuestran que ellos también temen a Irán.
Algunos acontecimientos sugieren que Arabia Saudí se está acercando a Irán. Han acordado reabrir relaciones diplomáticas e incluso han hablado de mejorar los lazos en materia de defensa. Pero las conversaciones con Israel y las peticiones de una alianza con EE UU demuestran que Arabia Saudí no considera a Irán un amigo. Los acercamientos saudíes a Irán deben interpretarse en el contexto de un Estado asustado que intenta aplacar a un enemigo en ascenso.
Esto nos lleva de nuevo a los palestinos. Irán y los palestinos no son dos cuestiones separadas: Están vinculados. El gobierno del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se está desmoronando. El mes pasado, el gobierno de Netanyahu votó para impedir que la AP se desmoronara. A medida que Abbas pierde el control del poder, Irán está llenando el vacío. El subsidiario iraní Hamás controla la Franja de Gaza. Irán también se está haciendo con el control de Cisjordania. En abril, el general iraní Hossein Salami afirmó que las “manos invisibles” de Irán son el salvavidas que permite a los terroristas de Cisjordania acceder a armamento moderno.
Los Acuerdos de Abraham pretendían ayudar a la seguridad de Israel. El acuerdo en proceso entre Israel y Arabia Saudí hace lo contrario. La administración Biden espera que una embajada saudí en Tel Aviv sea suficiente para convencer a Netanyahu de que afloje su control sobre Cisjordania. Si esto sigue adelante, Cisjordania se convertirá en una daga iraní apuntando al corazón de Israel. Esto provocaría la destrucción de Israel más rápidamente de lo que lo harían las armas nucleares.
¿Por qué impulsa esto Estados Unidos?
El gobierno estadounidense se esfuerza por impulsar este tipo de diplomacia. A la gente le cuesta entenderlo. Pero no se trata de incompetencia. Se trata de una agenda.
Como demostró Herbert W. Armstrong en Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, el pueblo estadounidense es en parte descendiente de los antiguos israelitas. Esto significa que EE UU es una nación hermana del Estado judío de Israel. Pero fuerzas espirituales están dividiendo a estos dos hermanos.
Una profecía en 2 Reyes 14:26-27 dice: “Porque [el Eterno] miró la muy amarga aflicción de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; y [el Eterno] no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás”.
El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribe en su folleto El rey del sur: “La Biblia muestra que, antiguamente, Dios levantó el reino de Israel para que Le representara. Satanás atacó a esa nación de todas las maneras que pudo. La historia muestra que, en un momento dado, un enemigo casi la destruyó por completo, pero Dios levantó a un rey humano imperfecto para salvar temporalmente a la nación. (…) Es importante comprender el principio profético de dualidad. La historia se repite hoy. ¿Cuál es el nombre profético de Israel? En nuestros días, se hace hincapié en tres naciones de Israel: EE UU, Gran Bretaña y la nación judía de Oriente Medio”.
Desde su Revolución Islámica en 1979, Irán ha sido enemigo de EE UU y de Israel. No es de extrañar que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quiera “borrar el nombre de Israel de debajo del cielo”. Pero ¿qué hay de EE UU?
El Sr. Flurry continúa: “¿Por qué un presidente estadounidense se aliaría con estos asesinos? ¿Y por qué implementar un acuerdo que prácticamente garantiza que Irán se convierta en una potencia nuclear?”.
“Este pasaje profético de 2 Reyes 14 lo explica. El presidente [Barack] Obama [incluso hoy, a través de la presidencia sustituta de Biden] comparte el objetivo de ‘¡borrar el nombre de Israel’!”.
El tiempo dirá si se llega a un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí. Pero mientras continúan las negociaciones, usted necesita esta perspectiva espiritual. Esté atento a la implicación de EE UU e Irán. Y mientras lo hace, sepa que, aunque se llegue a un acuerdo, éste no garantizará la seguridad nacional de Israel. Por el contrario, Israel está un paso más cerca de que su nombre sea borrado.