Reciba nuestro boletín gratis

Hackers chinos introducen agresivos programas maliciosos en redes estadounidenses

Hackers chinos introducen agresivos programas maliciosos en redes estadounidenses

Según funcionarios estadounidenses citados en un informe del New York Times del 29 de julio. China ha insertado secretamente código informático malicioso en las redes que controlan la red eléctrica, el suministro de agua y las comunicaciones militares de Estados Unidos.

PT Ad_ES

Los hackers chinos utilizan un código denominado “web shell” que puede permitir el acceso remoto a los servidores. Según los analistas, esta estrategia podría permitir interrumpir los despliegues militares estadounidenses y las operaciones de reabastecimiento en el momento que los hackers decidan.

China está firme y decidida a penetrar en nuestros gobiernos, nuestras empresas, nuestras infraestructuras críticas. Al principio, las actividades de ciberoperación de China eran muy ruidosas y rudimentarias. Pero han seguido aportando recursos, sofisticación y números a su estrategia. Así que la sofisticación sigue aumentando.
—George Barnes, subdirector de la Agencia de Seguridad Nacional.

  • Este programa malicioso salió a la luz por primera vez en una investigación de Microsoft del 24 de mayo.

  • Ahora los funcionarios estadounidenses creen que el problema es mucho más amplio de lo que reveló el informe de mayo.

  • Se cree que es capaz de causar estragos en la infraestructura civil.

  • Las autoridades estadounidenses admiten que no están seguras de la propagación del código porque está muy bien oculto.

  • Un funcionario del Congreso calificó el código como de “bomba de relojería” por el riesgo que supone para los propios cimientos de las defensas estadounidenses.

En varias ocasiones, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, ha advertido de los peligros de la dependencia del ejército estadounidense de sistemas informáticos vulnerables al sabotaje enemigo. En un artículo de enero de 1995, citó al analista Joseph de Courcy, calificando esta dependencia como “el talón de Aquiles del mundo occidental”. El Sr. Flurry escribió:

Estados Unidos es la mayor superpotencia que el mundo ha conocido. Pero tenemos un punto muy vulnerable en nuestro ejército: nuestro propio talón de Aquiles. Es tan peligroso que me sorprende que no se le haya dado más publicidad.

El Sr. Flurry dijo que la advertencia de De Courcy sobre esta debilidad le recordaba una profecía bíblica registrada en Ezequiel 7. Los tres primeros versículos del capítulo muestran que Dios se dirige a “la tierra de Israel” en el tiempo del “fin”, lo que significa principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña en la era moderna.

Ezequiel 7 describe un tiempo futuro en el que Dios castigará a estas naciones por sus “abominaciones” y su rechazo de Su ley y autoridad (versículo 8). El versículo 14 describe un aspecto de ese castigo: “Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud”.

El Sr. Flurry dijo que esta “alarmante” Escritura describe una era futura en la que la tecnología militar estadounidense habrá sido comprometida por los adversarios. “Parece que todo el mundo espera que nuestro pueblo vaya a la batalla, ¡pero ocurre la mayor tragedia imaginable!”, escribió el Sr. Flurry. “¡Nadie va a la batalla, aunque se toque la trompeta! ¿Será por culpa de un terrorista informático?”.

En el número de junio de 1999 de la Trompeta [en inglés], el Sr. Flurry examinó de nuevo la peligrosa vulnerabilidad del ejército estadounidense a los ciberataques, escribiendo: “Podríamos perder la próxima guerra antes incluso de empezar…”.

Más información: lea “China ‘hackea’ a EE UU—y ‘nadie va a la batalla”.

ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?